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Gracias por todo, Dr. Scheck




Jorge Crosa: Columnista


13 octubre, 2015
Columnistas

– Y entonces, usted dice algo así como …mañana, tempranito, cuando canta el gallo en El País, Primero Siempre … y mete fuerza en esta frase, ¿le parece?

….

Palabras del Dr. Daniel Scheck, de quien fui amigo, más allá de ejercer como Jefe de Deportes, cuando, mano a mano, empezamos a crear el aviso del diario que estuvo en el aire, en televisión,  por más de una década.

Aquella oficina que daba a la Plaza de Cagancha, fue testigo de innumerables charlas de vida, de alegrías, de enojos, de felicitaciones, de advertencias, de momentos inolvidables con un tipo genial como Daniel, porque, para mí, fue Daniel y el Director, en segundo plano.

Igual que con su hermano, el arquitecto Eduardo, para mí, fue Lalo, como Don Carlos, fue Cochile y a otra cosa.

Una familia a la que me integré rápìdamente porque comulgamos en el periodismo y en el arte de inventar todos los días algo …

“No está todo inventado”, decíamos al unísono y así es. No lo está. Es verso, Dr. Scheck y usted lo sabe, que “no hay nada nuevo bajo el sol …”, que va, de lo contrario, no hubiera existido Telecataplum, ese humor fugaz, el del “gag”, el cortito gestual que usted metió a full con Jorge, otro talento con el que, juntos, hicieron historia de la onomatopeya: ja,ja,ja …

Dr. Scheck, cuando entramos al diario, pensamos que íbamos a estar un ratito nomás, porque, por temperamento, similares los dos, íbamos a terminar a los piñazos en cualquier momento.

Pero resulta que nos quisimos de pique, nomás. Y le metimos fuerza, amor y cariño al diario. Y a nuestra amistad. Franca, fortísima, leal. Sin intereses.

Las grandes ideas, las fiestas del Mejor de América, la intención de estar siempre en el lugar y “no que te lo cuenten, ni lo vea por televisión”, fueron logros de una gestión notable con su apoyo, Dr. Scheck.

Hoy, que están de moda las “redes sociales”, lo recuerdo clarito cuando nos dijo. “Mire, mi amigo, hay que darle espacio a la gente, pero que opine con respeto … y creó, de un saque, “Vox Populi, Vox Dei”.

Y así fue. Lo que hoy es una novedad, bastante maltratada y agraviante, por momentos, la publicamos con clase y con la identidad seria y respetuosa que se merece. Sin ordinarieces, ni groserías, hoy de común denominador en las páginas y publicaciones de todo tipo. No es así. Es como usted dijo y como lo hicimos.

Nos reímos, nos enojamos, nos pusimos de acuerdo, o no, con el Lobizón Scheck.

Un “crá” y su familia también.

El placer de haber trabajado con usted, casi veinte años, no me lo saca nadie. Y así fue como “inventamos” tantas cosas, rebelándonos contra lo común y cotidiano.

Su enfermedad nos alejó, pero siempre estuvimos atentos a cómo “venía la mano”.

Cada tanto la consulta con Carlitos, o la fugaz vista con el Mungo Vidal o el Cr. Giusto, nos daban datos de su lucha.

Estuvo brava. Y uno, conociéndolo, no sabe si llegó el final.

Porque el partido terminó aquí, está claro, pero siempre comentamos, en charlas distendidas, de las que siempre surgía alguna idea, que, es posible “un alargue”, ése que tanto hablan los científicos, los estudiosos, los que llegan al borde de la existencia y de la verdad.

La noticia dolió y mucho, aún a sabiendas de su pésimo momento de salud.

Ta, Dr. … como en las conversaciones de la Plaza …

“¿Quien le diga? …de repente, hay “alargue” por ahí …”

Eso sí, en este partido de la vida, usted fue un ganador absoluto, Dr. Scheck.

Jovial, alegre, divertido … durazo, rebelde … director, principista  y muy buen amigo.

La gente lo tiene que saber.

Para esto estamos los periodistas … ¿eh, Dr. ?

Sin despedidas.

Casi todo sigue igual.

Usted me entiende.