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LORENZO “EL CABEZA” CARRABS

Lorenzo Carrabs, el “Cabeza”, así de fácil y de sencillo era su apodo, así es él en la vida, tranquilo, de hacer bromas todo el día y estar siempre con sus amigos.




Lorenzo Carrabas en cancha preparando a los arqueros de Cerro Porteño.


18 octubre, 2019
Columnistas

Lorenzo Carrabs.

Lorenzo Carrabs, el “Cabeza”, así de fácil y de sencillo era su apodo, así es él en la vida, tranquilo, de hacer bromas todo el día y estar siempre con sus amigos. Jugamos nuestro primer torneo internacional en Chile, en 1974, el sudamericano juvenil que terminamos vice campeones. Desde esa fecha hemos conservado una gran amistad.

Ahora estamos otra vez, pero para recordar nuestros inicios. Cuando debuté a los 15 años fui a entrenar a Danubio, pero en ese momento el técnico era Segundo González, que me echó, me fui a Peñarol y había quedado de suplente de Julio González en la quinta, hasta que me vieron detrás del arco, otro técnico de Danubio el Ruso Pérez y me dijo que al otro día me quería en Danubio para entrenar otra vez. Así fue, comencé y a los 6 meses estaba debutando en primera división, en aquella época el equipo estaba en la divisional “B” y como yo estudiaba, los viernes faltaba, ya que tenía clases en el liceo. Me llaman ese día que tenía que ir a concentrar porque el golero titular se había lastimado entrenado en la práctica, se había cortado la rodilla. El Técnico en ese momento era el “Chiche” Zamora, da la charla el día del partido pero no dice el nombre del golero que iría a jugar, habíamos 3  goleros en ese momento, Sasia un argentino, otro golero que no recuerdo el nombre y yo. Esa tarde jugábamos ante Progreso en su cancha, en aquella época era complicado jugar de visitante en esa cancha, todo el mundo preguntando quién va a jugar en el arco, yo llegué, entré al vestuario y me puse la ropa de juego, cuando llegó Zamora al vestuario me vió vestido, y sin decirme nada me coloco en la oncena titular. Después comentaba si este chico con 15 años hizo eso es porque tiene la suficiente personalidad para jugar y ahí arranqué. Salimos campeones de la “B” y subimos a la divisional “A”. Ese año nos toca jugar contra Nacional que fue campeón de América, le ganamos un sábado en el estadio Centenario, Manga, Ancheta, Masnik, Montero, Ubiña, Artime, en fin todo el equipo que sería campeón más adelante. Terminó el encuentro 2 a 1 a favor de Danubio, en el diario Crónica de Argentina sale publicado, “un equipo de Montevideo le ganó a Nacional con un golero que toma “biberón” porque yo tenía 15 años, el miércoles siguiente Nacional le ganó a Estudiantes de la Plata y sale campeón de América.

Lorenzo Carrabs en Danubio, su primer equipo de Primera División.

EL FANTASMA DEL HOTEL

Concentrábamos en un hotel en playa Pascual, con Danubio, por la noche y en invierno era lúgubre, con el viento, la oscuridad daba miedo, así que junto a Pedro Taborda quisimos gastarle una broma a los dueños del hotel que eran mayores de edad. En esa época rondaban los 70 años y eran los que manejaban todo, ellos frecuentemente estaban en el living hablando distraídos, así que con Pedro nos pusimos unas sábanas por encima y bajamos para asustarlos. Recuerdo que casi los infartamos del susto, el hombre salió corriendo y tomó una escopeta y vino a tirarnos, nos pegamos nosotros terrible susto y nos escondimos, tiramos las sábanas y le gritabamos ¡¡Somos nosotros, somos nosotros!!

Fijate que de una broma, podía haber pasado una tragedia, casi nos limpia. Con el tiempo le decíamos ¿te acordas del fantasma? Si ¿y ustedes se acuerdan de la escopeta?

OSVALDO ZUBELDÍA

En el año 1978 me transfieren para el Junior de Barranquilla en Colombia, yo no sabía donde quedaba, antes no era como ahora que apretas una tecla y sabes todo. Llego al aeropuerto de Carrasco y me encuentro con Fénix, que viajaba casualmente a dicho país. Hicimos todas las escalas y yo metido en el grupo con mi señora, siguiéndolos, sino terminaba en el Congo. Llegando a Bogotá un periodista me hace una nota y Julio Comesaña, que estaba en Barranquilla, la sintió y me esperó en el aeropuerto porque pensaba que llegaba al otro día, sino tampoco me esperaba nadie, imaginate solo con mi señora en otro país.

