Home   »   Columnistas  »  Pelota al medio

“El Guti” un tipo diferente




La voz de "canariote" de "l Guti" resuena fuerte, ahora desde la línea de cal, en su condición de entrenador de Nacional. En sus tiempos de jugadores, su inteligencia lo llevaba a que ese mismo tono, fuera utilizado con sus compañeros, para organizar el equipo desde su posición de "centrojás" de andar "trotón y de meter talón hacha", según definía Hugo Bagnulo a los jugadores de su estilo, tan característicos -en el pasado- en todos los grandes equipos uruguayos gloriosos.


16 enero, 2015
Columnistas Pelota al medio

La voz de "canariote" de "l Guti" resuena fuerte, ahora desde la línea de cal, en su condición de entrenador de Nacional. En sus tiempos de jugadores, su inteligencia lo llevaba a que ese mismo tono, fuera utilizado con sus compañeros, para organizar el equipo desde su posición de "centrojás" de andar "trotón y de meter talón hacha", según definía Hugo Bagnulo a los jugadores de su estilo, tan característicos -en el pasado- en todos los grandes equipos uruguayos gloriosos.

La voz de “canariote” de “El Guti” resuena fuerte, ahora desde la línea de cal, en su condición de entrenador de Nacional. En sus tiempos de jugador, su inteligencia lo llevaba a que ese mismo tono fuera utilizado con sus compañeros, para organizar el equipo desde la posición de “centrojás” que ocupaba. De andar “lento, trotón y de meter talón y hacha”, según definía Hugo Bagnulo a los jugadores de su estilo, tan característicos -en el pasado- en todos los grandes equipos uruguayos gloriosos, lleva la cancha las enseñanzas adquiridos en un extenso recorrido futbolístico vistiendo de corto, siempre a buen nivel.

El fútbol es lo más parecido a una colmena. En su crisol se funden todo tipo de personalidades cuyo resultado es impredecible. Por ese motivo, Dante Panzeri -uno de los más importantes y profundos periodistas de la Argentina, hoy olvidado- lo definió a la perfección con una frase: “fútbol, el arte del imprevisto”.

Para la casi unanimidad de nuestro ambiente, era totalmente impensado que Álvaro Gutiérrez se convirtiera en el corto lapso de los últimos meses del año pasado y las pocas semanas del presente 2015, en una figura de notoria relevancia, trascendencia y enorme futuro.  Sin embargo, en lo personal y dado el conocimiento que de él tengo, estaba convencido que si la bolilla de la fortuna lo ayudaba en la ruleta de la cancha en los primeros partidos, con viento en la camiseta “El Guti” –como le decía el querido “Pichón” Núñez- podía escribir una historia con final feliz.

Asumió en forma interina la conducción de Nacional después de aquella negra tarde de la lotería de Peñarol, el 27 de abril de 2014. El panorama en el club mostraba las secuelas del derrumbe y la catástrofe. Algo así como si un elefante ingresara a un bazar. Para peor, el panorama inmediato era aún más negro. “El Guti” se prendió al desafío. Los tres triunfos al hilo ante Cerro (3:1), Miramar-Misiones 3:0 y Fénix 4:1-que nadie creía posibles-fueron la primera muestra donde afloró su personalidad. Esos nueve puntos “imposibles” que logró el equipo, permitieron cerrar de forma digna el año. En el segundo lugar de la tabla de posiciones anual, con clasificación asegurada a la Copa Libertadores y por encima de Peñarol. Algo y no pocas cosas, en corto tiempo “El Guti” rescató del naufragio.

Fue entonces que mantuve un diálogo como mi amigo el “Turco” Ache. Lo conozco de los tiempos en que él jugaba muy bien al fútbol, actuando a gran nivel como back derecho o “centrojás”. En aquellos años no pensaba que algún día sería candidato a la Vicepresidencia de la República y que, más tarde, su padre desde el cielo mostraría su felicidad cuando ocupó por primera vez el sillón de Nacional que algún día fue del Dr. José María Delgado. Le hablé de “El Guti” en momentos en que –a pesar de las victorias en serie- algunos dirigentes andaban buscando entrenador para sustituirlo. Apenas me dijo: “Quedate tranquilo…”

El pasado reciente futbolístico es conocido. Si sorprendió a todos con aquellos tres cambios al mismo tiempo, el 11 de noviembre de 2014, en el histórico “clásico” del final ideal para el paladar el hincha tricolor, lo realizado en estos dos primeros partidos del año nuevo, dejó a todos con la boca abierta.

Allí, en el medio de la fila de quienes posaron parados, aparece Álvaro Gutierrez, la tarde inolvidable de 1990, cuando se consagró Campeón Uruguayo con Bella Vista.

