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Luis Garisto




Luis con la gremial.Exposicion de AUDEF en LATU año 2000. Jorge Fossati, Juan Martin Mugica, Ariel Longo y Luis Garisto.


24 noviembre, 2017
Columnistas

Es una nota difícil de escribir, ya que hay sentimiento de por medio.

Falleció Luis Garisto.

Lo deportivo será lo menos que escribiré; todo es muy conocido. Fue campeón, como jugador, de Libertadores (2 veces) e Interamericana con Independiente de Argentina además de campeón argentino (2 veces), donde fue luego de haber salido del Defensor de la época, donde jugó en casi toda la década del 1960, campeón uruguayo con Peñarol (2 veces al retorno de Independiente), fue mundialista con Uruguay (1974) y culminó en Cobreloa de Chile. Dirigió en Uruguay-Chile-Argentina y México, siendo campeón en Chile con Cobreloa. En los países extranjeros si preguntas por el se obtendrá la respuesta que lo enaltece y califica a los uruguayos en su sitial de privilegio.

El admirable Don Hugo Bagnulo lo marcó para siempre, en su paso por Peñarol, según sus propias palabras y la admiración por el emblemático entrenador.

La luchó en la vida, hasta el final, tal cual su característica, demostrada no solo en una cancha de futbol, desde adentro o desde la línea de cal.

Además de los adjetivos que escuche como; pintoresco, loco lindo y otros; sabía mucho de futbol, y de la vida. Fue un triunfador de jugador y dejó marcas indelebles como entrenador, sobre todo en el artista del futbol; el jugador, en los amigos, tal cual lo reflejan las noticias que vienen del extranjero sobre su deceso y su paso por donde estuviera.

Inseparable de su esposa Blanquita, que ha sido el pilar de su vida.

El tango y el Goes, donde jugó en su incursión por el básquet juvenil, llegando a ser campeón de la categoria, estuvieron con él, toda su vida.

Era de convicciones firmes. A veces de pocas y certeras palabras. Agudo, punzante, sin temores, seguro.

Así como los jugadores necesitan “espejos” los entrenadores en su momento necesitamos también. Él fue uno.

Los futbolistas y entrenadores tenemos un humor acido, burlón, negro, nos reímos de nosotros mismos, en las intimas. El fue un icono de esas condiciones; y sabía un “kilo” de futbol.

Como jugador multi campeón, respetado y querido. Como entrenador  tuvo lo que todo entrenador quiere, que el jugador lo recuerde bien, y lo logró. Porque como aditivo sabia llegarle al jugador; faceta ineludible de un conductor.

Con mundo, con “boliche”, con vestuario, con barrio, codigos.

Anécdotas mil. Consejos en su estilo punzante. Pícaro y certero en su diagnostico. Compañero.

José Luis Calderón, jugador argentino que fue dirigido por Luis cuenta una anécdota que pinta de cuerpo entero a nuestro compatriota. Estando concentrados y almorzando; Calderón  recrimina en buenos términos que la comida que le sirven no está pronta y le pide a la cocinera que la termine de cocinar, Garisto desde otra mesa lo escucha y le hace un gesto con la mano para vaya con él, cuando se acerca Calderón le dice, “¿qué pasó Luis?”, a lo que le responde…….

Luis con la gremial.Exposicion de AUDEF en LATU año 2000. Jorge Fossati, Juan Martin Mugica, Ariel Longo y Luis Garisto.

” ¡Date una vuelta por el pasado!”

e inmediatamente  el futbolista le dice a la cocinera, “tráemela así, que está bien”.

Ya la he contado mil veces pero no deja de tener vigencia; un día en la mesa de AUDEF discutiendo sobre  la suerte de los entrenadores que siempre somos “fusible”, Luis interviene con una sentencia suya………”Ariel, los entrenadores damos examen todos los fines de semana y no nos recibimos nunca”.

AUDEF inauguro el I.T.P (Instituto Técnico Profesional) donde los estudiantes se reciben de entrenadores, la gremial luego de 52 años de lucha logro ser “la llave” de los cursos. Pero no fue nada fácil y además del I.S.E.F estaba la ACJ (Asociación Cristiana de Jóvenes) que por convenio con nosotros también daban cursos. Entonces fuimos, a ellos en su impresionante edificio de la calle Colonia, a darles la noticia que en un par de años comenzaríamos a dar los cursos, ya que hasta ese entonces no estábamos legalizados, y se venía esa decisión en el horizonte. La discusión subió de tono. Hubo muchos argumentos de un lado y de otro. Cerca del final interviene Luis y solo dice…………”pero miren que lo vamos a dar, no hay vuelta”, eso fue lo único que dijo y termino con la reunión.

Hoy estamos felices los dos Institutos de poder brindar los cursos.

Para armarlos todos teníamos ideas pero no realidades de cómo hacerlos e instrumentarlos. El cerebro de todo era  José Luis Ayala, y lo fue, pero no había un puntapié inicial, por no tener la punta de la madeja. Entonces un día aparece Luis Garisto y le dijo al Profe Ayala; “toma Terco (apodo de Ayala) ahí tienes para cumplir el sueño”, y le dio todos los programas para hacer el Instituto. Y asi se pudo cumplir el sueño de la gremial. Ese fue Luis. También el ITP le debe mucho y gran parte a Luis Garisto.

Se nos fue Luis Garisto, y se nos fue al futbol, a los futbolistas, a los entrenadores, a los amigos, dejando un legado de los de “raza en extinción”, como ser como persona y entrenador, porque van juntas, no hay personaje aparte.

Sentimos y sentiremos tu ausencia. Tu mano apoyada en el mentón y largando una filosa sentencia, que incluía picardía y sabiduría.

Además de ser un campeón, así es que te quería recordar, con tu voz inconfundible y tu estilo, como cuando para describir a alguien venia un………..”¡Entusiasta y meritorio!”

Y sabías un “kilo” de futbol, un exitoso como ser humano, como futbolista, como entrenador, como amigo; como esposo y padre.

Imposible olvidarte. Gracias.