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Sacrificio




Usando el brazalete de capitán, Enrique "Pelado" Peña festeja en Nacional.


12 mayo, 2019
Columnistas

“Con el tiempo todo pasa.
He visto, con algo de  paciencia,
a lo inolvidable volverse olvido,
y a lo imprescindible sobrar.”

Gabriel García Márquez.

 

Sacrificio, en lengua latina (sacrificium), muy usada por los deportistas en  triunfos o derrotas. ¿Es sacrificio realizar algo que nos gusta? ¿O es un argumento para justificar triunfos o derrotas? Porque cuando ganamos decimos ¡hicimos mucho sacrificio! perdemos y utilizamos la misma palabra. Es raro porque pensé que sacrificarse tiene otro sentido, no es siempre dar la vida, también es un “homenaje u ofrenda a una divinidad, con una intención de rendirle tributo”. En algunos pueblos precolombinos entregaban tres cabras en sacrificio para honrar a la Pachamama (Madre tierra). Relaciono palabras; deporte, juego, fama, viajes, dinero y no tiene lugar la palabra sacrificio. Siempre los deportistas ganaron por encima del salario medio de cualquier país. Es cierto también que no todos fueron los afortunados, unos brillaron por luz propia y otros acompañamos la ola para volvernos espuma, tuvimos nuestros días de gloria y nuestros días que hubiera sido mejor seguir durmiendo… Pero así es el deporte, un juego impredecible, donde invertís el físico y tenés que ser un profesional las 24 horas del día. Pero las compensaciones son muy grandes, vuelvo a repetir no todos tenemos esa suerte de muy pocos, pero te da para pelear la vida con dignidad, si te administras bien…

Así empiezo otras historias con los protagonistas reales, los que la vivieron y sintieron en carne propia, ese momento que trato de reflejar en mis columnas como dice el titulo, “sacrificándome” de escuchar tantas historias detrás de bambalinas, de reirme y sentir otra vez los viajes, los partidos, la presión del momento. El grito de la tribuna…

“EL PELADO PEÑA”

 

Nació en el barrio Buceo, en Av. Italia y Propios, en la viviendas.

“Dentro del complejo había una plaza donde jugábamos al fútbol, cuando tenía 7 años un amigo hacía los partidos y para hacernos hincha de Nacional, a los que traíamos una camiseta blanca nos dibujaba el escudo y jugábamos defendiendo desde chico al club. Éramos de diferentes edades, unos de 14, otros de 15, y yo de 8 años, se hacían partidos de 20 contra 20 ya que la plaza era muy grande y jugaban todos, padres, hermanos e hijos.

El cuadro del barrio era Huracán Buceo y lógicamente todos soñábamos jugar ahí. Me inicié en el equipo de baby fútbol, Exploradores de Artigas, soy el menor de 5 hermanos y con Nelson (mi hermano mayor) tengo una diferencia de 9 años, así que él era mi espejo, también jugaba de zaguero izquierdo en Huracán Buceo. Para mí jugar al lado de él simplemente era algo soñado. Cuando tenía 10 años, recuerdo que la selección juvenil del año 1974, que viajaba al sudamericano de Chile, fue al velódromo Municipal y nosotros con el equipo de Exploradores de Artigas, los estuvimos esperando, los saludamos, deseándoles mucha suerte, a tí, Villazán, Bartolotta, Carrabs, Agresta y a mi hermano que era el capitán del equipo. Fijate que años después jugué contra ustedes y fui compañero de mi hermano, en Huracán Buceo.

Todo mi entorno era fútbol, así que era cuestión de tiempo ir aprendiendo de los más grandes, porque siempre fui así, de escuchar y hacer caso de lo que te decían.

¿Cómo llegué a Huracán Buceo? Primero porque tenía mucha suerte. Fui a entrenar con  13 años, para la categoría de sexta división me dijeron que no, fue el padre del “Mono” Soria, cuando no te daban el chaleco quedabas fuera, eliminado, así fue.

Tres hermanos Peña con una pasión en común: el fútbol.

El profesor físico, el “Oreja” Ibarra, me lleva para Bella Vista, él dirigía la quinta y cuarta del club, me fichan y si jugabas 5 partidos ya quedabas enganchado al club. Jugué 3 partidos en quinta y 1 en cuarta categoría, en el quinto partido (ahí viene lo de la suerte o no) me habla un dirigente de Huracán Buceo, Héctor Cuerva, de la cantina “Don” Emilio”, (en aquella época muy famosa, en Cabrera y Gobernador Viana, particularmente recuerdo bien la cantina porque en ese tiempo al mejor gol de la etapa nos daban un voucher para ir a cenar gratis, fui varias veces).

