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¡¡CRUZEIRO, MEU ESPÍRITU!!





27 abril, 2018
Columnistas

El plantel de Cruzeiro Campeón 1977.

Cruzeiro Esporte Clube, uno de mis deseos más grandes de jugar en ese equipo. El de Tostao, de Piazza, Palinha, Raúl y Nelinho, ya los había visto en la final de la Copa Libertadores de América contra River Plate de Argentina, el gol de tiro libre de Joanzinho, sus dribles, sus jugadas al compás de la samba. De pronto estaba en Belo Horizonte, en la “Toca da Raposa”, (cueva de la zorra), en la concentración del club, maravillosa, tenia de todo hasta cine, no podía creer el lujo que encontré, la cocina era un restaurante y cuando concentrábamos venía un peluquero. Yo estaba recién recuperándome de una larga hepatitis, me había levantado de la cama y ya estaba en Brasil, sin darme cuenta ya era “brasileiro”. Con la larga convalecencia que tuve (73 días en cama), me había dejado crecer el bigote, así que al pelo largo con rulos se le agregaba el mustache. ¡Tudo Bom!

Después de haber firmado mi contrato con el Cruzeiro me llevan a un reportaje a la TvGlobo, un importante programa deportivo de Belo Horizonte. Me informo un poco lo que decir en español ya que no tenía ni idea del portugués y más si me hablaban rápido. Escuchando me entero que el gran ídolo del Atlético Mineiro, que es el equipo rival de la ciudad, era Miguel Ortiz, golero argentino que jugó mucho tiempo en Wanderers de Montevideo, siempre le había hecho goles cuando jugaba en su contra, así que ese era mi fuerte y carta de presentación ante la “Torcida”. No conocía a los jugadores rivales y coincido en el mismo canal con “Toninho” Cerezo y él hace un comentario – enquanto Reynaldo, Paulo Isidoro y Eu joguemos no Atlético esse “gringo” náo vai sair campeão”.

Homenaje a Hebert Revetria en Minas Gerais, 27 años después de la hazaña. En la foto, el presidente del Cruzeiro entrega la camiseta y la plaqueta. Entre Revetria y el presidente, sonriendo, un joven nacido en 1977 días después de la final. Su nombre: “Revetria”.

No tenía la menor idea de lo que decía, solo esperaba mi momento para hablar con firmeza; me sientan frente a las cámaras y me dicen lo que había manifestado “Toninho” le respondo – a Ortiz siempre le hice goles, y cumplo mis promesas, cortita y al pie como decíamos antes. -Tiré una bomba, porque no sabía que hacía 1 año no le convertían un gol en un clásico. Ni sabía la fiera que estaba a lado mío, ni idea quien era Reynaldo, que bestia que fui..
Mientras me ponía en forma y me adaptaba a el “mecanismo” de Brasil, jugando de a ratos y cambiando también mi estilo de juego, llegan las finales, ambos equipos llegábamos iguales. Esa semana estaba muy concentrado en mi físico y entrenado muy fuerte a ver si el técnico me tenía en cuenta, sinceramente siempre me gustó jugar finales, en mi carrera creo que solo perdí una y fue justamente en juveniles contra Brasil en el sudamericano de Chile. Ya sentía el lunes que volvimos a entrenar que podía estar en la oncena titular, Flamarion otro jugador que había llegado conmigo al Cruzeiro también se sentía jugando la final, casualidad que ambos cumplíamos el mismo día. También vivíamos en el mismo barrio, Gutiérrez, y veníamos en el coche dándonos fuerza de que jugábamos.
– Voçe pode “gringo”
– Si Flama, vos también es nuestra hora de mostrarnos.

Él jugaba de 5, un volante sensacional, como todos los jugadores de Brasil en ese puesto, estilo Paulo Cesar Carpegiani. El tema era yo, estuve como 3 meses para hacer una pared con Joaonzinho, acostumbrado a picar para el área cuando la tomaba el puntero que no me daba cuenta que ellos juegan de otra manera.
Hasta que un día lo pare y le dije – “Joao”, ¿qué hago para poder cabecear un balón?
– Ah “gringo” voçe conmigo esta morto, tem que sair da área, corre hacia min y tabela (pared) o deja pasar la bola entre las piernas y ahí voçe decide. “Puta qui pareo, ¿por qué no hable antes?” pensé, ahora voy a encarar a todo el equipo, me pongo yo y empecé, Eduardo punta derecha, un monstruo, tenía un enganche que le decían, “rabinho de vaca”, tenía el balón pegado el pie te lo mostraba y cuando se la querían quitar seguía con el balón hacia adentro y el marcador quedaba inclinado hacia su lado izquierdo. Le decía, lánzame que les gano saltando Eduardo!
– “Gringo” eles são muito rápidos, me ajudem tirar el lateral e depois vãi pra área, não faça isso automaticamente, sai da área para jogar”

