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La vida de Tito Gonçalvez (Nota 5)




La imagen fue captada el 8 de julio de 1962 en el Estadio Centenario. Esa tarde se enfrentaron por primera vez en la historia Nacional y Peñarol en el marco de la Copa Libertadores de América. Fue por la tercera edición y en instancia de semifinales. La fotografía pertenece a ese primer partido. El juez paraguayo Ruben Cabrera expulsó a Néstor Gonçalvez a los 37 minutos del primer tiempo. En la escena de la derecha le reclaman el propio Tito, Edgardo González y el brasileño Moacyr que ese año llegó a Peñarol. Había integrado el plantel de Brasil campeón del mundo en Suecia 1958. En el otro registro Gonçalvez sale del campo tapándose la cara con su mano derecha.


13 enero, 2017
Habla la historia Pelota al medio

 

La imagen fue captada el 8 de julio de 1962 en el Estadio Centenario. Esa tarde se enfrentaron por primera vez en la historia Nacional y Peñarol en el marco de la Copa Libertadores de América. Fue por la tercera edición y en instancia de semifinales. La fotografía pertenece a ese primer partido. El juez paraguayo Ruben Cabrera expulsó a Néstor Gonçalvez a los 37 minutos del primer tiempo. En la escena de la derecha le reclaman el propio Tito, Edgardo González y el brasileño Moacyr que ese año llegó a Peñarol. Había integrado el plantel de Brasil campeón del mundo en Suecia 1958. En el otro registro Gonçalvez sale del campo tapándose la cara con su mano derecha.

La imagen fue captada el 8 de julio de 1962 en el Estadio Centenario. Esa tarde se enfrentaron por primera vez en la historia Nacional y Peñarol en el marco de la Copa Libertadores de América. Fue por la tercera edición y en instancia de semifinales. La fotografía pertenece a ese primer partido. El juez paraguayo Ruben Cabrera expulsó a Néstor Gonçalvez a los 37 minutos del primer tiempo. En la escena de la derecha le reclaman el propio Tito, Edgardo González y el brasileño Moacyr que ese año llegó a Peñarol. Había integrado el plantel de Brasil campeón del mundo en Suecia 1958. En el otro registro Gonçalvez sale del campo tapándose la cara con su mano derecha.

Por Atilio Garrido

Después de la Copa del Mundo de 1962 disputada en Chile, donde Uruguay no superó la serie ante Yugoeslavia, Unión Soviética y Colombia, se reanudó la Copa Libertadores, cuya fase de grupos se llevó a cabo en febrero. Con relación a esta tercera edición del certamen se registraron en el mes de enero, cuando se reunió el Congreso de la Confederación Sudamericana en Buenos Aires, varios episodios que no han quedado escritos en ninguna historia y que, entiendo, es necesario esclarecerlos. Inclusive, por algo muy importante que está relacionado con la primera participación de Nacional en el esta competencia, a raíz de una modificación reglamentaria adoptada al culminar el torneo de 1961. Veamos los hechos.

En la primera edición, en 1960, Peñarol clasificó al ganar la final de la Copa Uruguaya de 1959. Obtuvo el título de Campeón de América y, en 1960, también se consagró Campeón Uruguayo. Al no existir ninguna decisión al respecto, en la segunda edición de la Copa Libertadores en 1961, Peñarol participó por su condición de ganador de la competencia local y comenzó jugando en la zona de grupos, sin ningún beneficio. Fue entonces que se realizó la primera modificación reglamentaria, estableciéndose que, para el futuro (1962), el campeón de la Copa Libertadores quedaba clasificado para participar en la edición siguiente junto con un segundo equipo de su país. Hasta ahí lo resuelto.

En los hechos, como ocurrió en 1961, al agregarse un nuevo club del país al que pertenecía el campeón, los dos tenían que comenzar desde el arranque del torneo en la fase de grupos.

NACIONAL DEBUTA EN LA COPA LIBERTADORES DE 1962

En la mañana del 8 de enero de 1962 se reunió el Congreso de la CSF en Buenos Aires, en la sede de la AFA. El uruguayo Fermín Sorhueta entregó la presidencia al argentino Raúl H. Colombo. En la noche se reunieron con las nuevas autoridades los delegados de los clubes clasificados para la Copa Libertadores de América de ese año. Se adoptaron dos resoluciones en las cuáles es probable que hayan intervenido el presidente de Peñarol, Cr. Gastón Guelfi y el delegado del club, Washington Cataldi, entre bastidores para perjudicar a Nacional y beneficiar a Peñarol. Obsérvese –tengo la fotografía en mi poder- que Peñarol no estaba representado sólo por Cataldi y, además, no era el peruano Salinas el presidente de la Confederación, sino el argentino Colombo. ¿Por qué pueden haber incidido los dos delegados de Peñarol?