No me dice -vos sos del barrio, del Hura!- Me lleva, pero fui al primer equipo de Huracán, ya el campeonato había empezado y como yo lo empecé en Bella Vista no podía jugar en todo el año,solo entrenar, la suerte fue en que practicaba con el primero, con 14 años, el técnico era Mario Patrón, y mis compañeros eran el “Tano” Bertocchi, el “Mono” Soria, Luis Guillén, el “Cacho” Aparicio, Luis Villalba, Armúa, me adapté enseguida y en el ‘79 con 15 años debuté en primera. Las inferiores las hice salteadas, porque me bajan a jugar para que hiciera fútbol y reforzarlas.

 

Huracán Buceo era un club chico, y todos los días había que preguntar donde entrenamos, llamábamos al Castillo del Buceo que era la sede del club y nos decían: “hoy en CAFO, mañana en Maguá (en el prado), en la cancha de ferrocarril, en la cancha de Alto Perú”.

¡¡Pienso para mi mismo, mientras escucho el relato del “pelado” y recuerdo mi título “SACRIFICIO”, sin comentárselo, me da vergüenza!!

“Cuando empecé en las inferiores, mi madre a veces no tenía plata para pagar el ómnibus, yo en ese entonces era estudiante e iba al liceo nº 14, nos tomábamos el 2 de RAINCOOP.

-¿Y quienes subían en propios y 8 de octubre?

-Mis compañeros y la chica que yo miraba, estaba enamorado. Imaginate que ella subía al ómnibus y me encontraba sentado con una moña azul y de túnica blanca, me quería matar, trataba de esconderme detrás de la moña pero no había caso, me veía igual. No entendía nada, me corría la moña y me preguntaba: ¿Qué haces detrás de esa moña azul Enrique?

-Voy a practicar y no tengo para el boleto- le respondía.

Las viví todas, la otra era mi padre, que trabajaba en AMDET en control, le había dado a mi hermano Juan Carlos (que entrenaba conmigo) un carnet de libre acceso, entonces mi hermano subía y me tiraba el carnet, yo lo agarraba y me tomaba el siguiente ómnibus, que yo recuerde buscaba todas las alternativas para ir a practicar, y nunca falte a ninguna.

También vendía caramelos, dentro de las viviendas, teníamos un equipo de baby fútbol llamado el Buena Vista, para inscribirnos en los campeonatos hacíamos de todo, colectas, rifas, lo que se podía. Yo cuando vendía los caramelos utilizaba el dinero para pagarme el ómnibus, y les decía la verdad, no pasaba nada, estaba como autorizado por ser el club del barrio, nunca me dijeron nada. Si faltaba plata teníamos que buscar otras alternativas y así lo hacíamos. Recuerdo que buscábamos los palos de escoba que hacen de sostén de las plantas o flores en los jardines de las casas del barrio, saltamos y las dejábamos sin nada e íbamos a Comercio y Av. Italia que hacían muebles de paja y precisaban los palos de escoba para construirlos.

Otra más, iba a la escuela Joaquín Mestre que estaba en Av. Italia antes de Larrañaga, también por esa calle hay un laboratorio y nos pedían gatos, nosotros íbamos por la calle y cazabamos gatos, se los llevábamos y nos pagaban por cada gato, nunca supimos qué hacían con ellos. Un día se me ocurrió ir a investigar, ahí vimos a uno embalsamado, nunca más le llevamos.

Otro día vamos con los amigos que utilizabamos el dinero para las prácticas, al puertito del buceo y pasamos por la iglesia de San Pedro, en la Iglesia  había un buzon que decia “PARA LOS POBRES”, la gente salía y colocaba dinero, miramos y vimos que el cura no estaba, les digo. ¡¡Para, para!! ¿Nosotros somos pobres?. -Agarramos el buzón y le afanamos la plata a San Pedro, estaba lleno de monedas, se ve que fue después de una misa, o algún evento eucarístico ese día.

Nosotros lo hicimos consciente que era para nosotros porque realmente éramos pobres, así que no tuvimos problema de saber que estaba donde San Pedro quería.

1979 : debut de Peña en huracán Buceo. Compartió equipo con Nelson, su hermano mayor. Parados: Enrique Peña, Ricardo Mier, Raúl Mirabal, Nelson Peña, Roberto Santos y Luis Cáseres.
Agachados: Juan C. Contreras, Boris Machado, Luis Fernández, Julio Correa y Añón.

