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Barán y Almada: que nadie apague la luz




Adolfo Barán: Deja a Rentistas entre los de arriba tras haberlo clasificado, por primera vez a una Sudamericana


3 enero, 2015
Columnistas

Esta semana se anunció el alejamiento de Rentistas y de River Plate, respectivamente, de los entrenadores Adolfo Barán y Guillermo Almada; seguirán sus carreras, sin dudas, de inmediato o no, pero seguirán en otros equipos, acaso en el exterior.

Guillermo Almada: ¿destino Escocia?

Guillermo Almada: ¿destino Escocia?

Tienen otras cosas en común. Ambos llevaron a copas continentales a un club que nunca había estado y a otro que no las frecuentaba, ambos tuvieron muchos años de continuidad en esos clubes (“muchos años” para este medio; mérito de River Plate y de Rentistas), ambos reiteraron grandes campañas para los objetivos que sus instituciones se habían trazado. Almada todavía más (más años y más objetivos); Barán aún con menos (Rentistas es más modesto que River Plate), pero los dos maximizaron aquella consigna del profesor José Ricardo De León: “lograr más con menos”, porque para el “casi todo” que obtuvieron, contaron con el “casi nada” proverbial del fútbol uruguayo, que es una inmensa paradoja por ser enorme en sí mismo.

Pero quizás lo más exclusivo que comparten ambos es que son dos de los tres últimos epígonos directos -de dirigidos a directores técnicos- del Profe De León, actuando en este Apertura.

Cuando le pregunté a Adolfo Barán por los técnico que tuvo como jugador y más le influyeron, recordó un glorioso Bella Vista de 1986 que dirigió el Profe. Guillermo Almada su llegada a Defensor. Almada además pudo decir -y dijo- “las glorias del club, De León y Julio Pérez, cuando recién llegué”. Barán pudo agregar y agregó: “De León en lo táctico y Menotti en el estilo, que lo tuve en Peñarol”. (¡No tienen escuela!, pobres) Y no les queda otra que decirlo sencillamente, porque es sencilla y claramente parte de sus propias vidas.

Adolfo Barán: Deja a Rentistas entre los de arriba tras haberlo clasificado, por primera vez a una Sudamericana

Adolfo Barán: Deja a Rentistas entre los de arriba tras haberlo clasificado, por primera vez a una Sudamericana

La paradoja abismal del fútbol uruguayo es que juegan grandes equipos de Primera División, entrenados al más alto nivel ecuménico, con jugadores valiosos y cotizados -o a punto de cotizarse- internacionalmente, como los que más, haciendo varios partidos memorables, pero en condiciones de infraestructura, entorno y poder económico que promedialmente se asemejan a las de Segunda o Tercera División del fútbol de algunos otros países mundialistas (y por lo que levantan el promedio Nacional y Peñarol y por lo bastante que se ha mejorado en los últimos tiempos).

La mayoría de nuestros clubes profesionales, por debilidad económica, escasos habitantes del país para su superpoblación de cuadros y de canchas de fútbol, dan, pese al esmero y al decoro de su gente, espectáculos que, en sus marcos, pueden asimilarse a los de Tercera o Cuarta División de otras potencias futbolísticas. Además, casi todos tienen algunas hinchadas tan rompebolas (de sus equipos y de sus instituciones) que dan ventaja para que compitan profesionalmente también clubes que, en cualquier otro medio, serían amateurs, pero en el nuestro sacan partido de la posibilidad de trabajar tranquilos, sin la inestabilidad endémica de los otros.

¿Está mal eso? Creo que en parte no. La cantidad y la calidad, como la amplitud y la profundidad, se generan mutuamente. Estoy convencido de que si en los ’90 se hubieran impuesto, como se pregonaba, las sociedades anónimas y el campeonato realista de seis clubes, no seguiríamos estando en el fútbol del mundo con el nivel competitivo que hemos recuperado y mantenemos.

El sótano y el talud de los que habla Longo (http://www.tenfield.com.uy/2014/12/en-el-talud-o-en-el-sotano/#.VIAG05R5OyE), existen y nos aseguran que la probidad de todos los cuerpos técnicos y de sus planteles de futbolistas, que tal vez mañana serán entrenadores, tienen de dónde venir, por distintas ramas, con más o menos bifurcaciones, desde las primeras décadas del siglo pasado.

Si no nos cercenamos a nosotros mismos, el último cultor del fútbol uruguayo sólo será borrado por el cataclismo universal que termine con la especie humana. Aquí ninguno apaga la luz. Ni siquiera cuando se marchan, por mucho o poco tiempo, los últimos de una de nuestras prosapias importantes y, sin embargo, de algún modo, se quedan. Entre ellos dos y otros varios, han dejado un campeonato uruguayo donde se juega en forma completa, con mayor preocupación por atacar, en todos los equipos, que antes faltaba, comprendiendo por fin que el reglamento cambió y ahora ganar son tres puntos y perder o empatar sólo se diferencia en uno.

Raúl Möller, otra vez con El Tanque Sisley entre los cinco primeros

Raúl Möller, otra vez con El Tanque Sisley entre los cinco primeros, con ambición de volver a clasificar a Copa.

Escuelas de fútbol completo, como la del último Campeón Uruguayo, Danubio, con Leonardo Ramos (Manera y Chiche Sosa, todo espectro), la del brillante Vicecampeón del Apertura, Racing, con Mauricio Larriera (trayendo, desde Pelusso, el linaje floridense que también es del Profe: “lo primero adaptarse al reglamento”, con la convicción del cambio de estrategia radical correspondiente al cambio del reglamento por el valor de los tres puntos).

La solvencia de Álvaro Gutiérrez y su Nacional aplanador, que hizo una diferencia record como Campeón del Apertura.

Entre todos los que apuestan al estilo, Alfredo Arias, el más singular -y acaso de más raro mérito personal- por su trayectoria muchos años al margen de la profesión, en Wanderers.

Pero cada uno de los entrenadores de este fútbol uruguayo que tiene fama en el mundo por marcar muy bien y ahora se preocupa, además, especialmente por el trato de pelota.

A veces con equipos que saben llevarse los tres puntos de contragolpe y con variantes (también defenderse con la pelota), aprovechando todo lo mucho o bastante poco que tienen, sin ansiedad ni presión de sus hinchadas, como por ejemplo El Tanque Sisley, entrenado por el tercer epígono directo del Profe que dirigió en este Apertura. Ahora que se marchan Barán y Almada, el único que ha de seguir en este Campeonato habiendo sido dirigido por el Profe -él en el fantástico Nacional del 78-, el doctor Raúl Möller (y un buen sucedáneo ha demostrado estar siendo Edgardo Arias al frente del Atenas de San Carlos).

Claro que los que compiten son los jugadores, pero lo hacen en equipo. Aunque terminen definiendo El Chino Recoba e Iván Alonso, el equipo se conforma con trabajo y tiempo.