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Garra, Luis y bastante más




Un emocionado y agradecido Luis Suárez le dedica su conquista a Walter Ferreira, artífice de su pronta recuperación.


20 junio, 2014
Columnistas

La celeste siempre tuvo grandes futbolistas.

Le nacieron y crecieron con el siglo XX, de la memoria de la inmigración italiana peninsular en un pequeño país modelo de integración cultural, social y racial.

Acaso la historia, cuando Luis Suárez se retire -tiene resto para otro Mundial al menos, con pertinente suerte-, diga que fue el más grande futbolista uruguayo de todos los tiempos.

¡Ojalá!, pero la celeste siempre tuvo grandes y la garra charrúa estuvo siempre.

Nunca vio nadie Selección Uruguaya alguna que no haya dejado en la cancha, antes de caer derrotada, todo lo que realmente tenía.

Un emocionado y agradecido Luis Suárez le dedica su conquista a Walter Ferreira, artífice de su pronta recuperación.

Emocionado y agradecido, Luis Suárez le dedica su conquista a Walter Ferreira, artífice de su pronta recuperación.

La cuestión es que esta selección uruguaya tiene, recupera, además, otras cosas que es conveniente llamar por sus nombres, aunque hayan sido controvertidos.

Por ejemplo sistema, por ejemplo proceso.

UN SABER TRANSMITIDO

El sistema de juego es más que las figuras tácticas variables, intercambiables y dinámicas.

Es también el bloque de jugadores con verdadera capacidad de leer la realidad de un partido y elegir en qué cancha puede y le conviene jugarlo en cada momento. Si en la de arriba, en la de abajo, propia, del rival, tres cuartos y tres cuartos, con qué detalles… Es un equipo generalmente corto sistematizado y el sistema es más, incluso, que el sistema de juego. Todo requiere tiempos (en plural).

Por los tiempos que requiere, entre otros motivos, necesita proceso y, porque es más que el sistema de juego, ese proceso debe abarcar también trabajo en todas las etapas de formación de los futbolistas, desde la niñez, y debe formar en valores, que no es un entelequia sino una praxis.

Por ejemplo, para contrarrestar provocaciones y otras desventajas que hemos sufrido en algunos torneos, a causa de nuestra relativa insignificancia mercantil, pero especialmente de nuestra ambiciosa rebeldía (el problema no es que somos chicos, es que complicamos), se necesitan determinantes valores.

Los necesitamos, fundamentalmente, para un logro mayor: que el fútbol funcione en la sociedad como un factor de avance.

Y son palabras controvertidas, que a muchos les disgustan, porque “proceso” la usó la dictadura, en el eufemismo “proceso cívico-militar”, para encubrir un golpe. La torturó para convertirla en su contrario, en “punch”, pero es hora de recuperar también palabras precisas y defender su precisión.

Al Profe De León le gustaba la palabra “sistema” porque era la palabra de Artigas. “Nuestro sistema” decía el prócer para referir al conjunto de la federación, la república, la justicia… Así de categórico como a lo general, también el Profe iba al grano de lo particular futbolístico para decir, por ejemplo: “la verdad es otra, la verdad es que en todo el mundo no hay más de diez talentos”.

UN GRUPO, UN EQUIPO

Lo escribió en el capítulo 4 de su libro “Mi revolucion”, capítulo referido a “La enseñanza del bloque -metodología, desenganches, regresos, relevos, cobertura corta, cobertura larga-“: “(…) Lo que ocurre es que se confunde a los talentos con los habilidosos. Son cosas distintas. Por lo tanto no hay razones prácticas para tanta especificación (etiquetando ‘volantes de marca’ y ‘volantes de creación’), porque no existen los tan definidos ni tampoco, en abundancia, los completos”.

Eso hace que cuando los equipos funcionan, como Costa Rica que ya en el repechaje para el Mundial pasado nos demostró que era muy fuerte y a durísimas penas pudimos pasar, las chances se equiparan y los detalles, incluso climáticos, resultan decisivos.

¿Hoy podemos decir que de esos no más de diez talentos que existen en el mundo tenemos, al momento, dos completos (Suárez y Cavani)? Pienso que probablemente, pero seguramente tenemos bastante más. Tenemos un grupo que ha logrado en un proceso de ocho años conformar un equipo y funcionar con un sistema.  Eso es más de lo que tuvimos en otras épocas.

¿De quién es el mérito mayor? Del sistema. Seamos precisos: de un sistema de libertad del jugador parido por la violencia, desarmada pero suficiente, de las huelgas del 48 y del 92 entre otros momentos de inflexión, en la lucha por la posibilidad de la victoria de la rebeldía, con resultados propios, como que el arbitraje del juez español en Inglaterra-Uruguay fue, objetivamente, imparcial.

Y algo que todos los futbolistas de todos los cuadros dicen y reiteran, “lo decisivo para el éxito del equipo es la formación del grupo humano”, pero a veces parece que pocos aficionados uruguayos al fútbol lo creen, aunque vivimos comprobando que, también fuera del fútbol, en todo lo colectivo los grupos humanos, con sus legados, son lo fundamental.

Hoy, 19 de junio siempre, le ganamos a un heredero de quien reglamentó el fútbol. El martes enfrentaremos a il figlio del figlio del que lo inventó. Será aún más difícil, pero tenemos la garra, a Luis y bastante más.FORMACION