Hamlet Tabárez, “El último gol”,
Hamlet Tabárez y su libro "el último gol", historias de fútbol para oír en los asados.
Hamlet Tabárez fue un gran jugador uruguayo, de Racing, de Defensor, de Colón de Santa Fé, del Galicia de Caracas entre otros, que hace cuarenta años trabaja como entrenador en Venezuela, es el alma de la colonia uruguaya allí y escribió un libro, “El último gol”, “que es como en un asado que te juntás y te dicen “¿te acordás de esto, te acordás de lo otro?”, son anécdotas, recuerdos del fútbol, de la infancia, de Malvín, de Racing, de Colón de Santa Fé… de todos los equipos en que jugué, es contar lo vivido y es también un homenaje al Profe De León, que siempre nos decía a aquellos jugadores que podíamos, porque tuvimos la posibilidad de estudiar, que teníamos que escribir para que se sintiera la voz de los futbolistas, por todos los compañeros”.
Hamlet Tabárez y su libro “el último gol”, historias de fútbol para oír en los asados.
“Son historias de vida, pero todas vinculadas con el fútbol. Traté de poner las cosas en las que yo estuve; no es que me las contaron. Son memorias futbolísticas, desde la década del sesenta hasta hoy, de las enseñanzas de los entrenadores que tuve, de los compañeros que tuve. Son historias de vida relacionadas con el fútbol”.
La presentación fue el lunes 21, en el Museo del Fútbol del Estadio Centenario, a cargo del maestro Oscar Washington Tabárez y el profesor Ricardo Piñeyrúa. “Fue muy emotiva”. Desbordó la sala del Museo del Fútbol. Adentro más de cien personas y otra cantidad afuera. “Todos mis amigos, desde los de la infancia de Malvín hasta los de Venezuela, tantos uruguayos que vivieron allá, mis compañeros del fútbol y el recuerdo de los que no están pero es bueno recordarlos”.
“El libro está siempre tratado desde la parte de los jugadores, con sentimiento y recordando cosas que si no, se perderían. Es bueno que queden escritas. Yo no pensé hacer un libro, pero estaba escribiendo cosas y las envié a Pedro Cribari, que las leyó y le gustaron para hacer un libro. Me llamó y me preguntó si tenía más cosas escritas. Sí, las tenía. Las tenía para mí, para mis amigos, para mi familia. Se las envíe también. Editó el libro. Lo presentamos y ahora, el martes 6 de octubre, a las 5 de la tarde, vamos a hacer otra presentación, ahora en La Feria del Libro, en el Salón Dorado de la Intendencia.
La verdad
“Ayer empecé la charla contándoles que en el año 70 le hicimos un homenaje al Pepe Sasía, le dimos una placa porque se iba a dirigir a Venezuela. Entonces él, cuando le tocó hablar, dijo: “Bueno, la verdad…” y después dice: “bueno… algunos cultos se burlan porque los jugadores cuando empezamos a hablar decimos: “la verdad…” (viste que los jugadores empiezan, “la verdad esto”, “la verdad lo otro”) y dice el Pepe: “¿pero saben por qué lo decimos? Porque simplemente lo que vamos a decir es la verdad”. Así que la verdad -dije yo ayer- es para mí una gran emoción estar acá, en el Museo del Fútbol, presentando “El último gol”…”
Anécdotas con el Pepe Sasía tiene un montón el libro, de Defensor y de Venezuela, a cuál mejor. Reproduzco una de un gol, que no la tenía: “Partido en la cancha de Rampla. Córner a favor de la viola, y el defensa de los picapiedras —no voy a poner quién era porque no importa— encima al Pepe. En el momento de levantar el centro, Sasía le dice: “¿Qué hora es?” y el inocente, tal vez respetando a un grande, saca la vista de la pelota y se mira la muñeca, gol de Defensor. Se preguntarán cómo lo sé, porque estaba dentro del área con ellos y porque el Pepe después lo comentó como arrepentido, pensaba que el defensa lo iba a mandar a la mierda, sin hacerle caso”.
Hamlet Tabárez y los grandes goleadores.
“¿Tiene plata?”