Porque “Peñarol, Campeón de América, participará directamente en las semifinales del certamen interclubes, en tanto (…) una moción de Brasil fue aprobada con el solo voto en contra de Nacional. La misma indicó la formación de tres grupos de tres participantes, quedando ‘bye’ Peñarol para entrar directamente en las semifinales. (…) Hubo un áspero debate e incluso un dialogado fuerte entre los dirigentes de Nacional y Peñarol. El Dr. Bracco, representante albo, llamó al grupo en que le toca intervenir a Nacional, la ‘serie del sacrificio’, señalando que obligaba a dos colosos de América (Nacional y Racing) a eliminarse en las primeras de cambio”.(1)

Los delegados albos fueron los Dres. Walter Bracco y Martínez Moreno y el señor Héctor Da Prá.

Hugo Bagnulo, el responsable del comienzo victorioso en 1958 y 1959, dirigía desde comienzos de 1962 a Nacional. Dejé constancia en notas anteriores de esta serie, de la excelente relación que cultivé con El Hugo, más allá de la enorme diferencia de años. Existió una química especial con aquel gran ser humano cuya trayectoria de esfuerzo me recordaba a la de mi padre. Interesado por conocer la verdad histórica que siempre está detrás de la verdad publicada, Bagnulo –cuya relación con Washington Cataldi nunca fue fácil-, estabaconvencido que esta Copa Libertadores de 1962 la ganaba Nacional con su conducción. Veinte años después de ocurrido, en 1982, en el largo viaje con Peñarol rumbo a Tokio –con escala de un día en Los Ángeles- cuando El Hugo dirigía nuevamente a Peñarol e iba camino a la Copa del Mundo de clubes, lo argumentaba con bronca y con sus razones…

-“A nosotros nos tocó un grupo durísimo. Jugamos contra Racing argentino, campeón de 1961, que tenía un cuadrazo. El golero Negri que era el de la selección; de back, Federico Sacchi, que jugaba notable; en la mitad de la cancha, un ruso, Oleniak, que sabía un montón; y adelante la delantera que la rompía: Corbatta imparable; Pizzutti notable; Mansilla un centrodelantero muy efectivo que después jugó en Defensor; Ruben Sosa espectacular, luego jugó en Cerro y en 1967 fue figura en Nacional y Belén en la punta izquierda. Todos eran jugadores de la selección. Y el otro rival era Sporting Cristal donde aparecían los grandes jugadores que en 1970 llevaron a Perú al mundial, eliminando a los argentinos. El lateral Eloy Campos, De la Torre y Alberto Gallardo, un moreno atacando de grandes condiciones. Clasificamos nosotros con tres victorias y un empate. Invictos. Le ganamos a Racing acá y empatamos en Avellaneda y a los peruanos los vencimos las dos veces. Tenía el equipo ordenadito, con gran rendimiento. Sosa en el arco; Troche y Emilio Álvarez en la zaga; el Cala Méndez, Eliseo Álvarez y Manolo Origoni; y adelante Domingo Pérez, Mariolo Bergara, el porteño Jota Jota Rodríguez al que le decían Yaya y era un gran jugador –ese año jugó un partido con la selección uruguaya-, Vlayo Douksas que fue un estupendo futbolista de ida y vuelta, y el Chongo Escalada. Los partidos del grupo se jugaron en febrero. Peñarol estaba clasificado directamente a las semifinales por su condición de Campeón de América anterior. Como clasificamos nosotros con Nacional, teníamos que enfrentarnos para saber quién iba a la final. En ese mes de febrero, mientras jugábamos los grupos, Peñarol hizo una gira por Europa y no anduvo bien. Perdió casi todos los partidos. Teníamos que jugar en marzo las semifinales de la Libertadores. Fíjese el panorama. Ellos venían de una excursión difícil y nosotros estábamos con un envión triunfal importante. ¡Y me jorobó Cataldi! ¡Manejó en la Confederación con la amistad que tenía, y los partidos se fijaron para después del mundial!”.

Esta misma reflexión la realizó ese gran conocedor de la historia del fútbol uruguayo, que es el Dr. Hernán Navascués.

LA VERDAD HISTÓRICA NUNCA CONTADA SOBRE LO PRECEDENTE

Debo dejar constancia, para los que estudian estos temas, la verdad histórica que investigué sobre este episodio narrado y que se compadece con el relato precedente. El mismo se trata de otra de las invenciones que se han realizado sobre la figura de Cataldi y su picardía para moverse detrás del telón para favorecer a Peñarol.

