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El “Canario”




Gira europea 1972. Manga, Angel Brunel, Eduardo Gerolami, Luis "Canario" Cánepa, Walter Mantegazza, Héctor Santos, Julio César Morales, Julio Montero Castillo, "Tono" Abad, Luis Cubilla, Ildo Maneiro, Víctor Espárrago, Juan Carlos "Palito" Mamelli, Juan Carlos "Cacho" Blanco.


10 agosto, 2018
Columnistas

Cuando se habla de ex jugadores la gente recuerda a las glorias que realizaron.. Pero están los que acompañan en ese proceso al ídolo, para que sus nombres queden en el recuerdo de miles de aficionados del fútbol.

Esos que no brillaron tanto, pero fueron importantes. Los que no hicieron goles, pero pusieron el cuerpo para detener un pelotazo que tenía sabor a gol. Los que están en la fotografía y alguno pregunta ¿quién es el que está al lado de fulano? 

Para ellos, los que siempre estuvieron, los que bajo la sombra de los crack pasaron inadvertidos, pero también hicieron historia, esos que en cada reunión nos acordamos y festejamos riendo sin parar por muchos años… 

Gira europea 1972. Manga, Angel Brunel, Eduardo Gerolami, Luis “Canario” Cánepa, Walter Mantegazza, Héctor Santos, Julio César Morales, Julio Montero Castillo, “Tono” Abad, Luis Cubilla, Ildo Maneiro, Víctor Espárrago, Juan Carlos “Palito” Mamelli, Juan Carlos “Cacho” Blanco.

El “Canario” Luis Cánepa, venía del interior, lateral izquierdo, era zurdo cerrado, pelo lacio, quijada alargada, cuando hablaba con la consonante “S” la estiraba tanto que parecía que era una “Z”. Así que “petizzzzoo”, era muy común sentirlo, ya que era un marcador muy duro para sus rivales, pero lo más interesante eran las prácticas en los Céspedes, donde el “Pulpa” Etchamendi pregonaba que se practica como se juega. Ahí estaban por un lado Oribe Maciel, puntero derecho rapidísimo, y muy habilidoso, tratando de lograr un lugar en aquel Nacional, ganador de todo y plagado de estrellas, era difícil. Por ese lado jugaba Luis Cubilla, un grande en el fútbol mundial.  Sus marcadores habituales eran Juan Martín Mujica o Juan Carlos Blanco, entre esas fieras, alternaba el “Canario” Canepa. Lo más lindo era el vestuario, ¡Che “petizzzoo”! decía Cánepa, no me vayas a driblear seguido y no piques mucho, porque me estoy jugando el puesto para el domingo. -¿y yo?- le respondía Oribe, -¿qué te creés, que juego al colorado al 13, punto y banca?

-Pero esta el “negro” Luis Cubilla, estas jodido “petizzo”… 

-¡y vos tenés a  Mujica o al “Cacho” Blanco, la tenés facilísima jajaja!

Wanderers 1977. Parados: Néstor Montelongo, Julio Acuña, Juan J. Duarte, Mario Santana, Luis “Canario” Cánepa y Walter Vallarino.
Agachados: Richard Forlán, Ángel Castelnoble, Jorge Fanis, Juan F. Muhlethaler y Washington Olivera.

Pero lo de Cánepa no pasaba por ahí, siempre tenía una salida jocosa e inocente, propia de una persona sana sin maldad ninguna. ¡Flor de tipo! Como acostumbramos decir, era de los antiguos románticos, enamorado las 24 horas del día, mujer que pasaba la piropeaba con sus mejores rimas de poeta gaucho… Mientras escribo, me detengo por instantes para recordarlo, sentado a la mesa, que habíamos ido a comer a un restaurante que tenía Luis Cubilla en Avenida Italia y Propios, (actual Batlle y Ordóñez). -“Artimito”- me decía, -después de cenar tengo una minita divina que me viene a buscar, me tiene loco, también es del interior. El otro pantallazo de ese momento era saludándome y saliendo con la chica que antes me había comentado.