“He jugado con grandes goleadores que además del gol tenían otros atributos que los hacían fuera de serie (…) En Racing, goleador de los campeonatos de divisiones inferiores y del primero después: el Cascarilla Julio César Morales, con esa zurda (dando la ventaja de no darle con la derecha casi nunca), de chanfle o de volea, de punta o de rabona, colocada o con el fierro, se las arreglaba para meterla adentro, un fenómeno. (…) Al Cascarilla en un partido de cuarta división contra Central, en el Parque Palermo, los “guachos” rivales lo estaban cagando a patadas. En las inferiores nos conocíamos todos y ellos sabían que si lo dejaban, los clavaba. Cobran un penal a favor de nosotros y Julio, que pateaba todo (ni que fuéramos bobos), coloca la pelota, toma una carrera un poco más larga que lo habitual y, dos pasos antes de llegar a la pelota, da una vuelta como bailando un vals, y después se la coloca de zurda al palo derecho del arquero. Los jugadores de Central lo corrían pa’ pegarle, pero aunque Cascarilla era medio loco, esta vez tenía una razón, ésa fue su respuesta a la violencia.
Otra de Julio. Cuando voy al paisito, siempre nos juntamos con “los botijas” de Racing, el Canario Ariel Sandoval mediante, que los reúne, y yo que los llamo para verlos. Hace unos años estábamos en los postres, murgas y tinto, y como siempre le dimos manija a Lauro Correa, capitán de la cuarta, centrojás, serio y temperamental, para que hablara, paladín de la amistad, él siempre recordaba a los compañeros que habíamos tenido. —Joroba, ¿te acordás del Colorado Colman? —Seguro, número 9, pelirrojo, con un dominio bárbaro —respondí. Y seguía: —Y vos Julio, ¿te acordás del Colorado? —Julio lo miraba y decía: —¿Tiene plata? —No, bo, qué va a tener plata. —y Julio: —Entonces no me acuerdo. Así con varios jugadores, si no tenía plata “no me acuerdo”. A la tercera vez que le dijo eso, Lauro, caliente, lo quería pelear reclamándole que porque ahora era crack (estaba en Nacional) se olvidaba de los amigos. —¿Me lo estás diciendo en serio, Lauro? —Sí, sí —ya cuadrándose pa´ pelearlo. —¿Pero en serio, en serio? —Sí, loco, sí —y remataba Cascarilla: —¡Ah! Menos mal, porque no aguanto bromas de nadie — cagándose de risa”.
Hamlet Tabárez, el último gol en homenaje al Prof. De León.
“No sé quiénes van a jugar”
El libro se llama “El último gol”, en homenaje al profesor José Ricardo De León. La explicación está en el libro. E incluye cantidad de anécdotas del Profe: “de las que puedo contar porque yo estaba, puedo dar testimonio. Cuando una vez Franzini -Franzini, Jorge- relajó al Bolita (Líber Arispe), porque no vio un orsai y el Bolita le respondió de igual manera. Jorge le dijo que no se ponía más la camiseta de Defensor. El Profe estaba ahí.
El Profe todos los martes daba el equipo, el primer día de práctica de la semana ya nos decía quiénes iban a jugar, para dar la pauta de que el cuadro lo hacía él, porque había técnicos que hacían fútbol el sábado de mañana para hacer cambios de jugadores porque la reunión de directiva había sido el viernes de noche, pero ese martes el Profe nos dijo:
-Esta vez todavía no tengo el cuadro -los jugadores nos miramos un poco decepcionados pero era de esperar-. No sé quiénes van a jugar -pensamos “ta… este viejo se cagó”.
-Lo único que sé -dijo el Profe- es que juega Arispe.
-…Y capaz que hasta es Capitán.
Jugó Arispe y todo bien. No hubo ningún problema. No lo echaron al Bola ni al Profe.
Era un tipo que en la concentración cuando se iba a acostar nos decía, “hasta mañana”. Nunca nos dijo “acustensé”, pero a los quince minutos estábamos todos durmiendo”.
“Volver a hablar con ellos”
Como escribió Pepe Urruzmendi en el prólogo de “El último gol”:
“Una lectura disfrutable para el aficionado en general y muy particularmente para los futbolistas, que se verán reflejados en este imperdible mundo por donde nos pasea el autor…”.
Hamlet Tabárez nos advierte: “Para escribir estos recuerdos no hice ninguna investigación ni consulté bibliografía alguna, cuando pude en algunos casos traté de hablar con los protagonistas para recordar si el episodio había sido como yo lo recordaba y también para tener la alegría de volver a hablar con ellos”.
Es una alegría que han de compartir todos los lectores.
Hamlet Tabárez y el libro con sus recuerdos del fútbol.
