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Resurgió la ilusión

La llegada de Pablo Peirano como entrenador de Nacional cayó como anillo al dedo en un equipo que necesitaba recuperar la confianza y su propio autoestima. Le devolvió la esperanza.




Pablo Peirano, posa por delante del escudo de Nacional, en la ciudad deportiva Los Céspedes. El entrenador le cambió la cara al equipo que pelea por el Apertura y el pasaje a los octavos de final de la Copa Libertadores.


9 mayo, 2025
Nacional

Tras la salida de Martin Lasarte, y la negativa de Jadson Viera para tomar el cargo, a los dirigentes de Nacional no les tembló el pulso a la hora de confiar en un aire renovado y optaron por la elección de Pablo Peirano para transformarse en el nuevo entrenador tricolor.

 

Peirano, desconocido para algunos ya que venía de trabajar en los últimos cinco años en el fútbol del pacífico entre Perú y Colombia, tomó al equipo tricolor en una situación deportiva delicada y con números preocupantes. Por este motivo, Nacional, venía de cesar a Lasarte en el cargo. No solo por sus malos resultados y por estar sumergido en un escenario colmado de cuestionamientos y reproches, sino también, por no poder encontrarle al equipo una forma y una identidad de juego después de un largo tiempo de trabajo.

 

El técnico elegido por la dirigencia tricolor, se puso un traje colmado de incertidumbre. Había más conjeturas que expectativas sobre su llegada. Sin embargo, desde que Peirano asumió en su nuevo rol, fue transmitiendo seguridad, confianza y esperanza para sus dirigidos. Al comienzo, no le fue fácil. No obstante, su debut fue con derrota, ante Bahía como local por Copa Libertadores. Su primera huella en el club la dejó marcada con el pie izquierdo. Sin embargo, con el correr de los partidos, sus mensajes fueron siendo captados por sus jugadores y su trabajo minucioso se fue reflejando en el juego y en los resultados.

 

Confiado en sus condiciones y en sus propias armas, reanimó a los futbolistas desde lo emocional e impuso su impronta futbolística. Tanto así, que bajo su conducción técnica, no solo revirtió la drástica situación deportiva por la que atravesaba Nacional sino que le dio un giro drástico en todos sus aspectos. A tal punto, que le devolvió la ilusión al hincha como para augurar un eventual título en disputa (Apertura) y para imaginar una posible clasificación a octavos de final de Copa Libertadores, cuando todo parecía perdido.

 

SUS NÚMEROS CON NACIONAL

 

Bajo su conducción, hasta ahora, Nacional disputó cuatro partidos por el Torneo Apertura, donde ganó los cuatro. Sumó 12 goles a favor y recibió dos en contra. Además, disputó tres encuentros por Copa Libertadores (los tres ante rival brasileño y dos de ellos como visitante); obteniendo un triunfo, un empate y una derrota (debut). Anotó 6 goles a favor y recibió 5.

 

Entre ambas competencias, el Nacional de Peirano disputó siete partidos en total; obtuvo cinco triunfos, un empate y una derrota. Marcó 18 goles y recibió 7. Números muy interesantes.

 

Resultados: Nacional 0 Bahía 1; Nacional 2 Danubio 0, Miramar 1 Nacional 3, Nacional 3 Wanderers 1, Internacional 3 Nacional 3, Nacional 4 Cerro 0, Nacional 3 Bahía 1.

 

ESTRATEGA

 

El corto antecedente de Peirano como entrenador de Nacional, ha mostrado diferentes facetas y estrategias a la hora de plantear un partido. En definitiva, ha dejado en claro que es un técnico que se adapta a las características del rival.

 

Es decir, cuando tuvo que salir a buscar el resultado (en el ámbito local),  apostó con un sistema de juego (4-2-3-1), buscando ganar el protagonismo de la pelota en zona media (con Christian Oliva y Luciano Boggio), y ser agresivo en ofensiva con Nicolás López transformándose en media-punta, jugando detrás de Diego Herazo o Eduardo Vargas. Utilizó dos extremos rápidos y profundos, que rompan con los esquemas del rival (Lucas Villalba por derecha y Jeremía Recoba por izquierda). Hasta ahora, le salió bárbaro porque Nacional ganó, gustó y goleó bajo sus órdenes en el Torneo Apertura.

