Ganar, una obligación
Por diferentes factores y condicionantes, Nacional y Peñarol arrastran su propia ‘presión’ de cara a este partido clásico, donde a ninguno le ajusta otro resultado que no sea el triunfo.

Bruno Damiani, pierna izquierda arriba no impide que Leonardo Coelho, agachado, logre concretar el golpe de cabeza para rechazar el balón. Se viene el clásico del Apertura, con la obligación de ganar para los tradicionales adversarios.
Nacional y Peñarol, en un nuevo clásico por el fútbol uruguayo a jugarse este domingo a las 19:30 horas, en el Gran Parque Central. Será el tercero en lo que va de este año y el segundo de carácter oficial. Pero, a diferencia de los dos que ya se disputaron en 2025, será el primero por el Campeonato Uruguayo.
No hace falta aclarar ni reiterar que la obligación de ambos equipos en partidos de esta índole es ganar. Para el hincha, y para todo el contexto que une o se relaciona con alguno de los dos clubes, particularmente, no existe otra excusa ni alternativa. Sólo sirve ganar.
Sin embargo, hay circunstancias donde el triunfo suele ser más necesario que en otras. Hay situaciones donde la obligación de ganar se vuelve casi que una orden imprescindible. Y esta última, es un fiel reflejo que evidencia el momento actual de ambos, donde la obligación de ganar el próximo domingo es prácticamente un mandato.
Por diferentes factores y condicionantes, Nacional y Peñarol arrastran su propia ‘presión’ de cara a este partido clásico, donde a ninguno le ajusta otro resultado que no sea el triunfo. Veamos…
¿POR QUÉ NACIONAL ESTÁ OBLIGADO A GANAR?
Es cierto que Nacional ganó los dos clásicos que se han jugado hasta el momento en este año. También es verdad, que bajo la conducción técnica de Martin Lasarte, el tricolor superó a Peñarol no sólo en este 2025 sino también en los dos últimos clásicos disputados en 2024 (en la final por el Torneo Intermedio por penales y 2:1 por el Torneo Clausura). Habría que remontarse al 2017 para registrar la última derrota clásica del actual entrenador de Nacional.
Por si fuera poco, el conjunto albo cuenta con el respaldo de acumular ocho partidos sin conocer la derrota ante su rival de todas las horas. ¿Cuál fue última caída ante el aurinegro? 2:0, por el Torneo Apertura de 2023. Es decir, han pasado dos años sin que Nacional pierda un partido contra Peñarol.
Todos estos factores, le juegan a favor de Nacional, que se apoya en sus últimos antecedentes clásicos como su arma letal de cara al encuentro ante Peñarol. Para el tricolor es un plus, sin dudas. Porque sus mismos jugadores y cuerpo técnico, se arraigan de sus propios logros pasados en este tipo de partidos para encarar un nuevo duelo de esta dimensión. En definitiva, se acostumbró de ver a Peñarol como un rival que le trae buenos recuerdos.
Como si los mismos protagonistas, que saldrán a escena el próximo domingo, se produjeran su propia confianza y seguridad mirando hacia atrás. Lógicamente, ello les brinda cierta tranquilidad porque el desafío a superar (Peñarol) es el mismo con el que data saldo positivo en este último tiempo. Estos antecedentes, también le permiten al hincha tricolor ilusionarse y augurar este partido esperanzados por un buen resultado y con mayor expectativa.
En cierto modo, cuando la pelota empieza a correr, estos ánimos optimistas desde las tribunas se contagian de afuera hacia adentro de la cancha y se trasladan hacia los propios futbolistas que, en el caso de Nacional, lo deberían de percibir positivamente. O así lo debería indicar la lógica.
Es cierto que los antecedentes clásicos le dan cierta calma a Nacional en algunos aspectos, de cara a este partido ante Peñarol. Pero ello, no quita que el hincha se olvide de la oscura temporada que vivió el año pasado donde terminó golpeado y colmado de frustraciones deportivas, bajo la conducción técnica del mismo entrenador que recibió la confianza para dirigir en este 2025.
Los últimos antecedentes clásicos tampoco excluyen a los futbolistas tricolores de querer sacarse la pesada mochila que arrastra Nacional desde 2022, que fue el último año que se consagró campeón uruguayo.
Pero sobre todo, hay algo más. Una carga reciente. De ahora. De sólo una semana atrás. Porque a diferencia de Peñarol, el tricolor perdió en su debut ante Montevideo City Torque por la primera fecha del Torneo Apertura y dicha derrota lo obliga a tener que revertir su actitud en la inmediatez. No hay margen para el error.
