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15 octubre, 2018
Columnistas

El equipo del Coyotes Neza. Arriba, Maldonado, Sánchez Galindo, Aguilar, Gamal, Figueroa, Cruz. Abajo, Flores, Estrada, Bartolotta, Revetria, Ceballos.

México, recién me habían transferido al Neza, me había ido de dicho país porque se me termino el contrato con el Tampico-Madero, el segundo año en el equipo no había sido tan bueno como el primero, se habían marchado varios jugadores y cambiado el técnico, así que fue muy duro para nosotros y la ciudad que se había acostumbrado a vernos ganar los domingos cuando éramos locatarios principalmente.

Hebert Revetria, vistiendo la camiseta alternativa del Neza. Un coyote como escudo, símbolo de la ciudad y el equipo.

Recibí una llamada de Juan Ricardo Faccio, desde México, uruguayo también, ya me había dirigido en el Club Nacional de Futbol y ahora era el técnico en ese momento, junto con un argentino que actuó como intermediario,  arregle con dicho equipo, también en esa transferencia y para sustituirme en el Tampico-Madero, llego el gran goleador argentino Leopoldo Jacinto Luque, campeón con  Argentina en el año 1978. Fue media complicada la transferencia, porque se tenían que dar varias situaciones que combinaran, se dio al final y pude volver a jugar el torneo mexicano pero esta vez defendiendo al Deportivo Neza. En el estadio del Neza fue que la selección uruguaya perdió ante la Dinamarquesa por 6 goles a 1.  En el segundo Mundial que organizaba México. Año 1986.

Nezahuacoyotl es uno de los 125 municipios del Estado de México. Haciendo un poco de historia, era un soberano chichimeca de Texcoco. Nezahuacóyotl, era hijo del señor de los chichimecas, Ixotlilxóchitl (“Flor de Pita”), señor de la ciudad de Texcoco y de la princesa de México Matlalcihuatzin, hija del Rey Azteca, Huitzilihuit, segundo señor de Tenochtitlan. Al nacer, le fue impuesto el nombre de Acolmiztli o “Puma fuerte”, pero las tristes circunstancias que rodearon su adolescencia, hicieron cambiar el nombre por el de Nezahualcóyotl, que significa “Coyote hambriento”.

Así era como nos llamaban, los “Coyotes” del Neza, teníamos la cara de un coyote como logo en la camiseta, y si era un equipo con hambre de victorias. No tenía mucha hinchada, pero se imponía en cualquier cancha. El portero nuestro era muy bueno mexicano, Alberto Aguilar, el zaguero chileno Mario Maldonado, tenía todas las vivezas del futbol de barrio, se las sabía todas. Recuerdo un partido que estábamos defendiendo un tiro de esquina en contra y él marcando al temible “Cabinho”, Evanivaldo Castro (7 años consecutivos goleador de México), me gritaba –Cañón vení ayúdame. Yo lo miraba y me decía está loco Mario, está afuera del área y me pide ayuda, -¡!Este brasilero me quiere sacar del área, “Cañón”!! Tiraron el “córner” y no paso nada, le pregunto ¿Mario que te pasa? Tenés a “Cabinho” afuera y me decís que salga, -Lo hacía por gusto, así él pensaba que me estaba cagando este “chucha su madre” y yo lo saque de la zona donde es peligroso… ¡¡Tenía razón!! Su compañero de zaga Aaron Gamal Aguirre, mexicano también, enorme y muy fuerte, yo lo apode “Bam-Bam”, porque cuando salía se llevaba lo que tenía por delante con una fuerza demoledora, lo lindo era cuando íbamos a cabecear un córner a favor, se ubicaba delante mío y me dejaba un hueco enorme, porque se los llevaba arrastrándolos , hicimos varios goles así, la otra estrategia era que se paraba aguantaba todos los golpes y codazos que venían y yo saltaba y me apoyaba en sus hombros y les sacaba a todos medio cuerpo, el apodo lo saque del hijo de Pablo Mármol, de los dibujitos animados de esa época, “Los Picapiedras”. La camiseta era idéntica a la de Peñarol de Uruguay, así  que  parecería una premonición que algún día volviera a mi país a defenderla, la camiseta que fue mi rival durante mi infancia y adolescencia.

Festejo de otro gol de Hebert Revetria con Daniel Bartolotta. Dos “coyotes” uruguayos.

