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Como decía el Cr. Damiani: la mujer no muestra interés si el hombre no tiene capital




Estas dos mujeres árabes con su cuerpo casi totalmente tapado muestran con su vestimenta un compromiso elevado con la religión. Las hay aún en mayor grado. Son las que también se tapan la cara, dejando solo un pequeño rectángulo abierto para los ojos.


19 noviembre, 2013
Pelota al medio

Sexta Crónica de viaje con las vivencias recogidas en Jordania. El tema que hoy se trata es el relacionado con la religión -el islamismo- y la forma de vida y costumbre de los árabes que la profesan. Además, también nos referimos al tema de los hombres y el uso del turbante.

 Estas dos mujeres árabes con su cuerpo casi totalmente tapado muestran con su vestimenta un compromiso elevado con la religión. Las hay aún en mayor grado. Son las que también se tapan la cara, dejando solo un pequeño rectángulo abierto para los ojos.

Estas dos mujeres árabes con su cuerpo casi totalmente tapado muestran con su vestimenta un compromiso elevado con la religión. Las hay aún en mayor grado. Son las que también se tapan la cara, dejando solo un pequeño rectángulo abierto para los ojos.

Escribe: Atilio Garrido / Fotografías: Fernando González (enviados especiales a Jordania)

El mundo árabe quedó atrás. Hemos pasado unos días en esta zona de la tierra tan convulsionada desde la noche de los tiempos. Disputas políticas y religiosas, a las que se agregaron, luego, las territoriales, la han convertido en un verdadero polvorín. Aquí nació el islam. Según cuentan, la aparición del profeta Mahoma marca el puntapié inicial de esta religión. Nacido en las afueras de la Meca, en el año del elefante de acuerdo al calendario islámico, huérfano a edad temprana, criado por su abuela, desarrolló el comercio casándose con una viuda que tenía mucha guita. Al llegar a los 40 años tuvo una revelación divina, mientras meditada en una cueva en las afueras de La Meca. Desde ese momento comenzó a impartir su fe, partiendo de la base que fue escogido Alá como su profeta para predicar en la tierra el arrepentimiento, la sumisión a él y la llegada del día del juicio final. Sostuvo que no difundía una nueva religión, sino que revivía la antigua en su estado puro. La misma que –afirmó- cristianos y judíos degradaron. De esa forma nació el islam generando legiones de adeptos en el pueblo árabe, enemistándose con el resto. Mahoma se transformó en líder religioso. Después de su muerte,con sus revelaciones se escribió el Corán en árabe y se construyeron las mezquitas. Esos templos donde se cultiva la religión, se mantienen en pie en todas las ciudades árabes. Son para los musulmanes y tienen el mismo significado, que las iglesias para los cristianos y las sinagogas para los judíos. El islamismo se impuso en una gran parte del mundo, con sus características propias y particulares, manteniéndose no sólo vigente, siendo un protagonista de los tiempos actuales en todo el mundo, desde el famoso y trágico 11 de setiembre.

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Entre las características propias del islam que la hacen diferente al cristianismo y judaísmo, se encuentra la práctica del rezo. Cada musulmán debe practicarlo cinco veces al día, con su cuerpo colocado en dirección a La Meca, debiendo realizar antes algunos actos que se conocen como abluciones. La menor es la muy simple y habitual del lavado de cara, manos, cabeza y pies. La mayor, requerida en algunos casos, contempla el lavado completo del cuerpo, existiendo en algunas mezquitas un patio abierto para tal fin. Para aquellos que no profesamos esta fe, esto origina situaciones particulares y sorpresivas. Cinco veces al día, en las ciudades de los países árabes, de pronto uno anda por la calle y comienza a sentir una voz que comienza a rezar y que surge “como de la nada”. Los ciudadanos detienen su andar por unos minutos, miran hacia La Meca y oran. En una crónica pasada, narré la anécdota del taxista que nos traía desde el “Grand Bazar” al hotel, quien se puso rezar durante el trayecto, mientras por la ventanilla del auto ingresaba  esa voz. La “voz de la nada”… En la noche del partido entre Jordania y Uruguay, en determinado momento, observamos a fotógrafos, que abandonaron por unos instantes su profesión, poniéndose a rezar. Inclusive los jugadores locales, cuando salieron todos juntos antes del cotejo para realizar esa demostración que no entendí, pero que dejé registrada en las apostillas del cotejo, también lo hicieron.