Tenía una ventaja y había que aprovecharla, compartíamos con Nelinho la misma habitación, a él le gustaba mucho después de entrenar quedarse a patear pelotas al arco, con barrera, sin barrera, desde el corner, venir y lanzar paredes para pegarle de todos lados al arco. Me quede y empezamos a practicar los centros desde el lado derecho por donde él se movía. Yo entrenando para la tribuna, me tenía que mostrar, periodistas, torcedores, directivos, estaban todos los días viendo como estaba el equipo, y el “Gringo”, parando el balón de pecho, “shutando”, cabeceando, saque todo mi “bagagem”. Ya me imaginaba el estadio Mineirao, lleno hasta las escaleras, no entraba un alfiler, siempre me había gustado ese ambiente de los brasileros, jugando al ritmo de samba, las banderas, el calor, las mentes de todos concentradas, el grito de gol, me hice mi partido mentalmente, estaba tenso pero a su vez seguro de que si jugaba iba a mostrar la “garra” Charrúa.
– Empezamos con los tiros de esquina – le decía – Nelinho cuando te levante el brazo y te señale que lances el balón desde el “corner” al segundo palo, es que voy a correr al primero lánzamela entre el punto penal y el primer palo del arco.

Trofeo de campeón mineiro de 1977. Atrás, la foto de Hebert Revetria, en la cancha, alzando a su hijo Sebastián.

