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El hijo del fútbol-negocio




Luis Suárez en el ataque de Uruguay en el partidazo ante Brasil en Londres.


23 marzo, 2017
Sin Categoría

Luis Suárez y toda su potencia en el estadio de Recife, aquella tarde donde su fuerza logró cambiar un partido que venía como un parto de nalga. Y en la hora, dispuso del gol de la victoria que, increíblemente, le desvió el golero .Esos dos puntos no conseguidos, hoy pesan en el camino a Rusia 2018.

Luis Suárez y toda su potencia deja atrás al brasileño Miranda en el estadio de Recife, aquella noche donde su fuerza logró cambiar un partido que venía como un parto de nalga. Y en la hora, dispuso del gol de la victoria que, increíblemente, le desvió el golero .Esos dos puntos no conseguidos, hoy pesan en el camino a Rusia 2018.

Escribe Atilio Garrido / Fotografías Fernando González

El hijo del fútbol-negocio de estos tiempos, cuyo punto de partida, su quilómetros cero, lo ubico en los primeros años de la década del cincuenta del siglo pasado, parió el fútbol-resultado. La fundación del Club Atlético Deportivo Ganar desarrolló, inevitablemente, no sólo la necesidad de conseguir el triunfo sin importar los métodos, trasladando a las canchas la vieja frase según la cual “el fin justifica los medios”.

Avanzo aún más en la reflexión y concluyo que en divisoria de las aguas sobre la concepción del fútbol, también tuvo mucho que ver el fútbol uruguayo protagonista del inmoral Maracanazo. Aquel 16 de julio de 1950 el equipo de Brasil, de inferior en calidad al uruguayo, con una insegura defensa cuyo director técnico cambió en los seis partidos que disputó, con el empate se consagraba campeón del mundo. Empujado por el absurdo ambiente de “ya ganamos”, creado en Río de Janeiro a partir de las dos goleadas por 7:1 y 6:1 concretadas ante Suecia y España, salieron al campo aquella soleada tarde creyéndose que el partido ante los uruguayos sería cuestión de coser y cantar. Atacaron frenéticamente desde el comienzo hasta la conclusión de los 90 minutos. El final de la historia es por todos conocida.

La pregunta que muy pocos se han planteado, dentro del terreno de las hipótesis, es saber ¿cuál sería la actitud de Brasil si el partido se disputara hoy en similares condiciones? El cruel fútbol-resultado de la actualidad, a mi juicio, permite asegurar que el esquema de juego sería totalmente distinto. Tendríamos un Brasil conservador, pendiente del mantenimiento del cero en su arco que le aseguraba el anhelado título, desplegando ataques profundos cuando la seguridad de no correr riesgos en su última retaguardia lo permitiera.

Esta noche, distante casi diecisiete años de aquella tarde memorable del Maracanazo, el imparable equipo de Brasil que ganó de corrido los últimos seis partidos de las eliminatorias para Rusia 2018 (Ecuador 3:0, Colombia 2:1, Bolivia 5:0, Venezuela 2:0, Argentina 3:0 y Perú 2:0) con un empate festejará la clasificación para el próximo campeonato del mundo. El cambio de entrenador (salida del mezquino Dunga sustituido por el afable Tite), dejó atrás la racha negativa que incluyó las igualdades con Uruguay (2:2), Paraguay (2:2), Argentina (1:1); la caída ante Chile (2:0) en su único cotejo perdido en las eliminatorias, y el triunfo contra Perú (3:0). La necesidad de obtener el único punto que le falta a Brasil para sellar su pasaporte rumbo a Rusia 2018, la proclamó el propio entrenador responsable del cambio de rumbo, luego de obtener un nuevo triunfo ante los incaicos en su visita a Lima.

Uruguay llega a su nueva cita con los brasileños después de caer vencido ante Chile (3:1) en Santiago, en un enfrentamiento donde los celestes desarrollaron una gran exposición de juego colectivo, crearon gran cantidad de posibilidades para convertir goles y resultaron castigados por el árbitro que no sancionó un muy claro penal cometido a Cavani, cuando su fútbol atacante desbordaba a la defensa trasandina. Esa derrota dejó a Uruguay de cara el futuro necesidad de cinco puntos para alcanzar el mismo objetivo que, hoy, los brasileños transformarán en realidad con un empate.

Analizado el desarrollo precedente y considerando el siempre temible potencial del fútbol brasileño, surge lógico que un resultado de igualdad dejará complacidos a ambos contendores. Brasil con su pasaje obtenido para la copa del mundo y Uruguay recuperando su camino de sumar puntos, quedando a cuatro unidades de Rusia 2018, sin depender de ninguna combinaciones de los resultados de los otros países que pujan por la clasificación: Ecuador y Chile (20 puntos), Argentina (19), Colombia (18), Paraguay (15) y Perú (14).

A mi juicio, también aporta para el análisis, mencionar las unidades que cada uno de los contendientes que compiten por llegar a Rusia 2018 tienen que conquistar para llegar a la marca de 28, que otorga el ticket para a la próxima cita mundialista: Ecuador y Chile 8, Argentina 9, Colombia 10, Paraguay 13 y Perú 14.

La conclusión que aportan los pensamientos precedentes es una sola. En esta época de fútbol-resultado, el empate es el guante que mejor calza en las manos de Brasil y Uruguay. Los de la camiseta amarilla habrán alcanzado su objetivo y los celestes subirán un peldaño más en el cada vez difícil camino que debe transitar a nivel internacional, un pequeño país como el nuestros, de tan sólo tres millones de habitantes. Es como si esta noche, la selección de Brasil enfrentara a… ¡un barrio de San Pablo! Demasiado fuerte…