Me volví a juntar con Daniel Bartolotta, que yo lo había pedido para el Tampico, cuando se había ido Francisco “Tano” Bertocchi y me había quedado sin alguien que me lanzara, así fue, lo trajeron,  jugó un año conmigo y paso al Neza. También contrataron  a José Luis Ceballos, puntero izquierdo argentino,  muy habilidoso y rápido, era un ataque perfecto, centros de la izquierda y la magia de Daniel Bartolotta, termine la temporada con 24 goles… Con el “Loco” Ceballos, vivíamos en la colonia del Valle, muy cerca uno del otro, e íbamos a entrenar juntos, pasábamos a buscar a “Picole” volante brasilero, ese era el “apodo” (helado de palito en portugués), de tanto decirle su apodo ahora no recuerdo el nombre real, creo que su primer nombre era Ricardo. Tardábamos en llegar al entrenamiento entre una hora, a hora y media, para volver igual o más dependía de las horas picos, y eso que viajábamos por los viaductos, que eran carriles de varias sendas rápidas, me imagino en la actualidad, con lo que ha crecido la plaza automotriz.  Haciendo un poco de historia para ubicar al lector y también recordar mis pequeñas anécdotas, empezamos la pretemporada en el D.F., a mi particularmente siempre me costó jugar en la altura, y más en México D.F. por la polución del ambiente, cuando viajábamos a  dicha ciudad y antes de aterrizar  la veíamos totalmente cubierta por una niebla marrón, como si fuera tierra.  Comencé con miedo, ya que me conocía y pensaba que iba a tardar en acostumbrarme a la altura y a sus  consecuencias, alternábamos entre el Estadio y un parque muy hermoso que no recuerdo su nombre, hay muchos en el D.F. A medida que corría la pre temporada parecía que siempre hubiera jugado en esa altitud y con esa polución, parece un cuento pero el último día que fueron 12, en el último minuto, fue sentarme a disfrutar que había terminado que me quede sin aire, enseguida me auxiliaron y me hicieron respirar oxigeno, a todo eso me entró una depresión que me tuvieron que llevar al hotel donde me alojaba y estuve 2 días acostado reponiéndome de la depresión. Fue todo muy raro…

Bartolotta se abraza en festejo con Aaron Gamal. Revetria, el autor del gol, se acerca a la celebración. Atrás, Nery Castillo, el uruguayo padre de Nery Castillo (hijo) seleccionado de México y multicampeón en Grecia.

Viajamos a Chiapas, frontera con Guatemala, para jugar nuestros primeros partidos,  y como siempre hacíamos paseamos un poco para conocer y ver que podíamos comprar, no sé cómo llegamos a una feria de la calle, vimos de todo hasta que el “loco” Ceballos desapareció, lo buscamos y lo encontramos enseguida medio escondido, ¿“loco” que haces?, tranquilo Carlos me decía por mi segundo nombre, estoy comprando una pistola calibre 22, ¿estás loco? Le dijimos con los muchachos que estaban con nosotros, ¿para qué mierda la queres?… Por las dudas nos decía, nunca sabes lo que puede pasar… Así fue, ¡!“Nunca sabes la cagada que nos podemos mandar, con un arma en nuestro poder!!…

Teníamos una cancha de alternativa, para no viajar tantas horas para entrenar, y como siempre cuando hay muchos coches, (carros), problemas hay, de insultos y a veces terminan en peleas, nosotros viajábamos en un Ford americano, cambios automáticos,  y con un poderoso motor, era del “loco” Ceballos el auto, manejaba muy bien y ya conocía la ciudad porque paso 2 años jugando por el Cruz Azul en esa ciudad.  Íbamos por la mañana medio apurados porque no llegábamos en hora, pero  adelante nuestro iba un coche muy despacio, lo hacía para molestarnos, eran los coches muy similares, también viajaban 3 personas, le tocábamos bocina, queríamos pasarlo y siempre nos colocaba su coche y nos cortaba el paso. En un momento nos colocamos al costado de su coche, nos miramos los 6 desafiantes, yo estaba del lado del conductor de ellos, tenían sombreros los tres, caras curtidas nada simpáticas, como en las películas, los malos mexicanos y nosotros los héroes. ¡¡De pronto se me ocurre La gran idea!! ¿“Loco” donde está la pistola mata gatos que compraste en Chiapas? Está en la guantera Carlos, ¡¡-Picole grita!!, ¡¡Pelo amor de Deus!! No faça isso  Revetria, aca tudo el mundo anda armado, -¡!Callate Picole!!, brasilero cagón, le decíamos al unísono.  Abro la guantera y agarro la pistola, ni llegue a apuntarles, se la mostré, como diciendo mira que somos malos en serio, déjense de joder que le tiramos…  De pronto ellos frenan el coche, abren ambas puertas, se cubren con ellas y veo 2 armas largas enormes o del cagazo que me vino las vi más grandes, ¡¡Alto policía federal! Miramos el tráfico y teníamos mil coches delante de nosotros, era una avenida ancha y al costado creo que para los ómnibus, había otra senda y un cantero que la dividía. Al parar los “policías” nos dejaron ese lugar, Ceballos con una tranquilidad asombrosa y demostrando su conocimiento al volante cruzo el cantero y nos metimos en esa calle de ómnibus, atrás pero respetando las entradas, nuestros “amigos” con caras de matones profesionales, “Picole” iba atrás gritando y levantando las manos, se agachaba y seguía gritando, ¡¡No disparen!! Y rezaba Meu Deus, eu te falei, “gringo fiada puta”, agora que facemos?? Juntaba las manos y se las mostraba arrodillado en el asiento trasero. Como si estuviera en misa. Callate bazuca, la puta que te pareo, nos ponemos más nerviosos. ¿Nerviosos? Cagado seria la palabra exacta… entraron en nuestra senda se pusieron atrás y lo mismo, ¡¡Policía federal!! ¡¡Bajen del carro!!!

