Home   »   Selección

Conclusiones finales: el “¡Ya ganamos!” se hizo realidad llevando a Uruguay a la Copa del Mundo de Brasil 2014




Maximiliano Pereira corre en el festejo del primer gol uruguayo seguido por Luis Suárez y Edinson Cavani.


13 noviembre, 2013
Selección

La importancia del resultado y la goleada concretada es lo más importante que surge como sustancia de los 90 minutos disputados. A pesar de que el análisis frío del partido, hasta que el equipo convirtió el tercer gol, no justificaba los dos goles de diferencia, luego del mismo Uruguay brindo una  gran exhibición final, con goles de gran factura, ratificó la importancia de las grandes individualidades que posee y que permiten superar momentos donde colectivamente el conjunto no aparece.

Maximiliano Pereira corre en el festejo del primer gol uruguayo seguido por Luis Suárez y Edinson Cavani.

Maximiliano Pereira corre en el festejo del primer gol uruguayo seguido por Luis Suárez y Edinson Cavani.

Escribe: Atilio Garrido / Fotografías: Fernando González (enviados especiales a Ammán)

Lo más  positiva conclusión surge de la obtención de la clasificación para la Copa del Mundo de Brasil 2014 en el partido de ida. El resultado obtenido es lo fundamental, más allá de la forma como en la cancha se fue estructurando la goleada. El abultado cinco a cero puede dar la idea de una superioridad abrumadora y concluyente. De un partido de trámite fácil, resuelto cuando Uruguay lo quiso. No fue así. Como señaló en sus declaraciones al partir de Montevideo, aunque el tanteador pueda parecer que Jordania fue el Tahití de la Copa de las Confederaciones, en la cancha –especialmente en la primera etapa- no resultó así.

Otra conclusión favorable del enfrentamiento de hoy, miércoles en Ammán, se encuentra al aquilatar la jerarquía de las individualidades de Uruguay (Suárez, Cavani, Stuani y Cristian Rodríguez), quienes cada uno a su turno fueron capeando el juego enredado que planteó Jordania complicando el funcionamiento colectivo. Si se analiza fríamente el trámite del juego, profundizando con total objetividad en esos 45 minutos iniciales, el balance es muy claro. Jordania tuvo a su disposición dos netas incidencias de gol con sendos remates desde fuera del área. Martín Silva y su solvencia impidieron que ambas pelotas llegaran a las mallas.

En ese mismo primer tiempo, Uruguay no dispuso de jugadas claras de gol. Tampoco córners a favor. No construyó colectivamente incidencias de calidad que culminaran destapando al hombre que llega vacío para definir y convertir. Los dos goles surgieron de manifiestos errores del golero y, principalmente del zaguero en la segunda conquista por parte de Stuani.

El arranque del segundo tiempo no varió. Hasta que el demoledor tercer gol, en la primera jugada peligrosamente hilvanada por el ataque celeste, derribó por completo al rival. Nació así la mejor fase del juego celeste, rayando a gran altura y generando una catarata de situaciones que pudieron hacer más amplio el marcador final.

Es decir que en este partido y de pronto pensando en el futuro, Uruguay no fue solo Suarezdependiente. Si bien es cierto que el fútbol del Liverpool a mi juicio fue el mejor jugador en el balance global, a su turno y por rachas, fueron apareciendo otros valores (Stuani, Cristian Rodríguez, Cavani sobre el final) que aportaron para la diferencia y sobresalieron en esos lapsos específicamente marcados.

Queda como otra conclusión, la estatura que va adquiriendo el equipo consolidando su personalidad. Eso surge de un detalle que no es menor. Otro Uruguay, sin confianza en su juego, frente a la adversidad que creó Jordania en la primera etapa, se hubiera transformado en una bolsa de nervios que ambientaría mayores complicaciones. Aquí no ocurrió eso. Los jugadores en la cancha muy bien se daban cuenta de la situación complicada que enfrentaban. Sin embargo, no perdieron la calma. Especialmente los más duchos y los que indiscutiblemente son clase A, exhibieron esa sobriedad que surge de la confianza en sus fuerzas y en el conocimiento pleno del valor del conjunto.

Este último razonamiento nos lleva a otra conclusión valiosa y positiva que poseen los grandes equipos o seleccionados del mundo. Ganan y golean en los partidos que tienen que ganar y golear porque la diferencia de potencial entre ambos es mayúscula y manifiesta. Hoy aquí hubieran goleado Argentina o Brasil. Hoy aquí goleó Uruguay, demostrando que tiene un potencial que no sólo se basa en sus individualidades –lo más importante en el fútbol- sino en el pleno conocimiento de las mismas, de su alto y superior valor al adversario.

Escribí en lo previo que los equipos del fútbol uruguayo de las últimas décadas, cuando iban de banca se conviertían en punto, porque no estaban acostumbrados a ser protagonistas. Este Uruguay de Tabárez va en camino de dejar de lado esa realidad. Lo demostró ante Tahití donde fue abrumadoramente superior de principio a fin. Lo ratificó hoy, donde en un partido complicado al principio, lo definió por goleada.

Finalmente y especialmente para los jóvenes, el triunfo tiene el valor de haber ratificado en los años esa ola de “¡Ya ganamos!” que se desató desde hace un mes en nuestro país. Temporal de positivismo generado por el solo de hecho de enfrentar a Jordania, sin conocer nada del fútbol de éste país, ni haber observado ningún video de los partidos que lo llevaron a la clasificación. El “¡Ya ganamos!” se desplegó como una bandera de esperanza porque parecía imposible que Jordania pudiera vencer a Uruguay. Y hoy, el equipo en la cancha ratificó esa virtud sin defraudar a la gente. En definitiva el “¡Ya ganamos!” se hizo realidad y de tal modo que depositó a Uruguay definitivamente en la Copa del Mundo de 2014.

El emocionado festejo de los celestes de cara a la tribuna repleta de compatriotas.

El emocionado festejo final de los celestes de cara a la tribuna repleta de compatriotas.


Etiquetas: Selección uruguaya