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¡Primer tiempo soñado!




Edinson Cavani se llenó la boca de gol.


6 septiembre, 2016
Sin Categoría

Edinson Cavani se llenó la boca de gol.

Edinson Cavani se llenó la boca de gol.

Escribe Atilio Garrido

Con anuncios de vientos fuertes que superarán los cincuenta quilómetros por hora y mucha lluvia a partir de las veinte horas en que comienza el partido, las tribunas del estadio Centenario se van poblando. La pasión de los compatriotas por esta selección; la comunión de los jugadores con la mayoría del pueblo oriental y la imagen de respeto, solvencia y orden que transmite el cuerpo técnico que lidera Oscar Tabárez han sido –una vez más- el motor que construyó realidad. La gente no afloja ni abajo del agua, como se expresaba en otros tiempos para referirse a la resistencia de un ser humano.

En las consideraciones previas advertí sobre la importancia del partido que comienza; la preocupación por el trabajo de un árbitro inexperto para un enfrentamiento tan importante (apenas dirigió un partido de este tipo y de poca importancia) y la necesidad de adquirir conciencia de la gran importancia del resultado del cotejo, para lo cual es imprescindible no perder este encuentro.

A los diez minutos apareció el primer error del árbitro brasileño Sampaio. Un contragolpe paraguayo lanzado en pelotazo para Ángel Romero resultó neutralizado por una excelente barrida de Giménez quitándole la pelota limpiamente con la pierna izquierda.

Hasta esa equivocación el trámite del encuentro mostró a Uruguay posicionado netamente en ofensiva, con una extraña composición del medio juego: Arévalo Ríos y Sánchez en el doble cinco, con Ramírez por derecha y Cristian Rodríguez por izquierda.  Otra rareza se advirtió en la centralización del juego. Intentó romper la defensa guaraní por el medio, friccionándose el trámite en la disputa por la posesión del balón. El tercer elemento diferente  resultó el mantenimiento de Cavani en neta posición ofensiva.

La primera incidencia de peligro llegó –justamente al revés de lo propuesto-, por la punta izquierda. Edinson Cavani robó una pelota como primer escollo defensivo, habilitó a Suárez quien se la devolvió de primera dejándolo de cara al gol. Sacó el remate trabado por Aguilar despejando al córner.

Manteniéndose en ese criterio y con idéntica actitud, otro contragolpe paraguayo –también por la izquierda-, resultó cortado en esta ocasión por Matias Corujo, quedándose con el control de la pelota. Maniobró y metió un rasante pase punzante por la banda para Luis Suárez. El notable “rugbista-futbolista” hizo de las suyas. Cuerpeó al rival. Se quedó con el esférico y mandó un centro-shot al área. Apareció como un fantasma Cavani y definió con la clase y calidad de los grandes jugadores. Corriendo de izquierda a derecha, le pegó de primera a la pelota abriendo el pie cambiándole la dirección. Entró contra el palo opuesto, el derecho del arco de Barreto, anotando la apertura del tanteador. Golazo. Por la precisión perfecta de la maniobra desde el arranque en Corujo hasta la culminación de Cavani.

Transcurridos treinta y cinco minutos las características del cotejo no se modificaron. Uruguay mantuvo su esquema ofensivo en una tarea de conjunto acertada en la marcación, que exigió un gran esfuerzo físico. Preocupante situación pensando en el segundo tiempo, teniendo en cuenta que el estado del campo de juego “come” más piernas que de costumbre que cuando el terreno presenta estado normal.

Aunque sin jugadas netas claras de gol, de esas donde el atacante queda cara a cara con el golero adversario, el equipo uruguayo mantuvo el control del juego y el predominio en el campo, sumando méritos para justificar el acceso al segundo gol. Que pudo llegar en un tiro libre ejecutado por Gastón Ramírez -¡qué parecido físico a Pedro Rocha tiene el fraybentino!- y que se concretó en la siguiente pelota quieta. El mismo Ramírez mandó el córner desde la derecha al corazón del área. Cristian Rodríguez se anticipó al zaguero guaraní cabeceando en corto. Dos a cero totalmente justo.

En el cierre de la etapa apareció  por la izquierda, otra vez el “rugbista-futbolista” en todo su esplendor. Habilitado por Cavani en buena forma, Suárez recibió la pelota. Nuevamente “cuerpeo” a su marcador y se internó en el área grande en forma diagonal. Cuando Paulo Da Silva le cerró el camino, paró la pelota, se dio vuelta y volvió hacia atrás sobre sus pasos en buscado de pase, de espaldas al arco cuando llegaba a marcarlo Aguilar. Tocó la pelota hacia delante y la pierna del lateral corto la acción del uruguayo con claro penal. El juez brasileño, que estaba al lado, lo sancionó. El perfecto remate de Suárez sentenció el 3:0 con el que concluyó la etapa.

El primer tiempo mostró la mejor exhibición de Uruguay de los últimos tiempos. Con personalidad; dominando el trámite del juego; manteniéndose en posición ofensiva permanente a partir de la premisa y disposición de los futbolistas para recuperar la pelota en la propia cancha rival. Este actitud exigió –es necesario destacarlo- una enorme entrega física y concentración mental, sin renunciamientos. Así, apareciendo como un equipo sólido, compacto, potente y técnico, Uruguay acumuló esos tres goles de diferencia que parecen definitivos. ¡Un primer tiempo soñado!


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