Home   »   Peñarol

Reconquistó su autoestima

Peñarol, después de haber sufrido un inicio de temporada irregular, parecería haber recuperado su confianza; un factor indispensable para el equipo de Diego Aguirre, quien tanto anheló este presente.





10 mayo, 2025
Peñarol

Peñarol tuvo un comienzo de año para el olvido. Además de haber perdido el clásico de verano y la Supercopa Uruguaya contra Nacional, solo sumó 9 puntos de 27 posibles en las primeras nueve fechas del Torneo Apertura, sumado a la derrota ante Vélez Sarsfield en el debut por Copa Libertadores.

 

Después de haber vivido un año inolvidable en 2024, inesperadamente, en el corto plazo las críticas comenzaban a entonarse. El hincha manifestaba su disgusto con el rendimiento de su equipo, incluso, despidiendo a los futbolistas aurinegros en su propio estadio, con silbidos, cuestionamientos y reproches de todo tipo y color. El equipo de Diego Aguirre, parecía haber perdido la brújula en tan poco tiempo.

 

“Estamos obligados a ganar algunos partidos seguidos para recuperar la confianza. Confío en estos jugadores porque son los mismos que nos dieron inmensas alegrías el año pasado. Solo necesitamos ganar, como sea. Pero necesitamos ganar”, era la frase más reiterada de Diego Aguirre en la primera parte del año, tras cada resultado adverso que obtenía Peñarol.

 

“Hay rendimientos que tienen que mejorar, pero no es un momento de caos ni de hacer cambios. Ni tampoco ‘vamos a tocar todo’. No, calma. Tenemos que tener memoria de que muchos de estos jugadores ya han rendido en muy buena forma. Yo creo que de esta situación se sale tan fácil como ganando dos partidos”, fue otra de las declaraciones que más repitió el entrenador aurinegro, cuando a su equipo no le salían las cosas.

 

Aguirre, evidenciaba su preocupación y manifestaba su intranquilidad por los resultados adversos. Pero, al mismo tiempo, ponía paños fríos sobre la mesa y transmitía calma. El técnico de Peñarol era consciente de la realidad que vivía su plantel. Aunque, a su vez, estimaba y anhelaba poder sacar a su equipo de la crisis deportiva cuánto antes.

 

Y cuánta razón tenía Aguirre en sus afirmaciones. Porque en medio de las horas más críticas, siempre se mostró convencido de su metodología y con un propósito firme. Asumió el compromiso de ser el principal responsable de poder encontrar la forma para revertir la pobre imagen deportiva que el equipo había mostrado hasta ese momento. Fue tanto su deseo por recuperar la senda triunfal, que finalmente, logró lo que tanto anhelaba: ganar varios partidos seguidos.

 

LA REMONTADA

 

El punto de inflexión para Peñarol, se registró el 5 de abril, cuando le ganó 1:0 a Danubio en Jardines del Hipódromo por la décima fecha del Torneo Apertura. A partir de ese día, el aurinegro ganó los siguientes 15 puntos de 15 en el ámbito local, y 7 de 9 por Copa Libertadores.

 

Entre ambas competencias, el aurinegro consiguió 22 de 24 puntos en disputa, con la única mancha de no haber podido ganar ante Olimpia en Paraguay; aunque, también hay que destacar que estuvo muy cerca de poder conseguirlo si no fuese por el penal a su favor que no aprovechó. Después de un largo traspié inicial, que parecía no tener fin, Peñarol, resurgió. Y después de tanto insistir, encontró la brújula.

 

Resultados desde ese día: Danubio 0:1 Peñarol, Peñarol 2:0 San Antonio, Peñarol 4:2 Miramar Misiones 2, Wanderers 1:2 Peñarol, Olimpia 0:0 Peñarol, Peñarol 3:1 Cerro, Defensor Sporting 0:1 Peñarol, San Antonio 0:3 Peñarol.

 

RECUPERÓ SU AUTOESTIMA

 

Es cierto que Peñarol recuperó el nivel de varias individualidades. Es cierto que restauró la base de su juego y destellos del fútbol que supo mostrar en 2024, porque los resultados están a la vista. Pero el factor que más extrañaba y se evidenció de forma más notoria en este último tiempo, sin dudas, fue la reconquista de su propia autoestima.

 

El aurinegro, se recuperó a nivel emocional y, a partir de la superación de esta cualidad, llegaron los frutos. El claro ejemplo de ello, se reflejó cuando le ganó a Wanderers y a Defensor Sporting en inferioridad numérica. O en su última presentación internacional, cuando se trajo un triunfo histórico desde la altura de Bolivia ante San Antonio Bulo Bulo, cuando tenía poco margen para el error. Peñarol, sacó a relucir su carácter y mostró la entereza necesaria para estos partidos cruciales. Y tal como sucedió en su grata experiencia en 2024, volvió a demostrar estar preparado para asumir grandes desafíos.

 

Es que el año pasado, Peñarol jugaba cómodo, a su antojo. Entraba a la cancha prácticamente sabiendo que iba a pasar por encima a sus rivales. Con la confianza plena y a su favor. Entraba a la cancha respaldado por sus propios resultados positivos. Porque, al fin y al cabo, el triunfo es el factor esencial que colma a un equipo de confianza. Todo lo contrario, sucede cuando los resultados son adversos. Justamente, esto último, era uno de los principales impedimentos que tenía Peñarol antes de su repunte. El equipo, había extraviado su propia autoestima. Pero la reconquistó.

 

EL RESPALDO DE SUS PROPIOS RESULTADOS

 

¿Por qué cuando todo iba mal, Diego Aguirre insistía tanto en poder ganar dos o tres partidos seguidos? ¿Por qué el entrenador hacía tanto hincapié en volver al triunfo? Porque no es lo mismo competir con cierto margen para el error, donde un equipo puede exponer sus virtudes y demostrar todo su potencial con el apoyo y el respaldo de un contexto positivo. A tener que jugar con una presión extra, con el objetivo inmediato de tener que revertir un resultado adverso y a contrarreloj, ante la exigencia de los hinchas, quienes cuentan con un tiempo estipulado para mantener su paciencia. Esto último, fue lo que le vivió Peñarol en el inicio de temporada y el técnico rogaba por salir de ese pozo cuánto antes.

 

Previo a la remontada, Peñarol salía a la cancha sabiendo que tenía que reaccionar rápidamente porque su afición pedía a gritos un cambio de actitud de forma urgente. Entonces, cada partido se volvía una prueba de fuego. Era evidente que el equipo jugaba condicionado, desde la parte anímica hasta en lo psicológico.

 

Aquellos “paños fríos” que declaraba Aguirre cuando nada salía, en cierto modo, fueron una forma de apaciguar las aguas entre la afición y jugadores. Pero, al mismo tiempo, fue una estrategia sensata; colmada de seguridad y convicción. Peñarol, hoy, recuperó la confianza en base a los resultados. Y en base a los resultados, fue recuperando su mejor versión futbolística. Todavía falta muchísimo, es cierto. Pero el equipo, al menos, ya pudo salir del desconcierto en el que estaba sumergido para reencontrarse con su esencia y con su identificación con el hincha.

 

El Peñarol de Aguirre, volvió a resurgir. Y en principio, parecería que aquellos silbidos y reclamos que caían desde las tribunas cuando los resultados no acompañaban, pasaron a ser parte del recuerdo de las páginas de los diarios, que dejan registro de lo que la frágil memoria del hincha olvida.


Etiquetas: Diego Aguirre Peñarol