Allí, en el medio de la fila de quienes posaron parados, aparece Álvaro Gutierrez, la tarde inolvidable de 1990, cuando se consagró Campeón Uruguayo con Bella Vista.

También es de amplio dominio público su extensa trayectoria como jugador todo terreno, de “garra y corazón”. Un libro de reciente aparición (“Nacional y su cultura”) del joven y talentoso escritor Pablo Cohen que se distribuyó con el diario “El País” y cuya nueva edición es inminente, contiene una entrevista con “El Guti”, que no tiene desperdicios. Su pasado en las canchas lo define perfectamente: “Siempre tuve que luchar contra todo. Desde los juveniles hasta la primera división –expresó-. Pero de no tener lugar en las juveniles de Bella Vista a jugar más de 50 partidos con la selección, cinco o seis Libertadores y tres ediciones de la Copa América, hoy no me puedo quejar. Estuve cinco años en Europa, salí campeón con Bella Vista y Nacional, gané la Copa América y clasifiqué a la UEFA con el Valladolid, que habitualmente peleaba el descenso. Todo lo que soñé, lo logré. Obviamente, como soy bastante objetivo, mi sueño no era jugar en el Real Madrid”.

Le faltó agregar como mérito más que importante, lo ocurrido aquel 23 de julio de 1995, en el Estadio Centenario cuando la multitud presente y los tres millones de compatriotas que seguían por TV, la definición de la Copa América por penales entre Uruguay y Brasil, no entendían la decisión de Héctor Núñez cuando “El Guti” salió de la mitad de la cancha para rematar el cuarto penal. Tulio había marrado el tercero de Brasil.

-“El ‘Pichón’ está loco. Gutiérrez no puede patear el penal”, exclamaron todos. Los narradores se atragantaron al observar la lenta caminata del gigante rubio, de ojos celestes y voz de “canariote” de tierra adentro… Definió en forma impecable. Como si fuera Héctor Scarone que –dicen, aunque no lo tengo confirmado- que nunca erró un penal.

Ramón Martínez, hoy uno de los Gerentes del Real Madrid, pero hincha fanático del Real Valladolid, quién está escribiendo un libro sobre los extranjeros que defendieron a ese club, siempre me comentó que Gutiérrez jugó cuatro temporadas siempre “a tope y titular”, como dicen los españoles de aquellos jugadores imprescindibles.

De 1995, en el comienzo de su etapa española, tengo una anécdota que a “El Guti” lo pinta de cuerpo entero. En aquel tiempo el desarrollo de internet era muy incipiente. Casi desconocido. Una tarde recibí la llamada de “El Guti” en la redacción de “Últimas Noticias”, con un reclamo de su parte: “¿Cuándo van a subir el deportivo a internet? Quiero seguir nuestro fútbol día a día y no encuentro nada para hacerlo”. Confieso que los primero artículos que en nuestro medio se enviaron por internet a las redacciones, se mandaron desde la Copa del Mundo de Francia 1998. “Colgar” los diarios como hoy es normal, común y corriente, parecía entonces un sueño muy difícil de concretar…

Más allá de este ser humano inquieto, de avanzada en la utilización de las herramientas tecnológicas, está el otro “Guti”. El que no duda en afirmar que “contar con un núcleo familiar estable y una educación buena, me hizo trabajar el cerebro”.

Deslumbrado por la capacidad técnica de Juan Ramón Carrasco; criado en un hogar marcado por la política –su padre llegó a la Cámara de Diputados por el departamento de Artigas-, puede resultar increíble para algunos, que este fortachón y grandote ser humano, sea capaz de empuñar una guitarra para animarse a tocar temas como “Stairway To Heaven” de Zeppelin o “Little Wing” de Hendrix, grupo –este último- que prefiere a Paul McCartney porque, dice, “aunque es una bestia le veo pinta de aburrido”.

Lector de Edgard Allan Poe porque sus cuentos son “los que más me abren la cabeza”, tiene entre sus preferidos a “El escarabajo dorado”, aunque leyó tres veces el “Martín Fierro” porque le encanta su estilo y su contenido.  Aunque no lo expresa, pienso que en estos ocho meses y días al frente de Nacional, la explicación del “milagro” que construyó “El Guti” en la familia tricolor, surge y está sustentado en uno de los consejos de Martín Fierro a sus hijos, contenido en el canto XXXII de la segunda parte:

“Los hermanos sean unidos / porque esa es la ley primera / Tengan unión verdadera / en cualquier tiempo que sea / porque si entre ellos pelean / los devoran los de ajuera”.