Home   »   Columnistas

Del Cilindro a Río; la metamorfosis de un grande




Leandro junto al Capitán Pablo Morales.


24 marzo, 2014
Columnistas

Aguada cerró en Río de Janeiro 5 meses que quedarán en el mejor de los recuerdos de todos sus hinchas. Es que lo conseguido a nivel internacional con el vice campeonato de la Liga Sudamericana y el bronce en la Liga de las Américas son motivo de orgullo para ellos y de elogios para el resto.

Aguada, que en el 2008 conseguía el ascenso a la Liga Uruguaya, ahora está entre los mejores de las Américas, se hizo un equipo respetable y provocó que FIBA Américas lo tome como “aliado” en el afán de difundir el basquetbol en el continente.

Pero ese camino al éxito no fue sencillo y si bien tiene la coronación con la llegada de Flavio Perchman a la presidencia y García Morales como emblema; ya venía de un proceso anterior que tuvo una clara intención de “cambiarle la cara” al club.

Leandro junto al Capitán Pablo Morales.

Leandro junto al Capitán Pablo Morales.

Perchman, Leandro y el “clic”

Aguada cumplía 90 años y era una fecha especial para todos, tan especial como también fue el anuncio que Flavio Perchman iba a ser quien sucediera a Mario Viola en la presidencia del club. Muy pocos sabían del cambio que eso podía provocar y de hecho tan sólo 72 personas votaron en las elecciones que en 2012 lo llevaron a la presidencia.

Con una base de nacionales que venía de ser 2 veces semifinalista, se apostó al salto de calidad. Allí se dio la llegada de Leandro García Morales, algo que pocos soñaban pero terminó siendo una realidad. Ellos junto con Muro, Morales y González; llevaron al equipo a lo más alto. Aguada sufrió mucho para llegar y casi de casualidad se dio la llegada de Javier Espíndola y Jeremis Smith, otros dos pilares de este momento de la institución. Esa frase que muchos ya tomaron como propia y Leandro fue el primero en reconocer: “La llegada y salida de Pruitt fue clave para lograr todo esto”.  El título de Liga Uruguaya tras 37 años, que para muchos ya era tocar el cielo con las manos, era sólo el inicio de una etapa de cambios.

Es que Aguada tenía a “D11os” y de ahí en más todo podía suceder.

Apuesta en grande

Mientras muchos equipos uruguayos, quizá con mejores planteles, encaraban la competencia internacional muchas veces para cumplir, Aguada con su presidente Perchman a la cabeza y Leandro como abanderado siempre quiso más. Ese viaje a Maturín para jugar la primera fase de la Liga Sudamericana fue el punto de partida de algo grande, muy grande.

Cerca de 40 personas viajaron a Venezuela, y ya desde ahí Aguada se ganó el respeto y la admiración de Fiba Américas. Un juego para el mejor de los recuerdos ante Guacharos le daba la chance de acceder a la segunda ronda. Ya con Fiba como ”aliado” se la jugó por organizar el cuadrangular semifinal, y ahí todo cambió. Ganarle a Argentino de Junin y Peñarol de Mar del Plata fue muy bueno en lo deportivo, pero el enamoramiento de Fiba con Aguada se terminó de concretar a tal punto que le dieron el Final Four. La victoria ante Baurú muchos aún la recuerdan y el sueño de jugar una final continental era una realidad. De aquel ascenso ante Nacional en 2008 a ese presente tan sólo 5 años más tarde era demasiado. No se pudo ante un gran equipo, encabezado por Osimani esa noche y liderado fuera de la cancha por Sergio Hernández, con figuras como Giovannoni , Goreey Nezinho.

Pero Aguada quería más y Fiba Américas siguió extendiéndole su confianza. Se venía el torneo más importante de las Américas y ese equipo que tanto sorprendió no podía estar ausente. Es por eso que le dieron una sede para el primer cuadrangular, algo que pocos pensaban pero se terminó dando. En lo deportivo el nivel fue muy bueno del equipo, que derrotó a Lanús, Leones de Ponce y Uberlandia para acceder a semifinales sin problemas.

Aguada le ganó 86:81 a Capitanes de Puerto Rico.

Aguada le ganó 86:81 a Capitanes de Puerto Rico.

Otra vez apareció ese enamoramiento y la sede de Montevideo para la semifinal le abría la chance a Aguada de buscar lo impensado, llegar a un Final Four de la Liga de las Américas. Más allá de ser locales, los rivales de Aguada eran favoritos. Llegaba Pinheiros el último campeón, Regatas actual monarca de Argentina y Capitanes de Puerto Rico que si bien era el más “flojo” de los 3 triplica en presupuesto al rojiverde.

Un partido épico ante Regatas depositaba tras alargue, al igual que aquella noche en Maturín, a Aguada entre los 4 mejores, con un Leandro García Morales que ya era record en liga de las Américas y se transformaba en el máximo goleador de la historia del torneo.

Dos caras en Río

Río de Janeiro era la última escala por esa temporada en lo internacional. Aguada dejó una pobre imagen en su estreno ante Flamengo, los propios jugadores y cuerpo técnico lo asumieron y salieron con rebeldía a jugar por el bronce ante Halcones. Las bajas de Trelles dentro de la cancha y Espíndola (suspendidos) fortalecieron al grupo. Atrás había quedado el mal humor de una noche negra ante Flamengo, a la postre campeón, cuando el partido estaba parejo y una catarata de técnicos lo terminaron de sentenciar. Esos más de 30 puntos de desventaja tocaron el amor propio del equipo.

Aguada jugó ante Halcones el mejor primer tiempo de un equipo uruguayo en años en el concierto internacional. Convirtió 66 puntos, con porcentajes por demás sorprendentes, con 11 de 2º en triples, 12 de 16 en dobles y 9 de 10 en libres. Leandro García Morales y Pablo Morales estuvieron “insoportables”. El rojiverde llegó a sacar 25, pero los mexicanos se vinieron. Más allá de eso, en el cierre apareció Smith y toda la clase de Leandro para quedarse con un bronce, que es el broche de oro para 5 meses de ensueño.

Una hinchada de basquetbol

Sí, eso es Aguada, un equipo solo de basquetbol. Difícil hacerles entender a los brasileros que esas 350 personas que viajaron a Río son hinchas de un equipo cuyo único deporte es el básquet. Esa pasión, amor y hasta locura vibra por dos colores, el rojo y verde.

La gente que fue a Río le puso un marco de lujo a un estadio que reventaba gritando por Flamengo, pero claro como los propios norteños decía, ellos son una hinchada de fútbol y ahí volvían a preguntar, “¿Aguada no tiene futbol?”.

Aguada como equipo y sus hinchas quedaron bien arriba en lo internacional, tan arriba como la plata Sudamericana y el bronce de las Américas, esas medallas que hoy de ven de una forma y estoy seguro en 10 años van a ser motivo de orgullo para todo el pueblo rojiverde.

Aguada festeja a lo grande.

Aguada festeja a lo grande.