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Alcides Edgardo Ghiggia y el gol del Maracanazo: “Omar, dejála ahí que ahí está bien”




Alcides Edgardo Ghiggia en la presentación coloquial realizada anoche en la 36a. Feria del Libro de "Maracaná-La Historia Secreta"


19 julio, 2013
Habla la historia

“Conté tantas veces el gol que ya me olvide… Fue una jugada que hacíamos con mi compañero de ala y amigo, Julio Pérez. Yo se la tocaba, el me dejaba picar y me la tiraba larga, atrás del lateral izquierdo. Cuando arranqué me di cuenta que dejaba atrás a Bigode y el zaguero izquierdo no llegaba al cierre. Apareció Míguez por el medio, gritándome, “Alcides, pasámela, dale…”. Ahí vi como Barbosa me dejaba el hueco en el arco y saqué el tiro que entró justo contra el palo. Cuando el arquero se tiró la pelota ya estaba adentro. El primero que me abrazó fue Morán, que cortó mi carrera, después vinieron todos, Míguez, Julio, Obdulio. Y Omar no paraba de decirme, “no me oíste, te la estaba pidiendo, ¿por qué no me la pasaste?”, y yo le contesté, “Omar, dejála ahí que ahí está bien”. Lo nominaron el gol del siglo, pero recién hoy me doy cuenta de ello. En esa época no lo tomaba en cuenta porque era muy joven. Nunca pensé que iba a tener tanta trascendencia y se iba a recordar por tantos años. Hoy escucho el relato de Solé y me emocionó mucho más que antes”, Alcides Edgardo Ghiggia, 86 años, relatando el gol del Maracanazo, del Siglo XX, que enmudeció a todo Brasil, en la presentación del libro “Maracaná” de Atilio Garrido, que contó con el campeonísimo como invitado y figura principal del lanzamiento realizado este viernes en AGADU.

Atilio Garrido junto a Alcides Edgardo Gigghia, autor del gol del Maracanazo.

Atilio Garrido junto a Alcides Edgardo Ghiggia, autor del gol del Maracanazo.

SUPERÓ A PELÉ Y MARADONA

Atilio Garrido recordó que el popular “Ñato” debutó el 6 de mayo de 1950, con la camiseta de la selección uruguaya frente a Brasil por la Copa Río Branco. Y se convirtió en el único jugador en la historia del fútbol mundial, en conquistar en tan corto lapso desde el día de su debut – pasaron apenas 72-, el título mayor, campeón de Copa del Mundo. Superando incluso a Pelé y a Maradona. “Me tocó debutar en San Pablo por la Copa Río Branco. Ingresé en el segundo tiempo por Britos y ganamos 4:3. Viajamos a Río y me incluyeron como titular en los dos partidos que perdimos”, recuerda Ghiggia. “¿Esos dos partidos se los robaron los jueces?”, le preguntó Garrido, “No…”, contestó desatando de inmediato las risas de todos los presentes.

El autor del libro volvió a consultarlo sobre el idéntico gol que le anotó al arquero español Ramallets en el mismo mundial. “Es cierto, fue idéntico. Cuando me daban la oportunidad pateaba, tenía por costumbre dar el pase atrás, el denominado de la muerte, pero cuando veía que el golero daba un paso al costado, chau… le pegaba al arco. Le pegué bien las dos veces. Además esas pelotas contra los palos son muy difíciles para los arqueros”, recordó emocionado, surgiendo de inmediato una salva de aplausos.

Finalizando con el recordatorio Atilio Garrido, le preguntó que había significado para su carrera haber jugado al lado del crack argentino Adolfo Pedernera, en 1947, en el primer equipo de Atlanta, ante 40.000 personas en la cancha de Ferrocarril Oeste. Atlanta lo llevó a prueba, con 21 años, cuando militaba en Sud América, “Pedernera fue de los mejores jugadores argentinos de todos los tiempos. Un fenómeno. Me acuerdo cuando mi viejo me llevaba al estadio a ver aquel cuadrazo de River Plate argentino. Era algo grandioso ver en vivo y en directo a esos cracks que formaban una delantera que era una máquina. Aún hoy recuerdo su formación, Juan Carlos Muñoz, José Manuel Moreno, Adolfo Pedernera, Angel Labruna y Félix Loustau”, concluyó el autor del gol del Maracanazo.

“HICIMOS LA CASITA”

La Sra. Gladys Castro de Pérez, viuda de Julio Pérez, fue invitada de honor y compartió la mesa central de la presentación del libro “Maracaná”. Julio Pérez, para muchos, incluso para el propio capitán uruguayo Obdulio Varela, fue el mejor jugador de la cancha en aquel partido ante Brasil.

La señora del popular “Pataloca”, emotivamente recordó aquellos tiempos de gloria celeste, “ya éramos novios cuando Julio viajó a Brasil con la selección, muchos jugadores de aquel equipo estaban ennoviados por esos tiempos. Lo recuerdo como si fuera hoy, apenas regresó de Brasil, me preguntó, “¿nos casamos?”, “¡sí!” le contesté de inmediato, antes que me lo robaran. Éramos vecinos, pero por las dudas… Julio acordó con Víctor Rodríguez Andrade, casarnos las dos parejas, el mismo día y en la misma iglesia. Y así fue, nos casamos en la iglesia que queda en Mercedes y Julio Herrera”, fueron las primeras palabras de la señora de Pérez.

Acto seguido, el autor del libro, mostró a los presentes, una fotografía de las dos parejas contrayendo matrimonio en la iglesia, y de inmediato la señora continuó con su relato, “a los primeros campeones que contraían enlace, la mueblería de lujo que se encontraba en la avenida General Flores, les obsequiaba el juego de dormitorio completo. También recibían una donación de parte de Andrés Deus que les regalaba un vale por cinco mil ladrillos de prensa. Julio, a su vez le compró el vale a Aníbal Paz y con esos diez mil ladrillos hicimos la casita en la que compartimos nuestras vidas y aún hoy habito”, concluyó rememorando emocionada la Sra. Gladys Castro de Pérez.

La Sra. Gladys Castro de Pérez, viuda de Julio Pérez junto a Atilio Garrido que muestra la fotografía de su casamiento en conjunto con el de otro campeón, Víctor Rodríguez Andrade.

La Sra. Gladys Castro de Pérez, viuda de Julio Pérez, junto a Atilio Garrido que muestra la fotografía del casamiento de Gladys y Julio,  casamiento en conjunto con el de otro campeón, Víctor Rodríguez Andrade.