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Ordenado por Sampaoli, Jara le había tocado los testículos a Suárez en un partido anterior, buscando similar reacción a la de Cavani




El momento clave del partido. Cavaní "entró" en la celada que preparó Sampaoli y ejecutó Jara. El mismo bien mandado por el mismo técnico en un partido anterior frente a Uruguay.


25 junio, 2015
Columnistas Pelota al medio

Favorecidos por un juez localista y tendencioso, Chile montó un plan destinado a buscar la reacción de Cavani. Plan similar que en el pasado el mismo Sampaoli puso en práctica -sin éxito- ante Luis Suárez.

El momento clave del partido. Cavaní "entró" en la celada que preparó Sampaoli y ejecutó Jara. El mismo bien mandado por el mismo técnico en un partido anterior frente a Uruguay.

El momento clave del partido. Cavaní “entró” en la celada que preparó Sampaoli y ejecutó Jara. El mismo bien mandado por el mismo técnico en un partido anterior frente a Uruguay.

Una perfecta interpretación teatral del chileno Jara, provocando una muy tímida e insignificante reacción de Edinson Cavani, puso la cabeza del jugador oriental en bandeja de plata, para que el juez brasileño Sandro Ricci se la cortara. ¡Expulsión, Uruguay con diez hombres y “otro” partido nació a partir de ese instante!

La reprobable actitud antideportiva del jugador chileno, sin duda alguna premeditada, estimulada y ordenada por el técnico argentino Sanpaoli, condicionó el desarrollo futuro del juego.

No es la primera ocasión en que el mismo Jara actúa de esa forma ante los uruguayos, recurriendo a las viejas “vivezas criollas” en la búsqueda de un beneficio antideportivo. En un partido anterior, en similar actitud, con el juego detenido, Jara metió su mano en los testículos de Luis Suárez. En la madrugada de hoy el canal TN de Argentina puso en pantallas la incidencia. La diferencia entre dos idénticos procederes de un jugador que cumplió órdenes de su entrenador, estuvo en la reacción de quién resultó objeto de la “avivada”. Suárez ni chistó. Cavani reaccionó de manera apenas tibia, tocándole con un dedo la cara al agresor, quién se tiró al suelo como si hubiera recibido un golpe de Sony Listón. Y ante ella, un juez que como Ricci salió al campo con el objetivo de favorecer al dueño de casa, no dudó un instante.

La incidencia que influyó en el trámite del encuentro hasta su culminación, pone sobre la mesa el acierto o no de la inclusión de Edinson Cavani en el equipo uruguayo en la noche del martes. Afectado indudablemente por lo ocurrido en la víspera, el salteño realizó un gran esfuerzo para brindarse entero en la lucha. Sin embargo, se le notó ofuscado. Sólo así puede entenderse su actitud en ocasión de recibir la primera tarjeta amarilla –pechando al juez de línea al reclamar una infracción que el árbitro cobró ante su sugerencia- y que en definitiva resultó la decisiva en la incidencia posterior. Fue todo un “bocato di cardenale” para el “localista” Ricci.

La expulsión de Cavani no resultó un episodio casual y aislado. Desde que comenzó el partido, se advirtió –al menos para los que tenemos muchas décadas en esto- una clara intención de toda la terna arbitral, de inclinar la cancha hacia el arco celeste y tolerar, los golpes y jugadas desleales que desarrollaron los chilenos en las pelotas divididas, que fueron a buscar con una evidente clara intención desleal.

No es la primera vez que los entrenadores de turno de Chile recurren a este tipo de estrategias ante los uruguayos. En el partido de eliminatorias para Francia 1998, el entonces técnico de Chile –el uruguayo Nelson Acosta- ordenó que un discreto jugador como lo era Chavarría, saliera a golpear decididamente a Enzo Francescoli. Lo “sacó” del partido, que ganó Chile con gol de Salas.