Siendo tan joven ya me sentía profesional, algo que había pensado y soñado, se estaba cristalizando más rápido de lo imaginado, tenía buena técnica, muchos me decían que era un tronco, pero yo dominaba más de 1500 veces la pelota, en la selección juvenil, el profesor Caminati para iniciar el calentamiento, nos hacía dar vuelta la cancha dominándola y yo era el último en dejarla caer, todo eso ya lo traía del barrio, dominando todo lo que teníamos a mano, chapitas en la escuela, pelotas de goma, de plástico, y también en los partidos del barrio había que dominarla y saltar de las patadas, ya que nos amontonábamos en pocos espacios. Con el tiempo fui inteligente, potencie más mis virtudes y siempre jugué de titular, cuando no jugaba me iba, siempre les digo a mi hijo -si no jugas andate, porque el jugador es eso los fines de semana, demostrar lo practicado y sentirse consustanciado con la tribuna-

Huracán Buceo 1990. Los hermanos Nelson y Enrique Peña formaban parte del primer equipo. Parados: Ricardo Mier, Torres, Raúl Mirabal, Nelson Peña, Marcos Aguiar, Luis Cáseres y Enrique Peña. Agachados: Juan C. Contreras, Luis Güelmo, Luis Fernández y Añón.

Me pasó en Nacional, cuando vi que no iba a jugar rescindí el contrato y me fui, sin cobrar, nunca les dije paguenme que me voy, porque el dinero va y viene, yo quería jugar… en Huracán Buceo me pasó lo mismo el último año que estuve, había firmado contrato, el presidente de esa época era Atijas y me dió 12 cheques adelantados, uno por cada mes del año, jugué y me expulsaron, me dieron 3 partidos de suspensión, vuelvo a jugar, fue contra Cerrito, me expulsan mal, me dieron 9 partidos de suspensión, el campeonato en total eran 14 partidos y rescindí, Atijas me decía que me había expulsado mal que no me fuera.

PRE OLÍMPICO EN BOLIVIA

Roberto Fleitas me pone de capitán del equipo, jugamos nuestro partido ante Colombia. La “China” Baez tiene un problema con un jugador colombiano, Perea de nombre, al otro día del juego estábamos en el comedor de nuestra concentración y vimos que se acercaba dicho jugador; llama a la “China” y sin darle explicaciones le da un golpe de puño rompiéndole un diente, reaccionó nuestro compañero y el colombiano ya estaba corriendo a su lugar de concentración que estaba al lado del nuestro, la “China” detrás de él para pelearlo, se comio terrible garron, no la esperaba ni él ni nadie de nosotros, salimos todos y lo pudimos contener para que no siguiera con la pelea. Yo era el capitán y sentía que estaba fracasando, – en algo falle- pensaba. El técnico de Colombia era Maturana, gran tipo,me presente como capitán del equipo y que quería hablar con Perea. Lo invite a pelear, le decía – vos fuiste al comedor nuestro y los uruguayos no aceptamos esto! Dale salí a pelear- Estaba como loco y viene Higuita el golero que a lo postre fue muy famoso. Me decía: – tranquilo “mono” (pelado)-  me había puesto el balde tan grande que pensaba en Obdulio Varela y los grandes capitanes que tuvo la Celeste, no me permitian que haya pasado eso. Veía en sueños hasta mi madre que me decía: ¡¡cagón, cagón!! Me había hecho una película barbara, me pase de rosca, eso no nos podían hacer a nosotros, nadie en nuestra concentración nos podía avergonzar de esa manera, eso lo había escuchado por los grandes jugadores, es como los 10 mandamientos, eso no está permitido, anduve rondando la concentración colombiana durante 3 noches, le hice la guardia a ver si lo veía, pero le avisaban enseguida y nunca me lo cruce. Leonel Álvarez (también colombiano) me tranquilizaba y hasta quedamos amigos después de esa anécdota. Perea quedó como si fuera Gardel, venir a nuestro feudo y sin mediar palabras pegarle a no de los nuestros, ante los medios colombianos se fue hecho un héroe, pero la realidad es que lo garroneo y se fue volando cuando la China se apronto a devolverle el golpe… Venir a pegarle en la cueva del León, eso aun me tiene mal, y han pasado unos cuantos años…

Este equipo, preolímpico de Bolivia fue la base de la Copa América del ‘87, jugada en Argentina y ganada por Uruguay. También fui el capitán.

