¿Las glorias pasadas venden: pero no los protagonistas de ellas?
Pablo Bengoechea, el técnico de Peñarol.
No se equivoca el que no hace nada.
De 16 equipos uno solo sale campeón en Primera división de Uruguay.
De 2 equipos que se enfrentan uno solo gana, a no ser un empate.
En “jardinera” del futbol se saben estas reglas.
Sin embargo a los “Torquemada” les gustan los que pierden, y los elijen; para “tiro al DT”. Y se ensañan, si no responde, o si responde “otra cosa de lo que esperan”.
¿Qué les pasa?
El Contador José Pedro Damiani, decía que en Uruguay no había Circo propio porque nosotros somos “hinchas de los leones”.
Gustavo Díaz emprende la retirada de Los Céspedes. Su ciclo de entrenador tricolor llegó a su fin.
En un momento “mataron”, antes de nacer entre otros, al “Chavo” Díaz en su paso por Nacional, intentando postular a otros, hasta que lo lograron.
Qué bueno que estaría para que “camadas” de nuevos entrenadores, o gente joven vean cual fue el camino a la gloria alcanzada, lean en un diario, vean en un programa de TV, o en Internet como hicieron Juan Martin Mugica o Roberto Fleitas para traer gloria al país, tantas veces. Y no hay que ir tan lejos. Hasta Belvedere o hasta el Cerro.
Claro; ahora el teléfono y la comodidad de conocer la “cocina” de TODOS los equipos (no solo los grandes) sustituyeron la “presencia directa en cancha de práctica”. Una vez estando en Miramar –Misiones, el entrenador de nosotros era, “Pepe” Etchegoyen, y llegando al Parque Saroldi para jugar un partido se le acerca un periodista a preguntar sobre la integración y otras cosas; a lo que el “Pepe” en su pintoresca verborragia le replica…….”¡¡ mira, viejo (a todos les decía ese apelativo) que si vas a la cancha también aprendes!!
Juan Martín Mugica, DT de Nacional Campeón de América y del Mundo en 1981 levanta la Copa con el Presidente Dante Iocco.
Tantos otros que se fueron sin estar como tienen los argentinos o brasileros a sus verdaderos ídolos, permanentemente donde deben estar, en la palestra pública.
Jugadores y entrenadores que trajeron oro, copas, títulos a nuestro país y donde la gente salió a la calle a festejar, por ellos, están “atrás del biombo”. En el futbol y en la vida “hay lugar para todos”.
¿Las glorias venden, pero no los protagonistas de las glorias?
¿La gente joven sabe quiénes fueron Gerardo Sposito, Juanillo Aguiar, Juan Carlos Ranzone, Aníbal Gutiérrez Ponce, Don Raúl Bentancur?
¿Walter Brienza ha salido en algún medio alguna vez?
Ellos han sido los conductores de todos los títulos en selecciones juveniles que tiene Uruguay; que para decir………”desde 1981, no se logran títulos”, es muy reiterado pero para ponerlos en “la palestra” a sus conductores o a sus jugadores, no hay tinta, o cámaras disponibles, o un micrófono abierto. Como en todo hay excepciones. Pero lo general, está ausente.
Jugadores que integraron los planteles de esos entrenadores, algunos no están más con nosotros; pero hay más.
La A.U.D.E.F si les agradeció y los homenajeó en 1999 en sus 36 aniversarios, y durante todos estos años hemos ido homenajeado a todos los que hemos podido, y públicamente. También a jugadores.
Hay formas de homenajear sin entregar una medalla, quizás con una pequeña nota, una foto recordatorio. La historia y si es exitosa hay que recordarla para que otras generaciones se eduquen en la gloria.
Pablo Bengoechea, el técnico de Peñarol.
Pero no, ahora es tema Pablo Bengoechea.
Que no conforma a los hinchas.
Esa es la parte más importante del juzgamiento y está bien, si así lo entienden sus parciales. Pero hay un agregado; de que no conforma a los periodistas……………. (¿?).
¿Entonces al no salir en los diarios o TV (porque en radio cada tanto salen…….algunos pocos) campeones del mundo es porque tampoco conforman?
¿Somos desagradecidos? ¿O tenía razón el Contador Damiani?
Recordando la nota del 25 de febrero de 2014, en estas columnas, “El estilo Torquemada”, que en una parte decía:
“Tomás de Torquemada fue un fraile dominico castellano confesor de la Reina Isabel la Católica y el primer Inquisidor de Castilla y Aragón en el siglo en el siglo XV. Siendo su juzgamiento hacia otros de un fanatismo despiadado y teniendo un fin cruel quien no actuara o pensara como él. Con el paso de la historia el nombre Torquemada pasó a hacer algo destructor de lo que se ponga delante de su parecer. Juan Antonio Llorente; primer historiador del Santo Oficio, asegura que durante su mandato fueron quemadas más de diez mil personas y un número superior a otras cien mil sufrieron penas infamantes”.