Porque más allá de lo que significa el clásico, y los factores extras que arrastra este partido, Nacional está condicionado a ganar como sea ante Peñarol para no quedarse atrás en la tabla de posiciones en tan sólo dos fechas jugadas.
Los cuestionamientos y los reproches en Nacional caminan sobre un hilo. Y por más que le haya ganado a Peñarol en sus dos clásicos anteriores, todo se puede volver cielo o infierno en cuestión de 90 minutos. Un traspié puede hacer olvidar los últimos antecedentes de un solo ‘cachetazo’.
En definitiva, el tricolor sigue estando entre la espada y la pared, y no está excepto a las críticas ni mucho menos, sino que está sometido a dar una muestra de rebeldía en este 2025. Cada partido es una prueba de fuego. Y más aún, siendo consciente que ya dejó tres puntos en su estreno.
¿POR QUÉ PEÑAROL ESTÁ OBLIGADO A GANAR?
Peñarol viene de un 2024 inolvidable. De un año que quedará en las mejores páginas de gloria del club porque terminó confirmando una campaña formidable en la que logró el Apertura, llegó a la final del torneo Intermedio, fue campeón del Clausura y se quedó con la tabla Anual sumando un récord de puntos (93). Esto, lo llevó a conseguir su objetivo principal de ser campeón uruguayo sin finales.
Por si fuera poco, a nivel internacional, alcanzó las semifinales de la Copa Libertadores en una edición que quedó marcada en la memoria de sus hinchas por toda la ilusión y expectativa que se generó.
Por lejos, Peñarol se consolidó en 2024 como el mejor equipo uruguayo a lo largo del año, tanto a nivel local como internacional. Pero su resultado final no fue casualidad. Sino que detrás de su temporada espectacular, hubo un camino planificado y cumplido a rajatabla. Hubo un proyecto organizado y ejecutado a la perfección de la mano de su entrenador, Diego Aguirre, como estandarte y abanderado.
Aguirre transmitió una sinergia especial entre cuerpo técnico, jugadores y el hincha; y convencido de su metodología de trabajo, –como en anteriores oportunidades- asumió el compromiso de ser el principal responsable de devolverle a Peñarol su lugar de prestigio a nivel local e internacional.
Con todos estos galardones en su espalda, Peñarol dio puntapié inicial a una nueva temporada en 2025, que no comenzó bien tras perder el primer clásico por la Serie Río de La Plata.
Tras la derrota, salieron a luz las últimas estadísticas negativas de Peñarol ante Nacional y, por supuesto, no quedaron en vano los precedentes adversos de Diego Aguirre como entrenador. Ello, fue material de incentivo para los hinchas tricolores, dando una muestra de supremacía ante el técnico más ganador de los últimos años de su rival de todas las horas. Pero, la reprobación de la “Fiera” como técnico a nivel de clásicos no quedó ahí.
Seis días después, Nacional le volvió a ganar a Peñarol. Aunque, ésta vez, fue de carácter oficial y el triunfo significó nada menos que un título para el tricolor que obtuvo la Supercopa Uruguaya. Nacional, volvió a realzar su reciente hegemonía ante el aurinegro y a destacar su preeminencia contra su tradicional rival con Diego Aguirre como entrenador.
Lo cierto, es que Aguirre como técnico de Peñarol, volvió a tropezar ante su fantasma más desafiante y cosechó su cuarta derrota consecutiva frente a Nacional. Pero no sólo eso, sino que sumó su octavo clásico sin poder ganar.
Es lógico, que las críticas y cierta reprobación cayeran sobre su pedestal por más que la mayoría de los hinchas carboneros no dejen de atesorarlo. Pero para muchos “los clásicos son clásicos”. Y para los más fanáticos son partidos innegociables. Entonces, falta algo más.
Aguirre tiene una conexión sentimental en Peñarol entre los involucrados y el hincha. Casi que única. Ha llegado al punto de alcanzar una identificación tan profunda y especial en el club de sus amores, que se volvió un experto en trasladar su mística, su adhesión y su apego a sus propios dirigidos.
Incluso, y por si acaso, Peñarol, a diferencia de Nacional, sí ganó en su debut por el Torneo Apertura (ante Progreso).
Sin embargo, el aurinegro tiene una deuda pendiente, junto con su actual entrenador. Ambos, Peñarol y Aguirre, ostentan una obligación que se volvió un contratiempo: ganarle a Nacional.