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Fabián Canobbio, regalo de Navidad para el Clausura




Clima navideño en casa de Fabián Canobbio.


24 diciembre, 2012
Fútbol Uruguayo Primera

Clima navideño en casa de Fabián Canobbio.

Papá Noel desparramó calidad con la camiseta aurirroja número 8 de Progreso, por las canchas de Montevideo durante todo el Torneo Apertura y ahora, en Nochebuena, lo codician Danubio, Defensor y Nacional entre otros que han dejado trascender sus intenciones de contar con Fabián Canobbio para el Torneo Clausura.

Por el momento no hay acuerdo con ninguno y si no lo hay, el regalo será para Progreso. Fabián espera tranquilo, sin la ansiedad de otras épocas, en su casa de Ciudad de la Costa, junto a su hermano Carlos, zaguero de Progreso en el Apertura, quien también cambiaría de equipo junto a Fabián. Los Canobbio en rueda de mate, disfrutando de una tarde de verano en la ciudad balnearia.

Una historia de la que sólo vimos en vivo breves pasajes del comienzo y este deslumbrante momento actual del jugador que llegó a La Teja y a Progreso con siete años, después de un breve pasaje por Sagrada Familia, e hizo toda su carrera con Los Gauchos del Pantanoso hasta Primera División, cuando el equipo de La Teja estaba en la B.

Con la aurirroja de siempre

“Lo más característico de Progreso es su ambiente familiar. Tengo compañeros y amigos de hasta hoy en día, que íbamos a la escuela juntos y jugábamos juntos en Progreso. Eso te marca con el tiempo, también como persona”.

De Progreso a Peñarol, de la B a la A, todo muy rápido, del Paladino al Centenario.

“El pasaje a Peñarol fue un cambio grande, porque no había jugado hasta el momento ni siquiera en Primera A, pasar de la B al Estadio fue un cambio grandísimo, pero tuve la suerte de tener unos compañeros y cuerpos técnicos excelentes que me ayudaron muchísimo y me hicieron muy fácil la adaptación. Pude entrar en rodaje rápidamente”.

Duró poco en el mirasol. Enseguida empezó a hablarse de ofertas desde Europa y allá fue… a España, al Valencia:

“El pase a Europa surgió repentinamente. Se hablaba. Yo había tenido una reunión con Casal que me dijo que de repente podía existir la posibilidad de irme al exterior, pero no se había concretado y prácticamente de un día para el otro, como sucede normalmente en esto del fútbol, se dio. Me acuerdo que un viernes estaba concentrado para jugar con Plaza Colonia el primer partido del Clausura y me llamaron para decirme que el lunes tenía que viajar a Europa, que tenía que firmar con el Valencia, que estaba todo arreglado.

Llegar a España fue otro gran cambio a nivel deportivo y a nivel social. Fue mi primera experiencia fuera del país y el primer año se hizo un poco cuesta arriba porque era todo nuevo. En ese momento Europa no estaba como está ahora. El nivel de vida que tenían los futbolistas era impresionante, era de otra dimensión y al comienzo es lo que más te choca. Deportivamente tuve que cumplir un proceso de adaptación y poco a poco, fui logrando el rendimiento que había tenido tanto en Progreso como en Peñarol. Tuve la suerte de lograr dos campeonatos con el Valencia. Ese año -2003- ganamos la Liga y ganamos la Copa UEFA. Fue una experiencia impresionante. Valencia tiene un millón doscientos mil habitantes. Salimos en un ómnibus a recorrer la ciudad y estaban todos en la calle. Después fuimos a una plaza y nunca había vivido algo igual, ver tanta gente festejando esos dos campeonatos te marca, porque fue algo que nunca pensé que fuera a vivirlo y me resultaba inexplicable”.

Su carrera en España siguió sumando títulos. Después del Valencia, el Celta de Vigo.

“El Celta de Vigo fue en ese momento el equipo que más me quiso y estaba en Segunda División, había descendido, estaba todo muy mal, las estrellas del club se habían ido por el descenso. Llegué junto a otros futbolistas y logramos ascender en el primer año. Hicimos un torneo excelente. Terminé siendo,junto con Jandro, los goleadores  del equipo. Fue un año inolvidable, muy largo deportivamente, pero se dio todo muy hermoso. El cariño de la gente y de la directiva fue algo increíble”.

