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¡Bienvenido Manga!




Haílton Correa de Arruda, hoy a los 78 años de edad de visita en nuestro país. El inolvidable Manga.


15 octubre, 2015
Fútbol Uruguayo

Haílton Correa de Arruda, hoy a los 78 años de edad de visita en nuestro país. El inolvidable Manga.

Airton Correa de Arruda, hoy a los 78 años de edad de visita en nuestro país. El inolvidable Manga.

Escribe: Atilio Garrido

Mantiene la misma figura alta, delgada y huesuda de los tiempos en que volaba, como pocos en la historia, de palo a palo del arco, defendiendo los colores de Nacional. Conserva las mismas manos deformes, con sus dedos quebrados y torcidos, que comenzó a cincelar en su Pernambuco natal, cuando con 17 años se paró debajo de la portería del primer equipo de Sport de Recife. “¡Nunca use luvas!”, exclama cuando muestra sus manoplas con forma de cordillera, revelando que la modernidad de utilizar guantes nunca resultó de su agrado.

Criado en el siempre carenciado nordeste brasileño, el fútbol fue el pasaporte a la fama, al dinero, al éxito. “Manga viene para salir Campeón”, le afirmaba a los presidentes que lo iban a buscar, en tiempos donde los empresarios sólo hacían la parte de la Celestina. El famoso Joao Saldanha lo fue a buscar a Recife y lo colocó en la portería del Botafogo cuando era casi un muchacho grande. ¡Y Manga fue campeón carioca! Claro, junto a Garrincha, Didí, Zagallo, Nilton Santos, Paulo Valentim y tanto otros grandes jugadores que potenciaron el arranque de Brasil hacia el primer plano del fútbol mundial, desde fines de la década del cincuenta.

El dueño del arco de Brasil era Gilmar. Porque Gilmar era el portero del Santos de Pelé, Carlos Alberto y Zito. Recién en la Copa del Mundo de 1966 tuvo su oportunidad, en un partido tan difícil como imposible de ganar. Brasil recauchutó a Pelé luego de los alevosas patadas de los búlgaros, permitidas por un juez alemán. Ante Portugal de Eusebio el Brasil de Pelé malherido se jugaba la vida, con… un árbitro inglés en la cancha. ¿Qué raro, no? Los portugués volvieron a golpear duro a Pelé. En esa ocasión en la herida abierta. Los tres goles de Portugal –dos Eusebio y uno de Augusto- fueron de cabeza. “Yo fui culpable”, dice hoy Manga con el pudor que siempre exhibió. No se escuda en una excusa que lo exime de toda responsabilidad. Brasil, vencido 3:1 por Hungría en el segundo partido en Liverpool, cambió… ¡todo el equipo para enfrentar a Portugal! Sólo dos hombres quedaron de la derrota anterior: Jairzinho y Lima.

Al retornar, un episodio triste con el mismo Joao Saldanha que lo llevó a Botafogo, originó su salida del club después de una década casi sin faltar a ningún partido. “Manga quería yogar siempre; Manga no se lesionaba…” confiesa hoy con orgullo que reconocen con asombro sus compañeros de Nacional.

“Un día le quedó la mitad del meñique colgado. Fue el resultado de una tirado a los pies. Lo querían sacar de la cancha y Manga dijo que no. Agarró una cintaplast de aquellas blancas, se ató el meñique al dedo de al lado y siguió jugando”, cuando a las risas Juan Martín Mujica, mientras con sólo pensar en el dolor, uno se asusta.

Manga con deseos de volver a residir en nuestro país y trabajar en Nacional.

Invitado por Tenfield, visita nuestro país.

Llegó a Nacional para seguir siendo campeón. De todo. Uruguay en cuatro ocasiones, de la Copa Libertadores, de la Copa del Mundo, de la Interamericana, de la Copa Montevideo… Y en 1974 entró en la historia mundial convirtiendo un gol de arco a arco. Ese gol lo vieron doscientas cincuenta mil personas… Porque todos dicen que estaban aquella tarde de miércoles, fría, lluviosa y gris, en el Estadio Centenario cuando Manga registró su proeza. Se vendieron 1.231 entradas… Tiempos sin televisión ni en vivo, ni en directo, sólo quedó el recuerdo de la pelota entrando acompañada por Washington Calcaterra, mientras a los gritos desde la cabina de prensa, Heber Pinto gritaba para que el doloreño no tocara la pelota, para dejar que Manguinha se cubriera de la gloria merecida antes de partir.

Siguió siendo campeón. En Internacional y Gremio de Porto Alegre, en Coritiba y los dos últimos años en Barcelona de Ecuador, donde la idolatría de los hinchas es sólo comparable a la que despertó en Nacional de Montevideo.

Dejó el fútbol a los 42 años. Nació el 26 de abril de 1937. Se quedó a vivir en Salinas, una playa cercana a Guayaquil. Trabaja en la escuela de arqueros de la Federación de Fútbol donde, entre otros, ayudó a progresar a Cevallos, quién estuvo muchos años en el arco de la selección.

Volvió a Montevideo. Invitado por Tenfield a través de una iniciativa de Hebert Revetria, quién empezó a jugar en el primer equipo de Nacional junto a Manga y los que fueron quedando de 1971 y la gloria eterna. “Artimito” –como le decía a Revetria- hizo estreno con la camiseta de Nacional el 2 de diciembre de 1973, cuando el “Pulpa” lo mandó a la cancha en un clásico, que se perdía uno a cero. Entró y de cabeza la mandó a guardar.

Entre tanto, Manga se quedará hasta el domingo entre nosotros, recordando aquellos años que no solamente porque pasaron son más hermosos, sino porque significaron para Nacional un lampo de gloria inolvidable. ¡Bienvenido Manguinha!

Invitado por Tenfield, retornó a nuestro país.

Manga desea retornar a residir en Montevideo para trabajar en Nacional.


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