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2DO. TIEMPO: CUANDO TODO MORÍA APARECIO ¡SUÁREZ!




Luis Suárez, emocionado con lágrimas en los ojos, se llena la boca de gol en el festejo del segundo celeste.


19 junio, 2014
Selección

Escribe: Atilio Garrido / Fotografías: Fernando González (enviados especiales)

Luis Suárez, emocionado con lágrimas en los ojos, se llena la boca de gol en el festejo del segundo celeste.

Luis Suárez, emocionado con lágrimas en los ojos, se llena la boca de gol en el festejo del segundo celeste.

Sin cambios en los equipos, se apreció de arranque la misma tesitura de Uruguay en el comienzo. Buscó apretar a Inglaterra en la marca para no dejarla salir de su última zona. Una jugada por la izquierda, con centro-pase de Suárez para Cavani, abrió el fuego de las incidencias peligrosas a favor de los celestes. En la recarga, un codazo claro de Sturridge a Álvaro Pereira quedó sin sanción. De la ejecución en pelotazo se generó un nuevo córner para Uruguay, el cuarto, que fue a ejecutar Suárez aplaudido por la multitud. Luisito se afirmó de derecha, le pegó en “comba” y el “gol olímpico” que estuvo a punto de concretarse lo salvó el golero Hart con un manotazo. Parecía algo de locos. ¡El rendimiento de Suárez resultaba descomunal! Sin antecedentes en la historia del fútbol uruguayo.

El arranque celeste en el segundo tiempo emocionó. La pelota derivó nuevamente hacia el área de Inglaterra, Cavani recibió sólo marcado dentro del área por una muralla de ingleses, tocó para atrás para Álvaro González. Remató. La pelota pegó en un zaguero, saliendo nuevamente al córner. De la ejecución defectuosa, salió un despeje largo de un zaguero inglés hacia campo oriental. Arévalo Róos ganó en el aire ante el apremio de un inglés y devolvió el esférico en chilena espectacular, nuevamente, hacia el área británica. La pelota cayó en los pies de Suáerez que estaba sólo. Tenía el gol. Luisito se apuró en el remate, perdiendose la ocasión de aumentar.

Uruguay era una tromba. En apenas cinco minutos el tanteador pudo elevarse aun 3:0 rotundo y definitivo. Buscaba definir el partido. Agobiado, Inglaterra intentó salir en un contragolpe. Reaccionó notable el botija Gimenez, en arrojada intervención, desbaratando la acción. La pelota derivó para Lodeiro por la izquierda. La entregó a Cristian Rodríguez. El “Cebolla” la recibió, la protegió, la defendió en varias ocasiones. Le cometieron infracción en dos oportunidades, que el juez no cobró. Se rehízo Rodríguez, tocó en corto para Cavani que quedo solo dentro del área grande, ingresando al ángulo mayor con el tanto a su disposición. Quedó cara a cara con el golero. Era para “pincharla”. Cavani remató de derecha, al segundo palo, perdiéndose el gol que liquidaba el partido.

En apenas diez minutos, jugando en forma notable, a gran ritmo, Uruguay pudo asegurar la victoria. Emocionó su esfuerzo y su entrega a los compatriotas que explotaron en cánticos y gritos de apoyo permanente. Disfrutaban con la exposición. Pero, Inglaterra es Inglaterra y se tiró adelante con todo. Apretó el acelerador y arrinconó a los celestes en su área. Los celestes se replegaron y pasaron a defender su área apretándose contra ella. Y comenzaron a sucederse incidencias de peligro.

En una pelota que los ingleses trabajaron por la izquierda del ataque, metieron dos paredes seguidas que finalizaron con centro hacia atrás. Lo recepción Rooney. Le pegó como venía. Un balazo. Salvó Muslera en gran acción rechazando la pelota a medias, por la izquierda. Completó Álvaro Pereira saliendo con ella del área por la zona. Se rehízo Sturridge, le quit´el esférico y la metió inmediatamente al corazón del área. Se arrojó Muslera que llegó primero que Sterling (No. 19), quién le comió la rodilla con el zapato, quedando el portero uruguayo lesionado. A partir de entonces, el ataque inglés se volvió incontenible. Uruguay buscó bajar las revoluciones del adversario. Intentó aquietar la pelota, trató de salir jugando, “hizo tiempo”. El reloj seguía corriendo como guillotina en el pescuezo de los ingleses. Gimenéz salió con todo en el aire ante Rooney. Le ganó y cayó sobre la humanidad del inglés pasándole, literalmente, “por encima”. Luego, en otra incidencia, el mismo Giménez se arrojó a los pies de Welbeck, lo cortó con la trancada y metió un pelotazo largo para Suárez que estaba solo por la derecha. Luisito corrió pero no llegó. Cada pelota al área británica para el Bombardero, resultaba un azote para los británicos.

