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Albermager, de Nigeria a la Pizzería




Fernando Albermarger (39 años), ex Peñarol (Campeón Uruguayo '99), y mundialista con la Celeste Sub 20 en Nigeria en el 2000, a la nueva etepa en su vida con más de una década en la Pizzería Venecia.


23 marzo, 2018
¡Qué jugador!

Fernando Albermager, 39 años, de la pelota a la Pizzería Venecia, Campeón Uruguayo ’99 con Peñarol, ascendido por Julio Ribas, Seleccionado Celeste en Sub 17 y Sub 20, mundialista en Nigeria ‘99 con Víctor Púa, de la esperanza en su carrera con más de una década en los aurinegros, de volante a lateral derecho –también por izquierda- al trabajo y la alegría de su nueva vida como en la imagen de Tenfield.com, amasando en la Pizzería Venecia. Cerró su carrera a los 26 años con el recuerdo de aquella Selección junto a Diego Forlán y Javier Chevantón, entre otros; Bengoechea y Tony Pacheco en el carbonero. “Estoy agradecido, no viví de lo que pude haber hecho. En el fútbol vivís en una burbuja… Trabajando, entré en la realidad. En la Sub 20 estaba el boom de Malasia (’97), equipo espectáculo, nosotros éramos todo humildad”. El carbonero, la máquina del Clausura ’99 y el presente. “Estoy contento porque Peñarol está organizado, con referentes para los gurises. Veo con miedo ese bombo de la sexta… la Libertadores no es fácil. Si le cuesta ir a las canchas chicas…”. Hoy juega en un equipo de la Liga Montevideo, mayores de 33 años, cuyo nombre no pasa inadvertido: “amigos de Zidane…”.

Fernando Albermarger (39 años), ex Peñarol (Campeón Uruguayo ’99), y mundialista con la Celeste Sub 20 en Nigeria en el 2000, en pleno trabajo amasando en la Pizzería Venecia.

“Hace once años trabajo en la Pizzería Venecia” (la de Hugo Pratto y Acevedo Díaz) y aprendí. Antes también en la sanitaria, pasé por lo textil, fui jugador desde el 2000 a 2003 trabajando. En la B había que pelear por ganar y el malo era yo. Me desgastaba. Jugué en Sud América, Salto Uruguay, Basañez. A los 26 años decidí el final” describe Fernando Albermager, el “Mono” en tiempos de jugador, hoy con las manos en la masa, dedicado a su actividad laboral y con la pelota siempre en el corazón.

.-A la distancia, ¿qué te dejó tu carrera?

-“Haber conocido mucha gente, no amigos porque el fútbol no te los deja. Me pasa de encontrarme con jugadores, que hablen bien de uno y eso no me lo quita nadie porque si bien no llegó a la relación de amistad, el recuerdo perdura. Pasas de un club a otro y no te afianzas. No me costó adaptarme a la gastonomía. Siempre me gustó hablar, el contacto con la gente y lo asumí en forma natural. Hoy es distinto, en todo sentido”.

“TRABAJANDO ENTRÉ EN LA REALIDAD”

¿En la repercusión?

“El reconocimiento es desmedido sobre lo que un jugador juega. Un botija lo hace bien tres partidos y se le valora en forma excesiva. Lo económico es parte de eso. Es otro mundo. Trabajando, entré en la realidad. En el fútbol vivís en una burbuja… Al jugador le cuesta dar ese paso. Ésto es hasta determinada edad. Hoy si un jugador de 22 años no se afirmó es bravísimo. Lo que más les cuesta es la vida del futbolista, el status, que te mande alguien, el ego es difícil”.

-¿Cómo fue adaptarte a la nueva vida y al ámbito laboral?

-“Aprendí de los dueños. Hoy están en los hijos. Me ayudaron mucho. No había pensado entrar en el rubro de la gastromonía. Hice changas y en ésta oportunidad me fui afirmado. Me llegaron propuestas de jugar en la B pero pensé en el balance,, la estabilidad y no ir a ver qué pasaba”.

Albermager del otro lado del mostrador…

¿Volver no te pasó por la cabeza?

-“No, para nada,  en 2007 en la Liga interna de Colonia, me ofrecieron cobrar por partido. Admiro al fútbol uruguayo, hoy en la B es diferente, hay prolijidad, se cobra una plata mínima, pero existe otra organización. Claro, pensas ¿como haces para vivir’. Tengo dos pibes que juegan en Danubio, goleros y los zapatos te salen cinco mil pesos”.

-¿Como ex futbolista que te quedó grabado?

-“Estoy agradecido , no viví de lo que pude haber hecho. Tuve la suerte de compartir con determinadas personas. A los gurises los preparan para el éxito y el fracaso es del 99%”.

