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CUANDO MENOS, ES MAS …

Sí, lo del título: guapo empate, porque a pesar del error de Cáceres, que se enfrentó al juez del partido en una acción incorrecta, los celestes nunca bajaron su rendimiento ...




Brian Rodriguez en el grito de gol de Uruguay, alegría Celeste en el Estadio Centenario.


18 octubre, 2019
Columnistas

Jorge Crosa: Columnista

Sí, lo del título: guapo empate, porque a pesar del error de Cáceres, que se enfrentó al juez del partido en una acción incorrecta, los celestes nunca bajaron su rendimiento y lucharon para conseguir una paridad final, luego de trabajarla durante 65′ con esa desventaja. 

El arranque no pudo ser mejor, ya que Lozano, a los 40 segundos estrelló su tiro en el poste derecho de Gallesse, ya superado. 

Avisó Uruguay de pique, nomás. 

Pero, claro, vino la expulsión y el cambio de planes. 

Llegó el gol de Christofer Gonzáles de cabeza, bien la habilitación de Advíncula  y los locales 1 a 0. 

Era lógico que así sucediese. 

Sin embargo, “nuestro” Giovanni González sustituyó a Maxi Gómez, un cambio sorpresivo, pero con una finalidad, la de protección de un medio juego vulnerable, dejando la impresión que se podía igual, pero a costa de un gran sacrificio. 

Y eso pasó. 

A los 44′ Lozano, de nuevo obligó a un corner y se cerró el primer tiempo. 

El vestuario “habla”, digita, ordena, corrige y manda un cambio, el de Jonhatan Rodríguez por Raúl Bentancur. Después Nández por Brian Rodríguez. 

Y Uruguay, con uno menos, la luchó firme contra un Perú desorientado por la resistencia celeste, que no se entregó, que mostró ese espíritu que le reclamamos a todos los grupos y equipos uruguayos y por el que nos conocen, que no nos entregamos nunca. 

Y se dio nomás, mi amigo. 

Entró Darwin Núñéz faltando 11′ minutos. Viña el pase y el gol celeste que calló a 30.000 peruanos en el Nacional de Lima. 

¿Inesperado? No, porque Uruguay nunca se entregó y siguió un plan de juego muy difícil de sobrellevar pero compacto. Otra actuación correctísima de Federico Valverde, Matías Viña y el otro Matías, Vecino. 

Guerrero, a los 84′, exigió a Campaña, de magnífica labor y salvó en un momento bravo. 

La hacemos corta, señor. Un error de Cáceres, obligó a modificar conceptos, juego, planes y jugadores.

 

ESPIRITU MINIMALISTA … 

 

Acaso, sin quererlo, hubo cierto espíritu minimalista en el vestuario, por los cambios que se hicieron y la modificación sustantiva del grupo.  

 Vaya a ser por la mística, porque así se dio, porque, cambiaron ideas y porque se jugaron la ropa los muchachos, Uruguay no perdió a  pesar de un error impensado de Cáceres. 

Valiente empate celeste y sorpresa en Gareca que pensó en ganar un partido “regalado” a los 25′ del primer tiempo, cuando quedamos con diez. 

Que esas cosas no deben pasar, ya lo sabemos, pero pasan …

Que no hay que enfrentarse al juez, también se sabe, pero sucedió y fue correcta la expulsión, al equivocarse Cáceres en la acción.

Es el impulso, es la intención, es el impensado momento y la roja arriba. 

Allí se ponen en juego, para quienes quedan y para los que estudian el partido, qué se debe hacer. 

Esta vez salió bien, porque los valores celestes superaron la ausencia, como tantas veces, pero hay que prestar atención a éste tipo de acciones, porque es una pena que, siendo un grupo en formación, se tenga que modificar el trabajo, por un equívoco intempestivo. 

Ya fue. 

Uruguay le empató a Perú con fuerza, con ánimo, a pesar de perder la pelota, durante unos 23 minutos más o menos, del segundo tiempo, en donde la defensa trabajó firme para desarmar ataques locales, que, al final, se desorientaron por la firmeza de los celestes en cortar el avance con aciertos varios. 

No hay que pensar en que, con todo el equipo ganábamos. 

No se evalúa así un resultado. 

Pasó lo que vimos y fue también positivo que la celeste mostrara el temperamento y la acción necesaria para no perder con un hombre de menos durante 65 minutos. 

No es poca cosa y  menos de visitante y mucho menos ante un equipo de Gareca, con Guerrero e interesantes jugadores. 

Simplemente el “motor uruguayo” funcionó con una “bujía” menos. 

Eso se destaca y vale. 

De los errores siempre se aprende, pero a éste nivel, debería ser una etapa superada, naturalmente. 

Lo demás, como el tango, “es puro cuento” … 

Y llegamos a la frase del título, que se debe haber “construído” en el vestuario, en el ducentésimo partido del maestro Tabárez …

“Cuando menos es más …” 

Y hay una sola palabra, que lo define:

Estrategia.


Etiquetas: Jorge Crosa