Home   »   Pelota al medio

Insólito Borges: al debutar en Peñarol, en los clásicos y con la celeste, siempre hizo goles




La Tribuna Olímpica repleta. Uruguay se despide de Montevideo ante un equipo alemán. Gana 5:1. En la fotografía la pelota está en las mallas, el golero y el jugador alemán miran. Atrás "Lucho" sale corriendo a festejar su primer gol con la celeste en el pecho el día del debut.


11 febrero, 2014
Pelota al medio

Culminado el año 1953, Carlos Borges vivía en el mayor ostracismo. Para los hinchas fanáticos de Peñarol que asistían a las prácticas y a los partidos de las inferiores, era un “puede” ser. Pero desde su debut en tres partidos en julio de 1950 en el primero de los aurinegros, no más retornó a él en forma oficial. Por ese motivo no fue Campeón Uruguayo en 1949, 1951 y 1953 -como erróneamente señala Wikipide-. Parecía que en 1954 se repetiría la historia. Sin embargo, Juan López cambió al “Lucho” de punta, lo llevó a la izquierda, se adueñó de la titularidad en Peñarol, jugó su primer clásico y anotó el primer gol. Fue con Uruguay al mundial de Suiza y, otra vez, en doble debut con la celeste -ante club y ante selección-, anotó el tanto inicial.

La Tribuna Olímpica repleta. Uruguay se despide de Montevideo ante un equipo alemán. Gana 5:1. En la fotografía la pelota está en las mallas, el golero y el jugador alemán miran. Atrás "Lucho" sale corriendo a festejar su primer gol con la celeste en el pecho el día del debut.

La Tribuna y la platea Olímpica repletas. Uruguay se despide de Montevideo ante un equipo alemán. Gana 5:1. En la fotografía la pelota está en las mallas, el golero y el jugador alemán miran. Atrás “Lucho” sale corriendo a festejar su primer gol con la celeste en el pecho el día del debut.

TERCERA NOTA. Escribe: Atilio Garrido

Mucho se ha opinado sobre Juan López, sus condiciones y su forma de encarar la tarea de director técnico, sin disponer de experiencia de jugador de fútbol profesional. Apenas un “botiquín” que se inició en su querido Central del barrio Palermo donde nació, vivió y murió. De buen carácter, inteligencia intuitiva y cristianos deseos de superación, escuchó con atención las instrucciones que Vila Gomensoro, primero, y el Prof. Alberto Suppicci después, brindaban a los jugadores de Central a los que Juancito masajeaba las piernas antes de los partidos. Así nació el director técnico. Apegado a generar ondas positivas en los grupos humanos que tuvo que armar y conducir, en la Copa del Mundo de 1950 se apoyó en los veteranos del plantel (Obdulio, Maspoli, Paz, Tejera y Gambetta) para compartir el poder en el equipo, así como también escuchó siempre a los dirigentes.

 EL “NUEVO” DEBUT DE BORGES EN PEÑAROL

Al iniciarse al año 1954 en el cual Uruguay defendería en Suiza su título de Campeón del Mundo conquistado en Maracaná, continuaba Juan López en la dirección técnica de Peñarol. Sorprendió con una decisión después del partido perdido ante Nacional el 3 de enero de ese año, que cambiaría la vida del olvidado “Lucho” de la 3a. división y la reserva. En el debut de Peñarol en la II Copa Montevideo, torneo internacional que se disputó en dos ocasiones en la década del cincuenta, colocó a Carlos Borges como puntero izquierdo. Era la primera vez que “Lucho” actuaría en esa posición defendiendo la camiseta de Peñarol. El 20 de enero ante Sportivo Luqueño, en el Estadio Centenario, Carlos Borges “redebutó” en Peñarol, ahora luciendo la camiseta número once. Peñarol ganó en forma contundente 6:1 ante los paraguayos. Y otra vez se cumplió la regla: Borges anotó el sexto gol a los 86 minutos…