-Julio Ribas te ascendió en el ’99 al plantel que ganó el Campeonato Uruguayo. ¿Qué te viene de aquel momento?

-“No subimos porque veníamos de la Selección. Fuimos a una práctica y el técnico de tercera nos dijo que primera necesitaba jugadores. Lo hicimos con Bizera y Carreño (Fernando). Entramos con un ritmo bárbaro. Ribas nos vio y nos ascendió. Al otro día a firmar contrato. Fue muy bueno. El equipo en el Clausura ’99 fue una máquina. Era un plantel de gran nivel, después muchos se fueron. En el 2000 pensé en buscar una posibilidad en otro lado, jugar a préstamo. No se dio y no me reprocho nada porque a veces uno se confía, se deja estar. A nivel humano, fue tremendo. De primer nivel y experiencia. Bengoechea, Tony (Pacheco) con quien hoy tengo contacto, increíble”.

-Jugaste en la Selección Sub 17, Sub 20, Sudamericano y mundial con algunos jugadores que luego se consagraron. ¿Seguis en contacto?

-“En ese grupo Sub 20 había mucho trabajo. Logramos objetivos a través de  la lucha. Juveniles de ese tiempo y fenómenos como Diego Forlán, Javier Chevantón, Fabián Carini, Macaluso también. Fuimos segundos en el Sudamericano y cuartos en el Mundial. La Selección de Malasia, generación anterior (’97, Uruguay vicecampeón del mundial)  jugaba fútbol de espectáculo. Nosotros eramos todo humildad. Un grupo divino. Resalto eso. A veces intercambio mensajes vía whatsapp con Forlán en el saludo normal y que mis hijos vean eso está buenísimo, porque habla de lo humano, éramos todos iguales. Son las cosas buenas que me quedaron. Era otro momento, el boom de las Selecciones juveniles”.

“SIENTO AGRADECIMIENTO POR VÍCTOR PÚA, EL PROFE FRANCO y JULIO RIBAS”

-¿Los entrenadores?

-“Pienso lo mejor  tanto de Púa (Víctor) como también  Profe Franco (Jorge). A veces uno podía pensar éste Víctor como rompe… Eso pasa y uno se siente agradecido. Lo mismo como Julio Ribas, un tipo trabajador en la cancha, humilde, no se le dio la dimensión, no te digo del reconocimiento, me refiero a la libertad. Hoy es tan distinto, organizado. En ese sentido, en aquel entonces Peñarol era un cuadro de barrio con nombre”.

Fernando Albermager, del recuerdo al presente.

-¿En la actualidad tiene otra estructura que antes no existía?

-“Claro, es diferente. Estoy contento porque a Peñarol está organizado, con más apoyo a los jugadores, quieren hacer las  cosas bien. Tiene referentes para los gurises. El cambio de Presidente le hizo bien”.

-¿Te prendes al debate del fútbol con la gente o lo seguis a la distancia?.

-“Antes se mamaba más el fútbol. Hoy miran el estrellato, a Messi, los zapatos. No ven el juego. Todos piensan en llegar y las frustraciones se notan, si la sociedad está mal…”.

-Fuiste lateral y volante en primera.

-“En juveniles jugaba de volante. Llegamos a la Selección y fui un lateral derecho fuerte  con subida. Llegué a primera y en el puesto del mediocampo lo hacían Giacomazzi, Cancela… También de lateral izquierdo. Había que jugar”.

“VEO CON MIEDO ESE BOMBO DE LA SEXTA… LA LIBERTADORES ES DIFÍCIL”

¿Qué pensas de Peñarol en el Campeonato Uruguayo y la Copa?

-“Veo con miedo ese bombo de la sexta… La Libertadores es difícil. Si a Peñarol le cuesta ir a la cancha de Cerro jugar contra San Pablo… por ejemplo, imaginate…  No es solo enfrentar a once, es a una institución el poderío. Todo lo que hay detrás pesa…”.

-¿Cómo fue tu historia en el club?

-“Fueron doce años en Peñarol. Me llevó Jorge González, hoy Captador de Danubio. También Di Cono en Sub 17. Luego pasé a Sud América 2003, Salto 2004, Basañez 2005 y llegó el final”.

Fernando Albermarger, el “Mono” en la cancha, de los aurinegros a la Celeste. Hoy comparte la gran pasión con amigos y disfruta: “Juego en la Liga Montevideo en un equipo de mayores de 33 años, se llama amigos de Zidane… Que responsabilidad nos pusimos…”.

Fernando Albermager a los 39 años trabajando en la Pizzería Venecia, la vida después del fútbol.


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