Siguiendo el relato de esa Copa América, el día del partido ante Argentina me levanto a desayunar y cruzo a Roberto Fleitas, me dice: – ¡Capitán como esta para hoy! –

-Siempre bien –  le respondo. Después del mediodía me llama y me había sacado del juego, tenía razón ya que los argentinos estaban esperando que marcaramos a Maradona y mas si andaba por el medio campo, donde se movía habitualmente, pero nadie esperaba que lo salieramos a atacar con 2 punteros bien abiertos, Rubén Sosa y Alzamendi, y de centrodelantero el flaco Enzo Francescoli, en el armado Pablo Bengoechea, fijate si tendría razón que Maradona se tiro por el lado izquierdo y ahí lo tomó la “Guacha” Domínguez que lo anuló completamente, los argentinos esperaban a 3 en el medio campo  y 2 en el ataque, le hicimos al revés, Perdomo y Matosas junto Pablo Bengoechea y atrás si pasaban los tomaban el “Tano” Gutiérrez y Obdulio Trasante, algún huella les iba a quedar en las piernas, la selección argentina ya sabían cómo jugábamos porque todos nuestros partidos de entrenamiento fueron contra equipos argentinos, siempre le pasan a la selección todos los datos que suelen jugar los demas paises, asi que Maradona evitó el medio campo porque lo íbamos a marcar duro donde cayera a recibir el balón, pero Roberto Freitas los sorprendió, jugamos mejor y ganamos con autoridad el campeonato…

AUSTRALIA

Fuimos al mundial de Australia, hicimos escala en Amsterdam. Estuvimos en la concentración del Ajax unos 13 días, lo primero que nos sorprendió fue el pasto artificial, por Sudamérica no se conocía aún, después nos llevan a una plaza en Amsterdam, dónde está la famosa iglesia, realmente hermosa y más cuando se cubre de nieve.

Nos juntaron y nos dieron libre hasta las 17:00 hrs, salimos de compras, yo siempre fui muy puntual, ya tenía incorporada la disciplina deportiva. Llego 15’ antes de la hora, así fue, llegué 1630 hrs, me sente junto con Alexis Noble, al rato vemos venir a Carlitos Melián con 2 valijas, le pregunto dónde compro las valijas porque yo quería comprar una pero salian unos usd 100, eran unas Sansung preciosas y le habían costado usd 20 cada una, me dice – 2 cuadras a la derecha otra a la izquierda y está ahí, la casa de valijas-, pensé me da tiempo voy y vengo antes de las 17:oo hrs. Fuimos con Alexis y nos perdimos, eran las 20:oo hrs y estábamos llorando en la calle, completamente solos y sin hablar inglés, le preguntabamos a las holandeses, pero terminaban riendose porque hacíamos ademanes, yo decía Tan-Tan-Tan, Iglesia. Me comentaron que “Don” Raúl Betancourt, mando el ómnibus partir y dejó a un directivo de Cerro, el sr. Berrueta, ellos alquilaron unas camionetas combis y nos encontraron llorando, solos, ya eran las 22:oo hrs; en aquel momento, estaban de moda los Punks que vestían de negro con los pelos parados, el miedo que nos invadió, fue tétrico. La salvamos porque el técnico me conocía y sabía lo puntual que era, si hubiera estado solo Alexis que era muy bromista lo hubiera eliminado del plantel. los compañeros también nos respondieron, nos creyeron, fijate que yo en la desesperación les gritaba “Uruguay, habría los brazos e imitaba a un avión, Tan-Tan-Iglesia”, que se iban a imaginar que estábamos perdidos de una delegación que estaba de pasada por Holanda. Yo recordaba la selección juvenil del ‘79 que había tenido un problema con un jugador de Huracán Buceo y lo habían eliminado, se estaba dando todo igual, hasta del mismo equipo éramos, tenía miedo.

NACIONAL VS. COLO-COLO

Nacional 1991. Parados: Enrique Peña, José Luis Pintos Saldanha, Jorge Seré, Jorge Cardaccio, Daniel Felipe Revelez y Enrique Saravia.
Agachados: Julio César Dely Valdés (panameño), Luis Noé, Wilmar Cabrera, Edgar Borges y José García.

Por la Libertadores en el año 1991, en Santiago de Chile perdimos ante el gran Colo-Colo 4 a 0, equipo de gran arraigo en su país.

Al otro dia temprano a las 07:00 hrs de la mañana ya estábamos en el aeropuerto, estaba vacío, ni un alma había. ¿Que se me ocurre? Sentarme en una vitrina estilo mesa que contenía jarrones de muy alto costo, simplemente me apoye y se rompió todo, el vidrio que la cubría inclusive el jarrón, quede incrustado dentro de la mesa. Vienen rapidisimos los “Pacos” (policía chilena) y me llevan a las oficinas del mismo aeropuerto en donde funcionan un estilo de comisaría, el jarrón tenía un costo de usd 2500, pero lo entro a mirar bien y no se había roto el jarrón sino la base del mismo. Al otro día salió en los diarios “Peña rompió todo el aeropuerto en venganza por la derrota” toda una historia se hizo por sentarme en el lugar equivocado, la jodita me costo usd 2500.

