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Calavera no chilla




Ariel Longo. Columnista.


30 marzo, 2014
Columnistas

Muchas cosas pasan por la cabeza de un entrenador de fútbol mientras dura su relación contractual con el club, y en la lucha directa de un partido y lo posterior a él  “tiene condimentos” a veces desconocidos.

Con el paso del tiempo de un régimen a principio de siglo XX que era colectivo en  cuanto a cómo ser formaba un equipo a este actual de hoy en el siglo XXI, hay una diferencia sideral.

El cuerpo técnico de Danubio con Leonardo Ramos al frente.

El cuerpo técnico de Danubio con Leonardo Ramos al frente.

El entrenador actual tiene una familia deportiva compuesta por unos (varía) 25 futbolistas, todos con sus diferentes situaciones. El resto de cuerpo técnico, que cada vez es más amplio (Alterno, PF, Dr., Entrenador de goleros, utilero, agregándole fisioterapeuta, el famoso “canchero”, e  “inda mais”). Es muy claro que no en todos los casos el cuerpo técnico se compone de esta manera pero es para dar una idea de la responsabilidad del entrenador (que es uno solo).

A esa familia deportiva le toca lo que se encuentra cuando llega a un club que es una comisión directiva y sus fieles seguidores a los cuales con sus resultados debe rendir cuentas, de una manera directa con unos e indirecta con los otros; pero además saber cuál o cuáles son sus reacciones ya que son “resorte” del buen manejo que uno debe hacer. Hasta ahí su “familia” directa y a quienes se debe, y eso es entendible porque uno es contratado y luego según avatares deportivos  puede quedarse un tiempo o en su defecto se marcha y estos últimos (directivos, fieles seguidores y algún integrante de cuerpo técnico; siguen) son los que “están en el club al pie del cañón siempre”.

Todos estos anteriores que deben sumar una cifra importante pasan por la cabeza del entrenador y uno sabe que están a la hora de un balance o uno debe estar atento rápidamente en caso directo de plantel o cuerpo técnico para lograr lo que uno pretende como meta deportiva. Y esa meta deportiva en un fútbol competitivo (es decir que al ser por 3 puntos y al haber 2 arcos (uno para defender y otro para hacer gol) no admite otra que ganar.

En esa decisión rápida uno está como “escudo” de esas primeras (por decir un número) personas involucradas entre jugadores, cuerpo técnico, dirigentes; que serán pues varia unas  50 personas que dependen directamente de un solo accionar de manejo del cual uno es responsable.

Y detrás están los seguidores que también “la sufren” o “la gozan” según el resultado.

Adolfo "Fito" Barán, Fernando "Topo" Rosa, el Prof. Gabriel Da Silva y el Profe alterno en la alegría del cuerpo técnico de Rentistas.

Adolfo “Fito” Barán, Fernando “Topo” Rosa, el Prof. Gabriel Da Silva y el Profe alterno en la alegría del cuerpo técnico de Rentistas.

Todo este panorama depende de un buen manejo deportivo donde uno solo es la cabeza y el responsable deportivo.

Después  están los que no dependen de resultados. Y que si por trabajo, o por acontecimientos que hacen que uno no atienda un teléfono son “defenestrados” públicamente. Si la democracia es libre se entiende que es para los dos lados. Si algunos entrenadores no son recompensados con “reportajes” aun hayan tenido logros importantes, también tiene derecho que si por razones de fuerza mayor no atienden, no es justo que se les descalifique, “porque calavera no chilla”.

Si de un lado se debe soportar el embate que sea; eso estaría dentro del primer espectro (dirigentes, si me cumplen tienen derecho a exigir, y los seguidores porque son lo “más puro” en cuanto al sentimiento y lo expresan  a su manera). Pero que “las balas” vengan porque no atiendo el teléfono, porque no puedo.

El contrato es con el club; muchachos…….