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Consideraciones previas: En lugar de fútbol, Uruguay debe llevar a Brasil a jugar un partido de ping pong




Hinchas brasileños con la bandera que muestra a su gran ídolo Pelé.


23 marzo, 2017
Sin Categoría

Hinchas brasileños con la bandera que muestra a su gran ídolo Pelé.

Hinchas brasileños con la bandera que muestra a su gran ídolo Pelé.

Escribe Atilio Garrido / Fotografía Fernando González

Todas las entradas están vendidas. ¡Qué hermoso es observar las tribunas del estadio Centenario como antes! Cómo cuando era botija y veníamos juntos con los muchachos del barrio, mezclados los hinchas de Nacional y Peñarol a presenciar el clásico! ¡Qué tiempos aquellos cuando el parcial de uno de los grandes que recibía un gol, se mordía de rabia mientras a su lado los fanáticos del otro festejaban el gol! Claro, en aquel entonces los policías estaban dentro de las tribunas, sentados al lado tuyo y… ¡guay! De hacerte el loco. Se paraba el agente del orden –como se le llamaba entonces-, te miraba fijo y te hacías pipi encima… Viendo este espectáculo uno se pregunta: ¿cómo es posible que juega Uruguay y la gente recupera el viejo espíritu de sociedad solidaria, donde el disenso no era sinónimo de enemistad, de violencia, de querer matar al otro porque piensa distinto. ¿Y cómo justificamos la instalación de cámaras de reconocimiento facial, innecesarias, cuando el público es civilizado. En fin…

Uruguay sin Luis Suárez y con Edinson Cavani en su lugar en la cancha, de No. 9, acompañado por Diego Rolan. Se trata de una fórmula nueva. ¿Veremos qué ocurre? ¿Le llegará la pelota a Cavani como cuando él, con Suárez en la cancha, es el encargado de traerla desde atrás? Uruguay sin Muslera y con Martín Silva en su lugar. A mi juicio gana en seguridad el arco oriental, no sólo por la solvencia técnica del jugador titular indiscutido desde hace años de Vasco da Gama. También porque los brasileños lo conocen y saben muy bien que es difícil vencerlo.

Brasil sin Douglas Costa y Gabriel Jesús. Y con jugadores como William, Thiago Silva y Felipe Luis en el banco de suplentes. Claro que su gran estrella –Neymar-, similar a nuestro Luis Suárez, estará presente en la cancha, jugando en el ataque junto a Firmino que ingresa por Gabriel Jesús.

En el comentario “colgado” anteriormente se referí a los puntos que a cada país, de los que tienen aún vida en las eliminatorias, les falta para llegar a las anheladas 28 unidades con las que se sella el pasaporte para Rusia 2018.

En función de eso, en lo personal firmo el empate antes de empezar. El objetivo, cuando se entra en las instancias decisivas de este tipo de torneos clasificatorios, es sumar puntos. Uruguay, por primera vez desde que se disputan las eliminatorias en régimen de todos contra todos, llega una vez más con la máquina de calcular en la mano, pero con una gran diferencia con respecto al pasado. ¡Depende de sí mismo! No tiene necesidad –por ahora- de pensar en los resultados de los países que están encima, adelante. Para que esto siga ocurriendo es necesario asegurar el cero en el arco propio.

La fórmula parece clara. Jugar de visitante en el estadio Centenario. Entregarla la pelota a Brasil, apretando bien las líneas para que el equipo no adquiera en la cancha la forma de un chorizo. Es decir, largo, estirado. El equipo celeste esta noche, más que nunca, tiene que ser compacto. Con la última línea y la de volante bien juntas, de modo que la primera cubra las espaldas de la segunda. Así se logrará controlar a Neymar en su zona de gestación. Los laterales deben estar muy firmes en la marca. ¿Podrá Maximiliano Pereira desplegar una actuación segura? Hace varios partidos que viene dejando dudas. ¿Podrá Gastón Silva controlar su zona, sin trepar por su lateral hacia la ofensiva? Es necesario que así ocurra.

La gran incógnita es ¿qué hará Brasil ante un planteo súper defensivo de Uruguay? ¿Buscará la victoria arriesgándose a sabiendas de que puede morir de contragolpe? ¿O se limitará a jugar un partido de ping pon, con la pelota de fútbol que vaya de un campo a otro, pero sin llegar a los arcos.

Si, en cambio, Uruguay logra ese objetivo de no exhibir fisuras en su defensa, y Brasil entra en la trampa de querer ganar el partido y va una y otra vez a estrellarse contra ese bloque compacto defensivo, la puerta del contragolpe veloz y letal puede abrirse en cualquier momento, para intentar el resultado óptimo. ¡Ganarle a Brasil!

La cancha, una vez más, dará su veredicto final. Si los dos equipos piensan en el objetivo que buscan, en el fútbol-resultado que es lo único que hoy vale, de pronto los dos países se van contentos del estadio Centenario. ¡Con un empate!