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En 1967 Nacional se floreó en la Libertadores ante los chilenos, paraguayos y ecuatorianos




El equipo base de Nacional 1967 que armó Scarone. Arriba desde la izquierda, Cincunegui, Mujica, Montero Castillo, "Cococho" Alvarez, Rogelio Domínguez y Manicera. Abajo, en igual sentido, Urruzmendi, Milton Viera, Celio Taveira, Ruben "El Marquéz" Sosa y Julio César Morales


26 enero, 2013
Columnistas Pelota al medio

Dirigido por Roberto Scarone que armó el equipo con Celio, y los argentinos Rogelio Domínguez y Ruben Sosa. Ganaron con claridad en el grupo inicial a los clubes de Chile, Paraguay y Ecuador, clasificando para las semfinales ante Peñarol y Cruzeiro de Belo Horizonte.

El equipo base de Nacional 1967 que armó Scarone. Arriba desde la izquierda, Cincunegui, Mujica, Montero Castillo, “Cococho” Alvarez, Rogelio Domínguez y Manicera. Abajo, en igual sentido, Urruzmendi, Milton Viera, Celio Taveira, Ruben “El Marquéz” Sosa y Julio César Morales

En los primeros días de febrero de 1967 el técnico Roberto Scarone tuvo en sus manos el plantel definitivo. En aquel tiempo el fútbol uruguayo era mucho más serio que el actual. Los grandes jugadores que tenían los clubes “grandes” no se iban al exterior porque en Uruguay se pagaban salarios similares a los de Argentina y Brasil y las transferencias al exterior no eran muy habituales. Entre otras cosas porque España e Italia tenían las fronteras cerradas. Los clubes no podían incorporar jugadores que no fueran italianos. Es decir, que no existía esta locura actual donde al culminar un torneo se inicia un vendaval de rumores sobre pases, idas y venidas de jugadores, todo lo cual culmina con una triste realidad: los futbolistas hoy son golondrinas que emigran, van y vienen, después de cada torneo que dura seis meses. Esto genera la falta de apego e identificación con la camiseta que defienden. A esto se agrega la falta de ídolo propios, del club y de los hinchas que no tienen tiempo para apasionarse por un futbolista. En el pasado –aquel pasado más hermoso que el feo presente–, los jugadores de los clubes “grandes” tenían hinchas propios, situación que se originaba por esa comunión entre el futbolista y la institución a la que defendían durante varios años.

 ROBERTO SCARONE ARMÓ EL NACIONAL 1967 CON DOS ARGENTINOS Y UN BRASILEÑO

 Rogelio Domínguez, Ruben Sosa y Celio Taveira debutaron en los primeros partidos de preparación de 1967. La floja actuación del argentino Eduardo “Pajarito” Curia que no llegó a conformar durante la temporada anterior, confirmó la titularidad inmediata del brasileño en ese puesto de centrodelantero. En cambio, a Domínguez y Sosa les costó más alcanzar la titularidad. El técnico Scarone mantuvo a Roberto Sosa en el arco y al sanducero Jorge Oyarbide como entreala izquierdo. Otro botija veinteañero había debutado con la blusa alba y venía pidiendo cancha en ese puesto: Ildo Maneiro.

         El 22 de febrero de 1967 en Guayaquil debutó Nacional en la Libertares. ¡También en lo deportivo aquellos eran otros tiempos! La superioridad del fútbol uruguayo sobre todos los rivales de América del Sur era notoria, salvo con Argentina y Brasil donde el nivel era parejo. Nacional se despachó con un rotundo 4:1 sobre Emelec. Allí estaba, como titular definitivo en la plaza de back izquierdo, Jorge Manicera. Nacional formó con el equipo base que Scarone venía armando desde el segundo semestre de 1966: Sosa, Manicera y Emilio Alvarez; Cincunegui, Montero Castillo y Mujica; Urruzmedi, Milton Viera, Celio, Oyarbida y Julio César Morales que anotó el primer gol. Luego marcó Celio, Ruben Sosa que entró por Oyarbide en el minuto 42 (se mantenía el reglamento de la Libertadores por el cual si el técnico quería realizar un cambio debía efectuarlo antes que finalizara el primer tiempo) y Urruzmendi cerró la cuenta.

         Para que los jóvenes tengan en cuenta y valoren aquel glorioso pasado de nuestro fútbol, vale la pena repasar los otros jugadores que integraban el plantel de Nacional y que… ¡no tenían puesto! El argentino Domínguez, Jacinto Calleros y Darwin Dalmás en el arco. En defensa Baeza, Ruben Techera, Luis “Chufla” Ramos, Ruiz, Luis Ubiña adquirido a Rampla Jrs. luego de su gran actuación en Inglaterra 1966, Juan Duarte, Carlos Paz, Atilio Ancheta y Juan Carlos Blanco. Y en medio campo y ataque, quedaban sin jugar Espárrago, el argentino Curia, el centrodelantero Juan Maldonado, el brasileño Bitta, Domingo Pérez, Pedro Alvarez, Maneiro, Thelmo Blanco, Filomeno y Héctor Eugui.