Cuando me transfieren a Temuco los periodistas me preguntaban por qué había hecho eso, les tuve que explicar lo que realmente me había ocurrido. Fijate que habíamos jugado a las 09:00 de la noche, si seguía caliente es porque era un loco, la revancha la tuvimos en Montevideo, les ganamos 2 a 0 que no alcanzo pero merecíamos haberle hecho 4 goles porque ese día erramos muchos.

 

LA PELEA DEL CLÁSICO

 

Me costó 9 años llegar a Nacional, yo soy hincha del club desde que me conozco. Cuando Peñarol tenía aquella máquina de ganar campeonatos del año ‘66; pasaban por Avenida Italia y todos los hinchas gritaban “¡¡Dale Peña – Dale Peña!!”.

Yo nací en el año 1963 y no asociaba mi nombre al diminutivo de Peñarol y le decía a mi viejo: -¿Cómo saben que vivimos acá?- Pensado que nos gritaban a nosotros, desde ese momento le tomé un poco de bronca a Peñarol. Desde los 10 años con mis amigos íbamos al Parque Central a recoger las pelotas que se caían fuera de la tribuna, me acuerdo de Manga, Ubiña, Cubilla (que tenía el restaurante el Golazo en Av. Italia y Propios), nos regalaba carne, chorizos, durante 3 años íbamos todos los días y nos daban una Coca-Cola y un refuerzo de mortadela. También hacíamos de equipier, les lustrábamos los zapatos, les enrollábamos las vendas y algunas veces nos ponían en el Estadio Centenario de alcanza pelotas, teníamos la palabra FUNSA y a cada uno de nosotros nos asignaban una letra, yo tenía la “F”.

 

Cuando jugaba los sábados en Huracán Buceo y en Wanderers, los domingo iba a ver a Nacional,  también, cuando eran los clásicos todos los equipos hacían los mismo, jugaban los sábados, el clásico era lo más importante de la semana.

Yo comentaba en la tribuna con mis compañeros “¡Bo estos jugadores de Nacional son una manga de cagones!”. Los jugadores de Peñarol siempre decían en los diarios y radios “¡Vamos a ganar!” y los de Nacional decían “¡Clásicos son clásicos!”. Yo me propuse interiormente que un dia iba a jugar en Nacional, a cambiarle la cabeza a los jugadores, a comprometerlos aunque sea de “boquilla”, entonces lo que vos hablás tenés que cumplirlo.

 

Enrique Peña llegó a Nacional en 1989, año siguiente a la obtención de la Copa Libertadores y la Intercontinental. Parados: Mario Alles, Tony Gómez, Jorge Cardaccio, Carlos Soca, Gustavo Mozo y Enrique Peña. Agachados: Julio Zoppi, Luis Noé, Marcelo Saralegui, Daniel Fonseca y Sergio Olivera.

Yo llego a Nacional un 14 de febrero del ‘89,  en ese momento el club era el campeón de América y del Mundo del ‘88, ligué… estaban en Mar del Plata, firmo el contrato y viajo solo a unirme al grupo, estaban jugando la copa del Gráfico. Cuando viajo en el avión lo que me pasa es increíble, yo siempre haciendome la cabeza que Nacional es lo mas grande y de los hinchas que tenía por todo el mundo, veo en el viaje que un rubiecito venía sentado delante mio, pero solo eso no preste más atención de lo normal, era un viaje interno de Buenos Aires a Mar del Plata. Cuando llego al destino veo el aeropuerto lleno de gente, digo -¡Pah lo que es Nacional!-. Todo lo que yo pensaba que era Nacional lo estaba constatando con mis propios ojos, pero el rubiecito resulta que era ¡Luis Miguel! Fue una corrida de gente impresionante, quede solo en las escaleras del avión sin ningún aplauso que llegaba yo. Miraba a la gente y me decía a mi mismo “¡¡Hey soy yo!!”. Cuando vi que nadie me miraba siquiera, me golpeo la primera realidad…

Llego a la concentración de Nacional y estaba peleado con la mayoría de los jugadores, de partidos de la Copa Libertadores del ‘88, la llave se componía de Nacional, Wanderers, América de Cali y Millonarios de Bogotá.

El primer partido lo empatamos 0 a 0, contra Nacional, el segundo faltando 15’ el “Vasco” Ostolaza me dice – ¡mira que fui al velorio de tu madre!

-Y yo lo tome a mal- Me quería vengar.

