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La notable historia de Felipe Rodríguez, que volvió de EEUU a Juanicó gracias a tres amigos




El mejor jugador de la fecha llegó de Juanicó


2 septiembre, 2014
Fútbol Uruguayo Primera

El mejor jugador de la fecha llegó de Juanicó

El mejor jugador de la fecha llegó de Juanicó: Felipe Rodríguez

Felipe Rodríguez, volante muy creativo de El Tanque Sisley, fue el mejor jugador de la tercera fecha del Apertura. Tiene 24 años y es de Joanicó. Nació en Canelones y se crió en Juanicó, donde jugó en el baby fútbol del Club Atlético Juanicó hasta los doce años, cuando se fue a vivir a Estados Unidos con sus padres. Se adaptó y jugó al fútbol allá, pero, por no tener la residencia en EEUU, no pudo integrar las selecciones nacionales estadounidenses sub-17 ni sub-18, a las que fue citado. Entonces tres amigos de la niñez en Juanicó, lo convencieron en largas sesiones de chat de que volviera a Uruguay.

Una familia grande 

-Cuando tenía tres años me llevaron al Club Atlético Juanicó a practicar en baby fútbol. Me contaron que al principio lloraba pero enseguida me acostumbré y empecé a jugar lo más bien. La primera vez me llevó mi tía abuela, pero la persona que me enseñó a jugar al fútbol fue mi tío, hermano de mi madre, que es como un padre en esto del fútbol. La mía es una familia grande.

Vivo con mis tíos abuelos y con mi abuela. Después está mi madre, que vive en Estados Unidos, pero ahora está de vacaciones acá. Mi hermana; tengo dos sobrinos. Mi hermana a su vez, tiene dos hermanos y una hermana, tres tíos para mí, que son fenómenos, con sus respectivas parejas, tengo primos un montón y somos una familia muy unida. Nos llevamos rebién. Todos vivimos en Juanicó.

Mi infancia en Juanicó era salir del colegio para juntarme con los amigos del fútbol a jugar en la canchita del fondo de casa. Tenemos una canchita en el fondo de casa que está hasta el día de hoy y está preciosa. No existía la computadora ni nada de eso para nosotros. La vida en el campo era muy humilde. Todos los días nos poníamos la misma ropa para ensuciarla después del colegio.

Cuando me fui a Estados Unidos, a vivir con mi madre y con mi padre, me costó adaptarme.

Un fútbol muy físico

Viví en Standford, Connecticut, donde hice liceo y jugué al fútbol, primero en la secundaria de West Hill y también jugué en el club Sound Central y fui citado a la selección sub-17 y sub-18 de Estados Unidos, pero no pude quedar porque yo no tenía residencia. Fue un cambio muy fuerte, más allá del país, porque no estaba acostumbrado a vivir en una ciudad. Siempre había vivido en el campo, muy de perfil bajo y en el pueblo Joanicó todos nos conocemos. En cambio a mi liceo en Estados Unidos iban cinco mil personas. Me costó adaptarme, pero con el paso del tiempo me acostumbré y aprendí el idioma.

El fútbol de Estados Unidos va creciendo año a año. Están llevando muchos jugadores de renombre. Es un fútbol muy dinámico, muy físico, corren los noventa minutos sin ningún tipo de problema, pero no tienen la picardía que tenemos acá ni la garra. Allá es muy light.

Tenía ganas de volverme, porque extrañaba a mi familia, a Juanicó y a mis amigos. Las personas que me convencieron de volverme son mis tres mejores amigos, Santiago, Mauro y Pablo, amigos de la infancia. Nos pasábamos chateando por msn con la camarita. Me convencieron ellos de volverme.

Juanicó, Boston River, Cerro, El Tanque Sisley

En la cancha de sus sueños

En la cancha de sus sueños

Volví y jugué dos años en el club de mis amores, el Juanicó, en Primera. Me saqué las ganas de jugar en primera con la camiseta rojinegra, porque yo había cortado el ciclo. En Juanicó están todas las canchas juntas. Atrás de las de baby fútbol está la de Primera. Cuando salen del baby, los niños ya tienen asegurado un lugar en la sub-15. Los recuerdos más lindos que tengo son de ir a la cancha, ponerme la rojinegra y jugar con todos los amigos. Fue cundo fui más feliz. Y me saqué las ganar de jugar en Primera en mi club. También jugué dos años en la Selección de Canelones en Primera también y llegué al fútbol profesional en Boston River.

En Boston River conocí a los que más han influido en mi corta carrera, los jugadores que tuve de compañeros, Serafín García, Giovanni Zerfino, Omar Pérez… Me enseñaron muchísimo. En Cerro me quedó un cariño enorme por la gente de Cerrro. Me gustaría volver algún día, para demostrar lo que no puede demostrar entonces por culpa de una lesión y de una suspensión de tres fechas, que me dejó sin poder jugar ante los grandes. Hice muchos amigos en Cerro, como Richard Pellejero y otros compañeros.

-Y ahora en El Tanque tuvieron problemas para empezar este año…

-Fue una situación bastante fea, pero por suerte se pudo llegar a un acuerdo para que pasara todo rápido. La prensa lo hizo más grande de lo que era. Duró un día, porque el fin de semana terminamos jugando los que estábamos separados.

-¿En qué funciones te sentís más cómodo jugando?

-En estos tres años he jugado en casi todas las posiciones del medio para arriba. He jugado de doble cinco, de enganche, de volante por fuera, de punta por afuera. La posición donde me siento más cómodo es de enganche y de volante. Me gusta crear, me gusta generar juego y es hermoso hacer un gol, pero a veces me da más felicidad dar un pase que hacer un gol.

-¿Tu espejo como futbolista?

-La Brujita Verón definitivamente.

-¿Perspectivas?

-Seguir creciendo como futbolista, aprendiendo algo de todos los compañeros, hacer un buen año en lo grupal por todos y en lo personal para poder jugar en algún cuadro grande o en el exterior.

Pueblo Juanicó, famoso por los viñedos de su región, no sólo da buenos vinos. El Tanque Sisley, con el ojo clínico de Raúl Möller, supo encontrar allí a Felipe Rodríguez y éste está demostrando sus excelentes condiciones y su enorme potencial.

Felipe Rodríguez junto a las viñas de una de las mejores regiones vitivinícolas del país

Felipe Rodríguez y el camino; junto a las viñas de una de las mejores regiones vitivinícolas del país