         Varios de estos jugadores mencionados actuaron en el Torneo Competencia –primera actividad local del año–, en tanto los que Scarone consideró titulares, lo hicieron en amistosos ante clubes argentinos y en la larga serie de partidos por el grupo 3 de la Libertadores. A este nivel Nacional se paseó gallardamente ante los equipos de Chile, Ecuador y Paraguay. Jugó 12 partidos de los cuales ganó 9, empató 1 ante Universidad Católica en Montevideo y perdió solamente 2 de visita ante Barcelona en Guayaquil y Colo Colo en Santiago. ¿Esta actuación hoy podría ser posible? Porque, entre los triunfos en tierra extranjera se puede destacar el 4:1 sobre Cerro Porteño y el 1:0 sobre Guaraní, ambos en Asunción…

ARRASÓ EN SU GRUPO CLASIFICANDO A SEMIFINALES ANTE PEÑAROL Y CRUZEIRO DE BELO HORIZONTE

         Con esta extensa y exitosa actuación  en su grupo, Nacional clasificó para las semifinales de la Copa Libertadores. Al igual que en la edición anterior, un tercer club se sumó a esta definición. En 1966 la plaza la ocupó Universidad Católica. Un año después, en esa edición de 1967, nada menos que el poderoso Cruzeiro de Brasil, iba a terciar ante los dos clubes “grandes” de Uruguay para llegar a la final del torneo. El Cruzeiro de Raúl Plassman en el arco y figuras de la talla de Wilson Piazza, Natal, Tostao, Dirceu López y la conducción técnica de Aimoré Moreira, hermano de Zezé, aquel que dirigió a Nacional en 1963/64.

         Al llegar junio de 1967, mes de disputa de las semifinales, el técnico Scarone apenas había movido alguna pieza del equipo base definido al comienzo de la temporada. Rogelio Domínguez se adueñó del arco; Luis Ubiña desplazó a Cincunegui de la titularidad en el puesto de half derecho y adelante el argentino Ruben Sosa y Espárrago alternaban en la posición de No. 10 quedando marginado el sanducero Oyarbide.

         Lo acaecido en los cuatro partidos que cada club disputó por las semifinales B (la otra, la llave A, la integraron Racing y River Plate de Argentina, Universitario de Perú y Colo Colo de Chile), es muy difícil de encontrar debido a una huelga de diarios que se extendió por más de un mes. Quien esto escribe trabajaba en el matutino “El Debate” y la paralización determinó que tampoco se pudiera utilizar el libre acceso que los periodistas teníamos para entrar al Estadio Centenario. El primer clásico lo observé junto a mi padre desde el talud Ámsterdam. Tenía una capacidad de 7.000 personas que observaban el partido de pie. Del segundo y de los partidos de los dos “grandes” ante el Cruzeiro –también con mi viejo–, fui testigo desde el segundo tramo de la Tribuna Colombes.

         ¿No habría dos sin tres o la tercera sería la vencida para Nacional? Desde la creación de la Copa Libertadores de América en 1960, Peñarol había participado en siete ediciones. Nacional, por su condición de Campeón de la temporada anterior, representó a Uruguay solo en 1964. Esta de 1967 era la segunda intervención de los albos en el certamen. El segundo intento por llegar a los triunfos que Peñarol había alcanzado en la Libertadores. Este torneo, a esta altura de su existencia, acaparaba totalmente la atracción de los aficionados de América del Sur, dejando atrás el escepticismo que en un principio se adueñó de la afición en Argentina y Brasil sobre el futuro del torneo.

Los “grandes” del fútbol uruguayo se enfrentaron por primera vez en la Libertadores en la edición de 1962. Peñarol campeón de la Copa en 1961 esperó a Nacional en semifinales. En tercer partido y por goal-average, los aurinegros clasificaron a la final que perdieron ante Santos.

Al modificarse la clasificación para la Libertadores de 1966, ingresando los campeones y vice de cada país, en ese año los “grandes” de nuestro fútbol arrancaron enfrentándose desde la zona de grupos. Fueron cuatro clásicos en total, alcanzando Peñarol nuevamente la final al vencer en el grupo que los dos clubes uruguayos compartieron la Universidad Católica.

De los siete partidos que habían disputado por la Libertadores, Peñarol había conseguido 4 triunfos, Nacional solo 2 y el restante partido –el de la definición de las semifinales de 1962–, culminó empatado. ¿Qué ocurriría ahora? Por ese motivo lo del dos sin tres o la tercera sería la vencida…