Mi estrategia era ganarles a los zagueros, Modesto que medía 2 metros fácil, o más, y a Vantuir, el otro zaguero muy fuerte que tenía el Atlético Mineiro. Realmente no sé cuantos centros tiramos en la semana, y yo cabeceando todas al gol, de 10 lanzamientos 9 eran goles, los goleros no podían detener mi potente cabezazo. Con Flamarion seguíamos hablándonos y dándonos un apoyo tremendo, no sabíamos si jugábamos y ya éramos los mejores jugadores del partido, jajaja.
El miércoles me llama el técnico, y voy a su oficina (Yustrich el “Homon” le decían), fue golero del Flamengo y medía 2 metros, hablaba muy fuerte como si estuviera rezongándote continuamente, me explicó que me veía muy bien y que el jueves en el entrenamiento iba a ser titular, ya cerrando el equipo para el domingo. Interiormente ya lo sabía, simplemente fue ratificar una duda que tenía como cualquier tema que si no está hecho tenes ese miedo que te persigue. Necesitaba eso, “Gringo, voçe joga”. Salí ya con el 9 pegado en mis espaldas. Flamarion también estaba dentro de los once y ya el viaje a casa era alegría, habíamos logrado lo que queríamos, la ciudad también estaba dividida con mas torcedores del Atlético ganando el partido antes de jugarlo. Y tenían parte de razón, era unos de los mejores equipos de Brasil, venían arrasando contra quienes se le ponían enfrente. Yo quizás con mi novedad de jugar unos de los clásicos mas importantes de Brasil contagiaba a los demás jugadores, miraba a todas las figuras del Cruzeiro y me decía a mí mismo “con todas estos fenómenos no podemos perder, Raul de golero, Moraes y Zezinho Figueroa, Nelinho, Zé Carlos y Vanderlei, en el ataque, Eduardo, Flamarion, YO, Erivelto y Joaonzinho”. Seguía con mis pensamientos, “busco el foul cerca del área y Nelinho les agujerea la red, ya salimos ganando de los vestuarios, la otra busco la pared con Joao y que siga solo eludiendo a todos, me voy al área y espero pescar algún rebote”, de arriba la veía fea, eran dos osos de grandes y fuertes. A el golero Miguel Ortiz lo conocía de Wanderers , sabía de sus virtudes pero también de sus falencias, mi primer guión en este juego sería molestarlo con mi presencia en cada pelota que agarra él, ya me conocía y sabía cuál era mi fuerte, pero el tema era ponerlo nervioso, tenía que hacer mi juego psicológico, después voy viendo que espacios me dejan los zagueros, porque ellos no juegan a la marca del hombre a hombre, como se tienen mucha confianza en el mano a mano que siempre le ganan a los delanteros tenía que definir muy rápido si quería convertir. En mis sueños ya tenía todo controlado, pero la realidad virtual es diferente a la real. Entrenábamos muy fuerte, todos queríamos un lugar, hasta vino a visitarnos la señora que nos limpia de cualquier envidia, si había que mojarse, yo me bañe, no quería ningún mal de ojo, o aguja clavada en algún muñeco, mientras no pinchara mi cabeza no había problemas, es mental este juego, no habría nada que me impidiera realizar mi juego. También vino un señor que era famoso por sus aciertos en visiones, era del estado de Minas Gerais, no recuerdo la ciudad.
– Oi Revetria ¡Tudo bom! – Me llama, yo estaba entrando al campo de entrenamiento y giro hacia él, tampoco recuerdo su nombre, era mayor, rondaría los 70 y pico de años, y me suelta una frase que en ese momento no la entendí y tampoco podía imaginármelo.
– Voçe por alguma razão veio ao Brasil, para o Cruzeiro, voçe vai deixar uma marca grande, por algo está aqui. Os caminhos de Deus son imprevisível
– Muito obrigado – le respondí sin creer en sus palabras, cuando seguí mi camino a entrenar, pensaba “la huella que puedo dejar, es que si el domingo no hago un gol la patada que me van a pegar en el culo, quedara marcada como la línea de cal, quizás hasta más grande”.
Lo bueno que mi otro yo me susurraba los goles, hasta la forma de gritarlos, y el mismo me los quitaba, entre la gloria y el temor pasaba mis días. Cuando llegaba a mi casa para estar con mi señora e hijo, les decía – la tengo facilísima, debut y despedida. Hace un año nadie vulnera a Ortiz, es uno de los mejores equipos de todos los tiempos del Atlético Mineiro –
– Tranquilo – me decía Gaby – vos podes.
Entre esos dichos de confianza y de ver a la familia, uno es el responsable por salir adelante, es que me armé con mis flechas que las tenía guardadas. El Atrevimiento y la Irresponsabilidad. No le di mas bola a mi yo negativo y me enfoque en gritar los goles imaginarios, así como había pensado en jugar para el Cruzeiro también tenía que pensar que haría los goles para ser campeones. Otro compañero que también era número 9 delantero igual que yo, me dijo -“Gringo”, Fé en Deus y confianza en uno mesmo.-
Sabias palabras, CONFIANZA…

¡¡A FESTA DU POVO!!

