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LA SEMILLA QUE GERMINÓ




Yuyuan campeon 1997 de Shanghai. A la derecha de Ariel Longo, Martin Arriola.


10 mayo, 2018
Columnistas

Hace 21 años (1997), un empresario Chino de nombre Hua Quiang me contactó para ver la posibilidad de contratarme para dirigir un equipo en Shanghái-China; el Yuyuan de esa ciudad.
El fútbol de ese país es ancestral, pero había comenzado a ser profesional recién en 1996 y habían probado con entrenadores de Europa central ese año.
En ese corto periodo que va del 96 al 97 y mucho menos durante el siglo, nunca un entrenador latino había dirigido a un equipo chino, y por ende ningún uruguayo.

Yuyuan campeon 1997 de Shanghai. A la derecha de Ariel Longo, Martin Arriola.

Si había salido campeón Nacional de Montevideo de la Copa Marlboro en 1996 con Miguel Puppo como entrenador. Pero contratado en el país; no existían registros de uruguayos.
El chino Hua también había hablado con otro entrenador uruguayo para otro equipo de esa ciudad; y lo contrataron, era Marcelo Barruti. Y allá partimos los dos.
Yo venía de dirigir a Liverpool de aquí.
Era contratado como Entrenador y Asesor.
Emigramos con la incertidumbre de lo que encontraríamos, pero aventureros y arriesgados como los uruguayos difícil haya otro país, y con un desafío importante; si nos iba bien (aunque íbamos a ser rivales en la Provincia de Shanghái; Marcelo al Pudong y yo al Yuyuan) abriríamos la puerta a los compatriotas que fueran jugadores o entrenadores, por ser pioneros en el tema entrenador; e instalaríamos un crédito importante a la marca Uruguay. A mi equipo llevé al uruguayo Martin Arriola, jugador este que lo había tenido en los negri-azules y además de buena persona, muy buen jugador; era muy fuerte de mente; ya que había que enfrentar situaciones totalmente diferentes de cultura y convivencia. Había que estar preparado.
En el aeropuerto previo a la partida, le pregunto a Hua porque luego de 2 años de observar en giras personales de él en 3 países (Argentina-Brasil y Uruguay) había elegido Uruguay y nunca más se me puede olvidar su sentencia, respondida en su español tipo indio:… “Uruguay más chico, más pobre; mismos títulos”.
¿Y porque yo? También lo consulté argumentando que habiendo otros entrenadores mejores que yo y de muchísimo más prestigio, no los llevaba; ya que lo mío era recién el comienzo de una carrera (aunque mi primer equipo en primera había sido el equipo de mi corazón; Sud América de 1991); entonces respondió demostrando que todo lo estudian por aquellos lares: “porque usted aun dirigiendo primera nunca dejo los niños”.
Junto con Ernesto “Pinocho” Vargas teníamos una Escuela de técnica y fundamentos de fútbol, que no había abandonado a pesar de los compromisos con mis equipos profesionales.
En definitiva en su camino al profesionalismo, lo que precisaban era docentes por encima del resultado.
Extraordinaria visión de alguien por fuera de lo nuestro y que valoró la historia y el valor de nuestro fútbol, cosa que a nosotros a veces nos cuesta.
Y allá llegamos a enfrentar, como primer paso, algo que hoy esta extinguido del fútbol chino; la temida y extenuante prueba física, donde otros futbolistas uruguayos que acompañaron la “patriada” no la pasaron. En mi equipo el querido Marcelo Russomando (I.A.S.A), no la pasó, y que de haberlo hecho quedaba con nosotros.
Conjuntamente estaba la adaptación a muchas cosas diferentes; pero no diferentes; totalmente diferentes, con la característica, del muy buen trato de los asiáticos pero opuesto a nuestro gustos y costumbres, sumándole nuestra forma de ser como uruguayos…que tampoco somos fáciles.

Ariel Longo campeon con Yuyuan de Shanghai-China en Campeonato Copa Confraternidad con Wenzhou . Al lado el traductor chino, apodado Carlos.

Y ahí la llevamos; primero una gira por el territorio chino para adaptar ambas partes de un equipo (jugadores y cuerpo técnico) y luego el campeonato de Shanghái.
Tuvimos la fortuna de ser campeones.
Pero para lo que significaba nuestro cometido, misión o como se le rotule, era ese título un abrir la puerta a colegas y jugadores. Y orgulloso nos sentimos con Martin. También estaban en el equipo 2 jugadores paraguayos en esa “aventura” de pioneros.
Luego de ese torneo, el de toda China donde también en medio de ese torneo hubo otra gira por la ciudad de Macao donde disputamos otro torneo y también lo ganamos.
Entonces además de docentes dejamos títulos; era el concepto de ellos. Lo de los títulos era algo real, lo de docente no lo puedo valorar yo.
Era una especie de “semilla” plantada de color celeste.
Al otro año soy contratado nuevamente. Donde nos acompañó como jugador Mario Carballo.

Seleccion uruguaya Femenina sub 17 llegando a Beijing-China

Fueron dos años inolvidables, de experiencias prácticamente al principio de mi carrera, que se sumaron para siempre.
Ya había tenido mi primera presidencia en A.U.D.E.F (1996); entonces cumplía con un mandato institucional, sobre todo de Don HUGO BAGNULO (que lo escribo con letras mayúsculas no porque se me escapó la tecla), trabajar por y para los entrenadores.
Hoy en 2018, estoy volviendo a China, con otra misión y nueva desde hace casi 3 años, el futbol de mujeres, con la selección mundialista sub 17, esperando abrir puertas en otro mercado nuevo.
Luego de pisar suelo chino los recuerdos brotan en catarata aunque hayan pasado más de dos décadas..
Aquella puerta abierta la transitaron luego muchos jugadores o entrenadores uruguayos y haber inaugurado podios con la bandera de Uruguay es algo inolvidable.
Cuando se habla de la paciencia china, es algo real, pero dentro de esa paciencia esta también que simultáneamente se sigue luchando. Pisamos suelo chino y con una bandera nueva en mi carrera de entrenador, el futbol de mujeres.
A veces pasa que el que no ve acciones cree que algo se abandona, pero la lucha sigue, con diferentes estrategias, hasta que se logra la meta.
Al igual que en A.U.D.E.F donde la paciencia y la combatividad van de la mano. Donde no se abandonan y quedan conquistas por lograr; sobre todo una que se cree públicamente que no está y sin embargo nunca se le sacó “el pie al acelerador”. Lo único que a veces se acelera menos, pero que vamos a llegar; porque el pie siempre está en el Derecho de imagen.
Estamos acostumbrados a luchas largas o esperas que parezcan que no llegaran nunca, pero llegan.
Me sirve de confirmación que hoy volví a pisar una tierra inolvidable, donde una semilla celeste plantada en 1997; germinó.