Gol marcado por Revetria a los Pumas de la UNAM. Ese año, Revetria marcó 24 goles para los Coyotes de Neza.

Estábamos  más o menos a media cuadra de otra avenida importante que era la que tomábamos para llegar a nuestro destino, no teníamos salida, delante nuestro un montón de carros, detrás la policía con puertas abiertas y dos terribles rifles u escopetas, no sabíamos que era, si que eran enormes. El “loco” hace una maniobra increíble, se sube a la vereda y acelera menos mal que no caminaba ninguna persona en ese momento, ni tampoco por la vereda que unía ambas avenidas, estaba el semáforo en rojo para nosotros, Ceballos siguió a esa velocidad y se tiro delante de un bus, estilo “guagua” en centro América, o lo buses americanos que llevan a los niños a las escuelas. Nos salvamos de la policía, de no matar a nadie y del bus que nos atropellara, todas las acciones eran culpa nuestra. Seguimos todos mudos, el brasilero “Picole”, seguía, “Eu te falei, voçes están malucos”¡¡. Acá tudo el mundo está armado!!… ¡¡Callate Picole!! LPMQTP… Prendimos la radio, para escuchar algo que nos tranquilizara, de pronto sentimos una sirena, todos miramos enseguida para atrás, nos siguen pensamos, no lo pudimos perder,¡¡ hicieron la nuestra!! Agudizamos nuestros oídos y nos dimos cuenta que era la radio, no podíamos creer, justo pasaron una música que tenía sirena, nos calmamos otra vez. -Llegamos al entrenamiento, ya estábamos sudados por lo vivido, Picole era un sauna, nos cambiamos y salimos, en broma y para relajarnos el brasilero nos dice, voy a subir al árbol a ver si nos siguen, apenas se impulsa, exhala un grito, ¿Qué pasó? Brasil… -Me desagarre, nos responde, -¡-Deja no sigas jodiendo boludo le dice Ceballos!… No en serio responde, de los nervios, quede con los músculos agarrotados, Era verdad, quedo afuera como un mes, rehabilitándose. El Dr. No lo podía creer que subiendo un árbol se haya desgarrado, tampoco sabía la verdad de lo que nos había pasado, las miradas del brasilero parecían los dos rifles de la policía, nos fulminaba, y seguía repitiendo ¿¿Eu te Falei ??  -¡¡Voçes están malucos…

Gol marcado por Revetria. Al fondo “Chaplin” Ceballos, el argentino, sigue la acción.

-Con todo esto, estoy seguro, los nervios que demostrábamos, nuestro técnico algo percibió, Juan Ricardo Faccio, muy rápido en comprender cualquier circunstancia ajena al deporte. -¿Muchachos? ¿Todo bien?, esa pregunta venia con doble intención, ¡¡-Si, si todo bien Juan!! – –   Ok, nos dice, llama al profesor Juan Carlos González, también uruguayo y nos dan un trabajo especial, junto con los dos volantes mexicanos Estrada y Figueroa, que corrían hasta durmiendo, nos mandan el test de Cooper, nos miramos con el “loco“y pensamos, este desconfió de algo.  Largamos, de pronto el “loco” empieza y nos saca una vuelta, me arrimo y  le digo ¿estás loco? Te vas a desgarrar igual que Picole, no Carlos, en la quinta vuelta me tiro, pero le demuestro que ando como bala…. Así ocurrió, yo seguí, creo que llegué a los 20 minutos, hasta completar los tres mil metros, eran 12’ pero se me hicieron interminables, a todos los que entrenamos, alguna vez también las habrán pasado, mientras los  todo terreno mexicanos , ya se habían bañado y vestido , yo seguía corriendo.

¡¡EU TE FALEI!!  VOÇES ESTAN MALUCOS.