Transcribí lo resuelto po el Congreso de la CSF en su sesión de la noche del 8 de enero de 1962. Al día siguiente, basándose en parte en la discusión del día anterior, se  aprobó la reglamentación sobre las fechas de disputa de la Copa Libertadores de 1962. El art. 1º cometió al presidente para consultar a la UEFA, “sobre la posibilidad de fijar el mes de setiembre para la realización de los partidos correspondientes a la Copa Intercontinental. (…) Si la respuesta fuera favorable, los partidos de la rueda preliminar del III Campeonato de Clubes Campeones Sudamericanos se jugarán entre los meses de febrero y marzo, a más tardar. Los partidos semifinales y final se jugarían, en este caso, antes del 31 de julio, pero con acuerdo de las partes, esta fecha límite podrá extenderse hasta el 30 de agosto de 1962. (…) Para el caso de que la UEFA no acordara en la modificación de la fecha establecida para la disputa de los partidos de la Copa Intercontinental, los partidos de la rueda preliminar se cumplirán durante el mes de febrero y las ruedas semifinales y final en el mes de marzo”.(2)

La UEFA respondió afirmativamente a la propuesta de la CSF, fijándose las fechas del 19 de setiembre y el 11 de octubre de 1962 para las dos finales de la Copa del Mundo de clubes, así llamada entonces la Copa Intercontinental. En consecuencia, la documentación aportada permite concluir en que, con relación a la fijación de las semifinales de la Copa Libertadores entre Nacional y Peñarol para el 8 y 18 de julio –después del mundial de Chile-, la misma estuvo ajustada a lo resuelto por la Confederación, sin que existiera picardía o movimientos entre telones de los dos dirigentes de Peñarol que asistieron al Congreso: Guelfi y Cataldi. Y no sólo éste último.

EL CAMPEÓN ANTERIOR CLASIFICADO DIRECTAMENTE A SEMIFINALES

Lo importante a destacar de lo precedente, es que en este Congreso se resolvió que a partir de esta III Copa Libertadores el campeón anterior clasificaba directamente a las finales, cosa que no ocurrió en la segunda edición del torneo en 1961. En esa ocasión Peñarol clasificó como campeón uruguayo de 1960, después de ganar la final ante Cerro, e integró el grupo 2 con Universitario de Perú. Luego en semifinales enfrentó a Olimpia y en las finales a Palmeiras, como se ha narrado en la nota anterior. Se originaron así tres partidos semifinales entre Nacional y Peñarol.

-“Como todos los clásico fueron muy peleados y jugados a muerte. Aunque, en este caso particular, los dos equipos pusimos más vehemencia que en las otras ocasiones. ¿Sabe por qué? Porque era la primera vez en la historia que los dos grandes del fútbol uruguayo se enfrentaban por la Copa Libertadores, con el agregado de que uno de los dos quedaba eliminado. ¡Y eso era muy fuerte! Porque nosotros veníamos escribiendo la historia y teníamos que seguir ratificando nuestra condición de ganadores! ¡Éramos los bicampeones, defendíamos el título! Fue tremendo. En el primer partido el juez era un paraguayo. Me expulsó en el primer, cerca del final, por una entrada normal, de las que yo siempre ensayaba. Protestamos, nos fuimos encima del árbitro, le reclamamos, pero esas cosas se saben cómo terminan siempre. Las decisiones no se cambian. Acá el juez apuntaba en una libreta los números, porque no nos conocía. Cuando me fui con flor de bronca ya estábamos perdiendo. Después empató el brasileño Moacyr que había llegado ese año y en el segundo tiempo también lo echaron junto con Manicera. No sé qué pasó porque yo no estaba en la cancha. Perdimos 2 a 1. En la revancha pasó Matosas en mi puesto y entró Caetano de lateral. Ganamos 3 a 1. Volví en el partido de desempate y clasificamos por diferencia de goles. Resultó un alivio. No podíamos quedar afuera…”

-Una semana antes del partido llegó contrato como entrenador de Peñarol el húngaro Bela Guttman, el mismo que dirigió al Benfica el año anterior.

-“Llegó con cosas nuevas. Cuando lo presentaron nos sentó a todos, agarró un pizarrón y empezó a escribir con una tiza sobre una cancha de fútbol. Debutó en ese clásico que perdimos. A él le gustaba mucho Matosas. Incluso, sacó a Caetano y lo puso de lateral izquierdo. Yo no voy a dar una opinión rotunda del húngaro, que dicho sea de paso, después volvió a Peñarol. Lo que si digo, es la dimensión que tenía aquel fútbol uruguayo. ¡Vino a dirigir a Peñarol el que había conducido al campeón de Europa del año anterior, que perdió con nosotros! ¿Se da cuenta lo que es eso analizado hoy? ¡Imposible! Le digo más, en aquel momento tampoco nos dábamos cuenta de esa realidad. ¿Sabe por qué? Porque los uruguayos y nuestro fútbol, tenía mentalidad de grande”.

 

(1) “Peñarol irá directamente a las semifinales del Torneo / Nacional en un Grupo con Racing y Sporting Cristal / Aspero debate se produjo en el Congreso de clubes”. El Diario. Montevideo, 09/01/1962.

(2) “Nacional debuta aquí ante Racing / El 10 de febrero se jugará el primer encuentro / Disposiciones generales”. El Diario. Montevideo, 10/01/1962.

 


Etiquetas: Néstor Goncalvez