A partir de ese momento la confirmación de Borges como wing izquierdo fue espectacular. Peñarol ganó en serie por el mismo torneo a Alianza de Lima 8:3; Rapid de Viena 5:2; Norkoping de Suecia 2:1, América de Río 4:0 y 3:0 a Fluminense de Brasil. Después de esa serie sensacional llegó la hora de un nuevo partido ante Nacional para definir el título en este torneo internacional. Era la primera vez que a nivel de primera división, “Lucho” estaría enfrentando los albos en el Estadio Centenario. Aquella noche del 3 de febrero de 1954 la victoria fue para Peñarol 2:0 ante Nacional. Debut y gol de Carlos Borges, el primero del partido (siempre el más importante), a los 61’ de juego. El tanteador lo completó Míguez en un encuentro que fue observado por 55.000 personas (51.830 entreadas vendidas y 97.416 pesos recaudados). Peñarol formó con Maspoli, Davoine y Vanoli (45’ Argenti); Juan Carlos González, Balseiro y Gonzalvo; Abaddie, Hohberg, Miguez, Schiaffino y Borges.

LA EXPLOSICIÓN DE BORGES LLEGA A LA SELECCION

La muy buena actuación de Borges en el clásico con victoria 2:0, que permitió la conquista de la II Copa Montevideo, pero principalmente el gol convertido nada menos que ante Nacional en su debut en este tipo de partidos, significó un gran acierto de Juan López. Por este motivo el entrenador insistió con “Lucho” confirmándolo como titular en su nueva posición de wing izquierdo. Juancito se atrevió al cambio posicional del jugador, basado en la capacidad que le advirtió para dominar y pegarle a la pelota con la misma efectividad tanto con la pierna derecha como con la izquierda.

Inclusive, en siguientes partidos, el técnico mantuvo a Borges como titular -pero en la punta derecha- ensayando una nueva fórmula que determinaba el pasaje de Abbadie a los suplentes. Ante Internacional de Porto Alegre, en Montevideo, el 8 de marzo, la delantera de Peñarol formó con Borges, Hohberg, el argentino Romay, Pippo y Donald Peláez. El primer tiempo terminó 2:0 a favor de Peñarol con otra gran actuación de “Lucho” ahora en su posición habitual de número 7. En el segundo tiempo salió Borges ingresando por él Abbadie y Míguez sustituyó a Romay. La delantera no anduvo y los brasileños empataron el partido.

Juan López se entusiasmó con su descubrimiento. Por eso no extraño que en abril de 1954, cuando pasó a dirigir nuevamente a Uruguay con miras a la participación en la Copa del Mundo que se disputaría en Suiza en junio/julio de ese año, allí estuviera Carlos Borges como integrante del plantel celeste que defendería el título de Campeón del Mundo logrado en Maracaná.

A diferencia de lo que ocurrió cuatro años antes, cuando la selección se fue silbada del Estadio Centenario luego de disputar sus partidos de despedida frente al Fluminense, que culminaron con modestos empates 1:1 y 3:3 (este último después de estar en pérdida 0:3 y con la ayuda del juez para igualar), el cotejo ante los alemanes del Roth Weiss –equipo de la primera división de Alemania-, generó una concurrencia multitudinaria. Las entradas se agotaron y las tribunas se mostraban repletas. Ese domingo 9 de mayo de 1954, por la tarde, Carlos Borges vistió la camiseta celeste por primera vez. Aunque para la FIFA (de acuerdo a decisión adoptada en la década del noventa) este partido no puede contabilizarse como “internacional” porque Uruguay enfrentó a un club y no a una selección.

De todos modos, Carlos Borges cumplió con algo que lo marcará para siempre en su carrera como un jugador diferente desde el día de su debut en primera división, aquel 1º. de julio de 1950. ¡Debutó y convirtió el primer gol de Uruguay! Lo mismo ocurrió ante Liverpoo,l en su estreno en el equipo principal de Peñarol; el mismo hecho se produjo cuando disputó su primer clásico ante Nacional en febrero de este año 1954 y así continuará sucediendo en el futuro, como veremos más adelante a medida que avancemos en la biografía de “Lucho”. Aquella tarde de su primer gol con la celeste en el pecho, Uruguay formó con Maceiras, Santamaría y William Martínez; Rodríguez Andrade, Carballo y Leopardi; Abbadie, Hohberg, Miguez, Julio Pérez y Borges. Después del primer gol del partido a los 16’ convertido por el “endiablado puntero izquierdo”, al decir de Carlos Solé, llegaron anotaciones  de Hohberg, Julio Pérez, Miguez y Ambrois, descontando Islacker para redondear la goleada por 5:1 de Uruguay.