2004. A 27 años del Campeonato Mineiro, Cruzeiro homenajea a Revetria, ante 120.000 personas en el Mineirao.

Llego el día esperado, salimos de la “Toca da Raposa” y en el bus era toda alegría, para muchos de nosotros era nuestro primer clásico, habíamos llegado esa temporada y se dio que no habíamos jugado durante nuestra estadía en el club, ante Atlético Mineiro. La concentración queda muy cerca del estadio, así que desde las “ruas” que nos llevaban hacia el “Coliseo” Mineiro vimos mucha gente apoyando con banderas y gritos de aliento, son momentos únicos, uno piensa en diferentes épocas, lo que habrían sentido los deportistas que nosotros sucedimos. ¿Estarían igual que uno, nerviosos? La adrenalina en su cúspide, los sentidos en alerta, y los músculos en su máxima tensión. Pienso íntimamente, por algo estoy aquí, subo mi escalón interior y me igualo con Nelinho, con Joaonzinho, con Palinha, con todos los jugadores que me acordaba de Brasil. Ahora es mi turno, siempre me ha pasado cuando llego a puntos límites, hay alguien que me ayuda, entramos a los vestuarios, dejamos los bolsos y salgo para ver cuanta gente habría, estaba “Lotado”, no entraban ni las moscas, que hermoso, y soy el único uruguayo entre los 22, y posiblemente en todo el estadio. Si me viera mi familia y mis amigos, estarían orgullosos, eso me emocionó, mirando a lo lejos, veo a Gabriela mi señora y en los brazos a Sebastián mi hijo, y me dio una fuerza interior muy grande.
¡¡Mi Gran Desafío!! Salimos al campo de juego como nunca había estado de público, nuestra “Torcida” ocupaba un sector más pequeño a nuestra derecha, detrás del arco y lo demás era del Atlético, eso es bueno, si me putean mis “Torcedores” ni los siento, si lo hacen los del Atlético me agrando, pensé los astros se alinean…
Entra el Atlético Mineiro y veo como 100 “meninos” vestidos igual que el golero Miguel Ortiz, hasta la vincha que el usaba la traían puesta, quede sorprendido, a la mierda esa si no la esperaba, otro motivo más para vulnerarlo. Ya se fue todo, ahora sí, a jugar, comienzo a conocer en carne propia a “Toninho” Cerezo, a Reynaldo, Marcelo, los 2 metros de Modesto y la fuerza de Vantuir, la rapidez de Paulo Isidoro, pero nosotros también teníamos lo nuestro, Erivelto comenzaba a tomar la “bola” y con sus dribles habilitaba a Joaozinho, este a una velocidad increíble iba dejando a los rivales en el suelo, salgo a “tavelar” con Él, Eduardo y su “rabinho de vaca”, Ze Carlos imponía su presencia en el medio campo y Flamarion iba y venía por todo el campo, ¡¡Vamos Gringo!!, gritaba, de a poco comencé a llegar con 2 tiros de afuera del área, enseguida vi que Ortiz se ponía nervioso, y comencé mi juego de molestarlo, gane algún centro de cabeza y empecé a inquietar a los 2 zagueros que se gritaban que uno me tomara mientras el otro quedaba libre, yo a propósito los juntaba, arrastraba a Modesto al lado de Vantuir que era el capitán, le gritaba y mandaba a Modesto, que lo que tenia de alto, lo tenia de bueno. En una jugada de las muchas que hizo el Atlético, cruzan un balón del lado izquierdo y Dorival entra convirtiendo el gol, “puta qui pareo”, ¡¡Vamos Hebert!!, seguí así – me decía a mí mismo, busque el gol por todos lados, estuve cerca, vi que podía, los fantasma en mi mente desaparecieron, estaba ganando mi partido ante los zagueros, pero en el segundo tiempo el técnico Yustrich me cambia, recibiendo el silbido de toda mi “Torcida”, el gringo no defraudo, era cuestión de esperar, se apresuro el técnico, no importa hay revancha siempre en la vida. Termina el partido, estamos en el vestuario y me dice Yustrich, Revetria voçe es titular el próximo domingo, me apresure, disculpa. Gané mi partido, el de los nervios, el de ser nuevamente titular, el “Artimito” del Club Nacional de Football, el jugador que habían apostado al comprarlo en Uruguay. Los compañeros, “boa gringo, la próxima vai quebrar o galo”… –
Esa semana fue larga, porque cuando uno pierde, enseguida quiere la revancha, para mí fue tranquila, había pasado la prueba de fuego que yo me había impuesto.
-“Toninho” Cerezo había manifestado en una entrevista, y lo hizo en forma generalizada, que no íbamos a salir campeones, mientras las figuras del Atlético jugasen (Reynaldo, Marcelo, Paulo Isidoro), en el canal de Tv, me había apuntado a mi solo porque era la novedad, eso nos hizo estar llenos de furia, queríamos que se tragara sus palabras, el partido que perdimos fue parejo, y nos quedó una sensación de que nos faltó muy poco para empatarlo.
LA REVANCHA…
La “Torcida” de Cruzeiro nos acompaño más aun que el primer partido, había más gente, lo vi y lo sentí, porque ellos también juegan su partido, sus cantos hacían temblar el Mineirao, te dan esa fuerza que a veces te empuja a dar un esfuerzo más.

Comienzo del partido, apretamos mas a los veloces y grandes jugadores del Atlético, ¡Qué rápidos que eran, con y sin balón! Nelinho era nuestro estandarte, yo buscaba las faltas cerca del área para que su tiro en comba pudiera convertir, nadie me tocaba, conocían esa estrategia, sabían lo que les esperaba. Viene un tiro de esquina a favor del Atlético, salta Zezinho Figueroa y gana pero no se qué paso que la pelota va hacia nuestro arco, quien estaba ahí, Reynaldo, era muy rápido, bajo de estatura, con una gran habilidad, corre hacia la pelota y gira en el aire colocando el balón dentro del arco, pese a que Raúl le achico enseguida. Siempre pensé que ese gol fue en fuera de lugar, porque él estaba en esa posición, aunque cabeceamos nosotros eso no habilita, a mi en Natal, me anularon un gol porque recibí igual, así que siempre hay dos versiones.

