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JR Faccio, historia pura del fútbol…




Juan Ricardo Faccio, hoy a los 82 años historia pura del fútbol.


10 mayo, 2019
¡Qué Personaje!

Juan Ricardo Faccio de la historia al presente en el túnel del tiempo. A los 82 años comparte la sabiduría que forjó desde  adentro de la cancha a la intimidad de los héroes. Su padre en la leyenda Nacional, Ricardo “Corazón de León” Faccio, primer capitán del Quinquenio, criado en el Parque Central, al mundo de la pelota como futbolista y entrenador. Su herencia tricolor con los años de socio como su edad y la gran oportunidad que lo sorprendió de dirigir a Peñarol en 1972, los entretelones, del hombre que quedó marcado por el arribo de Fernando Morena a quien había dirigido en River Plate “El Parque Saroldi es la eterna primavera. Morena cultiva mi religión que es la gratitud. Fue tan grande que opacó a otros que aporté como Olivera, Jiménez, Unánue”. Hoy es socio Honorario de los aurinegros. “En la sede de Peñarol les dije a los dirigentes que tenía 32 años de socio de Nacional y no me iba a borrar. Cataldi me respondió: ‘¿quién te dice que te borres?’ Después en Nacional, Miguel Restuccia, el Presidente, me preguntó si me iba a borrar: le dije ‘de Peñarol solo me borra la muerte”. Los jugadores que marcaron  la distinción a Schiaffino, Tito Goncalves “el más importante de todos”, Anibal Paz “el mejor arquero del mundo”. Dirigió a los dos grandes, en México donde dejó huella, a la Selección de El Salvador  y a la Selección de la Liga Universitaria con la Medalla de Plata en Kobe, Japón, junto al Presidente de la delegación: el Dr. Tabaré Vázquez, Presidente de la República. El clásico de siempre y el sentimiento del DT: “Para ustedes es la fiesta del fútbol uruguayo, para los entrenadores te abre la puerta del cielo como el infierno al sepulcro. Es el fusible. Peñarol va a sentir lo de la Copa, el desgaste físico y mental. También lo va a enfocar en el partido y el Apertura. Nacional es un equipo en formación”. ¡Qué personaje!

Juan Ricardo Faccio, hoy a los 82 años, historia pura del fútbol.

Juan Ricardo Faccio es historia pura del fútbol. Le brota en alma. A los 82 años con el sentimiento inalterable que heredó de su familia. Su padre, Ricardo “Corazon de León” Faccio, capitán en el Quinquenio de Nacional,  del Internazionale de Milán y la Selección Italiana; con toda la Flor y Nata, su tío Roberto Porta, otro histórico de la leyenda tricolor. El túnel del tiempo del ex futbolista a entrenador y a compartir su sabiduría, desde adentro al público, en los medios periodísticos.

“Estoy al firme en Sin Límite por VTV. Voy los viernes y me siento de la mejor manera. Después de tantos años y habiendo recorrido el mundo, no es para menos. Dirigí a la Selección Universitaria en Kobe, Japón. Ganamos la Medalla de Plata. Perdimos la final. ¿Sabes quién era el Presidente de la delegación? El Dr. Tabaré Vázquez, el Presidente  de la República”.

-Las vueltas de la vida…

-“Claro, gran recuerdo.  Nos ponían un remise, al Presidente y al coach. El técnico a la par del Presidente. En el Hotel estábamos juntos, Tabaré en una habitación y yo en otra. Compartíamos el café. Lo veo en La Española y nos saludamos con afecto”.

-¿Cómo nació su recorrido en el fútbol, de jugador?

-“Fue en la cuarta división de Nacional. Jugaba con Chongo Escalada, Ciengramos Rodríguez, Chueco Núñez, el Rata Núñez. No había quinta. Era entre 14 y 18 años. Luego fui a préstamo a Fénix y a River Plate donde me sentí cómodo. Mis mejores años fueron en Canillitas con Pulpa Etchamendi (Washington) entrenador. Jugué en Selección de la B donde estaban Lito Silva, Mangini. Hubo partidos en Argentina, por todos lados. Era delantero, entusiasta y meritorio… River Plate, Bella Vista, Liverpool donde jugué y fui entrenador a los 28 años. En River de 1971 fue el mejor año de mi vida”.