Vale una aclaración sobre la presencia del argentino Juan Eduardo Hohberg, jugador por quién se hicieron gestiones para que pudiera defender a Uruguay en la Copa del Mundo de 1950. Pero, entonces, no reunía las condiciones necesarias para obtener la “carta de ciudadanía uruguaya”. Ahora sí, cumplía los requisitos y por tal motivo pudo vestir de celeste.

DEBUT OFICIAL CON LA CELESTE Y… ¡GOL DE BORGES!

El equipo de Uruguay con Juan López y el Prof. Romeo Vázquez antes del partido despedida en el EStadio Centenario ante un equipo alemán. Uruguay ganó 5:1 y allí está Borges de puntero izquierdo.

El equipo de Uruguay con Juan López y el Prof. Romeo Vázquez antes del partido despedida en el EStadio Centenario ante un equipo alemán. Uruguay ganó 5:1 y allí está Borges de puntero izquierdo.

Al llegar a tierras helvéticas la selección de Uruguay era la gran “vedette” por su condición de Campeón del Mundo, situación que se agigantaba por la hazaña del “Maracanazo”. El país anfitrión (Suiza) programó un amistoso con Uruguay para la inauguración del Estadio de la ciudad de Lausana, una de las sedes del torneo. Se disputó el 23 de mayo de 1954, el partido terminó igualado 3:3, con un arbitraje parcial de un juez de Holanda quién, nada menos que una década después, dejará un triste recuerdo en el fútbol uruguayo y especialmente para Nacional. Se trataba de Leo Horn, quién realizará un arbitraje escandaloso en Montevideo, en la primera final de la Copa Libertadores de América entre Nacional e Independiente. Le anuló dos legítimos goles a los albos, impidiendo una victoria que resultaba fundamental en su intención de conquistar por primera vez el trofeo. En esta ocasión, en Lausana, Horn expulsó a Míguez cuando Uruguay perdía 2:3. Los celestes con diez hombres se tiraron adelante y lograron empatar.

Este partido entre Uruguay y Suiza es reconocido por FIFA como “internacional” ya que se enfrentaban dos seleccionados. Por lo tanto, para el organismo, Carlos Borges concretaba su debut con la celeste. ¡Y repitió su historia! A los 37’ del primer tiempo recibió un centro de la derecha y “con impecable cabezazo” –señala “El Diario”-, puso en ganancia a Uruguay. ¡Otra vez anotó el primer gol, el más importante!

En el final de esta tercera entrega, un aspecto vinculado con esta decisión de FIFA relativa a la consideración de partidos internacionales. Como otras decisiones que ha adoptado FIFA, al convertirla en retroactiva, la misma es violatoria de la historia misma del fútbol y de uno de los principios sustanciales de toda ley. No existen leyes retroactivas en el derecho. En ese caso esa ilegal norma de FIFA, perjudica directamente al fútbol del Río de la Plata. Por eso mismo fue dictada por FIFA, siempre dispuesta a minimizar y borrar del mapa a este Uruguay pequeño que no le interesa. Es más, son conscientes que la historia del fútbol uruguayo, es  una piedra en el zapato de la FIFA, ávida de escribir la historia al revés para favorecer al hoy grande Brasil –en aquel tiempo inexistente- y la Argentina. Con la decisión retroactiva de considerar los partidos “internacionales” solamente cuando se enfrentaban selecciones, borran de un plumazo, infinidad de partidos realmente internacionales de Uruguay y Argentina que jugaban contra clubes en etapas de preparación para la más diversas actividades. Y eso ocurrió hasta hace muy poco tiempo. En la gira previa a Italia’90, el Uruguay dirigido por Tabárez, enfrentó a varios clubes de Italia, en partidos con asistencia de público pagante y jueces oficiales. Tampoco esos cotejos hoy valen como “internacionales” para los FIFEROS…

Todas las notas en nuestra Sección “Pelota al Medio”

 

 

 

 


Etiquetas: Carlos Borges