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Gracias al jugador de fútbol




Leonardo Ramos, entrenador de Peñarol.


14 abril, 2017
Columnistas

El fútbol ha parado guerras mundiales  y civiles.

La primera de ellas fue el 25 de diciembre de 1914 en la Primera guerra mundial. En un acontecimiento que pasaría a la historia como “La tregua de navidad”, soldados alemanes enfrentaron a los aliados haciendo un alto en la confrontación mundial para jugar un partido de fútbol entre ellos y ante la paz que significaba la fecha mencionada, enemigos  en dicha guerra. Por lo menos durante esa tregua se olvidaron de la crudeza y del sufrimiento que padecían, incluso hay cartas que testimonian que el resultado fue 3 a 2 a favor de Alemania.

Ese primer ejemplo fue entre propios soldados.

Pero el segundo ejemplo, es de 1969.

El Santos F.C  de Brasil tenia a Pelé y que era por lejos el mejor jugador del mundo. Nadie quería perder de verlo en acción. En una de las tantas giras del famoso equipo brasilero, realizó una extensa;  en ese año. Donde incluía África.

Nigeria estaba en Guerra Civil. Una de las cruentas Guerras civiles de la historia donde se estima en el periodo de 3 años que dura la misma (1967-70) murieron entre 1 y 3 millones de personas.

Pero el milagro ocurrió en el  año de 1969 (26 de enero)  cuando las partes enfrentadas hicieron una pausa a lo sangriento, de 72  horas, para ver jugar al “Rey o Perla negra” y su equipo con un seleccionado  Nigeriano. Fueron tan solo 72 horas  de pausa  a una crueldad entre hermanos.

Guilherme Nascimento, historiador del Santos, recordaría: “Tan importante era la visita  de Pelé, que en menos de diez días, el club logró detener el conflicto entre la República del Congo y la República Democrática del Congo y de la guerra del Biafra en Nigeria”.

Lo que los Diplomáticos no habían podido lograr a pesar de muchos esfuerzos lo lograron los jugadores de fútbol.

Este segundo ejemplo es ya con propios jugadores, realizando un acto majestuoso.

Leonardo Ramos, entrenador de Peñarol.

Leonardo Ramos, entrenador de Peñarol.

El día  del enfrentamiento  entre  Peñarol y Palmeiras  por Copa Libertadores, ocurrió un episodio que ataca directamente a los jugadores de fútbol y roza a un entrenador.

Los jugadores de Peñarol no brindaron declaraciones, previo al partido y el entrenador tampoco.

El ganador del Iris como mejor relator, Alberto Sonsol  dijo  textual durante la trasmisión: “No quiere hablar nadie. No nos vamos a arrastrar para hablar con un jugador de fútbol. Es un lema que tengo”, demostrando una profunda molestia.

Y culminó diciendo “los jugadores se creen que son las estrellas de Hollywood”.

La figura del jugador de fútbol, sin nombre propio, es sin dudas el nervio motor de la maquinaria del fútbol, y donde todo lo que rodea desde fuera de la cancha es una industria sin chimeneas.

No escribo de ningún nombre en particular, si lo que representa el jugador para el fútbol. Y gracias a  él hay fútbol.

No son de Hollywood pero si son las estrellas del fútbol y como tal hay que ser agradecidos que por ellos un país se sacude, festeja, vibra, sueña; ante un partido.

Creo que utilizar en forma despreciativa…….”no nos vamos arrastrar para hablar con un jugador de fútbol”, no es lo correcto ni forma parte de un agradecimiento donde  otros que no son futbolistas edifican carreras y futuros venturosos en forma honesta y bien ganados; pero el origen de los que les va bien con sus carreras desde fuera de la cancha es por estar dentro de un deporte donde, la estrella es EL JUGADOR DE FÚTBOL.

Por un jugador de fútbol se sale a manifestar ante algún triunfo por las calles de Uruguay, por un jugador de fútbol se identifican los niños en su ilusión, por un jugador de fútbol hasta los políticos mas encumbrados reciben a delegaciones cuando es de triunfo el acontecimiento, por un jugador de fútbol se “para” un país.

El periodismo es algo muy serio porque informa e influye con una población o parte de ella y como tal, HAY QUE RESPETAR LA PROFESION, no destratarla y viceversa.

Nosotros como Asociación de Entrenadores de fútbol y como ex futbolistas, estamos agradecidos a los jugadores  actuales, TODOS, porque son la maquinaria que mueve a sus seguidores y a los que honestamente tienen su profesión gracias al jugador de fútbol.

Supongo que la Mutual Uruguaya de jugadores de fútbol pensará lo mismo.

Nadie es más que nadie, ni menos tampoco.

En el fútbol nadie está por encima del jugador, en este deporte y como escalafón por su existencia; y a ellos debemos estar agradecidos, ya que muchos edifican merecida y honestamente sus vidas gracias al jugador de fútbol; mientras que el propio artista pasa penurias, en su gran mayoría.

Muchos pueden asegurar sus vidas y la de sus hijos gracias al jugador de fútbol, aun sin importar si el jugador pasa inconvenientes de carácter económico, por mantener sus carreras.

No todos son Suarez o Cavani, que bien merecido lo tienen. Hay una infinidad de jugadores que luchan por llevar su sentimiento de jugar acompasado a su bienestar familiar.

También Leonardo Ramos “cayó en el juzgamiento” de que cuando está en “equipo chico” (según palabras manifestadas) da notas y ahora, no.

Muchas son las circunstancias por las cuales se está a mil pulsaciones, requiriendo concentración antes de un partido y el resguardo, es importante.

Si el dar notas tuviera un “cachet”, otro seria el cantar.

Todos nos refugiamos en todos. Todos los que estamos dentro del fútbol, debemos respetarnos. Porque nos necesitamos todos.

Pero se debería respetar los momentos.

Gracias al jugador de fútbol hay fútbol, entonces; gracias a ellos.

A la figura del jugador de fútbol, sin nombre propio.