 

Pero, cuando  tuvo que especular más y equilibrar estrategia ante rivales de mayor jerarquía (partidos por Copa Libertadores), Peirano utilizó una línea de tres en defensa (Paolo Calione, Sebastián Coates y Julián Millán), dos carrileros (Emiliano Ancheta o Lucas Morales), dos volantes centrales (Oliva y Boggio) y tres puntas definidos (con Villalba por derecha, Recoba por izquierda y el “Diente” López por el centro, siendo referente de área). Un planteo, quizás, diferente y vulnerable ante las posibles críticas, sí; pero muy sensato y ecuánime para una competición tan exigente. Y vaya si le resultó para bien.

 

Peirano, hasta ahora, evidenció adaptarse a las exigencias del rival y desde esa premisa, opta y decide su propia estrategia de juego. O busca ser protagonista y sale a buscar el resultado con una faceta más ofensiva (ámbito local), o de lo contrario, prefiere respaldar al equipo defensivamente a lo ancho de la cancha, a modo de limitar y no ceder espacios a su rival y aprovechar el juego ofensivo de forma directa y de contragolpe (Copa Libertadores).

 

MOTIVADOR NATO

 

Peirano, cayó como anillo al dedo en un momento donde el equipo que necesitaba recuperar la confianza y su propio autoestima. Es evidente, que Nacional actualmente tiene uno de los mejores planteles del medio (si no el mejor) en calidad. Con jugadores de mucha jerarquía y trayectoria. Sin embargo, antes de su llegada, el equipo no mostraba identidad en su juego ni tampoco reflejaba en cancha su verdadero potencial.

 

Pocas veces, en la primera parte del año bajo el mando de Lasarte, el equipo mostró autoridad absoluta o un fútbol avasallante sobre sus rivales. Incluso, tampoco exhibió un funcionamiento colectivo que se identificara con el hincha y menos aún, un juego que evidenciara la diferencia real que existe entre el plantel de Nacional con respecto al resto de los cubes. Claramente, al equipo le faltaba algo más. No bastaba solo con la categoría y las buenas condiciones de sus futbolistas.

 

El nuevo entrenador llegó para revitalizar a sus futbolistas desde lo emocional y, a partir de la superación de esta cualidad, comenzó a trabajar en el plano futbolístico. Actualmente, el Nacional de Peirano destaca por su actitud a rajatabla en líneas generales. El orden para jugar, atacar y defender es su factor indispensable. Pero, para cumplir esta faceta, se requiere de sacrificio, esfuerzo y actitud por parte de sus futbolistas, que han captado positivamente su mensaje y lo han reflejado en el campo de juego.

 

El Nacional de Peirano es un equipo intenso, dinámico y competitivo, que se revolucionó desde lo anímico, emocional, pasando por lo físico hasta lo futbolístico. Pero, más allá de estas condiciones mencionadas, también ha demostrado carácter y la entereza necesaria para partidos cruciales. Como por ejemplo, este mismo miércoles por Copa Libertadores, cuando en lo previo, estaba obligado a ganar como sea en Brasil para no restringir sus posibilidades de clasificar, y ganó, ante Bahía y como visitante. Concentrado, metido, con temperamento y con una personalidad extra, casi como rememorando a viejas épocas, Nacional superó una prueba de fuego y logró tres puntos de oro, que le permiten soñar con la clasificación.

 

Peirano, en su rol, ha demostrado estar preparado para asumir grandes desafíos. Con un temple especial, característico en su carisma, ha logrado que sus jugadores crean sus posibilidades y en sus propias armas. En base a buen juego y a resultados, le devolvió la esperanza a Nacional, que resurgió su ilusión.


Etiquetas: Nacional Pablo Peirano