Va a sacar una pelota el golero Seré del arco Nacional, como siempre la peinaba el “Vasco” fui derecho a matarlo, con mi codo apunte hacia la nuca, pero el Vasco me anticipa y se agacha, nos caemos los dos, al suceder eso la pelota pica y la recibe Yubert Lemos, se la pasa a “Tony” Gomez este levanta un centro y nos hace el gol Moran. Perdimos 1 a 0, ese triunfo le da la clasificación a Nacional.

Fijate que ese gol indirectamente fue por mi decisión de golpear al “Vasco”, que al final fue un malentendido mío y sabiendo la persona que es, quedo en la nada. En ese partido me pelee con Cardaccio, con el “Indio” Morán, con todos. Cuando llego en el ‘89 a la concentración nadie me dio bola. Siempre se estila decir “bienvenido” “que te vaya bien” ,nada, fue una entrada tan silenciosa que solo se oía el tenedor y el cuchillo cuando comían. Me siento para almorzar y en mi mesa me toca Luis Noé, que había sido compañero mío en Wanderers, y Dely Valdés. Voy a la habitación y me encuentro con mis compañeros otra vez, Luis me comenta que habían formado un grupo de los campeones muy cerrado.

A las 17:00 hrs vamos al entrenamiento, comenzamos a correr y los jugadores del ‘88 iban todos juntos, atrás Luis, Dely y yo, eran 4 vueltas, la primer vuelta la hicimos en ese orden, las otras 3 me calente y comencé a correr rápido; cuando estaba terminado la segunda Hugo de León me grita -¿sos de otro equipo?.

Freno y digo – Profe, me permite?-  los junte a todos en la mitad de la cancha y les grito -¿Quién tiene problemas conmigo?- Los mire a los ojos a cada uno, nadie decía nada – ¡¡Aca diganme, yo vine acá para salir campeón, es mi sueño jugar en Nacional!!

-¡Tranquilo pelado, todo bien! – Y ahí se terminó todo, le arregle el problema a Luis Noé y Dely Valdés. Nos aceptaron, ¡¡Dale Bienvenido “Pelado”!!

Jugamos contra River Plate, ganamos, contra Independiente también ganamos y salimos campeones de la Copa el Gráfico.

Partimos hacia Honduras por la Copa Interamericana, jugamos contra el equipo Olimpia, empatamos y la revancha la ganamos en Montevideo 4 a 1, salimos campeones.

Los partidos que jugué los ganamos. El “Pichón” Núñez me pone de capitán, hacía 15 días que había llegado y ya tenía en mi haber 2 campeonatos. La verdad los habíamos logrado por los campeones del ‘88, ya estaba el equipo aceitado, y yo me acople bien al sistema. Me dieron ese galardón de capitán porque a Hugo de León lo habían citado a la selección que viajó al mundial del ‘90.

Cuando Hugo volvió seguí de Capitán y nunca dijo nada, y así en todos los años que jugué por el club.

Usando el brazalete de capitán, Enrique “Pelado” Peña festeja en Nacional.

Yo tenia una promesa interna mía, con respecto a los clásicos, había que mantener lo hablado, hasta conmigo mismo. Y del dicho al hecho empecé a comprometerlos en sus reportajes a la prensa, desde ahí se ganaban los partidos. Aparte porque si ganas los clásicos, sos Gardel, si perdes sos el “cagon” del barrio. Yo mismo declare en la prensa que prefiero ser Gardel que un “cagón”. Eso lo leyó Roberto Fleitas que en ese momento era el técnico de Peñarol y lo colgó en la cartelera de la concentración, y le empezó a dar “manija” a Obdulio Trasante, mira lo que dice Peña, si ganan son Gardel y si pierden son “cagones”, y  empezaron a jugar con eso, ¿quien es mas hombre?

Hasta que fuimos a un programa de Juan Carlos Scelza, “Hora 25”, lógicamente salió ese tema, y lo seguí afirmando, o sos Gardel o sos el “cagon” del barrio, no podes salir a la calle después de una derrota clásica.

Qué fue lo que ocurrió, los jugadores de Peñarol con cada jugada que yo intervenía me querian “levantar en la pata” en los tiros de esquina, tenía que estar con los ojos bien abiertos porque me cruzaban cada codazos que si me agarraban me sacaban la mandíbula o me partian la nariz, la tuve brava, y se te va acumulando la bronca con el correr de los minutos.