RIVER,”EL SAROLDI ES LA ETERNA PRIMAVERA” Y LA SORPRESA DE PEÑAROL

-¿Por qué?

-“Volví a mi casa original para dirigir. Me llevó Castro Quintela, íntimo amigo, era un tipazo, el Presidente tomaba decisiones. Quedaba Andrés Aguirre con quien habíamos jugado de contrarios. En la cancha nos matábamos y afuera, amigos. En ese momento aparece Fernando Morena. El Parque Saroldi es la eterna primavera, en invierno no hace frío, y en verano no hace calor. El césped se resembraba con las ovejas. Cuando llegué les dije que no. Todos los meses se comían un cordero. Se acabaron los corderos…”.

Llegó a Peñarol en 1972 siendo hijo de un ilustre tricolor. ¿Qué representó en ese momento y cómo se originó?

-“Angel Traverso era el padrino de mi hijo Federico y lo íbamos a buscar al Colegio. Mi Señora era Profesora del Liceo. Traverso había jugado en Defensor y nuestro destino era ir al Parque Rodo. El era del barrio y como reconocimiento le ponían el Parque de diversiones a funcionar. Nos volvíamos a tomar café, en el bar  Rodó en la calle Minas. Llegamos a las 11:00. Entonces mi madre, hermana de Roberto Porta y sobrina de Abdón Porte, que sabía de fútbol un montón, me avisa que me habían llamado de Peñarol. Le digo ‘mamá, te agarraron de número, mirá si me van a llamar de Peñarol’. A ella, cuando se enojaba, le salía una chillada… ‘Llamá a la sede’ me insistió. Se lo digo a Traverso y me dice ‘llamá, ¿qué te cuesta?’. Luisito, el bolichero, estaba pendiente. Federico, mi hijo, era un niño. Llamo a la sede de la calle Maldonado y la persona que me atiende con voz enérgica, dice: “Peñarol”, le digo preguntando ‘¿el Señor Cataldi?’  Y responde, ‘¿quién lo llama?’ Juan Faccio. La voz cambió totalmente. Me dice ‘Juancito te están esperando’. Era Pedro Colturi, half derecho que había jugado el Sudamericano de 1942. Me conocía. Ahí voy a la sede”.

“Fernando Morena fue tan grande…”.

“LES DIJE TENGO 32 AÑOS DE SOCIO DE NACIONAL Y NO ME BORRO, CATALDI ME RESPONDE ¿QUIEN TE DICE QUE TE BORRES?”

-¿Se sorprendió?

-“Dirigía a Huracán Buceo que hizo una gran campaña con Beto Gil. Llegué de camisa a la sede de la calle Maldonado. El Secretario era el Sr. Domínguez. Vidal Zaglio integraba el Consejo Directivo. Fue Canciller de la República. El Cr. Gastón Guelfi, el Presidente. Peñarol había salido de gira, quedó anclado en Ecuador antes de seguir a Europa porque a Ondino Viera le había salido una propuesta de la Universidad Nacional de Ecuador y dejó plantado a Peñarol. Yo en Huracán, de camperita en la sede de Peñarol en una sala con el cortinado de terciopelo, una bandera en el mástil que tocaba el techo, una mesa tan grande y fina como de diez metros de largo. Cataldi frente a mí diciéndome ‘qué opinas de Peñarol’. Le dije, ‘está en renovación Washington’. Habían vendido a Spencer, Joya, de los cracks quedaba Matosas. Le digo ‘no puedo’, yo tenía que dirigir a Huracán Buceo, además de todos los problemas que no conocía. Mi padre había fallecido. Les dije ‘tengo 32 años de socio de Nacional y no me borro’; hoy son  82 y no me invitaron ni a un café en el Parque Central. Me hizo socio mi padre”.

-¿Qué le respondieron?