Un momento de angustia llegó en el minuto 19. Corrió Álvaro Peereia a marcar a Sterling (19). Chocaron ambos, pero el moreno inglés el metió un rodillazo en la cara. Palito quedó K.O., ante el reclamo de Muslera y Godín para que llegara urgente la sanidad. Lo reanimaron pero estaba “groggy”, como en boxeo. El Dr. Pan pidió el cambio. En una actitud emocionante, propia de los grandes uruguayos de la historia, “Palito” se enojó, sacudió la cabeza negándose a salir, reingresando al campo luego de ser atendido. ¡Allí quedó demostrado que este equipo celeste, en esta noche, no podía perder!

Con la intención de profundizar más la dinámica que Inglaterra le imponía al partido, el técnico Hodgson mandó a la cancha a Barkley por Sterling (No. 19), dominado totalmente por Álvaro Pereira. El técnico oriental respondió enviando al campo a Stuani en lugar de Nicolás Lodeiro, agotado. El jugador nacido en Tala ocupó la banda derecha, armándose definitivamente una línea de cuatro volantes junto a Arévalo Ríos, Álvaro González que pasó a jugar a la izquierda al lado de Cristian Rodríguez. El “Cebolla” se replegó mermando su presencia en ataque. Pese a ello, en un intento de escaparse, fue barrido por Gerrard (No. 4) quién llegó a quitarle el zapato, sancionado con tarjeta amarilla. El reloj marcaba 23 minutos del tiempo complementario.

A partir de entonces Inglaterra se hizo dueño de la pelota, el terreno y el juego. Uruguay sintió la ausencia de Lodeiro que retenía la pelota y la administraba atinadamente. Se arrinconó en su última línea, aguantando a pie firme. Edinson Cavani se sumó a la tarea defensiva en media cancha, apostando al rápido andar del reloj. Otra pelota difícil desde la izquierda, metida por Welbek, generó un nuevo gran despeje de Gimenez cuya labor se agigantaba. En ese momento las estadísticas marcaban 62% de posesión de pelota para Inglaterra y 38% para Uruguay. En ese momento, minuto 66, ingresó Adam Lallana entró por Welbeck (No. 11).

Pasada la media hora pareció bajar la presión de Inglaterra. Aprovechó Uruguay para intentar mandarse adelante para salir de su última zona. Así llegó un pelotazo largo para Suárez que corrió en procura de recibirla. Lo cerraron dos zagueros enviándola al out-ball. Repuso Cáceres desde la banda, a la altura del área grande de Inglaterra. Se la entregó a Suárez que fue despojado. Rápidamente cambiaron la pelota en la salida para la derecha donde recibió el lateral Jonhson (No. 2). El moreno, en solitario, en la línea de la mitad de la cancha donde se junta con la del largo, armó una jugada de enorme valor dejando en blanco a Cavani y luego a Godín que salió a cortarlo. Se le adelantó unos metros la pelota, apareciendo en la cobertura Álvaro González. Llegó a trancarlo con fuerza, dividiendo ambos la pelota. Inclusive el “Tata” salió rengueando por el choque. Del encuentro de los zapatos, increíblemente el esférico salió como un balazo, rastrero en forma oblicua hacia el área oriental. No llegó Gimenéz, tampoco Cáceres que venía corriendo desprotegido por haber iniciado la jugada en campo inglés. Apareció Rooney sin marca y decretó el empate a los 75 minutos.

