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Argentina llega mucho mejor que Uruguay




Oscar Tabárez.


11 octubre, 2012
Columnistas Pelota al medio

Una nota a minutos del comienzo del “clásico” rioplatenses para intentar desentrañar los que puede ocurrir aquí, en el estadio “Malvinas Argentinas”.

 

Oscar Tabárez sonríe en la cancha antes del “clásico”

Escribe: Atilio Garrido / Foto: Fernando González (Enviados a Mendoza)

La última vez que Uruguay venció a la Argentina actuando de visita en la cancha, durante el tiempo reglamentario de juego, fue en julio de 1987. Antes de esa fecha, el triunfo anterior se había conseguido en mayo de 1948. Entre estas dos fechas transcurrieron 38 años. Desde aquel gol de Alzamendi en el Monumental por las semifinales de la Copa América, ha transcurrido hasta hoy un cuarto de siglo.

Es un dato de la realidad histórica al que podría agregarse uno de simple tinte local para la selección albiceleste. Argentina jugó en Mendoza siete partidos internacionales y nunca perdió. Eso sí, registró dos empates antes Chile. También hubo varios cotejos igualados entre uruguayos y argentinos, entre aquel lejano 1948 y el presente, jugando en tierra de porteños. Entre ellos sobresale el que se generó el año pasado en Santa Fe, por los cuartos de final de la Copa América, donde los celestes lograron una hazaña al mantener la igualdad con un hombre menos durante la mayor parte del encuentro, alcanzando la clasificación a través de los cinco perfectos penales ejecutados para definir el empate.

Del análisis de esta escenografía surge una primera y terminante conclusión que debe aplicarse no solo al partido que dentro de pocas horas van a librar los “clásicos” rivales del Río de la Plata, sino para todos los que se han llevado a cabo como los que se disputen en el futuro. Es muy difícil, aunque no imposible, que Uruguay obtenga una victoria ante Argentina jugando de visita.

Pongamos a continuación, sobre la mesa, en la búsqueda para escrudiñar sobre lo que podrá ocurrir en la gramilla del estadio “Malvinas Argentinas”, la realidad presente, la actual, la que está relacionada con la forma y las condicionantes con que los dos equipos llegan al enfrentamiento de hoy.

Argentina ha encontrado a partir de la conducción técnica de Alejandro Sabella la definición de un equipo que, por momentos y sin continuidad hasta el presente, parece haber encontrado la forma de rodear a Messi, para que el pequeño gran jugador se asome al rendimiento que ofrece semanalmente en el Barcelona. Esta oncena que el técnico define como titular presenta –al igual que las anteriores estructuradas por Maradona y Batista cuando cumplieron esa función–, serios problemas defensivos que comienzas con la inexistencia de un golero seguro. ¡Qué contrasentido! El futbol argentino que supo de goleros maravillosos que pelearon la posibilidad de ser los mejores del mundo (Tesorieri, Cossi, Mussimesi, Carrizo y Roma, por nombrar a los más antiguos), hoy no tiene en esa posición una figura de alto vuelo y categoría.

El juez brasileño camina por el campo bien trajeado…

Casi idéntico criterio podría aplicarse para juzgar a los integrantes de la línea de cuatro final (Zabaleta, Fernández, Garay y Rojo), que no pueden resistir la comparación con aquellos grandes defensores del pasado como lo fueron Bidoglio, Salomón, Dellacha, Ramos Delgado, Perfumo y varios más que en la historia han sido.

De media cancha hacia delante es donde la Argentina de hoy está emparentada con la mejor época –décadas del treinta y el cuarenta–, del fútbol albiceleste en aquel tiempo donde pasó a predominar la estadística de la Copa América, por entonces el máximo torneo mundial que existía. Marginando a Tévez y confiando en Messi, Agüero, Di María e Higuían, el técnico encontró en algunos partidos –no en todos–, el vehículo adecuado para ganar con comodidad. De todos modos, esta Argentina conducida por Sabella parece encontrarse en el camino que le permitirá seguir creciendo hasta definir un equipo compacto y temible. Es decir, algo similar a lo que fue construyendo el entrenador Tabárez hasta llegar a la cúspide del proceso con la conquista de la Copa América.

A partir de aquel momento glorioso el equipo celeste mermó sus producciones hasta llegar al presente. Uruguay hoy muestra una situación totalmente diferente a la de hace un año y monedas atrás. El propio rendimiento del equipo reflejado en la tabla de posiciones de la Eliminatoria en curso, ha ido marcando ese franco deterioro de la puesta en escena sobre el campo de juego.

Es decir que, mientras Argentina muestra una curva ascendente, lo contrario expone Uruguay con una línea descendente. Así llegan a enfrentarse dentro de pocas horas aquí en Mendoza. Todo indica que Argentina está en mejores condiciones para alcanzar la victoria. Con una estructura más sólida –a pesar de los nubarrones que aparecieron ante Perú–, parece tener las mejores posibilidades de llegar al triunfo ante un equipo uruguayo que en los últimos cuatro partidos por las Eliminatorias ha generado una cantidad de interrogantes sin solución. Problemas agravados por las lesiones de varios jugadores –sin duda la más importante a mi juicio es la de Gastón Ramírez–, que contribuyen a ensombrecer el panorama.

La única posibilidad por donde visualizo en lo previo una chance para aspirar a un éxito que resultaría nuevamente hazañoso para los celestes, radica en las deficiencias de los elementos que dispone Argentina para la contención. Pero para que esto pueda ser aprovechado, Uruguay tendría que exponer un muy sólido rendimiento defensivo –rondando la perfección sin un solo error–, de modo de poder libertar las fuerzas ofensivas lideradas por Cavani y Suárez, con el aporte de aquel Forlán del año pasado al que tanto extraña el conjunto. ¡Ojalá esto pueda ocurrir! Aunque parece muy difícil concretarlo…


Etiquetas: Oscar Tabárez