-“Cataldi me contesta ‘¿quién te dice que te borres?’ Entonces le comenta a Valverde, ‘José, hace entrar a unos amigos’. Eran dirigentes de Huracán Buceo: el petiso Eugenio Figueredo, el Gordo Facal, vicepresidente y Quico Criado, tesorero. Se acercan los tres, me abrazan y me felicitan. A Huracán le dieron al Tano Alfano, lo vistieron. En el Campeonato Uruguayo había entrado a una legua de Nacional que había sido Campeón del Mundo. Arreglamos acá, entra el Cr. Gastón Guelfi, el Presidente, parecía el Presidente de Francia, una distinción, traje, camisa, corbata, chaleco, me deslumbró, la paz que transmitía. No puedo encontrar un tipo más fino que Guelfi, de todas las clases sociales, educado. Me dice muchas gracias y lo felicito. Me arregló todo Cataldi. Entonces viajo, habían ido sin Preparador Físico. Llego, jugamos un par de partidos. Carlos Rodríguez y Bareño estaban jugando  allá, gracias a ellos pagamos el Hotel. La delegación a Europa y mi Señora estaba embarazada de mi hija Florencia. Pregunto ¿cuánto dura la gira?, ‘Juan en veinte días estás por acá’ me dicen. ¡Duró 97 días! Volví y había nacido. Le digo ‘Washington me dijo que duraba veinte días’ y me comenta, ‘si te digo la verdad no vas’. Me conocía… Fuimos por todos lados”.

A POLONIA, YUGOSLAVIA Y EL FAMOSO MILJANIC “TENÍA DE EJEMPLOS A LOS URUGUAYOS, NOS LLEVÓ UN MES AL ESTRELLA ROJA”

-¿A dónde?

-“Vamos a Polonia y se me quiebra Julio Cesar Jiménez, el crack. Conseguí que fuera Tito Goncalves, gloria del club. Lo conocía personalmente de la Mutual, gran amigo. Presentarme en Peñarol con Tito era un gran respaldo viniendo con mi historia de nacionalofilo. Era un tipazo. No teníamos partidos en España y faltaba un mes. Seguimos a Yugoslavia y ¿a quién conozco?: al famoso Miljan Miljanic, entrenador de Real Madrid. ¡Tenía de ejemplos a los uruguayos! Sabía de mi papá en el Inter, de Roberto Porta en Nacional. Estábamos mal y nos llevó al club Estrella Roja. ¡Nos tuvo un mes en la concentración! Están los Corbo, Sandoval, como referencias. Además de las contras que suelen presentarse, también tenía a favor que conocía jugadores del plantel como los Corbo, Sandoval de Racing, Nilo Acuña había jugado en Liverpool, con Caetano en Canillitas, sabía que no era un pesado pero no me achicaba. Como decían, la primera patada se la daba Juan y la daba él. El Flaco Lamas, de las mejores personas que conocí. Con el tiempo me di cuenta que Cataldi sabía eso. Obviamente siempre me hablan de Morena. Peñarol es un club de centrohalf”.

-¿Es como el sello?

-“El escocés Harley cambia la historia, el negro Delgado, el padre de Jorge, ‘tirate que hay arenita’, Gestido, Lorenzo Fernández, Obdulio, Tito Goncalves el más importante de todos, inolvidable. ¡Los Campeonatos que obtuvo! Si no tiene uno de esos hay que poner a dos. Armamos la doble contención con Ramón Silva y Nelson Acosta. Postergué al técnico del plantel, el Flaco Lamas para poder enfrentar a un terceto de Nacional  de Montero Castillo, Espárrago y Maneiro. Si el mejor de Chile, Ignacio Prieto, era suplente de ellos. Puse albañiles de primera, como después fueron Saralegui-Bossio, más adelante Perdomo-Matosas. No lo reconocen, la  botijada…  Si Güelfi no muere hubiera seguido como entrenador, delante de mí me puso la mano en el hombro y frente a todos dijo ‘le devolvió la vida a Peñarol, este muchacho es un amigo’. Por eso, insisto, los hinchas me abrazan y me agradecen por Morena. Puse a Julito Jiménez, otro agradecido. En una práctica, que se hacen monótonas en todos lados, más en los grandes, trabajaba con la defensa y pensaba. Me di vuelta y Morena estaba hablando con Sandoval. Les digo ¿de que están hablando?, ¡Esto es Peñarol, no es una sociedad de amigos!. Manolo Facal y Jorge Delgado, de Palermo, excepcionales, me dicen ‘mirá hay un muchacho que vino a Las Acacias, es grande, es de paraje la Palmita, pueblito, cerca de Atlántida. “Traelo a la práctica de fútbol’. Viene Walter Olivera, 47 de zapato, grandote, flaco alto, educado, le digo m’ hijo, ¿desayunó, venga, se comió todo, a esa edad, 19 años y físicamente grande, era normal. Si juega como come va a ser un fenómeno. Marcó a Morena y lo levantó en la pata, eso fue en mayo o junio, en julio estaba conmigo: Walter Olivera, el Indio”.