Todo esto es una pequeña introducción para entrar a sus anécdotas que para nosotros fueron inolvidables… Son momentos que tuvimos la suerte de compartir, no puedo hacer una historia, porque solamente compartimos un momento en nuestras carreras deportivas, también en nuestras vidas. Ha pasado más de media vida, y seguimos -¿Te acordas del canario Cánepa?-, pero con cariño, como si estuviéramos esperando el  ómnibus c.o.e.t. 330 a Los Céspedes, esperando verlo, estar atentos a sus dichos, reírnos, volver del entrenamiento y sin darnos cuenta ya estábamos en casa contando en reuniones lo feliz que era jugar al fútbol con compañeros como el “Canario” Cánepa… 

……
Grecia, ciudad de Atenas, frente al Partenón, toda la historia griega ante mí, la gran colina, todo el poder de los atenienses, época de guerreros y conquistadores.

Atestado de turistas de todos los rincones del mundo. Ahí estábamos sacándonos fotografías, con las máquinas de la época, el que las sacaba tenía que repartirlas al llegar a Montevideo cuando las revelara. En ese tiempo no sabíamos que era una “selfie”. Teníamos que cuidar mucho nuestras cámaras. Si pedías que te sacaran una foto, te cortaban las cabezas, así que salimos todos sin cabezas, toma arruinada, aunque peor era si te la agarraban sin darte cuenta, la revista Playboy era un cuento de niños…. La sorpresa la llevamos en la casa que revelamos nuestras fotos de viajes, se te caía la cara de vergüenza…

Ahí estábamos, Eduardo Gerolami, gran oportunista de bromas, rápido para darse cuenta de las situaciones, de sobrenombre “Ajo”, porque es blanco como el papel, y el “Canario” Cánepa, en toda su salsa, mujeres hablando en todos los idiomas, saludándonos, el “Canario” y todo su romanticismo en el cenit, veía y observaba sin decir nada, esperando su momento de actuar, homenajear con sus versos a todas las mujeres que pasaban, no entendía nada, no importa, era uruguayo, de raza, no podía dejar pasar esa oportunidad.

De pronto sentimos en el mejor inglés la voz del “Canario” -¿Do you speak English?

La chica le responde en inglés también -Yes! Where are you from?

-Todos atónitos mirando y esperando la respuesta del “Canario”. ¿Habla inglés?, nos preguntábamos, pero solo lo veíamos mover la cabeza con su alargada pera de arriba hacia abajo… Sólo sabía decir esa frase en inglés, la chica -Bye bye, have nice day! ¡De por vida le quedó ese apodo! “Canario” ¿You speak english?.

……

Rentistas 1977. Parado, tercero de derecha a izquierda, Luis “Canario” Cánepa.

Mexico. Gira con Nacional. Cuando llegábamos a los hoteles éramos siempre los mismos compañeros que compartíamos las habitaciones, así que llegando sólo preguntamos el número de las mismas para alojarnos y descansar lo antes posible de largas horas de vuelo, trenes u ómnibus. Recuerdo que jugábamos hasta tres partidos por semana, más los viajes. Una vez llegamos en tren hasta la ciudad de Cáceres en España y nos fuimos directo al campo de juego, los primeros partidos arrancábamos con todo y a medida que pasaban los días el cansancio se acumulaba y nos pasaban por arriba, equipos que siendo inferiores técnicamente, nos ganaban corriendo. Pero la vida del futbolista era así, otros tiempos.

Siempre compartían habitación Eduardo Gerolami y Luis Cánepa. Los técnicos lo hacían adrede porque eso daba para que cambiaran ideas en relación al  juego y se conocieran en sus movimientos dentro del campo de juego. Eran zaguero y lateral, así que siempre uno cubría al otro cuando jugaban.

