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Era empate sin goles si Uruguay hubiera adoptado medidas rápidas en el sector izquierdo de la defensa




Diego Godín y el lamento final por la derrota.


11 octubre, 2013
Selección

Diego Godín y el lamento final por la derrota.

Diego Godín y el lamento final por la derrota.

Escribe: Atilio Garrido / Fotografías: Fernando González (Desde Quito)

El pésimo servicio brindado al periodismo en lo que respecta a la existencia del simple servicio de internet –que no existió en el Estadio Atahualpa-, motivó que abandonara el escenario para dirigirme al Hotel Sheraton a los efectos de enviar desde allí los materiales generados durante el juego, que ahora Vd. está leyendo. Salimos junto con Alexis Aguinaga, con quien tengo un conocimiento amplio porque la empresa Global Sport lo llevó a la entrega de la Copa Sudamericana a Santiago de Chile en 2011, como uno de los grandes jugadores de Ecuador, en esa instancia donde la Liga Deportiva de Quito, luchaba por el título de Campeón en la final ante Universidad de Chile. Es decir, fuimos juntos hablando hasta el hotel, con la sinceridad de la inexistencia del grabado. Y fue claro:

-“Era un empate sin goles si Uruguay hubiera adoptado medidas rápidas cuando quedó claro que por el sector derecho Fucile no estaba en su mejor día”

Realmente fue así. Al promediar la etapa inicial se advirtió que por ese sector izquierdo se cometían errores sucesivos en cadena que favorecían a Ecuador. Arrancaba con la ausencia de contención de Cavani de la subida del pelilargo Paredes. Seguía con la falta de oposición de Cristian Rodríguez empeñado en pensar más en atacar que ayudar en la tarea defensiva. Estos dobles errores complicaban a Arévalo Ríos y liquidaban a Fucile a quien lo tomaban, siempre, 2-1. Finalmente, Diego Godín se veía obligado a cubrir las espaldas del lateral desprotegiendo el fondo de la defensa.

Pensé que Tabárez que ha estado tan lúcido en los últimos tres partidos en la realización de cambios sorpresivos, adoptaría medidas rápidamente. No lo hizo y de ese modo los ecuatorianos continuaron disponiendo de ese terreno libre por donde llegó el gol. Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe.

En consecuencia, coincido con Aguinaga –obvio que él sabe mucho más que yo de fútbol- y su opinión debe ser tenida en cuenta, como un aporte válido que contribuyó para que Uruguay mejorara y no tomara es gol que definió la brega.

La ausencia de Martín Cáceres se agigantó y la falta de decisión de Tabárez para meter el cambio inmediato contribuyó al desenlace negativo.

Al margen de este aspecto negativo, en esta ocasión resaltaré el acierto de Tabárez en mantener a José María Giménez. No es fácil jugársela por un juvenil para mantenerlo cuando –por ejemplo- Diego Lugano ahora volvía a la titularidad tras cumplir la suspensión. El entrenador lo sostuvo, le buscó una ubicación de “zaguero-bis” en el primer tiempo y de lateral en segundo, donde su rendimiento fue excelente.

No soy de los “resultadistas” que juzgan de acuerdo al tanteador. He escuchado voces en el lobby del hotel señalando: “¡qué mal jugamos!”. A mi juicio el equipo exhibió el mismo planteamiento con los cuales obtuvo las resonantes victorias ante Venezuela y Perú. La estrategia resultó correcta. Con la excepción de las deficiencias del sector izquierdo de la defensa, el resto del trabajo del equipo mantuvo las coordenadas de los dos partidos anteriores en las que se obtuvo la victoria.

Repasemos mentalmente el partido, dejemos de lado las acciones vistosas técnicamente de los ecuatorianos y preguntemos ¿Cuántas ocasiones tuvo Ecuador para aumentar el tanteador? Pocas o casi ninguna. No contabilizo el gol anulado ya que desde mi posición en el palco de prensa sin monitor de TV al lado no tengo la capacidad para juzgar si el juez estuvo correcto o no. Ecuador aparentemente resultó muy superior a Uruguay, porque manejó lujosamente la pelota, de aquí para allá, siempre de derecha a izquierda, pero cuando llegó a la última zona uruguaya –excepción hecha de la izquierda-, no pasó absolutamente nada. Uruguay nunca podrá jugar con la capacidad técnica que hoy tienen equipos como Ecuador, Colombia, Perú y Chile. Lo nuestro tiene que ser lo otro. Lo que sacó a flote al equipo ante Venezuela y Perú, y lo que lo hubiera sacado a flote hoy ante Ecuador de no haber mediado la cadena de errores defensivos del sector izquierdo.

Diego Forlán y el suelo sin consuelo con el ecuatoriano Segundo Castillo que se apresta a festejar el triunfo.

Diego Forlán y el saludo sin consuelo con el ecuatoriano Segundo Castillo que se apresta a festejar el triunfo.


Etiquetas: Selección uruguaya