“MORENA CULTIVA MI RELIGIÓN QUE ES LA GRATITUD, FUE TAN GRANDE QUE OPACÓ A OTROS QUE APORTÉ”

La incorporación de Fernando Morena a quien había dirigido en River Plate le dio otra dimensión en Peñarol?

-“Morena cultiva mi religión que es la gratitud. Fue tan grande que opacó a otros jugadores que aporté. Olivera, Jiménez, Unánue, Nilo Acuña, Quevedo a quien iba a vender, lo puse de puntero derecho. Cuando agarré, Peñarol había entrado a trece, catorce puntos de Nacional. Por el Campeonato Uruguayo no nos ganaron, Corbo atajó dos penales, nos echaron jugadores. Por el Campeonato Uruguayo no nos ganó nunca, en un partido nos echaron de todo. Recuerdo cuando fuimos a Europa cuando habían vendido todo desde Mazurka, Joya, hasta los suplentes. Armé ese cuadro y enfrentamos a Nacional. Empatamos y me recontra afirmé. Me dieron todos los gustos. Cuando iniciamos éramos un rejuntado. Después ganamos la Copa Atlántico contra Boca, Nacional, fuimos a Brasil, al Maracaná con Flamengo, el Avai, Gremio con todo, salimos campeones, pero hubo elecciones en Peñarol cambiaron todo. Hubo tres listas y como pasa ahora, las minorías hicieron la mayoría. Elbio Bagnulo y Zeni ponen a Hugo Bagnulo, con toda su fama de derecho aceptó mientras yo estaba en Europa. Lo digo porque se lo dije a él. En ese entonces, el Cr.  José Pedro Damiani, conmigo se portó diez puntos, me pagó todo el contrato y con un contratista de la época me llevaron a España. No me dejó tirado el Contador”.

-Después México….

– “Fue tan increíble aquello que luego, dirigiendo en México, fui una conferencia de entrenadores en el Distrito Federal y estaba Miljanic, el técnico que nos había abierto las puertas del Estrella Roja, del Súper Real Madrid, disertando en un anfiteatro para cien personas. Entonces dice Miljanic ‘me convocan a mí y en la nómina está Juan Ricardo Faccio’. ¿Sabe lo que fue eso para mí en México? Me dio una fuerza impresionante. Era mi segundo año y estuve ocho más. Cataldi y Guelfi fueron fenomenales. Damiani era el presidente de la delegación en la gira y estuvo siempre con nosotros. Cuando fui a Nacional (1975) Miguel Restuccia, el Presidente, me dice ‘Juan, imagino que te vas a borrar de socio de Peñarol’. Le dije ‘de Peñarol solo me borra la muerte. Cuando nadie me quiso me dio la oportunidad’. Soy Socio Honorario. Son momentos que no se olvidan como antes en 1941, con mi padre”.

“Me crié en Nacional”.

SU PADRE EN DANUBIO Y LA EMOCIÓN EN EL CENTENARIO

-¿Cómo fue?

-“Nacional saca a mi papá después de haber sido primer capitán del Quinquenio. El corazón de viejo tricolor quedó golpeado. El adiós a Nacional, mi hermana en el Colegio, va a Bella Vista con mala suerte. Mi mamá le decía Ricardo ‘tenes que ir’, era una forma también de ayudarlo en lo anímico. Dirigió a Danubio en Torneo impresionante en la Extra, se define en cuadrangular, gana Danubio y la finalísima en el Estadio Centenario, habilitaron la América y Colombes. Ese día por primera vez vez se escuchan tamboriles en el Centenario de los hinchas de Danubio, eran cientos en la Colombes. Estaba con mi madre en la Platea América, había de bancos de Plaza, no de  hormigón.  Los hinchas tiñeron la Colombes con las banderas. De los que estamos vivos, dudo que seamos muchos. El gol de Malnero, Domingo Sagastume de half izquierdo, el negro Rivera, de half derecho, de Urbano Rivera, mundial de 1954. Mi tío Ramón de back derecho… El Indio el golero tenía una botella de té de tilo, porque se ponía nervioso, Los hinchas de Danubio eran miles. Se fueron caminando por la Avenida 8 de Octubre. Pararon el tránsito, los tranvías. Era una época uruguaya de oro en las curtiembres y Barracas. Decían no vayas por la Curva que te hacen hacer un Jornal. Nunca vi menos de doce camiones en la Intermedia. De la extra a la B dirigido por mi viejo. No tenía cancha. Lo fui a ver al Parque Forno. Eras tan distinto. ¿Te imaginas hoy como en aquella época al Pibe de Oro de Boca Juniors, Ernesto Lazzatti, después de 15 años en Boca, con los mimos de la hinchada más grande, venir de ese Estadio a cuando Danubio lo invita?”.