¡Gol del Atlético Mineiro! A remar otra vez, no puede ser, pensaba, seguimos iguales, foul cerca del área a favor del Cruzeiro, por el lado derecho, ellos estaban esperando el tiro de Nelinho, yo voy al área para ver donde me colocaba esperando el rebote, del golero, antes miraba a Nelinho para ver a donde él me señalaba que iba a colocar su terrible taponazo, nadie lo podía agarrar tenían que golpear el balón y me quedaría a mí como siempre hice, anticipar donde podría quedar la pelota, tenía que moverme rápido, correr antes de que pateara así les ganaba a los zagueros que irían a cubrir el rebote. De pronto todo cambia Nelinho toca enseguida a Eduardo, que rápidamente me la pasa a mí, la paro con el pie izquierdo, me golpea en el muslo derecho y me quedo otra vez para la zurda, ya había pensado que tenía que definir enseguida, miro y vi que venían 3 a sacarme el balón, Ortiz que achica mi tiro, Alves lateral derecho y creo que era otro zaguero, ni lo pensé vi un lugar y suave la coloque con mi pierna izquierda, si le pegaba fuerte es lo que quieren todos los goleros, me la tapaba, si la colocaba, como hice no tienen tiempo de reaccionar, los descoloca, porque ellos salen a tapar con todo el cuerpo el tiro fuerte del delantero. Pega la pelota dentro de la red, mire antes de gritar por las dudas, ya que fue una jugada muy rápida y el juez podía anularla, pero no; señalo a la mitad del campo, empecé mi carrera a donde estaba nuestra “torcida”, la que nos tuvo fe, valía la pena correr los 100 metros que nos separaba, era el gol de todos, corrí solo, hasta llegar a la esquina donde estaban ellos. Entre los abrazos de mis compañeros, el abrazo imaginario con la torcida, ¡¡Boa Gringo, vamos por mais!!- Me decía Flamarion…

Entramos el segundo tiempo sabiendo que lo llevaríamos por delante, ese gol nos dio la confianza a todos que era nuestro el partido, y también fue un duro golpe al contrario, que se pensaba invencible, realmente jugar con los brasileros era un placer, toman la pelota y hacen jugadas increíbles, Erivelto, y sus amagues, Joaozinho y sus carreras veloces amagando para ambos lados, su marcador enloquecía y no le salía porque quedaba en el camino, Nelinho volcado en el ataque siendo un volante temible, porque siempre estaba mirando el arco para pegarle de cualquier lado, Eduardo con su “rabinho de vaca”, hasta que el mismo hace la jugada para el segundo gol, dos amagues con su estilo ante el lateral y de zurda me la envía al área, yo estaba siguiendo la jugada atentamente porque sabía que me habilitaría, estaba ya preparado en el segundo palo para picar hacia adelante para anticipar a Vantuir, pero él la coloca tan bien que me tire una media paloma hacia adelante para darle más fuerza al cabezazo, antes de cabecear ya vi el gol, Salí hacia mi lado derecho a la esquina del campo y otra vez mi magnetismo con la “torcida”, besando la camiseta del Cruzeiro, las 5 “Estrelas” du clube. Mais um, nadie lo podía creer, ni yo, quería al menos un gol, llevo 2 goles, estábamos dando vuelta las finales, tendríamos una tercera oportunidad para reafirmar lo logrado, pero tampoco era la diferencia, y mas con Reynaldo en el campo de juego, realmente yo lo miraba y cuando paraba la pelota y encaraba a nuestros defensas temblaba era muy bueno, la “Torcida” del Atlético gritaba, Rey- Rey- Reynaldo é nosso Rey… Dándole animo a su figura principal… Sigue el partido y tiro de esquina nuestro favor , la torcida detrás de Nelinho, le hago la señal convenida, la repito, cosa que mis adversarios vean bien a donde “pensaba” ir a buscar la pelota, Nelinho me mira y desde la punta levanta el brazo afirmando mi pedido, cuando le pega al balón en ese momento salgo, ya le había ganado medio metro a Modesto el zaguero que me marcaba, era suficiente para mi, salto delante de Él, viendo todo el panorama, giro mi cuerpo y la cabeza guiando a la pelota al arco de Ortiz, fue todo tan rápido y fuerte que se quedaron parados, Alves que estaba en ese palo ni se dio cuenta que había sido gol, Ortiz apenas se movió mirando a los defensas, ¿Qué paso? Goooool otra vez Yo, el “gringo” uruguaio. Silencio sepulcral, solo Cruzeiroooo, Cruzeirooo.
-De repente siento, Revetria- Revetria, pero de adentro del campo no se escucha bien, parecía lo mismo que cantaban a Reynaldo, pero con mi alegría y sufriendo, cada vez que Reynaldo encaraba que no me daba el oído para sentir como pronunciaban mi apellido, hasta que vino el segundo de Reynaldo, gran jugada del mismo y gol. Ahora había que mantener el resultado. -Así fue, ganamos un partido que solo nosotros y nuestra “Torcida” acreditaban… 3 a 2.
-Tenemos aun el tercer juego, la “Negra” como le dicen en Brasil, ahora sí, siento el canto desde la tribuna, Rey –Rey ,Rey-vetria é nosso Rey… Cuantos pensamientos te pasan por la mente, cuantos partidos me jugué solo pensando, en mi interior ya había hecho los goles, el poder de la mente, ¿será que uno ya había vivido esos momentos? En la soledad revivía esas jugadas claves, son eternas, enseguida mi amigo cruzerenze fanático, Aloisio Drubuwsky, me dice vamos mañana a sacar la libreta de conducir, porque ya la había perdido en los exámenes 3 veces seguidas, ahora es el momento, son torcedores del Cruzeiro, fuimos tempranos el lunes y lógicamente todos querían tomarme el examen, el director les dice.
-Da uma volta rapidinha, e “aprovado” el examen.
-Obrigado, obrigado… Mais um gol…

