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Mil x mil




"Torcedor" bip con pizarra.


9 julio, 2014
Columnistas

Mil entradas de reventa por partido a mil dólares cada una fue buen negocio hasta que Brasil marchó a tercer o cuarto puesto. Aritz Gabilondo, de As, uno de los principales diarios deportivos en español, informó que en un lujoso hotel de Copacabana fue arrestado Ray Whelan, presidente de la empresa Match que es una de las entidades colaboradoras de la FIFA y que tiene derechos exclusivos para vender diversos paquetes de entradas. “El dueño de la empresa Match, asociada a FIFA es Philip Blatter, sobrino del presidente de la FIFA Joseph Blatter. La Policía brasileña cerró el hotel donde se produjo el arresto y comenzó a registrar todas las habitaciones, ordenadores, móviles y demás, en busca de nuevas pruebas para la investigación de la trama de la reventa de entradas”. En ese mismo hotel están alojados varios ejecutivos de la FIFA.

Interrogado por los periodistas con referencia al ejecutivo detenido por la reventa de entradas, el presidente de la Fifa, Joseph Blatter, respondió a O Globo:

–Caballeros, vamos a hablar sólo de fútbol  –mientras salía del hotel cercado por un fuerte aparato de seguridad y escoltas en motocicletas. (O Globo)

Si al circo romano se lo mezcla con la política, con la historia o con el arte, siempre sale perdiendo el circo romano, porque tiene una sola vida: la del “deporte”.

El fútbol, en cambio, tiene, por lo menos, tres vidas: la de la realidad, la de la ideología y la del fútbol. Joseph Blatter nunca habló de ninguna de ellas. Él sólo habla del circo romano. Cuando le prohíbe a Maradona ingresar a los estadios como periodista (uno de los de mayor audiencia de este Mundial, sin duda), porque no tolera que Maradona sí hable de fútbol. Cuando hace jugar a los futbolistas al mediodía del norte brasileño para los horarios pico de la televisión europea, produciendo espectáculos tan dispares como los cansinos que se jugaron a la una de la tarde con los jugadores que terminaron arrastrándose por la cancha (por ejemplo en cuartos de final, Alemania-Francia, Argentina-Bélgica, en tanto Brasil-Colombia, Holanda-Costa Rica sí pudieron brindar espectáculo).

Lo mismo había ocurrido en México 86 y aquella generación de referentes futbolísticos –entre ellos Francescoli y Maradona– se movió para impedir que volviera a suceder, pero con el paso de las generaciones es difícil mantener organizados a futbolistas seleccionados en sus jóvenes y breves carreras internacionales. Ahora la FIFA insiste para el Mundial de Qatar.

La temperatura media en Qatar sería de 40 grados. “Poco le importa a la FIFA lo que sufran o no los jugadores, como lo está demostrando ahora mismo en Brasil fijando partidos al mediodía en estados como los del norte sólo porque la tele así lo quiere. Como poco le importan los cientos de obreros de la construcción que han muerto hasta ahora en las obras de los estadios en Qatar. Don Blatter dice que es un problema interno de Qatar ante el que no tiene jurisdicción, cuando si quiere se inventa esa jurisdicción”, comentó Maradona en una de las declaraciones que le valieron su destierro de los palcos.

Es así como dice Diego, el propio Blatter lo afirmó: “En la FIFA somos como las Naciones Unidas, pero con más poder. Tenemos 208 miembros, contra 192 o 193. Y cuando tomamos una decisión, se implementa directamente.” Así mismo se lo planteó en 2008 Blatter al gobierno español que había entrado en conflicto con las autoridades locales del César del circo romano. “Si el gobierno sigue insistiendo, si quiere intervenir en el fútbol y torcer las leyes de la FIFA para aplicar las suyas, es muy simple: España será suspendida y veremos quién tiene más fuerza. Después de todo manejamos un presupuesto que es la suma del de muchos países y no hay una multinacional tan grande y tan influyente como la nuestra, que además se mueve en el universo del más popular de los deportes, lo que le da una fuerza aun más gigantesca. Nadie en su sano juicio se le puede oponer”. Dice Eugenio Figueredo, el Presidente de la sucursal FIFA Conmebol, denunciada en Uruguay judicialmente por la Mutual de Futbolistas y varios clubes: “en el fútbol no hay que tener epidermis de doncella”.

El gobierno español terminó cediendo. Poco antes había cedido el portugués, que debió cambiar un artículo de la ley nacional del deporte que a la FIFA no le gustaba. Después el de Brasil debió resignarse a impulsar una ley que autorizaba otra vez la venta de cerveza en los estadios, prohibida desde casi una década atrás. Después la Mutual y la central de trabajadores uruguaya debieron salir en defensa de los derechos laborales de Luis Suárez, vulnerados de oficio por un tribunal de la FIFA, por sólo poner cuatro ejemplos.

"Torcedor" bip con pizarra.

“Torcedor” bip con pizarra.

Por una cuestión de costos, quienes entran a ver una semifinal del Mundial no son hinchas comunes. Actúan como en un desfile de modelos o en un salón del automóvil. Para los futbolistas brasileños que antes de salir de la cancha llorando, muertos de un dolor y una vergüenza que merecen el mayor respeto, tuvieron que aplaudir a ese público brasileño que los silbó y gritó “ole” cuando Alemania, simple y compleja a la vez, práctica, implacable los bailaba, ¿no hubiese sido mejor, con todos los grandes cracks que ha tenido Brasil, que uno de los jugadores más decisivo de Brasil durante tanto tiempo no hubiese sido Joao Havelange? Y más recientemente, ¿no hubiese sido mejor perder con Croacia dignamente y que las epidermis de hipopótamo de la FIFA no actuaran de oficio para limar adversarios indeseados como Uruguay?

Hablemos “sólo de fútbol”, seamos “caballeros”: hasta para la reventa de entradas quizás hubiera sido mejor.