-Un golazo…

-“La grandeza de Lazzatti de llegar, jugar, a colgar la ropa en un clavo del rancho de lata del Parque Hugo Forno. Danubio de Montiel, Magnate Rodríguez, un tipazo. El esfuerzo también. Mi papá tomaba el ómnibus de Cutcsa. Le avisaba un chiquilín en el Bar mientras tomaba una caña que venía el ómnibus”.

“ME CRIÉ EN NACIONAL”

– Su padre fue una gloria de Nacional. ¿Cómo fue compartir aquella época?

-“Me crié en Nacional atrás del arco de Aníbal Paz. Es el mejor golero de la historia, no de Uruguay, del mundo. Estéticamente, fue el primero que jugó de manga corta, sin rodillera. El Canario sacaba y era un contragolpe para Zapiraín. Había un arco auxiliar a los costados de la cancha y peloteaba. Me decía Juancito si pateamos para la calle Jaime Cibils no recuperamos más las pelotas. Lo apliqué como entrenador en México. Fui al casamiento de Aníbal, los cuatro hijos, lamentablemente fallecido, el mayor…  Una vez me llevó a mi casa y mi madre esperaba en la puerta, me dice te animas a tirarte en movimiento. Si paro la Dora me mata… mi madre en la puerta de mi casa, avisé en la Escuela que llegaba tarde. Fuimos con Aníbal, bajamos del Ford y esperaba la Directora y mi hermana Elena. No podes creer, como se sentían las Maestras, los chiquilines. Al Parque Central lo vi quemado, humeante. Fue una mañana de llovizna. Se estaba quemando. A mi padre lo fue a buscar un amigo, llegamos y habían dominado el fuego. La Abdón Porte, la Platea, de madera. Estaban todos llorando. Mi viejo, los socios e hinchas se abrazaban, lloraban. Llega Zapiraín, Roberto Porta vivía con mi abuela. Esta es la iglesia, la casa de Nacional me decía Zapirain”.

EL CLÁSICO: “TRAGEDIA COMO HAMLET PARA SHAKESPEARE PORQUE HAY MUERTE”

-¿Cómo se vive un clásico desde adentro?

-“Para ustedes es la gran fiesta del fútbol uruguayo, ¿sabes lo que es para un entrenador? Tragedia, como Hamlet para Shakespeare, porque hay muerte”.

-¿En qué sentido?

-“Un clásico te abre la puerta del cielo como el infierno al sepulcro. Lo descubrí siendo un niño. Le pasó al Manco Castro, había ganado un Quinquenio, pierde un clásico y lo echan. El entrenador es fusible. Mirá que a mí me pasó en Nacional. Y llevé a Rodolfo Rodríguez. Cuando me tocó en Peñarol, era un potrillo prometedor, el equipo venía de perder todo contra el Nacional de Manga, Ancheta, Artime, Cacho Blanco. El uruguayo es jodido, no tiene  memoria”.

“LA UNIVERSIDAD DEL FÚTBOL SON LOS VESTUARIOS”

-¿En lo futbolístico?