En el edificio donde vivía, estaba la familia De Marco , Walter era abogado y padre en ese momento de cinco hijas, su esposa Cynthia fueron muy importantes para adaptarme a mi nuevo hogar, eran doentes, (fanáticos) de Cruzeiro, y seguían desde el garaje cantando mi apellido Rey –vetria… Todo muy lindo pero faltaba el último paso, el tercer partido, pero para mí era todo diferente, eran mis partidos clásicos, los que me gustaba jugar, los que mirando hacia atrás en mi país, (Nacional vs. Peñarol) también había convertido en momentos importantes, ya no pensaba, disfrutaba el momento…
-Wagner “Carone”, atleticano , estaba contento, pero triste porque su equipo había perdido por mis goles, son amigos imborrables, de esos que la vida te regala y son eternos.

LA NEGRA

-Tercer juego y final de todo, ahora sí no había más chances, estábamos iguales en todo, en goles, en partidos ganados, qué lindo, la adrenalina al máximo, y lo más importante LA CONFIANZA, eso es clave, no solo para el fútbol sino para la vida misma, en todos los deportes hay un punto en común, y es ese.

El deporte te enseña un estilo o modo de vida, que con los años te ayuda a salir adelante, caes muchas veces, como cuando jugás, el pasto, el barro, la patada de atrás, el codazo mal intencionado, te enseña a levantarte cuando nadie te ayuda, estás solo, ahí comienza a jugar tu familia, tus amigos y a veces de quien menos esperás, es el que se acuerda de darte la mano para salir del pozo que momentáneamente caes.

Empieza el tercer partido, lo mismo, Atlético Mineiro, realmente un equipo muy poderoso, pero hay momentos que son inexplicables, y hablo del deporte que yo hice de él mi vida, hasta que el juez no pita el término del encuentro, si vas empatado, ganando o perdiendo por la mínima diferencia, uno puede lograrlo.

Otra vez Reynaldo, abre el marcador en el primer tiempo, estaba difícil, ellos crecieron en su juego, la “torcida” alentaba a sus atletas, terminaba el primer tiempo y seguíamos abajo en el marcador. Yo había estado cerca, en un tiro de esquina, “Toninho” Cerezo, habla con Vantuir, y le dice, lo marco yo al “gringo”, de costado veo y escucho lo que dicen, viene la pelota y amago hacia adelante, enseguida retrocedo un paso, haciendo que ”Toninho” diera el paso y me dejara libre el espacio para saltar si el balón viniese por ahí, como ocurrió, salté cabeceando la pelota con la parte de mi sien izquierda y veo que golpea el horizontal, no puede ser, como erre ese gol, veo a “Toninho” y su cara cambio de color, no me marcó más en todo el partido. Por dentro me reía, y me tomaba más confianza, estaba atemorizando con mis saltos y golpes de cabeza a los rivales.