Cada vez que tocaba la pelota se me venían todos a querer pegarme, el estadio se llenó, entraron 72.000 personas, se desbordaba. Faltando 2’ veo a Cedrés y le meto flor de plancha, miro al juez, Eduardo Dluzniewski y ya venía con la roja, le digo al “Bocha” Cardaccio, me expulso, pero me llevo a uno conmigo, ya vi que los jugadores de Peñarol venían hacía mí. Al primero que veo le mande un “saque” (trompada), era Sergio Peluffo, el segundo al “Pecho” Sánchez y al golero Oscar Ferro, ahi se armo toda la piñata,  me agarro Cedrés y me empujó hacia abajo, me acalambre, si se hubieran dado cuenta los jugadores de Peñarol me hubieran pegado por todos lados, no me podía mover. Hasta ahora le recrimino que fue un boludo, me podían haber matado. Yo estaba regalado, varias veces lo he visto al video, los jugadores contrarios llegaron hasta mi y nadie me toco, solo amagaban. Después nos echaron a todos y nos procesaron sin prisión.

Yo no di ningún paso para atrás, eso me lo inculcaron los más grandes, cuando estás en un equipo grande no hay marcha atrás, eso es imposible. Eso siempre me lo decía el “Peta” Ubiña.

 

“CHACO FOREVER”

 

-Esta anécdota es mortal – me dice el “pelado”, siento que se viene lo bueno de la historia..

-Salgo de Nacional y arreglo de palabra, sin firmar nada con el club San Martin de Tucuman que lo dirigía Nelson Chabay, el uruguayo muy exitoso en Argentina. La prima era de usd 30.000 y el sueldo tope que había en el club. Mientras viajo en el barco hacia Buenos Aires, me encuentro con Luis Noe, ex compañero mío, me pregunta, ¿a dónde iba?, le comento, y él me dice – yo voy al “Chaco”-

Durante el viaje se comunica con el empresario Carlos Quieto y termina arreglandome en el “Chaco Forever” por el doble de prima, (usd 75.000) y también con tope de sueldo, recapitule todo, fijate que iba a ganar en un año, lo que serían dos en Tucuman, con 32 años y tenía la fortuna de firmar por un buen dinero, no tenía que pensar mucho, llame a Chabay y le explique la situación, lógicamente él la entendió y me deseo lo mejor, no sin antes comentarme que le parecía raro que un equipo del nacional B, en donde se encontraba dicho club, ofreciera tanto dinero. Ya en Buenos Aires, me fui a la oficina del empresario, pensando que volvería a jugar junto a Luis Noé, lo había hecho en Wanderers, Nacional y nos íbamos para el Chaco juntos. Todo cerraba de película para mi.

Llegamos al Chaco y no me olvido nunca más, una mujer de nombre Rosa Portal, de minifalda, rubia de ojos celestes, divina, viuda, era la presidenta del club, aparte joven, para los que se acuerdan, era igualita a Graciela Alfano. Me empieza a decir “Capi”, porque te quiero de “Capi” acá. Imaginate terrible mujer y yo me sentía Pelé, es decir, me hacía sentir. Traen también el “Pichi” Escudero de Boca a Maramelak, en fin estaban haciendo un equipo para salir campeón. Al único que le dan plata es a mí, me dan usd 10.000 en la mano, a los demás cheques. Al otro dia de haber llegado me dijo que teníamos que ir a Corrientes para el permiso de trabajo, cuando vuelvo me pide los usd 10.000, porque no tenía efectivo si se lo cambiaba por un cheque, porque tenía que pagar algunos trámites, como la vi tan linda y realmente me había gustado ni dude en devolverlo, ni tampoco dude de ella.

A las dos semanas retorno a Montevideo y le doy el cheque a Ignacio Rospide (corredor la de bolsa de valores en aquella época) él me cuenta que los cheques que le llegaron los habían cobrado sin problemas, a los 15 días me rebota el cheque y que estaba denunciado por robo. Voy a ver a Rosa Portal ya estando en el Chaco, -si- me dice, -cuando te deje a vos viaje a Buenos Aires y allá me robaron la chequera-

Con todos esos cuentos iba estirando los pagos a todos los jugadores que le habían dado cheques. Me cambia el cheque por otro y hago lo mismo, se lo envió a Rospide y me demoro 15 dias mas, asi lo hizo con los 14 jugadores más el cuerpo técnico, en ese ínterin ya había empezado el campeonato, hice un gol en el primer partido y te llenan de trofeos, parecía el  Monte Everest.

El técnico Mario Ricci había vendido la casa y la puso de seña para otra que compraba, más los cheques que le dieron, Maramelak había cambiado el auto y entregado los cheques que le dieron, fue un desastre, la presidenta había robado usd 3.000.000 a los bancos, ella iba como diputada Menemista y presionaba a los bancos exigiendoles dinero porque querían subir al equipo. El vicepresidente venía hace tiempo poniendo dinero de su bolsillo, unos usd 200.000 y pensaba que no cobraba más ese dinero, cuando esta mujer le entregó un cheque, el vicepresidente lo besaba delante mío, pensaba en la familia que no le creía que volvería a cobrar ese monto tan grande que colocó en el club, les iba a tapar la boca. Cuando supo que le rebotó el cheque, se pegó un tiro en la cabeza, se suicidó.

