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Bastión y estandarte

La aparición de Nahuel Herrera le solucionó todos los problemas defensivos a Peñarol. El juvenil, de tan solo 20 años, se convirtió en estandarte de la zaga aurinegra.




Nahuel Herrera, rodeado por mascotas en la cancha del estadio Campeón del Siglo. Zaguero de la histórica estirpe aurinegra.


13 mayo, 2025
Peñarol

A principio de año, el zaguero Guzmán Rodríguez partió al fútbol brasileño y en Peñarol se abrió la interrogante. ¿Quién ocupará su lugar? No era tarea sencilla reemplazar a quien había sido una de las grandes revelaciones del equipo en 2024. Y nada menos que para ocupar uno de los puestos más determinantes de un equipo grande. Claramente, una tarea que no es para cualquiera.

 

Sin embargo, Diego Aguirre ya tenía indicios sobre el indicado. Es que, el año pasado, cada vez que se ausentó tanto Javier Méndez como el mismo Guzmán, el reemplazo para el puesto se realizó –casi siempre- de forma automática con el ingreso de Leonardo Coelho. Entonces, para las primeras fechas de la temporada, el entrenador aurinegro acudió, casi de forma natural, a quien había sido el primer sustituto para la zaga en todo el 2024.

 

Sin mayores novedades en la elección del sustituto de Guzmán, Peñarol comenzó jugando la primera parte del año con una zaga conformada por Javier Méndez (quien confirmaba su continuidad en el puesto) junto al brasileño Coelho. Pero, ¿Cómo se desenvolvió esta dupla defensiva? Muy mal. Así de simple. Ambos mostraron un muy bajo rendimiento. Tuvieron errores de todo tipo, mostrando falencias a la hora de pararse, de cubrirse, en los retrocesos defensivos y, sobre todo, de entenderse. En definitiva, nunca se entendieron.

 

La gota que derramó el vaso se dio en el partido ante River Plate por la cuarta fecha del Torneo Apertura, cuando Peñarol ganaba 1:0 en un momento crítico y, faltando cinco minutos para el final, entre Leonardo Coelho y el arquero Martin Campaña, cometieron un grave error defensivo que le permitió a Faustino Barone empatar el encuentro. Si a esa altura, ya sobraban los cuestionamientos y los reproches para la defensa de Peñarol, imaginen las repercusiones que se registraron después de esa jugada. Todo era un caos. Pero eso no fue todo.

 

Después de ese desacierto técnico defensivo, que le costó dos puntos muy necesitados a Peñarol, salieron a luz unos audios telefónicos de Leonardo Coelho poniendo en evidencia su incomodidad a la hora de jugar junto a Javier Méndez. Lo cierto, es que en ese momento la polémica ganó su protagonismo en el plantel aurinegro, a tal punto, que el propio Aguirre tuvo que salir a mediar y poner paños fríos en el asunto. Peñarol, no la estaba pasando bien en líneas generales, y uno de los puestos que pedía un cambio a gritos era justamente la pareja de zagueros.

 

En ese momento, la selección uruguaya Sub-20 quedaba eliminada de forma anticipada del torneo Sudamericano de la categoría. Sin embargo, una de las pocas cosas que se rescató de aquel plantel celeste fue la espectacular actuación que dejó el zaguero de Peñarol, Juan Rodríguez. El contexto encajaba perfecto para que “Juanchi” se transforme en el nuevo central aurinegro. Y así lo fue. Casi sin aviso previo, y sin escalas de por medio, Aguirre no dudó. Del aeropuerto a la cancha. Una vez que Rodríguez pisó suelo uruguayo, el técnico mirasol lo mandó de titular ante Racing.

 

Llamativamente, la presencia de Rodríguez tampoco fue solución para una defensa seguía cometiendo errores. “Juanchi”, jugó cuatro partidos como titular, alternando junto a Coelho o Méndez, pero el equipo no mejoró en ningún aspecto. Es cierto que “Juanchi”, quizás, en lo individual no defraudó, pero el contexto no lo ayudó y terminó siendo parte del bajo nivel colectivo.