– “Nacional es cuadro de entreala, como en el 9 contra 11, Enrique Fernández, el mejor Nacional de todas las épocas, Yubert Lemos, Luzardo, antes Roberto Porta, después de Juan Alberto Schiaffino, en Peñarol y la Selección, Ildo Maneiro. Son históricos como Luis Maidana que le cambia la historia del arco a Peñarol, jugó tres clásicos oficiales, primera, reserva, tercera. Tito Goncalves y Schiaffino, impresionantes. Fui a Italia con mi hijo y me dijeron si son amigo de Schiaffino son nuestros invitados. Impresionante. Éramos muy amigos. Como la Juve con el Pelado Cáceres. La Universidad del Fútbol son los vestuarios con el mayor respeto a la UDELAR, a las Universidades Privadas, prestigiosas. Hice el Liceo Público”.

-Si tendrá recuerdos…

-“Claro,  con Cato Tejera, nos pasamos todo el día en el vestuario. El Mono Gambetta el mejor jugador del mundo. El que no conoció el vestuario que pida permiso y entre. Que se quede ahí y a callarse la boca, a aprender. Atilio García nunca contó un gol. Su sonrisa mansa, inmensa, generosa, se sacudía, franca. Me trataban como a un hijo. Walter Gómez, qué jugador”.

“ALVARO GUTIÉRREZ ES DE TROTE MANSO Y SEGURO A DIEGO LÓPEZ LO VEO MUY BIEN”

-Se viene Peñarol-Nacional, ¿Qué piensa en la previa?

-“En el fútbol en un cuadro hay ocho jugadores de cancha y el golero intocable. A Nacional el año pasado, a Alexander Medina, le faltó un veterano que le haya dicho: no hagas tantos cambios, el arquero no. ¿Cómo se va a presentar con Atenas en Maldonado como lo hizo?  Le faltó un consejo”. Para la táctica está la contra táctica. Nacional perdió porque no sostuvo alineación como le pasó a Munúa, que fue un fenómeno. El hermano de Abdón Porte es mi abuelo. ¿Cómo el Presidente va a recargar la cuota a los socios? ¿Cómo se desprendió del Colorado Romero, de Arismendi? Lo de Eduardo Domínguez, increíble, no fue su responsabilidad. Yo fui entrenador ajeno en lugares difíciles. Independiente Santa Fe, Barcelona de Guayaquil. Alvaro Gutiérrez es de trote manso y seguro. Es un señor del club. A Diego López lo veo muy bien. Lo conozco de River. Peñarol es favorito”.

-¿Va a sentir la eliminación de la Copa?

– “Si, lo va a afectar ¿Cómo no? Si no lo pensara sería lírico. El desgaste físico, mental, todo. También lo va a enfocar en el partido, en el Apertura. Nacional es un equipo en formación. Tiene ráfagas. Ahora cambió el golero. No sé cuál es mejor. Conde le pega bien a la pelota pero el arquero tiene que atajar”.

“EL QUE JUEGA MEJOR ES CERRO LARGO”

-¿Le gustó un equipo en especial del Apertura?

– “El que juega  mejor acá es Cerro Largo, tiene que meter 600 kilómetros por partido… juega divino. A Fénix porque perdió no le vamos a tirar una soga. Es un cuadrazo, dirigido maestramente por Juan Ramón Carrasco. Cada vez lo hace mejor. Labura”.

Juan Ricardo Faccio, de la cancha al entrenador y autor de obras teatrales como “Obdulio, la Franqueza tan temida”. “En Liverpool fui técnico, jugador y capitán. Decían que le daba más tiempo a la Mutual, era el Secretario General, Alcides Ghiggia el Presidente. Compramos la casona de Rivera, la sede. No pagamos más alquiler, todos hacían casas, los clubes, concentraciones. Un día el Ñato dijo se acabó y se hizo realidad” cuenta. Tuvo un regreso a Peñarol 1992 con la presidencia de Washington Cataldi en otro momento crítico del club. “Dirigía a El Salvador y jugábamos contra México. Ramón Barreto era el línea y me dice: ‘Juan, cuida la carpeta…’. Nos ganaron al final, sabe lo que fue eso…” La vida por la gran pasión. “Después de escribir en Ultimas Noticias me jubilé. Hoy disfruto, hablando de fútbol, juego a la payana…” La imagen con su padre Ricardo Faccio, historia Nacional, en el Inter de Milán y la Selección de Italia “con toda la Flor y Nata, los fenómenos! describe con orgullo. Juan Ricardo Faccio, ¡Qué Personaje!

Orgulloso con el retrato de su padre Ricardo “Corazon de León” Faccio, vistiendo la camiseta del Inter de Milán.


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