Lorenzo junto a Julio Comesaña en el entrenamiento de Junior.

Ahí jugué los primeros 3 años en el Junior de Barranquilla, hicimos una muy buena campaña, después me voy a Nacional de Medellín y de técnico estaba el profesor Osvaldo Zubeldía, él me decía Lorenzo usted no escuche radio, no lea los periódicos, no le de bola a los periodistas. Un dia lo veo, ya que estábamos todos en el mismo hotel, le golpeo la puerta para ir con nosotros al entrenamiento, abre y veo que tenía como 4 radios, cada una con un programa deportivo diferente, escuchandolas al mismo tiempo. Él te aconsejaba que no escucharas nada pero estaba atento a lo que decían todos los comentaristas del equipo y lógicamente de él. Un fenómeno Don Zubeldía. “Haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago” Salimos campeones en el año 1981 y el profesor murió al otro año en Medellín. Una verdadera lástima ya que nos dejó una enseñanza impresionante. El presidente del equipo se llamaba Hernán Botero, moreno de tez, fue el primero que extraditaron a Estados Unidos por lavado de dinero, no por narcotráfico, en ese momento podía haber arreglado si entregaba un dinero, pero como era tan duro que no quería pagarle nada a nadie, entonces al no aflojar se lo llevaron y estuvo como 20 años en USA en prisión.Con el tiempo vuelvo a pasear a Medellín y me lo encuentro.

“PATO” TE MATO

El que también jugó conmigo fue el “Tano” Gutiérrez, lo compra Nacional de Medellín y estuvo como 2 meses en venir porque le dio apendicitis. El “Pato” Aguilera jugaba en el Independiente de Medellín (DIM), era un clásico, cuando jugaban en contra el “Tano” le gritaba al “Pato”, no te acerques al área porque te mato, y el “Pato” le respondía ¡¡Bo “Tano” ya no soy más tu amigo!!

En Nacional de Medellín junto a Sergio “Bocha” Santin.

En otro momento jugábamos el clásico y llega Pablo Escobar con su gente, uno de los guardaespaldas traía una valija, la tiró arriba de la camilla de masajes y nos decía abran eso, la valija estaba llena de dólares, si ganan, esto es para ustedes. Salíamos como locos a ganar el clásico, imaginate que nos llevábamos un adicional muy grande si ganabamos. Cada tanto aparecía Pablo Escobar y René Higuita, que era suplente mío en ese momento, lo invitaba a la estancia Nápoles a jugar partidos con él, también a nosotros y nos regalaba algunos dólares por la invitacion que lógicamente cumpliamos a raja tabla y siempre ganaba él. La estancia Nápoles era hermosa con un zoológico espectacular, y todavía siguen los animales, le dejó un clavo al gobierno, ya que los rinocerontes siguen procreándose y hay que mantenerlos.

ANDRES ESCOBAR

Andrés Escobar era el zaguero de la selección colombiana que jugó el mundial de Estados Unidos en 1994, se hizo un gol en contra y quedaron eliminados del mundial, ese fatídico momento del juego le costó la vida. Estaba toda la familia en USA y le dijeron a Andrés que se quedara con ellos a ver el mundial y él no aceptó diciendo que iba a dar la cara ante su país. Esa noche en Colombia sale a cenar con Juan Galeano, otro compañero y amigo mío, en el restaurante se encuentran con un mafioso con todos sus guardaespaldas, que le recrimina que perdió mucho dinero en las apuestas por culpa del gol en contra, Andrés, enseguida se levantó y le dijo que no quería tener problemas y se retiraba a su casa, sabiendo quien era la persona que le hablaba, pero otro guardaespaldas estaba en el coche, su chofer sintió que estaban peleando con su “Patrón”, se acercó al coche y lo baleó de muerte. Era muy querido Andrés, fue muy doloroso para todos la muerte de un muchacho que lo vi crecer, ya que era juvenil cuando yo jugaba en el Nacional de Medellín, se comió un garrón por no quedarse en el mundial junto a su familia, lo que son las vueltas del destino. Al sicario lo agarraron, creo que aún sigue preso o habrá salido recientemente. Yo sigo en contacto con el hermano, Santiago Escobar, hasta la fecha nos escribimos recordando a su hermano, son momentos que te marcan en la vida.