 

LA APARICIÓN DE UN ESTANDARTE

 

Después de varias pruebas en la zaga, Aguirre volvió a cambiar y volvió a apostar con otro juvenil. ¿De quién se trataba esta vez? De Nahuel Herrera, un chico de 20 años, que había debutado en Peñarol con 18 en 2023 y había alternado en diferentes ocasiones en 2024. Sin embargo, nunca se había afianzado como titular.

 

Sin dudar demasiado, el técnico aurinegro apostó por él y lo puso a prueba de fuego en un momento crítico, donde el margen para el error pendía sobre un hilo. La paciencia del hincha había llegado a un límite y cada acción de los futbolistas aurinegros era juzgada con lupa. Exigencia extra para un joven, que se enfrentaba a un desafío en un momento particular. Muy arriesgado.

 

Herrera, se puso un trajo colmado de incertidumbre dentro de un contexto decisivo. Pese a todo, el juvenil demostró estar a la altura de las circunstancias y superó la prueba con éxito, a base de jerarquía y mucha clase. El juvenil de Peñarol, entró como titular y, desde su inclusión, solucionó todos los problemas defensivos que tenía el equipo hasta ese momento. Lógicamente, entró para no salir más.

 

Su primer partido fue con triunfo por 2:0 ante Juventud de Las Piedras como visitante por la novena fecha del Apertura y, por si le faltaba algo para condecorar una actuación brillante, convirtió el segundo gol de su equipo. Su estreno en 2025 fue exuberante y, en base a méritos propios, amplió sus posibilidades de cara a futuro. Al siguiente partido, Aguirre no lo puso reservándolo para jugar Copa Libertadores. Sin embargo, desde el partido con Vélez Sarsfield se adueñó del puesto. Tanto así, que desde su aparición, Peñarol recuperó la senda del triunfo.

 

Sus números

 

En 2025, Herrera jugó 720 minutos distribuidos en ocho partidos. Marcó un gol (ante Juventud) y recibió una expulsión (ante Danubio).

 

En sus ocho presentaciones como titular, Peñarol ganó seis, empató uno (contra Olimpia en Paraguay) y perdió uno (contra Vélez Sarsfield en Argentina). Con la presencia de Nahuel, el equipo aurinegro marcó 12 goles a favor y recibió apenas tres, en ocho presencias. Pero, de esos tres goles en contra, dos fueron ante Vélez y uno contra Wanderers. Es decir, desde que Nahuel Herrera es titular de Peñarol, el equipo no recibió goles en seis de los últimos ocho partidos jugados. Un cambio notorio.

 

Características

 

Nahuel Herrera, demostró estar a la altura de las circunstancias para el puesto: rápido para cortar, expeditivo para anticipar, inteligente para leer al rival, muy aguerrido en las divididas, fuerte en el juego aéreo, y con una personalidad y un temperamento peculiar como para afianzarse en un puesto, que, lógicamente, no es para cualquiera.

 

Su primer partido ante Juventud fue muy bueno y, ello, le bastó para ganarse su lugar en un puesto que pedía a gritos un cambio de forma urgente. Con el transcurso de las fechas, Herrera se fue consolidando a través de un ascenso superlativo en su rendimiento, hasta el punto, de transformarse prácticamente en el único imprescindible de la defensa de Peñarol. Hoy, Nahuel es prioridad para el técnico aurinegro.

 

Claramente, a Herrera no le pesó nada; ni la camiseta ni los grandes desafíos. Además, tuvo el carácter necesario para asumir el rol y convertirse en pieza fundamental en un momento delicado por el que atravesaba Peñarol. Nunca la tuvo fácil, ni tampoco le tocó caminar sobre un camino de flores. Sus posibilidades siempre se han dado a través de un panorama cuesta arriba y cada partido que le tocó enfrentar fue como una especie de “final”. Sin embargo, el contexto crítico de tener que superar las adversidades lo hizo aún más fuerte y, sin dudas, le vino bárbaro para demostrar hasta su faceta menos conocida. 

 

Claramente, su presencia en la zaga mejoró notoriamente la retaguardia carbonera. Herrera, le brindó solidez a la defensa de Peñarol, que venía sufriendo en varios aspectos y en todo sentido. Su inclusión, le dio confianza, temple y carácter a un puesto que no encontraba dueño desde la salida de Guzmán Rodríguez.

 

Nahuel Herrera, bastión y estandarte.