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De “visitante” se llevó el primer tiempo




Diego Godín con la boca llena de gol en el festejo de la apertura celeste.


17 noviembre, 2015
Selección

Diego Godín con la boca llena de gol en el festejo de la apertura celeste.

Diego Godín con la boca llena de gol en el festejo de la apertura celeste.

Escribe: Atilio Garrido

EL “OTRO” PUBLICO CELESTE

Entusiasma cada partido de Uruguay. Desde el ingreso al antiguo Parque Pereira, donde se jugó el 1er. Campeonato Sudamericano en 1917, en la actual pista de atletismo, todo es distinto. La gente que concurre con banderas uruguayas y camisetas celestes es diferente, al que cada fin de semana va a las canchas a destilar violencia. Estas tribunas llenas, me llevan al pasado, cuando concurría de la mano de mi viejo “a ver jugar al combinado”. Y todo era paz.

Ese “otro” público celeste dejando en las boleterías otra gran recaudación, sin pataleos por los precios, que… fijate vos, si hay que garpar 21 luchas por ver a los viejos beyotos que vienen en febrero, ¿cuánto debería pagarse por ver a nuestras estrellas celestes de nivel mundial?

Ese “otro” público celeste se transforma y se parece mucho al que no queremos, cuando suenan las estrofas del himno de Chile y una silbatina de principio a fin, no deja escuchar su contenido. Muy mal. Ese “otro” público celeste cantó a coro bien fuerte el himno que escribió el argentino Francisco Acuña de Figueroa, dejando colgado en el aire un atronador “sabremos cumplir”. Muy bien.

Después el saludo de los jugadores chilenos a los uruguayos. Y todas las miradas puestas en el tránsito de Jara a encontrarse con Cavani. ¡Y se saludaron! Muy bien. El código eterno del fútbol marca a fuego a los grandes. Las cosas que ocurren en la cancha mueren al abandonarla. Muy bien por los dos.

LOS PRIMEROS MINUTOS

Como lo preveíamos Chile se posicionó en ataque y Uruguay comenzó a desplegar su estrategia de visitante. Los chilenos, en estos tiempos de TV, deben haber visto cien veces el partido de los celestes ante Ecuador. Volcaron el fútbol de ataque por la derecha y llegaron por allí, en dos ocasiones, sin que Cáceres estuviera en la conversación. La primera, un subida, de Mena con tiro desviado. La segunda una buena intervención de Muslera ante el remate cruzado de Alexis Sánchez.

A los 10 minutos Uruguay llegó por primera vez a través de la “pelota quieta”. Otra vez igual que ante Ecuador en el gol del empate. Desde la misma posición, conb el mismo ejecutante, Lodeiro. El chanfle y el débil cabezazo de Cavani. En la recarga, Alexis Sánchez ganó ante Maxi Pereira y Coates. La pelota quedó enredada, salió hacia la derecha del ataque chileno y… otra vez el peligro para el arco de Mulsera.

Cuando Uruguay quiso adelantarse en el campo, el rechazo aéreo defensivo no pudo ser controlado por Arévalo Ríos. Nació un contragolpe veloz de los chilenos salvado por la categoría defensiva de Godín. El desenlace de la jugada determinó la tarjeta amarilla para Arturo Vidal.  Pocos minutos después el juez empató el partido: amarilla para Corujo.

BENDITA “PELOTA QUIETA”

A los 22′ un pelotazo de contragolpe lanzado por Uruguay derivó en pelota aérea que fue a buscar Cavani, sobre el largo de la tribuna América. Salta Jara y lo derribó. El salteño quedó en el suelo. El árbitro cobró infracción. El hecho de Jara fuera el agresor, generó una serie de amontonamientos, con nítida participación del golero chileno Bravo, quien abandonó su arco participando en dialogados y refriegas inconducentes. El árbitro mostró tarjeta amarilla al back Medel y a Godín, quien se perderá el partido ante Brasil en marzo próximo. De la ejecución del tiro libre realizado por Carlos Sánchez, de “pelota quieta” y con hábil participación de Coates, el capitán Godín convirtió el gol. Restó de cabeza el zaguero Jara, el esférico cayó en los pies de Corujo quien le pegó mal, en forma defectuosa y desviado. Sobre la izquierda del área, pisando la chica, la recibió Coates. En forma genial, cual si fuera un atacante, Coates la paró, miró y habilitó sólo a Godín para que convirtiera con tiro algo complicado de trayectoria alta. En el pecado tuvo su penitencia el gran golero chileno Bravo. Se descontroló, perdió atención y lo pago caro. Transcurrían 26 minutos.

Nació “otro” partido. Uruguay que hasta entonces atacó en cuenta gotas, se afirmó en su planteo de “visitante” regalando la cancha y la pelota al rival, que no tuvo otra posibilidad que adelantarse para intentar restablecer la paridad. Claramente en ciertos pasajes sobre el final de la etapa, Uruguay armó en el fondo “línea de 5”. Una infracción de Rolán en zona defensiva sobre la derecha generó un tiro libre peligroso y un corner sin resultados.

SE AGIGANTA COATES

Un gran corte defensivo de Coates con pase largo, perfecto, para Rolán, generó el más claro contragolpe de los celestes. Cuatro atacantes celestes contra cuatros defensores. La pelota fue para Lodeiro quien la perdió, desaprovechando una gran oportunidad.

Chile respondió con un gran remate desde fuera del área, contenido por Muslera sobre su palo izquierdo. Chile siguió atacando, aunque exhibiendo sus jugadores, en varias ocasiones un imperfecto contralor de la pelota, muestra evidente del nerviosismo que experimentaban sus jugadores. En algún caso recurrieron a la pierna fuerte -así derribaron a Corujo sin que el juez marcara la falta- en las gestación de un contragolpe.

Lanzado una y otra vez al ataque, Alexis Sánchez incursionó de izquierda a derecha a toda velocidad. Hasta que llegó a la zona de Coates. Notable lo marcó, le quitó la pelota, gambeteó a dos adversarios y sacó un hermoso pase en contragolpe para Carlos Sánchez. Sólo dos zagueros tenía delante. Uno marcando a Rolán. Para él fue el pase. Quedaba sólo ante el golero. La pirueta defensiva en el aire, en media chilena de Medel, evitó el peligro.

La etapa finalizó después de otra gran acción defensiva de Coates. “Apretó” contra la línea final a Mark González, quien se fue sólo, afuera. Reaccionó mal, generando otro amontonamiento de hombre y empujones que se extendió hasta salida de los equipos del campo de juego, sin que el juez Wilmer Roldán tomara cartas en el asunto.

Así se fue la etapa con el triunfo parcial de Uruguay.¿Merecido? Mmmmmm… El equipo celeste tuvo el alto mérito de salir a cumplir una estrategia y ceñirse a ella sin errores. El objetivo era el cero gol en contra. Y eso lo consiguió, maniatando al rival que no dispuso de ninguna chance nítida, de esas conde el olor a gol inunda las tribunas. Actuando de contragolpe, Uruguay tampoco dispuso de situaciones peligrosas de ese tipo. El gol, que permitió al local marcharse al vestuario en ganancia, nace de una “pelota quieta” y del aprovechamiento del absurdo proceder del golero Bravo, que fue a meterse en un lío que no era de él. Buscó sacar chapa de guapo, se descontroló, perdió la concentración y… perdió.


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