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Como te digo una cosa, te digo la otra




Jorge Da Silva, el técnico de Peñarol, en Los Aromos.


20 septiembre, 2016
Columnistas

No voy a escribir de gane o pierda. Escribo de algo real. Toda teoría es aplicable en el fútbol, según situaciones o resultados. Nada es descartable en este deporte. Recorrer un solo camino quizás pueda llevarnos a no tener salida. Desde los albores se han recorrido diferentes  fórmulas y se han logrado éxitos, con distintos pensamientos y acciones de parte de clubes (para elegir entrenador) o entrenadores (para recorrer el camino del éxito).

Dentro de la gran cantidad de estrategias de parte de los clubes; está la elección del entrenador. Por estilo, por personalidad, por éxitos logrados, por trayectoria; en fin; muchos son los perfiles por los cuales  elegir.

Pero hay uno que siempre se considera; y creo que tiene su peso. El si es “de la casa o no”; o en todo caso acercamiento en el corazón o en el sentimiento al club.

También ha habido jugadores o entrenadores que sin ese sentimiento han defendido a los clubes, con gran profesionalismo, éxito y respeto a sus colores. Pero también es cierto que no todos logran el éxito.

Jorge Da Silva, el técnico de Peñarol, en Los Aromos.

Jorge Da Silva, el técnico de Peñarol, en Los Aromos.

Jorge Da Silva y Martin Lasarte han subido a podios como ganadores. Hoy los encuentra luchando por llegar a esos mismos lugares con los mismos equipos que llevaron a lo más grande, ser campeón.

El caso de Da Silva es diferente a Lasarte en cuanto al tránsito como futbolista y haber defendido los colores de los clubes que hoy los tienen al frente como entrenadores.

Pero eso no es escollo para lograr metas, demostrado en infinitos ejemplos, al igual que también los hay cuando se viene como jugador “de la casa” u “hombre de la casa”.

Bajo su conducción el propio Jorge Da Silva ha sido bi campeón con los aurinegros, sin haber vestido de “corto” con la aurinegra.

Washington Etchamendi  sin haberse puesto la camiseta de Nacional llevo a los albos, como entrenador, a lo más alto del mundo futbolístico y tuvo un dominio interno con el equipo de  los Céspedes notorio, al principio de la década del 70 del siglo pasado.

Gregorio Pérez jamás se puso la camiseta de Peñarol, como jugador, sin embargo le dio al aurinegro el meterse en la historia del futbol uruguayo con un segundo quinquenio, conduciendo en 4 de los 5 campeonatos.

Raúl Moller, compañero mío en la querida I.A.S.A y en A.U.D.E.F, llevó  a lo más alto a Defensor en 1987 como timonel brillante, e iniciando un quinquenio de campeonatos de equipos por fuera de los grandes nuestros, no incluyendo a los violetas dentro de la variedad de equipos que defendió como jugador.

Ildo Enrique Maneiro.

Ildo Enrique Maneiro.

Ildo Maneiro deleitó a nuestro fútbol como jugador extraordinario, estratega dentro del campo, sin embargo nunca se puso la camiseta de Danubio, pero con  los de la franja dio exhibiciones magnificas que aun se recuerdan con un equipo fabuloso en 1988, dándole un campeonato a los franjeados, conduciendo a un equipo joven con mano maestra. En la misma situación se encuentran, con respecto a no haber defendido su camiseta como jugadores;  Gerardo Pelusso;  Gustavo Matosas  y Leonardo Ramos (a pesar  de  haberse declarado  hincha de Danubio) donde le entregaron a los de la Curva de Maroñas inolvidables tardes coronadas con los campeonatos uruguayos obtenidos. Es decir que las brillantes campañas de los danubianos coronados por el titulo de campeón uruguayo fueron dirigidas por entrenadores que no vistieron la camiseta franjeada, sin embargo defendieron a la institución con todos los honores, detrás de la línea de cal.

Hugo Bagnulo, un histórico emblema de los entrenadores uruguayos, hizo una historia  imborrable dentro de Peñarol , como conductor exitoso, ganando uruguayos, campeonatos de América y del mundo, sin embargo las camisetas que se puso como jugador fueron las de Central, Defensor y Danubio. Con una particularidad;  dirigió  Nacional  en 1962; sin tampoco haberse puesto la blusa del bolso, y jamás  perdió ser un emblemático entrenador de Peñarol.

Manuel Keosseian, como conductor de Bella Vista le dio el único campeonato a los papales en su historia, sin jamás haberse puesto la camiseta auriblanca en su trayectoria como jugador.

Liber Arispe condujo en forma magistral a Central Español en 1984 poniendo a los palermitanos en el podio mayor uruguayo, único en su historia profesional, sin tampoco haber transitado dentro de su carrera de jugador  por los del Parque Palermo.

Luis González.

Luis González.

Aunque no fue un campeonato uruguayo y fue  un Apertura (2005), pero por el hecho de ser logrado por primera vez por un equipo del interior en el fútbol profesional uruguayo; el Rocha F.C lo logra con Luis González en la conducción, sin jamás haber vestido la celeste, el,  en su carrera de futbolista por la tierra “donde nace el sol de la patria”.

Estos son algunos casos, que no coinciden los colores en su camiseta de jugador con el “buzo” de entrenador.

Claro que hay ejemplos de jugadores que vistieron la camiseta de un club y luego se transformaron en exitosos entrenadores, logrando el éxito con esos mismos clubes, desde Héctor “Manco” Castro (Nacional), con el quinquenio 1939-1943,  pasando por Roque Maspoli (Peñarol) con uruguayos, Copa América e Intercontinental, nombrando a estos dos ídolos como  un ejemplo  a pesar de que hay muchos más, como pueden ser también y por nombrar alguno mas;  Saúl Rivero (Progreso) en 1989 o el propio Da Silva con Defensor Sporting  (2007-08) pero es solo para demostrar que no es exclusividad de una teoría el éxito en el futbol.

Es tan grande el fútbol que hay lugar para toda teoría, o formula, sin que estas sean en exclusividad, tanto para clubes como para entrenadores.

“Los que planifican ganan, y también ganan los que improvisan, o los que responden al instinto, lo que indica claramente que ninguna escuela es mejor que la otra” decía el entrenador argentino Marcelo Bielsa.

En el fútbol no hay formula única, hay diferentes e incontables maneras o caminos de llegar al éxito y como decía el gran maestro Profesor José Ricardo de León; “dentro del reglamento, todo”.