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No te venimo’ a alentar




En la sui generis platea de Rentistas, niños haciendo dibujitos.


6 marzo, 2014
Columnistas

Es un dato internacional. Hace un a?o lo constataba a partir del ?mbito de Copa Libertadores (?La angustia del locatario?). Ahora, una reciente fecha de la Liga de Campeones de Europa finaliz? con victoria de todos los visitantes. ?Es tendencia?

En el actual torneo Clausura, ya transcurridas cinco fechas, han ganado m?s los visitantes que los locales.

Son cifras fr?as, pero tambi?n conceptos: clubes que tienen varias veces ?mejor plantel? y mayores presupuestos, resultan contrapesados por la presi?n de varias veces m?s hinchada, por la imposibilidad de sostener durante al menos una temporada, un cuerpo t?cnico, un grupo, un funcionamiento ?aunque se vayan, para mejorar en su carrera, algunos jugadores?. Parece que cuando todos los futbolistas y entrenadores dicen que ?lo m?s importante es el grupo, el equipo, el trabajo que todos sabemos lleva tiempo?, nadie les cree. Y sin embargo, aunque no les crean, dicen la verdad.

El placer de brindar un espect?culo para los espectadores locales se ha trasladado a los estadios visitantes, pero para los jugadores locatarios, que tienen que enfrentar la presi?n del propio estadio, el juego se ha transformado en angustia, en agon?a perniciosa. Los t?cnicos visitantes apuestan a los nervios del local y tienen por aliada la actitud de la hinchada de ?ste.

En la sui generis platea de Rentistas, ni?os haciendo dibujitos.

En la sui generis platea de Rentistas, ni?os haciendo dibujitos.

Un danubiano me dec?a la semana pasada que a su club le hubiese convenido hacer jugar a Pe?arol en el Centenario, donde la presi?n de la hinchada aurinegra es mayor. Puede estar equivocado, pero ese pensamiento no?se daba en otras ?pocas, cuando el est?mulo del placer era m?s fuerte que el sufrimiento de la presi?n. Si hoy record?semos los c?nticos de antes, nos burlar?amos de aquella forma de alentar, por ejemplo, gritando el nombre del club y palmeando tres veces, como nos seguimos burlando, desde hace d?cadas, del ?s?, se puede?, de chilenos, ecuatorianos, colombianos? que ya han logrado superarnos en las tablas de varias eliminatorias.

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No es un problema original del f?tbol. La ansiedad, el estr?s, la catarsis en que se expresan, son la ecuaci?n de la vida moderna, pero cuando la hinchada canta ?morir o ganar? no va a alentar. Va a exigir, a reclamar, a reprochar ?un poco m?s de huevo? (como si fuese lo que en el f?tbol uruguayo faltase), a veces incluso a amenazar. No ser? eso lo que haga perder o ganar un partido, pero el famoso “los de afuera son de palo” ya en el 50 Obdulio lo dijo contra los dirigentes propios y ante una hinchada contraria; hoy quiz?s tendr?a que decirlo tambi?n contra la hinchada propia.

El a?o pasado, en una reuni?n de amigos, entre ellos varios futbolistas, un t?cnico varias veces campe?n, me cont? un proyecto que hab?a estado a punto de concretar y se lament?: ?una l?stima que no se dio, porque adem?s era perfectamente posible: era en un club sin hinchada?.

Existen hinchas diferentes,? pero los llamados ?ultras? tomaron la plaza. Los hinchas que, de pronto, verdaderamente quisieran alentar, son desplazados.

Cabr?a analizar caso por caso, club por club, pero excede el prop?sito de esta columna.

S?lo un par de apuntes:

Me sorprendieron en el Saroldi, tres o cuatro tipos, ubicados en distintos sectores de la platea, que aplaud?an cada buena jugada de ataque de su cuadro que no culminaba en gol y tambi?n aplaud?an cada muestra de buen funcionamiento del bloque achicando cancha en defensa, para enseguida gritar, aprobando, ??f?tbol, River, f?tbol!?. Y se los o?a. En el Franzini reiteran por altoparlantes un comunicado que incrimina la ideolog?a pol?tica racista y sexista (que traspasa todos los lemas, partidos y clases, por cierto). Acaso esa reiteraci?n est? resultando positiva tambi?n en algo menos de presi?n y m?s aliento local all?.