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No es necesario efectuar el rezo en la mezquita. Para el islam toda la tierra es igualmente sagrada y por lo tanto se puede orar donde uno se encuentre en el momento indicado, cuando surge “la voz de la nada”. Eso sí, lo que hay que respetar es la dirección a La Meca –para los cristiano sería la dirección al Vaticano- y dentro de ésta hacia la Kaaba, que es el templo que se encuentra en el centro de la mezquita mayor de cada ciudad. Para el creyente que anda por la calle, cuando surge “la voz de la nada”, para rezar tiene que buscar la dirección aproximada a La Meca, guiándose por los puntos cardinales. Ahora bien, estas cosas que dicta el Corán, decime voz como las cumplió aquel taxista que al “Gallego” y a mí nos sacó del “Gran Bazar” en Estambul con destino a nuestro hotel, el taxista que nos llevó y en cuyo trayecto surgió “la voz de la nada” y el tipo se puso a rezar. ¡Ese día la dirección a La Meca no la respetó!

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Por supuesto que existen muchos musulmanes que acuden a rezar a las mezquitas, pero esto se produce cuando se desea realizar la oración en forma colectiva, especialmente los viernes o en fechas determinadas. En ellas, para ingresar al templo hay que descalzarse y luego se practica el rezo apoyando las rodillas en una alfombrita chiquita. La oración que pronuncia “la voz de la nada” y que repiten los fieles, consiste en la recitación de determinados pasajes y versículos del Corán que es el símil de la Biblia para los católicos. Claro que en el islamismo, así como en el cristianismo los fieles se arrodillan en la iglesia, los musulmanes realizan una serie de inclinaciones totales que a veces los muestran pegados al mismo suelo.

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Curiosamente la “voz de la nada” que escucha con potencia, surge de altoparlantes colocados en lo alto de las mezquitas, o bien en casas de familias muy religiosas y también desde comercios de diferente tipo. Al retornar de Petra –motivo de una nota posterior de Crónicas de viaje- nos detuvimos en una gasolinera en el medio del desierto. ¿Se imaginan? La desolación era total. Allí estábamos cuando de repente comenzó a escucharse “la voz de la nada”. Lo que no pude averiguar, es el motivo por el cual nos pareció que los horarios en que escuchábamos los rezos no eran a la misma hora en todos los lugares. Ocurre que la mayoría de los musulmanes se guían por las llamadas a la oración que se hacen desde las mezquitas. Suelen editarse también calendarios que indican las horas propicias para efectuar las oraciones cada día del año en función del lugar donde el musulmán se encuentre. Pero no deja de ser curioso para quiénes no estamos acostumbrados a esto, que uno ande por la calle y de pronto aparece con buena potencia “la voz de la nada” convocando a los fieles a rezar.

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La religión tiene prohibido el consumo del alcohol por parte de los musulmanes. En los países cuyas poblaciones son mayoritariamente practicantes del islam –Jordania es uno de ellos-, el consumo de bebidas alcohólicas de cualquier tipo, está prohibido. Con algunas excepciones, claro, como siempre ocurre en la vida donde no todo es blanco o negro. En los hoteles la venta de bebidas alcoholicas está permitida. Obviamente que esto origina, al menos la sospecha, de algún tipo de filtraciones que hace suponer que en las casas de familia de cierto poder adquisitivo, este tipo de consumo es normal. Eso sí, tomar alcohol en los hoteles también es caro. Una cervecita chica de 300 cc. costaba 14 dólares en el hotel Le Meredien.

Coquetería femenina en la utilización del manto para taparse solo la cabeza, dejando en evidencia que es religiosa, practicante del islam, pero no tanto.

Coquetería femenina en la utilización del manto para taparse solo la cabeza, dejando en evidencia que es religiosa, practicante del islam, pero no tanto.

