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Un gran éxito del sistema, un pequeño fracaso del fútbol





16 junio, 2015
Columnistas

El football así llamado fue profesional antes que sus jugadores y nació de lo que por entonces fue un buen compromiso luego de prohibiciones seculares.

Las prohibiciones fueron porque el capitalismo consideró que el fútbol perjudicaba la producción de plus valor, restando horas y rendimiento al trabajo y el compromiso surgió de la transformación del fútbol en un factor productivo capitalista, cuando se constató que era imposible detener la pasión popular por el fútbol. Compañías de transporte y otras lo transformaron en negocio aprovechando su carácter masivo, pero todo compromiso depende de correlaciones de fuerzas objetivas y subjetivas.

El fútbol, a través de los futbolistas, pero a partir de su popularidad, pronto le planteó al sistema problemas que sólo le venía planteando el cine, con Charles Chaplin y Gardel, por ejemplo. Los productores directos de estos negocios tan populares impusieron, además y más allá del salario,  buena participación porcentual en las ganancias, sin asaltar el poder de estados nacionales, por la incidencia social y cultural de sus actividades, más acá de la participación política partidaria de cada uno. Chaplin terminó deportado, Gardel murió en circunstancias confusas, pero Obdulio y Pedernera, por ejemplo, tuvieron más firme apoyo gremial que aquellos colegas artistas, probablemente porque el fútbol es en sí mismo un juego más democrático y el más visible. Para hacer cine tenés que partir de cierto capital, para jugar al fútbol de una pelotita de goma igual que de trapo y no importa si tenés poliomelitis como Garrincha o un futuro de gordo tapón como Maradona. Además, en el fútbol se juega cada día la ilusión de justicia de la gente, en el mayor espectáculo de masas del mundo y su entorno no puede, por eso, escapar a esa mirada, como sí escapa el del complejo industrial armamentista o el del tráfico de drogas (ilegales y legales), por citar los otros dos flujos económicos mayores de nuestra época.

El sistema es tan corrupto para las drogas y para las armas como para el fútbol, pero con el fútbol tiene bastantes más dificultades para serlo.

La fifa es desde siempre y todavía (y más aún con la reelección de Joseph Blatter) un éxito decadente de un sistema que, precisamente, por su momento crítico, pero,  sobre todo, por tratarse el fútbol de una de sus relaciones más confrontativas, con la que le ha tocado lidiar, no deja de ser un gran éxito. Carlos Marx, a mediados del siglo XIX, lo explicaba así: cuando gran parte de la humanidad pasaba hambre porque faltaban alimentos era un atraso, feudal, del modo de producción asiático o más antiguo, pero ahora, cuando gran parte de la humanidad empieza a pasar hambre porque sobran alimentos, ya es corrupción, ya es capitalismo (y la irrupción del “absurdo” en la superestructura social).

El capitalismo no es corrupto por defecto. Lo es por propósito y es el primer sistema que en la historia triunfó globalmente. “El capitalismo quiere que Enron deje sin luz la India y los EEUU y lo consigue; quiere que no se cure la malaria, que se derritan los polos, que se extingan 1.200 especies de aves y lo consigue; quiere que los africanos se mueran de hambre y lo consigue; quiere que los iraquíes giman, que las senegalesas se prostituyan y lo consigue” dice Santiago Alba Rico y agrego, quiere que la fifa funcione como funciona, que la dirijan “una manga de viejos hijos de puta”, como a la industria armamentista o a la mafiosización de las drogas y hoy, en Zurich, con la reelección de Blatter, la verdad es que obtuvo otro gran éxito.

No es sólo Havelange, Blatter, Figueredo… no es uno ni dos o tres ni los siete arrestados ni las decenas de imputados. Es el sistema, con sus “malos” y sus “buenos”. Cuando Sebastián Bauzá dice que hubo un ingreso en la auf de un millón y medio por adelanto de la Copa América, que está registrado y Fernando Sobral agrega que se depositó en la auf proveniente de la conmebol: ¿quién se quedó con el millón y medio de dólares (supongo que no Bauzá) que según el Departamento de Justicia de los Estados Unidos se depositaron en Estados Unidos para el Presidente de la auf en 2013 por concepto de soborno (acaso sin que él ni siquiera lo supiera) si es que las pruebas de la fiscalía son verdaderas para afirmar lo que afirma?

Es que “la corrupción de un sistema muerto es un mal tiempo para vivir, obliga a respirar su gangrena”, escribió Carlos Maggi en 1963 bajo el título “La preparación del futuro”. Y yo diría que los cuadros dirigentes de la conmebol y la fifa no son los mejores ámbitos para respirarlo.

Y esto vale también para los futbolistas -y con menor protagonismo periodistas y dirigentes- que, desde sus asociaciones gremiales (de todos los gremios del fútbol) y algunos en otros puestos de injerencia en la conducción de la organización del fútbol, contribuimos por confrontación para este momento crítico y decadente del sistema. No digo que hicimos todo “bien” ni que todo lo que hicimos “mal” haya sido evitable en el sistema o inconveniente para el fútbol, pero con todo, mal o bien, estamos haciendo avanzar una correlación de fuerzas que algún día permita, nos permita a todos, romper el compromiso con el sistema.

Para nosotros, en la perspectiva solar del fútbol (“el fútbol es una energía como la del sol” decía Fontanarrosa) y en su potencia democratizadora, el lamentable dato de que la fifa sigue siendo la fifa ( probablemente no hubiese cambiado bastante con Alí, pero hubiera aportado matices a los que no somos indiferentes) es, apenas, un pequeño fracaso.

Una sombra más, de las que hablaba Galeano -quien también supo transmitir, de modo impar, los contenidos del fútbol a pleno sol-.

La puesta de sol de este domingo de Ramos, desde el avión...