Home   »   Columnistas

JUVENTUD DIVINO TESORO (I)




Alfredo de los Santos, Adán Machado, Hebert Revetria y Rafael Villazán.


23 agosto, 2019
Columnistas

Vuelvo a los 19 años porque nos reunimos en mi casa alrededor de una parrilla para recordar y reírnos de nosotros mismos, el “Polilla” Alfredo De Lo Santos, Adán Machado y Rafael Villazán. De los tres con el que he recorrido más tiempo jugando fue con Rafael, jugamos en Nacional Universitario, después un torneo sudamericano de juveniles juntos en Chile (1974) saliendo vice campeones y en el Club Nacional de Football. Después nos enfrentamos en Colombia, él jugando en el Independiente de Medellín y yo en el Tolima de Ibagué. Cuánta agua ha pasado por los puentes, pero ahí estamos los cuatro, más canosos, algunos con menos pelo, pero la sonrisa es la misma. Las historias también son conocidas, pero nos reímos igual, aunque la hayamos escuchado mil veces.

Alfredo de los Santos, Adán Machado, Hebert Revetria y Rafael Villazán.

Ahora es el momento de escucharlas y escribirlas…

Rafael Villazán vistiendo la camiseta de Nacional.

ANCONA – ITALIA

Comenzamos la gira europea, para nosotros era la primera vez que viajábamos al viejo continente. Empezábamos por USA, después Italia y terminábamos en España. El técnico era Juan Eduardo Hohberg, argentino nacionalizado uruguayo, ex Peñarol y selección uruguaya, gran persona. Lo tildaban de “mufa” ya que había tenido dos accidentes de avión y no se había hecho nada y en esa gira sucedieron tantas cosas que ya lo culpábamos a él y su maleficio. También hubo un choque de frente del ómnibus, contra otro bus, íbamos para un canal de televisión en USA, no fue grave pero sumaba. Pasó un huracán en New Jersey durante la noche y tiro todo, hacía años que no sucedía algo así. En Italia había una sequía tremenda, llegamos nosotros y llovió durante tres días seguidos, hasta tuvimos que suspender un partido y jugarlos a los dos días después.  

Para rematar en Ancona nos quedamos dentro del ascensor cuando íbamos al partido que estaba pactado ante dicho equipo. Esta anécdota ya la había escrito anteriormente, pero acá tengo dos visiones, los que estábamos adentro y los de afuera. Adentro Villazán, Adán Machado y yo, afuera el “Polilla” De Los Santos.

Alfredo de los Santos dice – ¡yo fui el que llamó a los bomberos! –

También estaba junto al “Polilla” el “Flaco” Rodolfo Rodríguez, con sus bromas características, pero para los que estábamos encerrados lo queríamos matar en ese momento, Raúl Moller todo un caballero, les decía – Alfredo por favor llama a un médico, porque acá nos estamos ahogando.

– Si, si – decía el “Polilla” – ya viene en camino.. 

– ¡¡”Polilla” en serio, ya está!!

– A ver Rodolfo, ayúdanos – Gritaba Moller.

– Deja – nos decía Rodolfo – Abran la puerta que nos tenemos que ir al partido.

El ascensor se había desnivelado y estábamos entre el primer piso y el sótano.

Desde adentro los insultos no paraban hacia el “Flaco” y el “Polilla”, – cuando salgamos te matamos – mientras sudábamos y los nervios estallaban, de nabos por haber entrado 8 donde solo entraban cuatro personas. Nos decían que tiren de una manija que estaba arriba en el techo del ascensor, lo hicimos y se partió. Gritabamos que nos estábamos quedando sin aire y el “Flaco” nos respondía:

– ¡¡Tranquilos les mando un inflador!!

“Polilla de los Santos y Adán Machado, ahora juntos en la dirección técnica”

– La puta que te pario Rodolfo, cuando salgamos te vamos a cagar a trompadas!!.

Llegaron los bomberos y dijeron que no podían hacer nada, fue entonces que el “Polilla” tomó un hacha y rompió la puerta, mientras que el dueño del hotel se quejaba – ¿per favore, romperò l’intera porta, non è possibile, ho finito l’ascensore? –

  ¿ por favor, me va a romper toda la puerta, no es posible, me quedo sin elevador? 

Y así fue se quedó sin elevador por la animalada que nos mandamos…

NITO DE LIMA

Nuestro último partido era en España, jugábamos ante el Celta de Vigo, veníamos de jugar el trofeo Ramón de Carranza en Cádiz,  después de estar 35 días viajando, llegábamos con los últimos cartuchos, y los equipos contrarios estaban recién saliendo de la pretemporada, con toda la fuerza para competir. 

