Nacional se hace camino al andar. Despachó a Wanderers, se mantiene en lo más alto de la Tabla Anual y se metió de lleno en la pelea por el Clausura.

Brian Ocampo, encendido, fue el abanderado de un absoluto predominio tricolor en la primera mitad. El delantero resultó desequilibrante e imparable en el mano a mano. El dueño de casa se mostró superior en todos los aspectos futbolísticos. Impuso el ritmo -altísimo para nuestro medio- con un interesante juego colectivo y con permanentes desbordes por banda. El propio Brian Ocampo armó un rápido contragolpe y asistió a Felipe Carballo, quien definió con un sutil toque de izquierda para mandar el balón al fondo del arco, una ventaja que bien pudo ser mayor. Y no lo fue por la buena actuación del arquero Mauro Silveira, el único punto alto de un bohemio que hizo agua por los laterales.  

Desborde de Brian Ocampo, centro atrás y aparición de Felipe Carballo para, en esta ocasión con un preciso zurdazo, mandar nuevamente la pelota al fondo del arco: tal la escena que definió el partido. Asistencia del delantero, definición del volante. La fórmula del gol -producto de la cantera tricolor- volvió a aparecer en los primeros minutos del segundo tiempo para bajarle por completo la cortina al partido. El bohemio fue una sombra, deambuló por la cancha y facilitó la tarea del local, que se sobró y ganó sin despeinarse.

Nacional, en nuestro medio, está imparable.