Distrito Federal, temprano por la mañana, Eduardo pasa por la habitación que compartían el “Peta” Ubiña y Víctor Espárrago acompañados por el mate, fiel compañero en toda la historia. Bajaba a desayunar y sintió frío, le pidió prestada una campera Adidas al “Peta” y antes de bajar vuelve a su habitación a comentarle del frío al “Canario”. Este ya estaba afeitándose de calzoncillos y por el espejo nota que Eduardo traía una hermosa campera, toda su cara blanca por la espuma de afeitar le dice -¡¡Che, bo!!, ¿de donde “zacaste” esa campera?- Ni lerdo ni perezoso, la agarró picando de bolea y le dice -¡De abajo “Canario”! Está la empresa Adidas regalando camperas, zapatos de fútbol, y también zapatillas, mirá que quedan pocos.- ¿Porque no me avisaste antes antes? Boludo!!- Ahí sale Cánepa, desde el decimoquinto piso, a la carrera, limpiándose a medias la cara llena de espuma, con un short mal puesto, descalzo y gritando -¿Ascensor, Ascensor?- Ah, no lo esperó, bajó corriendo descalzo los 15 pisos que lo separaban de sus regalos… Al ver lo que sucedía, Eduardo, pensó -¡¡Pa cuando suba el “canario” me mata!!- y se fue rápido donde estaban Ubiña y Víctor, y les contó lo sucedido por las dudas a la reacción de Cánepa. Al rato se abre el ascensor y sale todo sudado buscando al responsable de su rápida reacción de lateral cuando se le escapa el puntero. -¡Ah estás de vivo “Ajo”! Si en tu primer viaje me haces esto, en el próximo me bajas los pantalones. ¡Mirá que tengo más horas de vuelo que un piloto!

Y seguimos en México D.F. Recuerdo más a Cánepa que los resultados deportivos, y contra quién jugamos. Eduardo Gerolami y su chispa constante, aparte como estaba compartiendo la habitación vivía el día a día junto a Luis. Así que todos los días bajaba pensando en cómo lo podría agarrar para hacer reír un poco y romper el cansancio que traen los viajes, no hay muchas cosas que hacer, así que tiempo para matar el ocio sobraba. Cánepa estaba muy atento así que era difícil tomarlo mal parado, todo había que armarlo y pensarlo bien, porque él sabía que al ser él muy bromista, era también centro de bromas en el plantel. Es normal así que lo tomaba como éramos, cada cual tenía sus puntos débiles que nos podían hacer caer.

Estábamos con”Palito” Mamelli conversando cuando entra a la habitación Eduardo, riendo y diciendo -¡Ya lo tengo, ya lo tengo! -¿Qué tenés?- le preguntamos sorprendidos ante los dichos y de algo que él sabía y nos contaría- ¡Ya se cómo hacer caer a Cánepa! -¿Como?- le preguntamos.  -Lo voy a llamar por teléfono e imito la voz de una mujer mexicana… -¡¡Tas loco!! ¡Eduardo se va a dar cuenta! -Yo sé lo que les digo, anda como loco viendo a las mujeres y no va a prestar atención quien habla ni cómo le habla, le meto el tono mexicano y estoy seguro que lo hago entrar. “Palo” Mamelli y yo nos fuimos a la habitación del “Canario” a ver cómo reaccionaba y con el pretexto de bajar a desayunar juntos entramos. -¡Dale “Canario”! Te esperamos- le decíamos en la puerta de su habitación, -“Zi, zi”- con su arrastrada “S” al responder -Ya voy… Suena el teléfono enseguida, nosotros haciendo el juego para que no sospeche, -No “Canario”, no contestes, mirá que nos vamos, no te esperamos. -¡¡ Boludo!!- le decía el “Palo” -Pará, debe ser el boludo de Eduardo que se olvido de algo… !Hola!- responde, y ya la cara se le transformó.. Su voz igual, había caído en la trampa. Lo conocíamos bien.. igual entramos y seguíamos apurándolo. -Dale “Canario”! -¡¡’Perá, ‘perá!! “Ez” una minita..- nos decía en voz baja y romántica. Su cara lo decía todo, valía más que mil palabras.. -“Zi”,  soy yo- nos cuenta -¡¡dice que estoy “Padre”!! En seguida el “Palo”, rápido, le dice -¡Dirá que sos igual que su padre! ¡Vamos! -Pará, pará, ya voy.-  No pudimos escuchar mucho porque estaba hecho todo un galán.