 

Mira como termina todo, ella desaparece,se esfumó, teníamos en la camiseta el texto de “Menem ‘95” todo el estadio tenía la misma propaganda, políticamente hablando estábamos respaldados por el poder. Cuando se supo de las estafas quedamos sin saber que hacer, nos salvó Víctor Hugo Morales (relator uruguayo de gran influencia radial en Argentina). Ya había comenzado el torneo, llevabamos 4 partidos jugados, no teníamos a donde ir, ya que también habían cerrado el periodo de pases, estaba fea la mano. Víctor Hugo pidió una prórroga del período de pases y que quedáramos libres, así fue, con suerte y con lo bien que se portó Nelson Chabay fui al equipo de San Martin de Tucuman que era mi primer destino…

 

Lo mejor de todos esto y un agregado a la historia, es que yo viaje con mi señora y mis hijos chicos. La presidenta del club tenía buen corazón, muy en el fondo, y nos dio un hotel carísimo, la suite, y que los niños comieran todos los chocolates y todos los maníes del barcito, estuvimos 20 días, imagínate la panzadas que se hacían. Cuando me toca irme el hotel me quería cobrar usd 3500, me queria matar. Todos los jugadores más el cuerpo técnico nos escapamos, como comíamos en otro restaurante, salimos como siempre a cenar todos juntos y de ahí me vine para Uruguay, después con el pasar del tiempo el club se hizo cargo de las deudas y las canceló. Lo que viví en esa pequeña pero intensa estadía en el Chaco lo recordaré de por vida. Yendo a practicar con mi auto, un Renault 9 que me había traído desde Montevideo, atropelle a una mujer de 73 años, tuvo como 15 fracturas, se largo delante de una camioneta mal, pensaron que había muerto y no me dejaban tocarla. No se como llegue hasta ella, le moví la cabeza, se estaba ahogando con su propia sangre, la salvé. Tuvo operaciones de todo tipo, cadera, hombros, después cuando volví a el Chaco a jugar con mi equipo San Martín la fui a ver, parecía una momia pero estaba viva por suerte.

Judicialmente no tuve ningún problema, porque al no darme cuenta que cruzaba, no frené y no quedaron las huellas de mi coche en la calle para sacar la velocidad que traía en ese momento, frené lógicamente después que la atropelle. Fue una desgracia con suerte, si la hubiera visualizado nos matábamos todos (íbamos 5) ya que automáticamente hubiera tratado de esquivarla y me daba contra unas palmeras que adornaban la avenida.

 

Después de 10 años la veo en Buenos Aires, exactamente en Florida y Corrientes, esos ojos no me voy a olvidar nunca, me le acerco y le digo ¿Rosa Portal?, me miraba porque no me conocía, le empecé a gritar, lo hice si, se lo merecía, porque a mi en Buenos Aires no me conoce nadie, -¡Esta mujer estafó a más de 14 jugadores de fútbol, hizo que un vicepresidente se pegara un tiro en la cabeza! – Ella completamente sorprendida, empezó a caminar rápido y yo atrás, hasta que se metió a un shopping y desapareció. La gente se paraba y no podía creer lo que escuchaba. Hoy lo puedo contar como anécdota, pero todos mis compañeros de aquella época lloramos de impotencia ya que habíamos formado un gran equipo. Me saque las ganas…

 

Cuando leo lo que escribo, pienso que estas historias estaban escondidas y  tengo la suerte de poder escucharlas y hacerlas que las lean muchas personas ligadas a este gran deporte, ex compañeros, personas de nuestra generación, las de hora, en fin, este es el gran partido que jugamos sin ser vistos ni aclamados, como una decisión te puede resultar catastrófica o no, suerte o no, vamos haciendo camino al andar. Pero esas decisiones implican a la familia, que a veces pagan nuestros errores, sin darnos cuenta, ya éramos empresarios desde niños, hacíamos negocios, buenos y malos, pero intentábamos todas las alternativas para triunfar. Eso es Enrique “El Pelado” Peña, cuando narraba sus historias, me parecía que estaba viendo un thriller en Netflix, de los buenos en donde el final es incierto y te lleva cada capítulo a seguirlo mirando dormido, prendo y apago la tv porque no quiero perder detalles, así fue lo que sentí.

“PELADO” SOS UN GRANDE…