Lorenzo en Junior de Barranquilla.

EL SUPERMERCADO

Después de esa tragedia retorno al Junior de Barranquilla nuevamente, traigo del Nacional de Medellín a René Higuita porque me piden los dirigentes que lo lleve a Montevideo, porque sino no lo ubicaban hasta marzo. Era de irse y desaparecer en las vacaciones. Así fue y lo lleve a Punta del Este en pleno verano, lo tenía bien cuidado, pero lógicamente quería salir con alguna chica estando en plena temporada y con las mujeres mas lindas en nuestro balneario es difícil no tentarse. Se nos ocurrió llevarlo a “Nana”, nosotros le decíamos a mi señora que íbamos al supermercado, al poco tiempo nos decía Higuita, Lorenzo ¿vamos al supermercado?, estuvimos unos 20 días en Punta y lo tuvimos que llevar unas 15 veces al “Supermercado”.

SICARIO

Estábamos jugando los cuadrangulares del torneo colombiano y yo jugando por el Junior de Barranquilla, mira lo que me pasó, nos tocaba jugar el último partido de la primera vuelta contra Millonarios en Barranquilla, me llama la secretaria del club, Lorenzo acá hay un señor Valde Blanca que quiere hablar con vos. Comencé a recordar quién era y ese señor era el asesino más grande de Barranquilla, ¿y esto?, me asusté, me dice la secretaria quiere hablar con vos. Enseguida me pregunté ¿qué hice? ¿me habré mandado alguna macana?. Se había escuchado anteriormente que ese tipo había pasado con el auto por una parada de ómnibus, piso agua y salpicó a un joven que estaba parado esperando el bus, el muchacho lo insultó al verse mojado con agua sucia, ¿qué hizo este señor?, esperó que subiera al bus, lo siguió y cuando se bajó del mismo lo mató. Me pregunté mil veces que hice, pero estaba jugado, le dije que ya iba, no tenía otra opción. Voy, lo saludo y me dice, tengo que hablar con usted, me corría un sudor por el cuerpo que no podía parar, bueno, le digo, vamos a mi casa que queda acá la vuelta. Vamos en mi camioneta, me dice, tenía 2 Toyotas grandotas con 4 tipos con metralletas enormes, no, no, le digo, yo voy en mi auto. Paramos los coches en la entrada del edificio y nos sentamos en un banquito del que cuidaba la puerta, ¿bueno y en qué lo puedo ayudar? le digo. Me mandó decir el Patrón, que si usted no juega el último partido (faltaban 4 partidos más para jugar contra Millonarios), le regala usd 20.000. Le respondo que yo para esa no estoy, pero aún faltan 4 partidos después vemos como estamos en la tabla, todo para sacarmelo de encima sin ser violento en decirle un no rotundo, me acordaba de la famosa frase “Plata o plomo”.

El ante último partido jugábamos contra Nacional de Medellín en Barranquilla, me manda decir el gerente que si yo no juego el último partido había un premio para mi, nosotros estábamos eliminados, yo le respondí que iba a jugar, porque me daba cuenta que me estaban presionando por otro lado, no tan directamente con el sicario del Patrón. En el mismo edificio vivíamos los extranjeros, eran 4, dicen que llegó un Mercedes color negro y ellos estaban charlando en la puerta, les preguntó mostrando un arma que le subía desde la cintura al pecho de grande que era, si jugaban, al unísono le respondieron que no y preguntó por mi, le dijeron que había salido. Fui a comer una pizza, con todo ese revuelo yo había mandado a mi señora a Bogotá a la casa de unos amigos, mis compañeros estaban asustados, todos esgrimieron una lesión ya que el ambiente estaba muy caldeado.

Custodiando el arco de Nacional de Medellín.