Bajamos y Eduardo muerto de risa nos cuenta que el “Canario” arregló con la “supuesta periodista mexicana” para encontrarse en la salida del hotel, en la plaza que estaba enfrente. Para tener una idea de donde y cómo estaba ubicado el hotel, era como la plaza Cagancha o de la Libertad y el hotel sería el Lancaster. Nos ubicamos todos en posiciones estratégicas, los balcones atestados de jugadores viendo a nuestro héroe conquistar nuevos horizontes. Salió vestido de ropa informal, gomina en el cabello y todo perfumado, a la carrera porque “habían quedado “ en 15 minutos encontrarse, y estaba saliendo atrasado. Todo esto nos comentaba Gerolami, el inventor y creador de esta escena romántica, que había pasado la voz a todos los jugadores.

Lo veíamos parando todos los autos conducidos por mujeres jóvenes, tratando de reconocer y que lo reconocieran que era Luis el que “está padre” según el lunfardo mexicano. Al rato de no encontrar a su hermosa periodista entró. Nadie le comentó nada sino Eduardo era hombre muerto, de verdad. Manga en su portuñol, le decía -¡Hey “Canário”! ¿Que estava fazendo voçe na praça falando con tudos los carros?- El “Cacho” Blanco -Che “Canario” ¡qué pinta! ¿A dónde vas?- Con mirada de sospechas tratando de adivinar si sabían o no, respondía siempre con evasivas. -¡Estoy cansado de los equipos deportivos, huelen mal ya de tantos viajes!- Un fenómeno, tenía más salidas que un shopping.

……

En giras principalmente en Europa, era muy común, jugar seguido, así los clubes aprovechaban nuestra estadía y jugábamos  todos los torneos de verano que podíamos en diferentes ciudades de España. Nos pagaban muy poco y nosotros queríamos ganar cualquier torneo, porque nos aseguraba venir el próximo año. 

Así que, después de largos trayectos de ómnibus, llegábamos directo a cenar y a dormir, al otro día nos levantamos medio tarde para tratar de recuperar fuerzas y jugar lo mejor posible. En esa época, el tema era recaudar dinero para los sueldos, no sólo los nuestros que siempre andábamos 3 meses atrasados, sino también de los empleados del club. Esa mañana recuerdo que hicimos un estiramiento y una recuperación en el hotel. Al terminar, el profesor Carlos Moreira nos dice -Bueno, tírense a la piscina así relajan un poco los músculos.  El “Canario” rápido le responde -¡Músculo de mierda, la puta que te parió! -¿Qué pasó Luis?- le responde el profesor.  -¿No dijo que lo relajen al músculo profe?- Pero eso fue sólo el comienzo de lo que pasó. El “Canario” se tira a la piscina, como siempre él era nuestro foco de atención, las 24 horas del día, así que lo estábamos mirando, tanto que nos dimos cuenta que ya hacía rato que no salía del fondo. El “Cacho” Blanco dice -Che, hace rato que el “Canario” está en el fondo, sabrá nadar?- Manga se tira y lo saca, el profe en seguida lo masajea junto con el quinesiólogo. Se recupera después de toser unas cuantas veces y arrojar apenas un poco de agua. El profesor le dice -¿Muchacho por qué no dijiste que no sabías nadar? -No “ze” ¿PERO VIO QUE AGUANTE TENGO DEBAJO DEL AGUA PROFE?  ¡¡Si no la gana la empata!! Qué grande “Canario”!!!

……

Turquía, la hermosa ciudad de Estambul, con sus grandes mezquitas, la Azul, también conocida por Sancta Sophia. Antes de conocerla leí su rica historia, durante un tiempo fue catedral católica, Iglesia de la Santa Sabiduría de Dios. Todo se entrelaza, lo Musulmán con lo Cristiano.