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Otro detalle para nosotros incomprensible hasta éste viaje, está referido al atuendo de las mujeres árabes. Previamente debe señalarse que el islam prohíbe a las mujeres a exhibir sus partes púdicas. Los únicos que pueden contemplar a las mujeres sin cubrirlas, son los hombres de la familia en el hogar. Entonces, por la calle, se ven desde las que van ocultando completamente su figura con largas túnicas negras, cubriéndose la cara con la misma tela, dejando apenas un minúsculo rectángulo a la altura de los ojos por donde pueden mirar. Desde ese punto de ocultamiento total del cuerpo, hacia abajo, andando por la calle se ven ejemplos de todo tipo. Las hay quienes transitan con una especie de turbante negro con el que cubren el cabello, toda la cabeza e inclusive el pescuezo. Otras utilizan este “modelo” –por llamarlo de algún modo sin pretender ofender-, pero la tela no es negra, sino blanca o de colores. Inclusive, otras, prefieren los lienzos estampados con flores u otros diseños. ¿Por qué se observan estas diferencias? Porque según la cantidad de zonas del cuerpo que la mujer resuelve ocultar, manifiesta su compromiso con la religión. Las que  escogen el manto negro y sólo dejan libre apenas la línea de los ojos, son las radicales islámicas, para quienes la religión es todo y a ella se deben por entero. Claro que la realidad de este globalizado mundo actual se lleva por delante todo. Absolutamente todo. Aquí en Jordania vimos pocas mujeres totalmente cubiertas con el manto negro. Casi todas tapaban su cabeza y pescuezo, pero de una forma elegante y coqueta, con tela multicolor y estampada, advirtiéndose que existían en la “puesta en escena”, un cierto toque de coquetería femenina. En fin… Porque hay que agregar que en el islamismo el adulterio por parte femenina está penado. ¡Ni loco te levantás una mina por la yeca! Ninguna te da bola. En cambio, para los hombres, está permitido tener a la misma vez hasta cuatro mujeres, lo que desde siempre conocemos en nuestro país como tener un “harem”. Pero no cuatro minas a la misma vez sin que las otras no sepan. ¡No, no, nada de eso! El harem lo constituyen oficialmente aquellos hombres que pueden, que económicamente se encuentran en lo que antes llamábamos “buena posición”. Porque, como jocosamente comentaba el diplomático Enrique Ribeiro, “al harem lo tenés que seguir manteniendo y no te olvides que las mujeres envejecen como vos y no la podés cambiar”. En síntesis y recordando al querido Cr. José Pedro Damiani, apelamos a una de sus tantas frases que van quedando en el olvido, porque mi amigo José Carlos Domínguez le escurrió el bulto a escribir el verdadero libro del Contador. Decía Damiani, mientras sacaba aquellas profundas bocanadas de humo del habano: “La mujer no rinde interés si el hombre no tiene capital”. En fin…

Con el manto que usan los hombres para colocarse como "turbante", en el estadio los tomaban con sus manos y los utilizaron como pancartas coloridas.

Con el manto que usan los hombres para colocarse como “turbante”, en el estadio los tomaban con sus manos y los utilizaron como pancartas coloridas.

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Y ya que estamos hablando de los “men”, vamos a seguir con ellos. Aunque en menor grado y sin que para nada sea una determinación impuesta por la religión, algo parecido pasa con los varones y el uso de lo que en esta crónica llamo “turbante”, sin saber su nombre exacto. Se trata de esa tela colorida, preferentemente blanca con un fuerte estampado rojo de un lado y rosado del otro, que se colocan sobre la cabeza, sujetándola con una especie de cordón negro en dos círculos, para que no se les caiga del mate. Esos mantones, sin los chirimbolos que lo ajustan a la cabeza, durante la noche del partido ante Uruguay, los hinchas se los quitaron y los extendían como mantas con sus manos, en el aire, generando una visión muy colorida de la hinchada local. Esta moda no está impuesta por la religión. Es una tradición del pueblo árabe que se arrastra desde la noche de los tiempos. “Una especie de la bombacha que usan los gauchos uruguayos como tradición, en recuerdo de aquellos del pasado”, nos explicaba Kraisenbumg que trabajó aquí en Jordania realizando coberturas para Canal 5. Salute.

 

 

 


Etiquetas: Selección uruguaya