Vamos al partido y nos ponemos en ventaja, 1 a 0 ante Millonarios, en Bogotá, Nacional ante Santa Fe iban empatando, con este resultado salía campeón Nacional de Medellín, de un tiro de esquina hacemos el segundo gol de cabeza, el delantero nuestro cabeceo a 3 metros del golero y le cobraron falta del atacante, bueno pensé yo, esto esta mas arreglado que un ramo de flores, faltando unos segundos le digo al árbitro que termine el partido, así salia campeón Nacional, mi antiguo equipo.Ni miras de terminarlo, hasta que nos empataron no lo terminó, con estos resultados se consagró Millonarios campeón. Por un lado fue mejor porque con todas las connotaciones de lo vivido uno nunca sabe cómo hubiera terminado si hubiera sido otro el resultado.

Cuando volvemos de vacaciones nos enteramos que a 3 jugadores nuestros los habían arreglado, y los boludos fueron y cambiaron los cheques en los negocios de los dueños del equipo Junior, una joyería y un supermercado, enseguida los echaron, quedaron repegados ante todo el mundo del fútbol.

El que mandó arreglar todo esto era el Mexicano, al que los sicarios le decían Patrón cuando venían con sus dólares a comprarnos. Le decían así porque cuando jugaba su club iba a la tribuna de enfrente, no a los palcos, vestido de Mexicano, con el tiempo lo empezó a seguir la ley, lo querían agarrar y no podían por ningún lado, ¿cómo llegan a él?, al hijo le dio apendicitis y cuando lo operaron le colocaron un chip, así que esperaron que se juntaran y los mataron a ambos.

ROBERTO CABAÑAS

Íbamos perdiendo 2 a 0 contra el Américas de Cali, yo jugando por el Nacional de Medellín, el América tenía jugadores impresionantes, Wellington Ortiz, Gareca, Cabañas, Battaglia, Gonzalez Aquino, sinceramente un gran equipo, fueron a la postre los que jugaron la final contra Peñarol, con aquel agónico gol de Diego Aguirre. El “Zurdo” López era nuestro técnico,  Cabañas sacaba todo su repertorio de técnica futbolística, dominaba la pelota y la colocaba en la nuca y corría sin que se la sacaran, imaginate como estaba yo le gritaba paraguayo hijo de puta te voy a matar. El “Zurdo” hace un cambio, coloca a Calero y empatamos 2 a 2, seguimos atacando y pasamos 3 a 2, yo le seguía gritando al paraguayo Roberto Cabañas, ponetela otra vez en la nuca dale. Pasa por al lado mio y me pisa el pie, ya en la hora nos empatan y el salió del arco que yo custodiaba formando una cruz con los brazos, de atrás le pego una patada que le deje tirado contra las redes. Termina el partido y me acerco a Cabañas y le digo: ¡Bo paraguayo!- estoy en este hotel anda a buscarme que te voy a matar. Me pegó una trompada cortita y salió corriendo, parecíamos la vez que “Colacho” Ramírez corrió a Rivelinho en Maracaná, nos metimos adentro del túnel pero apenas llegamos a pegarnos nos separaron enseguida. En la segunda rueda jugamos en Medellín, Roberto Cabañas no fue y me la agarre con el otro paraguayo Battaglia, esa vez me echaron junto a él. Íbamos ganando 2 a 0, entró por mi otro compañero porque no había más cambios, Santiago Escobar, terminamos 2 a 2, yo me había ido a la tribuna y desde ahí tiraba balones para la cancha para ensuciar el partido, hasta que vino la policía y me llevo preso, menos mal que había un directivo del club que me sacó de la prisión.

Cuando yo retorno al Junior de Barranquilla nos toca jugar contra el América y venía Cabañas, yo le comento a mi zaguero que le daba el premio si le daba una patada a Cabañas, en el juego mi compañero le comenta que tenía que ganarse el premio si le pegaba y lo rompía todo:

Cabañas le decía ¡¡No le hagas caso, tu compañero es un loco!!

Vivíamos entre la gloria y el peligro, te codeas con gente realmente peligrosa, uno no se da cuenta, sigue su camino, marca su objetivo y como Lorenzo y tantos más los esquiva como puede. Pero esto es lo que yo quiero que los lectores sepan, que no sólo se juega en un rectángulo de 110 por 65, llegas a veces a la cancha ya habiendo jugado antes varios partidos muy difíciles de ganar. Empatando ya quedabas conforme. Así fue esa época, por suerte ya es pasado.

 

Escribe: Hebert Revetria

E mail: revetria@tenfield.com