En ese partido se daba todo para que Nito de Lima lo transfieran al Celta y se quedara ya en la ciudad de Vigo,la estrategia de todos nosotros era que había que dárselas todas a Nito, patea los tiros de esquina, las faltas, penaltis si los hubiera, en fin todo tenía que pasar por él. Jugó el peor partido de su vida, fue siniestro su juego, Adán Machado le decía – ¡Nito tranquilizate, te están mirando para comprarte! -, y como si fuera poco se armó una trifulca tremenda, el “Tito” Caillava le pegó un cabezazo al técnico del Celta rompiéndole la nariz. 

Estando en los vestuarios, empezamos a contar y faltaba uno de los nuestros, era el “Mudo” Julio Montero Castillo, enseguida salimos a buscarlo, hasta que lo encontramos en utilería,  – ¿qué pasó Julio? 

– Nada, nada, que me va a pasar, deja de joder!! me estoy vendando los brazos y las manos así los golpes que me dan no me duele y los que doy los parto al medio.

Parecía una momia…

Todo esto era culpa de la “mufa” de Eduardo Hohberg, su maleficio nos siguió toda la gira.

La transferencia de Nito cayó por decantación…

EL CASAMIENTO

El “Polilla” nos cuenta que en los Céspedes le pasaron las mejores anécdotas, de jóvenes tenían sus novias, pero a los solteros los concentraban desde el jueves y lógicamente no podían salir mucho. 

En ese momento al club albo lo dirigía el argentino Pedro Dellacha y su ayudante Cabilia,

Alfredo de los Santos; “El Polilla”

Un jueves que “Polilla” tenía que salir con su novia le dice a Dellacha: – me caso el viernes de apuro, no puedo concentrar Pedro.

– Ah no sabía – Le responde el entrenador – ¡Felicitaciones! Esta bien tiene el permiso correspondiente, pero el sábado tiene que venir a concentrarse.

Comenzaron a averiguar si era cierto que se casaba el “Polilla” y nadie sabía nada, hasta que se dieron cuenta que era un mentira y que estaba en Punta del Este con su novia…

Cabilia le dice a Pedro:

– ¡Visteee yo te dije, el “Polilla” nos engaño de vuelta, te lo dije Pedro! 

EL AVIÓN

El “Oso” Pereyra era golero, había llegado del interior, y como siempre las bromas eran crueles con los recién llegados pero sanas, no conocía nada. Nos toca un partido en Argentina ante River Plate, Adán Machado le dice al “Oso”: – mirá que es brava la mano, el avión se inclina para todos lados, estate vivo “Oso”-. Despega el avión y los cruces por el Río de la Plata son movedizos, Adán le repite que cuando el avión se incline hacia la derecha nos tomamos de la mano y nos inclinamos hacia la izquierda, así balanceaban el avión. Ya todos los demás estaban avisados que tenían que hacer ese movimiento para embromar a el “Oso”, Rodolfo Rodriguez, Dario Pereira, “Polilla” lo rodearon para que surgiera efecto y ser más real, tal como había anunciado Adán, el avión levanta vuelo y gira hacia la derecha, el Oso empieza a decir – ¡Bueno! – y toma las manos de Darío y los demás hacen lo mismo, los pasajeros pensaban que estábamos locos ya que esos 25’ estuvimos balanceando el vuelo junto con nuestra víctima de turno.

 “MORRONGO”

Estábamos concentrados en los Céspedes para jugar la Liguilla, ya habíamos cenado y nos fuimos a los dormitorios. “Morrongo“ Olivera era el cocinero de Nacional, una persona maravillosa y muy quisquilloso en todo lo que hacía, los platos bien servidos, decorados. Esa noche había guardado una fuente con ensalada de frutas, queso y dulce de membrillo. Pero eran como las 01:00 a.m. y no nos podíamos dormir y nos empezó a hablar la barriga, nos decía hambre, pensamos en la ensalada que “Morrongo” había guardado. “Polilla” dice:

– ¿Estará abierta la cocina?,

– Ni loco – responde Machado – el moreno ni loco la deja abierta. Le falta un vidrio a una ventana pero nada más. 

– Vamos a ver, vamos a ver, lo que se puede hacer – dice “Polilla” .

Adán Machado: siempre la voz de mando; dirigiendo a sus equipos.

– Yo podría entrar, si logro entrar le comemos todo – Observando, pensó en sacarse toda la ropa, mojarse y enjabonarse todo, así lo hizo. Entre el “Flaco” Rodríguez y Adán le tomaron de las piernas y parecía el escape de un contorsionista de circo cuando sale de una caja con candados. Logró entrar, tenían toda la comida a su entera disposición, empezó con los quesos, dulces en almíbar, la famosa ensalada de frutas que tanto deseaban, cuando se hartaron hubo que sacar al “Polilla” de la cocina, desnudo y enjabonado, pero más gordo de lo que entró.

Al amanecer de un nuevo día llega “Morrongo” con la señora, – ¡vieja, los ladrones anduvieron por acá!, ladrones hay que hacer la denuncia. Para ¿y esto? –

Estaban todas las tazas vacías de la ensalada en la puerta.

