Home   »   Columnistas

El alcohol del tanque




Una de las formaciones de El Tanque en su histórica temporada 2012-2013


23 mayo, 2013
Columnistas

No lo fundó un equipo de once chiquilines de una escuela de barrio ni una asamblea de patriotas universitarios ni de gremialistas proletarios ni una empresa ni la barra populosa de un café o de una parroquia, ni un sindicato ni una masa de inmigrantes o de vecinos. Lo fundaron cuatro amigos, según figura en Wikipedia, Víctor Della Valle, Enrique Fessler, Rubén Rodríguez y Jorge Codesal, en 1955, en la más íntima fundación de un club de fútbol uruguayo que imaginar se pueda. Tan es así, que algunos afirman que la expresión “cuatro gatos locos” fue inventada especialmente para designar a sus fundadores en aquel momento, autoconvocados ante un solitario tanque de nafta, surtido por la distribución monopólica de la Administración Nacional de Combustibles Alcohol y Pórtland de Uruguay, en una transitada esquina de Montevideo: Cerro Largo y Yaguarón. Más que la de un club de fútbol, parece la fundación paródica de una orden de caballería. “El Club de los Caballeros del Tanque”.

Una de las formaciones de El Tanque en su histórica temporada 2012-2013

Una de las formaciones de El Tanque en su histórica temporada 2012-2013

Sostienen esos mismos fabuladores que por mucho tiempo, estos cuatro jinetes del génesis fueron los únicos referentes de una hinchada propia, que nunca dejó de ser pequeña y que recién pudo ser considerada tal cuando aquellos formaron numerosa familia.

Tampoco podía imaginarse una cancha de fútbol en el lugar donde lo fundaron. No cabía imaginar ni siquiera una de fútbol 5, pero el agrande de cancha fue su constante desde entonces. Anduvo por varias ligas de barrio, entró a la Extra B, ascendió, se fusionó con Sportivo Italiano, cuando falló esa fusión buscó otra, la encontró con un club de básquetbol de raigambre, el Sisley, hicieron su cancha en Santa Mónica, llegó el fusionado a Primera División, siempre agrandando cancha, y ya en la A, de entrada, anunció su destino de canchas continentales y mundiales, ganándoles en el Centenario a Nacional y a Peñarol, dirigido por un técnico experto en agrande y achique de cancha, Miguel Puppo. Claro, cuando el equipo agrandaba hacia atrás jugándola setenta y dos veces con el arquero, la pequeña hinchada de El Tanque Sisley no le chiflaba. Son los lujos que se dan los cuadros chicos.

Y El Tanque era el cuadro chico por excelencia.

A tal punto, que cuando Pablo Stoll y Juan Pablo Rebella tuvieron que elegir un cuadro chico del que hacer hincha al protagonista de la película Whisky, eligieron El Tanque, el que mejor podía expresar ese existencialismo de la ilusión y la paciencia. El tanque anduvo entonces lleno de Whisky, que resultó la película uruguaya más premiada internacionalmente. Hasta hoy, supieron más de El Tanque los cinéfilos puros del Mundo que los futboleros sudamericanos.

Hasta esta temporada. Porque El Tanque Sisley ahora agrandó la cancha hasta Florida, se fue a jugar de locatario al estadio Campeones Olímpicos de esa capital departamental e hizo un Apertura extraordinario. En el receso se le fueron el técnico Raúl Moller, el goleador Héctor Acuña y el punta Miguel Murillo (todos para mejorar), pero dirigido por Osvaldo Canobbio, el equipo mantuvo la gran campaña y en la antepenúltima fecha del campeonato, el club que nació en El Cordón y está instalado en el centro del país, clasificó a la Copa Sudamericana por primera vez.

El sábado de noche en el Campeones Olímpicos, el tanque carga champagne.


Etiquetas: El Tanque