En esos años recibimos sus imágenes por televisión. Lo vimos consagrarse en España y alternar en la selección uruguaya en momentos difíciles. Después seguimos su trayectoria en el Valladolid y un día supimos que se iba a Grecia:

“Yo estaba adaptado a España, donde es muy cómodo vivir para el sudamericano. Estuve dos años en el Valladolid y hablándolo con mi mujer, decidimos ir a Grecia a probar suerte, a vivir una nueva experiencia, a ver qué tal nos iba y la verdad es que no nos salió del todo bien, porque terminé con un problema de pubis, operándome. Eso me hizo perder un montón de partidos y encima en Grecia -2010- se venía la crisis económica, muchos problemas para cobrar, con juicios de por medio. Ya en España había vivido el comienzo de la crisis -2008-, tuvimos problemas para cobrar en el Valladolid que al año siguiente entró en ley concursal y al final decidimos volver a Uruguay.

El retorno fue por desgaste. Cuando vine de Grecia, tenía la sensación de que me quedaría definitivamente aquí, de que si no era por una oferta que me entusiasmara mucho, mi lugar para vivir era éste”.

-¿Cómo encontraste al Uruguay cuando volviste?

-Bien, muy bien, mucho mejor que antes. El fútbol en algunas cosas ha mejorado. Como le decía hace un tiempo a otro periodista, ahora la prensa se preocupa mucho más por el jugador. Eso creo que está bueno.  Ahora un club debe uno o dos meses y ya está saliendo en la prensa que ese club no paga y la gente sabe la realidad. En años anteriores, he llegado a estar seis o siente meses sin cobrar y nunca vi un artículo en la prensa -a no ser a final de temporada- que dijera que nos debían. Hoy se está más pendiente de esa realidad y ayuda, aunque hay equipos que igualmente no tienen recursos, pero con el dinero de la televisación, los clubes que no tienen tantas deudas pueden pagar los sueldos y, futbolísticamente, creo que también ha mejorado. El fútbol local se ha emparejado, los equipos juegan mucho más al fútbol, las canchas están mejores. El fútbol uruguayo sigue teniendo sus problemas de economía, por falta de recursos, pero ha dado un salto de calidad y hoy por hoy, también gracias a lo que ha hecho la selección, al futbolista uruguayo se le abren mucho más las puertas en todos lados. Tenemos problemas como tiene todo el mundo, tenemos clubes que hace veinte años que están endeudados, pero hoy por hoy, comparado con cómo está Europa, esto es el paraíso”.

2012, este año en que cumplió los treinta y dos de edad, fue uno de los mejores para Fabián, en la plenitud de sus condiciones.

“Fue un año excelente, porque cuando me vine no sabía qué iba a ser de mi futuro, cuando decidí quedarme Pilipauskas y Rosario Martínez me llamaron para entrenar y retomar el fútbol. Pude jugar en Fénix, pero tuve algunos problemas físicos que me impidieron tener regularidad. Después llegué a Progreso, porque ahí estaban mi hermano y Leonardo Ramos y Marcelo Suárez, que me convencieron de que volviera al club que me vio crecer y que me ayudó un montón en mi carrera, sobretodo en lo humano.

Estuve esos seis meses en la B que los coronamos con el ascenso y estos seis meses que en puntos no hicimos una gran temporada, pero la gente ha visto un equipo que fue valiente, que siempre trató de proponer, que nunca se metió atrás, jugara contra quien jugara y nos quedamos con eso”.

En el fondo de su casa en Lagomar.

Ahora las expectativas son mantener el gran nivel alcanzado y seguir haciendo magia con una pelota. Ahora tendremos la posibilidad de verlo en nuestras canchas menos fugazmente, de recuperar a pleno la imagen de un alto exponente del fútbol uruguayo, al que disfrutaron en otras tierras durante siete años. Para todo el fútbol uruguayo es un regalo navideño.


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