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Cambiamos el estilo




Tapa del segundo libro de Ariel Longo, Campeones y Culpables.


22 octubre, 2012
Columnistas

Una vez finalizado el partido final que nos dio el campeonato del mundo de 1950, el magistral periodista Don César L. Gallardo hizo un comentario del partido (los que lo escucharon saben de lo que escribo) que nos ponía en la cúspide mundial, con una crudeza no acorde con el éxito obtenido pero sí con una tradición; ya que era obligación histórica ganar y no había porque pasarse en elogios.

Esos comentarios siempre nos mantuvieron en la cúspide. Tendría que tener la oportunidad el lector de poder ver los diarios de las diferentes épocas de gloria celeste. La crítica ante lo adverso siempre fue igual, pero ante la gloria era todo en tono de confirmación del sitio que nos pertenecía y no había porque extenderse.

Esa  gloria era efímera porque inmediatamente había que mantenerla y otro desafío nos esperaba en la carrera de superar obstáculos cuyo fin era lo máximo; no había tiempo ni espacio que desviara el ÚNICO objetivo, así que no había que “dormirse en los laureles”.

Aplaudir sí, pero no vivir aplaudiendo. Esa circunstancia era un incentivo en sí mismo. Para los protagonistas y sobre todo para el público.

Nosotros como entrenadores damos examen en todos los partidos pero con una particularidad: jamás nos recibimos. Fue la razón del nombre de mi segundo libro, “Campeones y culpables“.

Tapa del segundo libro de Ariel Longo, Campeones y Culpables.

Estando en China en mi primer año en ese país, vi con asombro por TV en un informativo de allí la querida Plaza Independencia (que estando lejos pone el corazón a prueba) totalmente desbordada de público en algo así como un festejo luego que Uruguay perdía la final en el Mundial Juvenil de Malasia. No entendí.

Los entrenadores “viejos” me enseñaron que ganar no era importante; ERA LO ÚNICO y para crear ese ambiente de mentalización es un trabajo de todos los involucrados y que formaba parte de ese logro que la exigencia fuera permanente; que no permite “aflojes” que dan lugar a malas interpretaciones. Cada cual en lo suyo. El camino sin dudas se va retomar, tiene que haber confianza y convicción, pero hay que tener cuidado con cambiar el estilo que lleva a la gloria.

Ariel Longo
Entrenador de futbol