– No estos fueron los jugadores – le vuelve a decir “Morrongo” a su señora. – Esto yo ya sé quien fué, estoy seguro que fue el “Polilla” con algún otro jugador, estoy seguro.-

Le comimos todo, no dejamos nada, “Morrongo” estaba malísimo, fue hablar con los dirigentes a quejarse de esa situación y ese mediodía hubo huelga en la cocina jajaja, tuvimos que ir a un restaurante a almorzar…

MORRONGO II

Otra anécdota con “Morrongo” y el “Polilla”, 

Dice que al cocinero lo hizo llorar, usaba el gorro blanco de los chefs y siempre estaba muy prolijo, los domingos antes de los partidos nos hacían costillas y el parrillero se encontraba saliendo del comedor a la izquierda, “Morrongo” estaba en plena euforia con la parrilla llena de costillas, decía:

– Mira esto, es jamón del medio…

Yo venía con los desodorantes de aerosol traía como 5 o 6.

Le digo a “Morrongo” – ¿Y como esta esa comida?

– Esto es un lujo “Polilla”, mirá – Mientras hablaba le meti todos los desodorantes en el fuego, al minuto eso explotó, ¡¡Boom!!, no lo podía creer, todas las cenizas arriba de las costillas como si fuera adobo las cubrió que quedaron todas de color negras.

El pobre “Morrongo” no lo podía creer y se puso a llorar.

Era cruel el “Polilla”

Alfredo de los Santos atento y en pleno partido en su función de DT.

  1. NEURUS  E HIJITUS

Era el nombre de un científico loco de nuestra época que junto con Hijitus hacían locuras con sus descubrimientos, en los dibujos animados. No recuerdo bien ya que pasó mucho tiempo, pero los nombres se los pusimos a una pequeña empresa que en aquella época nos pasaba películas con un proyector en el chalet de los técnicos  ¡¡Ahí viene Hijitus!! con una cachila que tenía dos linternas como focos, se caía  pedazos. Venía con tormenta a la hora que fuere aparecía Hijitus, las películas eran inmirables, nos quejabamos todos, algunos para reirnos le decían estan buenas las películas, traete las mismas para la próxima concentración, saltaba el “Polilla” ¡Que van a estar buenas! el “Mudo” Montero, deja de joder con esta porqueria, los vaqueros no tienen balas en  los revólveres, y se iban yendo. Al final quedábamos 2 o 3 jugadores haciendole el aguante a Hijitus.

Una noche tormentosa llamamos a Hijitus que viniera ya que estábamos todos muy aburridos y así se nos pasaba más amena la concentración, viendo las malas películas que nos traía. Lo convencimos y llegó, estaciona la cachila frente al chalet donde pasaba sus horribles películas y comenzamos a mirarlas, le preguntamos – ¿Hijitus es buena? –

– ¡Es un peliculón, está buenísima! – Nos respondía.

La película era siniestra, se empezaron a levantar de a uno, el primero fue el “Polilla”, y lo siguieron la mayoría de los espectadores presentes. Pero “Polilla” quería hacerle alguna travesura, para que la próxima vez traiga algo bueno. En la semana habían podado varios árboles y apilado muchas ramas detrás del chalet donde dormíamos  los jugadores, en la noche eso era una boca de lobo por oscura, solo campo que eran las canchas donde solíamos practicar. Se le ocurre al “Polilla” esconderle la cachila donde cortaron los árboles, entraron la mayoría otra vez a ver la película, para que no se de cuenta Hijitus de lo que pensaban hacer. 

– Mirá – decía Machado – se retan a duelo, lo van a matar al muchachito.

Dario y el “Flaco” Rodríguez se quedaron empujando la cachila con “Polilla” de chofer, se la llevaron detrás del segundo chalet y la taparon con ramas de los árboles podados, era imposible de verla. Ya consumado el hecho, salimos todos del chalet para que Hijitus también saliera, cargara el proyector y se de cuenta que su coche no estaba donde lo dejó. Cuando salió, quedó blanco – ¿Mi camioneta? ¿Me robaron la camioneta? –

Machado dice enseguida – ¡Viste hay que pedir vigilancia, te dije, estamos regalados nosotros acá, en cualquier momento nos roban a nosotros algún auto de los que están estacionados!

–  ¡No! – decía HIjitus – la camioneta es lo único que tengo para trabajar. ¿No estará por ahí abajo?

Salimos a buscarla todos, con linternas, unos por la calle que nos une con la Avenida Instrucciones, otros detrás de los chalets, subían y bajaban mientras Hijitus estaba desconsolado llorando por su camioneta, hasta que de pronto el “Polilla” grita – ¡está acá, está acá! – la alegría de HIjitus fue la mejor película que nos trajo para ver. El “Polilla” le decía que se la habían querido deshuesar para vender los repuestos a otra camioneta. Ahí volvimos a empujarla y llevarla a donde se encontraba estacionada,.

Hijitus nunca más volvió…

 

Escribe: Hebert Revetria

E mail: revetria@tenfield.com