Vantuir ya me había chocado y hecho sentir el pasto del Mineirao, mi clavícula se sintió, era una jugada muy común con las defensas brasileras, uno va mirando el balón y ellos te chocan, ya lo sabía pero son muy inteligentes y lo hacen en el momento que estés distraído tratando de ganar la posición del balón. Vendajes, y creo no recuerdo alguna pomada para aliviar el dolor, yo pensaba justo en el brazo izquierdo, con lo que necesito para saltar.

Salimos en el segundo tiempo, ya pasada la media hora todo seguía igual, un tiro de esquina a nuestro favor del lado derecho de nuestro ataque, Vantuir encima mío, hago las mismas señales a Nelinho y corro al primer palo, pero el balón sigue su ruta hacia el segundo palo, Vantuir me descuida mirando cruzar la pelota por arriba suyo, Eli Carlos salta muy bien y manda otra vez la pelota hacia el área chica, y ahí estaba yo, solo porque mi marcador me había dejado , ni salté, me agaché un poco, el arco entero para mí solo, y gooool de Cruzeiro, era el cuarto seguido, volvíamos a igualar y soñar con el campeonato.

Terminamos los 90’ empatados a 1 gol, me cambian porque ya estaba sintiendo el dolor y el cansancio, entra Livio, un gran delantero , y lo demostró en las difíciles, otro centro de la derecha nuestra y Joaozinho salta muy alto y la coloca pasado, el balón al primer palo, casi igual al primer gol mío, pero estaba Livio y con gran destreza la toma de volea e infla la red, gooool, ya esta, éramos Campeones, pero por si faltaba algo era el tercero, Nelinho cruza otra vez un balón que supera al lateral Alves, Joaozinho venía a la carrera, la domina y parte hacia el arco, desde afuera del área cruza la pelota y goooll otra vez.

El Atlético se cayó, sabía que no podía levantar ese resultado, ¡¡¡CRUZEIRO CAMPEAO, 1977!!!
Terminó, si es cierto, pero comenzó mi historia, la que nunca imaginé, la que me acompaña hasta el día de hoy, estar entre los mejores extranjeros del Cruzeiro que han sido muchos, pero yo tengo un lugar en ese club maravilloso, dentro de la “Torcida” que 27 años después junto con la directiva de ese momento, su Presidente Alvimar Perrella, me dan el homenaje más importante en mi carrera, 120.000 personas gritando Rei-Rei-Reivetria é nosso Rei, increíble, emocionante, ese día me sentí Rey, me hicieron sentir Rey, en tierra de gigantes, de hombres que escribieron su nombre dentro de fútbol a nivel mundial, el “gringo” uruguayo, era reconocido, por sus goles, por Dios si me vieran en el barrio, el “Artimito” se volvió Rey, jugué con los mejores jugadores y también mis adversarios eran muy buenos, quizás una de las mejores épocas del fútbol brasilero, como me decía Nelinho cuando yo le preguntaba, ¿si jugaras en esta época no habría dinero con que pagarte? “Olha sempre en nossas peladas falamos isso, tranquilo Hebert, jogamos e ganhamos em um tempo de Gigantes do nosso futebol…”
-“O tempo de Ouro”.
-Es cierto, Dirceu Lopez, Wilson Piazza, Dario “Dada”, Nelinho, Roberto “Dinamita”, Reinaldo, Leao, Zico, Junior, Pablo Cesar Carpegiani, Toninho Cerezo, Paulo Cesar Lima, Falcao, Manga, el chileno Elías Ricardo Figueroa, Palinha, Joaozinho, Raúl Plasman, Rivelinho.
-¡¡”Oi Revetria, voçe vai deixar uma marca, por algo que veio para o Brasil para o Cruzeiro”..!!


La revancha que ganó el Cruzeiro por 3 tantos contra 2. Goles: Reynaldo (AM), Revetria x 3 (C), Reynaldo (AM)


La final, ganada por Cruzeiro 3-1. Goles: Reynaldo (AM), Revetria (C), Livio (C), Joaozinho (C)