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Peñarol de punto corre por todo




Matías Aguirregaray en el gol clásico, el cuarto del lateral a Nacional.


16 mayo, 2016
Fútbol Uruguayo Primera

Los aurinegros perdieron la punta del Torneo Clausura y revivieron. El gol agónico de Marcel Novick resurgió a Peñarol, segundo a uno de Plaza -rival en la penúltima- dependiendo de sus resultados. El equipo de Da Silva del clásico donde sólo se conformó con el punto a los nueve por jugar y si los gana para gritar Campeón Uruguayo. Matías Aguirregaray en su cuarto gol a Nacional, dos en el presente Campeonato Uruguayo.

Matías Aguirregaray en el gol clásico, el cuarto del lateral a Nacional.

Matías Aguirregaray en el gol clásico, el cuarto del lateral a Nacional.

La frase de Da Silva se adaptó a la perfección del sentimiento de Peñarol en el clásico. “Empatamos con el corazón”. En la agonía, cuando no ofrecía señales, revivió en el gol de Marcel Novick, de espalda, entre los dos zagueros para ganar un punto en el 2:2, con diez en cancha  y seguir en carrera por todo. Perdía más que tres puntos y terminó, a pesar de la racha adversa de los nueve partidos sin ganarle a Nacional, celebrando la  dimensión en el Torneo Clausura, a pesar que resignó el liderazgo con Plaza, rival de la penúltima fecha. La lectura es concluyente: si vence a Wanderers, Plaza y Juventud es el Campeón Uruguayo. El Campeón del Apertura, cuestionado, con Bengoechea, al Torneo donde tampoco convence pero suma…

Los 22 goles a favor en el Torneo Clausura, ahora en el segundo puesto a uno del elenco coloniense, contrastan con el juego. En doce fechas, la realidad es que  no conformó. El técnico modifica una y otra vez. Para la próxima, ante Wanderers, también excederá a la  puntual por la suspensión de Guillermo Rodríguez.

“Algo tiene Peñarol” subrayó Da Silva antes del partido. Ganó el Torneo Apertura con discusión y cambió el técnico. En el presente Clausura, también pasó por la controversia del juego. Las modificaciones frecuentes en los once marcaron la característica. Por ejemplo, Palacios y Albarracin de titulares a relegados de los dieciocho. Hernán Novick, de recambio relevante a jugar desde el inicio sin influencia y a la precisión de la pelota quieta en la ejecución del centro en el primer gol.

 

La estirpe de Matías Aguirregaray para superar la jugada del penal y conquistar el cuarto gol clásico (1:1 parcial), la decisión de Maxi Olivera en el lateral izquierdo en el momento más difícil y la imagen de Marcel Novick, el “Vikingo”, en el centro de Aguiar, para transformar el ánimo de Peñarol, dejaron atrás la cornisa que atravesó el carbonero en el segundo tiempo.

Peñarol resurgió en el gol de Marcel Novick y se abraza a la lectura del Clausura: si gana los tres restantes será Campeón Uruguayo.

 


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