El  mercado turco, “El Gran Bazar”, años de historia, los turcos vendiendo hace siglos, pero los uruguayos creemos que la sabemos todas. Empecé comprando unas fantasías con piedras únicas. Cuando me hizo la cuenta se me habían ido unos cuantos dólares, y encima regateaba con un profesional del tema, pero pensé -es  bueno, bonito y barato, las tres “B”, hice negocio.- Cada vez que compraba, el vendedor, que sabía que veníamos con un equipo de fútbol, me sacaba una foto. Un maestro, te sacaba toda la información y luego te vendía el paquete de bijouterie con inventos de todo tipo.

Veo a Oribe Maciel acompañando a Cánepa, ellos igual que yo averiguando precios, -¿How much?- pregunta el “Canario” por una daga hermosa para comer asados.  -Twelve dollars- responde el vendedor. -¡É muito caro!- responde ¡en portugués! y siguió caminando Cánepa. Oribe le dice -¡Bo! “Canario”, no es tan cara. -¿Y yo que sé lo que me dijo este Turco? 

Todavía guardo la daga en mi mesa de luz, para recordar que “confiar es bueno, pero desconfiar es mejor”.

A la semana de llegar a Montevideo, las tres “B” me salieron carísimas, se me cayó la piedra “única” de Turquía, la plata se oxidó, pienso que lo único que habrán quedado son las fotos que el turco me sacaba para recordar al gran boludo comprador “Made In Uruguay”… ¡Como me cagó el turco!, qué fenómeno. Aún conservo la daga en mi mesa de luz. Todas las mañanas, cuando abro el cajón, me recuerda que siempre hay personas más grandes y más pequeñas que tú, como decía Roberto Vicario en sus canciones (Desiderata, su álbum ), y que “confiar es bueno pero desconfiar es mejor” (según mi padre)… 

Uno va recordando diferentes anécdotas, no les pongo ni fecha ni título, vienen a mi memoria y las escribo sin pensar en una cronología de los hechos, sino que salto de una a otra dependiendo de la que recuerdo mejor. Porque la historia del “Canario” Cánepa es paralela al fútbol, son personajes con una inocencia que lo llevaban a ser rápido en respuestas que no sabía y resultaban tan graciosas que quedaron en nuestras vidas cada vez que nos juntamos a revivir nuestros momentos únicos e irrepetibles vividos junto a él. 
Época  de carnaval, su ciudad comienza a sentir el ritmo de las comparsas lubolas, el baile en su máxima expresión carnavalera, sus hermosas mujeres al ritmo desenfrenado, moviendo las caderas, las piernas, los brazos al compás del tambor. Sus ganas de desfilar estaban latentes, siendo un “gurí” andaba como todos viendo y tocando imaginariamente el tambor o el redoblante. El día llego, su sueño se convertía en realidad. Ya vivía en Montevideo, jugaba en Nacional, y de visita a su ciudad natal, lo invitaron a participar en un desfile de “Llamadas”. Pero él, con el temor que lo reconocieran no aceptó, hasta que vio que todos llevaban caretas y trajes para la ocasión. Y se largó a desfilar y tocar el tambor..

Iban por la avenida principal, de pronto todos los espectadores lo saludaban, ¡Vamo’ arriba Luis! ¡Dale “Canario”! ¡Vamo’ arriba el bolso! ¡Fuerza “Canario”, metele a la lonja!, ¡Levantá un centro Luis! Termina el recorrido y le pregunta a su compañero más cercano todo preocupado -¿Cómo me conocieron? Viste que todo el mundo me saludaba. -“Canario”-le responde -¡Si no te pusiste la careta! 

Narración, cuentos, momentos, lo que uno quiera ponerle de título a la lectura. Para nosotros los que vivimos ese momento de la juventud y de sueños que empezábamos a lograr, fue inolvidable. Quiero recordarle alegre, lleno de vida, su inocencia lejana, el latin lover y su constante homenaje a las mujeres del mundo. Al amigo, al compañero, al jugador de fútbol, al que no sabía nadar pero igual se tiraba al agua…

-Hey. ¿You speak english?

-Yes

-¿ummmmmm?