“Lucho” Santibáñez fue otro de los que recurrió –en varias ocasiones- a idéntica receta. Hoy, el “bielsista” Sampaoli, fue más allá. No sólo montó el escenario para ir a buscar a Cavani desde el principio, para hacerlo “entrar” aprovechándose de su situación particular, sino que aleccionó a sus jugadores a golpear, a no aparecer como “flojos” ante la tradicional reciedumbre que exhiben los uruguayos. Y se ocupó, perfectamente, de cerrar la obra en el final del partido, mandando a Alexis Sánchez a la televisión de difusión mundial, a recitar un texto que no tenía muy aprendido y que le costó expresar. Pero quedó claro, cuando Sánchez relató un diálogo del fin del cotejo –seguramente inexistente, ya que no mencionó quién fue su interlocutor- según el cual ellos, los chilenos, jugaron deportivamente, con gran técnica y elevado fútbol, en tanto un futbolista oriental le manifestó que ellos “tenían que pegar para defender su camiseta y que, bueno, que le vamos a hacer, nosotros jugamos así”.

Lo precedente, que reportó a Sampaoli y los suyos un triunfo que llegó apenas ocho minutos antes del final, no deja de lado algunas reflexiones relacionadas con el equipo compatriota. La integración dada a la oncena, colocando a un jugador con escasa actividad en los últimos tres años, como Fucile, facilitó las acciones ofensivas de Chile llevadas de ex profeso y en todo momento, por el sector izquierdo de la defensa uruguaya. Esa situación obligó a un derroche tremendo de Cristian Rodríguez –convertido en marcador lateral bis sin posibilidad de sumarse al ataque-, así como de Godín y Giménez, para cubrir las espaldas de quién fue superado durante todo el partido.

La ausencia de talento en la mitad del campo, apelando exclusivamente a volantes “marcadores”, dejó sin posibilidad de coordinar acciones ofensivas con la pelota a ras del suelo.  Sólo Carlos Sánchez, intentó en todo momento jugar a “otra cosa”, interpretando las dos notas del pentagrama, marcando con acierto y avanzando con criterio e inteligencia. Pero… Le faltaron en todo momento acompañantes para que, sumando notas, se llegara a construir una buena partitura, cómo está acostumbrado en River Plate argentino.

Si a esto sumamos los problemas que viene revelando Muslera en el arco, complicado para decidir si sale o no a cortar los centros –por no hacerlo llegó el empate de Paraguay y por practicarlo mal, el triunfo de Chile-, suman un cúmulo  de problemas a resolver en el equipo que no puede superar la falta de Luis Suárez. Sobre este aspecto, tampoco encuentra lógica la insistencia de recurrir  a Abel Hernández como posible sustituto, consumiendo cuatro partidos sin saber cuál puede ser el rendimiento de Jhonattan Rodríguez, quién aparentemente tiene similares condiciones a las del atacante suspendido por la FIFA. ¿No era esta una ocasión para probar al floridense, priorizándolo antes que Hernández, que acumula años en la selección sin ninguna actuación relevante?

Se agregó –además- un aspecto que no ha sido común en esta segunda etapa de Oscar Tabárez al frente del equipo. Se perdió por completo la calma ante la adversidad injusta, provocada por las tendenciosas decisiones arbitrales. Tan perjudiciales que, el mismo Tabárez que siempre se negó a opinar sobre los arbitrajes, lo hizo con dureza en la conferencia de prensa, marcando los claros errores de Ricci y sus compañeros. Ese final del partido, reclamando en tumulto y extralimitándose en la forma ante la nueva decisión localista de Ricci de expulsar a Fucile, fue observar la vieja película de aquel “otro” Uruguay que con loable empeño y trabajo el mismo Tabárez se encargo de cambiar. Es de aguardar que este brote de caos, originado por la impotencia de ver como tendenciosas decisiones arbitrales dejaban al equipo por el camino, no vuelvan a repetirse en el futuro inmediato. Un futuro que será muy difícil. Las eliminatorias para Rusia 2018 que comienzan en octubre, serán reñidas como pocas. Con Brasil muy complicado, con un equipo flaco, se agrega a la pelea por una plaza una nación poderosa, que jugará fuerte dentro y fuera de la cancha.

Más allá de esas incertidumbres, quedan los aspectos positivos. La confirmación de la potencialidad infinita de José María Giménez; la excelsa calidad y fortaleza de Diego Godín; la vigencia de Maximiliano Pereira y la ubicuidad de Arévalo Ríos, todo lo cual llevan a mantener vigente la correcta disposición defensiva si el retorno de Cáceres se produce en su acostumbrado nivel, luego de la lesión. Pero… hasta que no retorne Suárez, la otra parte del libreto está en borrador. Apenas en borrador…