Alcanzado el objetivo, pensando en el partido ante Costa Rica y una posible fácil victoria que le permitiera sumar cuatro puntos y clasificarse en segundo lugar, Inglaterra aflojó el ritmo. Bajó la presión y se replegó. Quedaban quince minutos por delante. Uruguay parecía haber entregado todo en procura de mantener la victoria que se le escapaba por cosas del destino. El moreno Johnson no le hizo el pase a Rooney. La pelota fue hacia el goleador luego del “trancazo” con Álvaro González. Pudo salir para cualquier lado…

Los minutos fueron pasando con un anodino juego en la mitad de la cancha. Algún ataque inglés insinuó cierto peligro bien desbaratado por la defensa celeste. El empate dejaba a Uruguay “casi” fuera del mundial. No aparecía en el equipo la posibilidad de dar vuelta el resultado. Tabárez apostó con su segunda variante a que el equipo recuperara un poco el control de la pelota. Advertido del gran momento por el que atravesaba Álvaro Pereira y la “garra charrúa” demostrada cuando se negó a salir de la cancha, lo pasó al medio campo, como entreala izquierdo ocupando la posición de Álvaro González en el segundo tiempo. El “Tata” sintió el trancazo de Jhonson en la jugada del segundo gol. Dejó la cancha a los 79 minutos, ingresando Jorge Fucille por él, pero para ocupar el puesto de lateral izquierdo. De todas maneras, el partido parecía no variar en su planteo. Inglaterra aguantando la igualdad. Uruguay queriendo retornar al juego de ataque, aunque sin aire en los pulmones para el último esfuerzo. Todo parecía sellado con la igualdad definitiva.

De pronto, a los 85 minutos, apareció el “Uruguay de los milagros”.  Muslera recogió una pelota y le sacó de su arco hacia adelante con alto, largo y potente pelotazo. ¿A dónde? Hacia donde estaba Suárez, el único que a esa altura parecía disponer de alguna reserva espiritual como para intentar el milagro. El destino escribió que éste era su gran noche. Y así ocurrió. Saltó a buscar el pelotazo de Muslera el inglés Gerrard (No. 4), el amigo de Suárez, el compañero de equipo en el Liverpool, el que lo defendió siempre cuando las críticas arrecieron en contra de Luisito para destruirlo. Gerrard y Stuani se elevaron en el sector derecho, a metros de la mitad de la cancha en campo británico. Ninguno llegó a tocarla. Esa es la impresión que me quedó en la cancha, desde mi puesto de observación, allá arriba, a metros de donde nace el techo de la Tribuna de Prensa. Hoy, viernes 20, leyendo en el aeropuerto de Congonhas el matutino “Folha de Sau Paulo”, informan que “Gerrard tuvo la infelicidad de tocar la pelota y desviarla para Suárez que la recibió y convirtió el gol de la victoria”. Desde lo alto, en el momento de la incidencia, observé que el esférico sobrepasó a los dos, picó y le cayó a Suárez como regalo del cielo. Sólo en la puerta del área. La bajó, corrió unos metros, se acomodó y cuando salió el golero Hart lo fulminó. ¡Increíble! ¡Golazo!

Los uruguayos explotaron en las tribunas. Los ingleses no lo podían creer. Faltaban cinco minutos, más otros cinco de alargue. Se parecieron al transcurrir de una vida. Uruguay todo atrás. Inglaterra todo adelante. El técnico Hudson mandó a Lambert por Henderson a los 87 minutos y sesenta segundo después Tabárez envió al grandote Coates, para reforzar la última zona, sustituyendo al héroe Suárez, quién agotado en el suelo, aportaba para que el reloj caminara. En la conferencia de prensa, el técnico uruguayo destacando y realzando aún más lo realizado por Suárez, informó que “jugó los últimos 20 minutos hasta que sustituido, con un calambre en su pierna izquierda, lo que valora más el segundo gol que anotó disminuido”. En ese momento, en medio de la locura, el entrenador celeste movió la defensa. Cáceres pasó a la banda izquierda, desplazó a Álvaro González nuevamente hacia la derecha, pero como lateral, y mandó “Palito” Pereira a la mitad del campo por correr gente, en una entrega que emocionó. Los centros ingleses comenzaron a llover sobre el área oriental. El más difícil logró protegerlo Giménez para dejar que saliera afuera, custodiándola la pelota con su cuerpo mientras lo cargaban dos ingleses. En un córner el golero Hart corrió infructuosamente para cabecear. Cuando el juez español Carlos Velasco pitó el final del partido, en medio de la tremenda alegría de los jugadores confundidos en aplausos con los hinchas, el país entero vibró de emoción con esta victoria histórica y hazañosa.


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