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DUDAS Y CERTEZAS = VAR




El VAR es protagonista de la Copa América.


5 julio, 2019
Columnistas

Jorge Crosa: Columnista

En acuerdo a lo que estamos viendo, los goles que son y no son …

Los fuera de lugar, que son y no son …

Los fouls que son y no son …

El VAR, que es un excelente sistema tecnológico, si no se aplica cuando corresponde es un fraude y una manera de castigar a las cosas que están bien.

Pero es altamente positivo y debió implantarse, como dijimos, mucho antes.

La pantalla y el video muestran aspectos de un fuera de juego, de un penal, de una mano, de un empujón, lo ven una, dos, tres veces, las que quieran, pero detrás de todo ésto, está el hombre …

Unos señores, respetables, no tenemos porqué dudar antes de sentarse a trabajar en el sistema, pero, ¿sabe lo que sucede?

Quedan dudas.

Altas dudas, mi amigo.

Antes esas mismas interrogantes corrían por cuenta de los árbitros y los líneas del juego, ahora se le agregan, entre suspicacias y determinaciones inverosímiles, a los “jurados” del VAR.

Obsérvese que no detallamos a ninguno en particular, porque no corresponde una acusación a vuelo de pàjaro, pero el sembrar dudas de los nacionalidades de quienes están en cancha, de quienes están en el VAR, de las naciones que juegan, de los enfrentamientos y demás, crean un clima áspero y dudoso.

En Europa, ésto no sucede. No hay dudas y si las hubiese, las arreglan de inmediato, no cómo aquí, que todo se prejuzga, todo se discute, todo es un fraude para muchos, según vengan los resultados.

No vimos un reglamento que diga el porqué los que se sientan frente a  los televisores tienen que ser de tal o cual país.

¿ Cual es la reglamentación?

Y lo fundamental: el criterio con el que se designan los jueces del VAR.

¿Porqué?

Las dudas son más que las certezas y en ésto del fútbol y del deporte en general, pero más en una Copa América, se advierte mucho antes y nadie dice nada o se dice pero nadie se entera y eso está pésimo.

¿Cómo es posible que jueces de la categoría de Pitana, hayan recurrido al VAR, una cantidad de oportunidades y Sampaio, por ejemplo ¿ninguna?, ni siquiera ese gesto “cuadrado” (de televisores viejos, claro) para cambiar o certificar una jugada, un gol, un penal, una mano en el área o un patadón cómo hemos visto en varios partidos.

Y no escribimos por los celestes, porque eso ya pasó y nos pasará siempre.

Al entrar a la cancha, “hay peligro de sanción”, sin duda, no sea cosa que se les ocurra ganar a los uruguayos.

Algo similar ocurre con los argentinos, por más que no haya realizado un buen torneo, sino, por el contrario, fueron más las tristezas y el bajón de Messi, que contagió al equipo.

Pero cuando hubo que recurrir al VAR, había que fijarse que jueces estaban mirando la pantalla.

Igualmente pasó con Uruguay.

¿No vimos, claramente, con qué fineza, anularon el golazo de Cavani, a los 58′ minutos?

Bien dicen y avalamos, “hecha la ley, hecha la trampa” …

Como dijimos los europeos, resuelven ésto con clase, con jerarquía y con disciplina y autoridad.

Mal trabajo, afuera. ¿Dudas?, afuera, ¿ Errores?, afuera.

Así llegaron a tener un funcionamiento éste sistema que no deja lugar a dudas y es categórico, porque lo que no fue, no fue y lo que fue, fue …

“El gato no tiene cinco patas …” (aunque en El Quijote decía tres …) pero a los efectos es la misma acción dudosa y sin explicación aparente.

Allá, en Europa, ésto no sucede y por algo será.

Porque hay un verticalidad y un respeto que aquí brilla por su ausencia.

El VAR es necesario. Sirve, es útil, pero bien implentado, con criterio y a conciencia pura.

Hay gente que la está desinflando y de ésa forma, como antes, no se puede jugar.

Acá se ve clarito que hay “hijos … y otros entenados”.

Esto es, hay una grave desigualdad entre personas que deben ser tratadas con los mismos derechos”.

¿Nombres, apellidos?

Claro que los hay, pero el sentido de responsabilidad periodística, no se acusa a nadie con semiplena prueba, pero no es necesario hurgar mucho para darse cuenta de ciertas irregularidades que no se han corregido aún, porque no están en el VAR, justamente.

Hay que avisarles, que hay pozos y son profundos, nomás …

Que no le hagan caso, no quiere decir que no existan las malas conductas y las turbias intenciones que luego se convierten en realidad, en un campo de juego, sin siquiera tener nada que ver los propios actores que son los verdaderos protagonistas.

Esto es, los futbolistas.

“El papel de hombre de bien, es el más fácil de representar” , alguna vez  leyendo años atrás a Molière, nos quedamos para siempre con su sencillez en detectar a una buena persona, a un correcto profesional.

Eso es lo que precisa cualquier actividad.

Y el deporte, que tanto queremos, mucho más.

De allí surge la sintonía del VAR, la tecnología, que también la interpretan los hombres, porque tienen en qué apoyarse y eso vale mucho, si es bien utilizada.

Digo que sí, siempre, al VAR.

 

Pero bien utilizado, con criterio, con imparcialidad, con profesionalismo.

Cosa que, hemos visto, no ha sucedido, en ésta Copa Amèrica.

Creemos haber sido perjudicados, por ejemplo, en el gol de Cavani, a los 58′, para nosotros fue absolutamente lícito.

Los argentinos tienen sus propias quejas.

Entonces, alguien tiene que intervenir o inventar ya que se llegó a éste sistema, a una comisión ad hoc que avale lo hecho en cancha y en el VAR.

Algo así, como un Tribunal Supremo de rápida resolución, como para que no nos queden dudas.

Muchos mirando, estudiando, volviendo atrás en la jugada y resolviendo en consecuencia con la aprobación de una considerable mayoría.

No escribimos de una cámara de diputados o senadores, que quede claro.

Dos o tres árbitros que colaboren con quienen tienen la tarea de observación y  resolución.

Si en Europa no se precisa de éste Tribunal Mayor, es porque es otra cultura.

Aquí lo precisamos, “a cartas vistas”, a errores observados con consecuencias negativas.

Y el VAR, representa justamente lo contrario.

Debe ser lo positivo, la justicia ante el error humano.

Un profesional vale por lo que construye.

Utilicemos la tecnología para el bien, para lo correcto.

El mal y lo incorrecto ya lo conocemos.